Día 07
Cómo Leer la Biblia: Estilos Literarios en la Biblia
Cómo la lectura con sabiduría de la Biblia requiere que aprendamos sobre los antiguos estilos literarios utilizados por los autores bíblicos. Estos escritores expresaron sus ideas y afirmaciones a través de una variedad de diferentes tipos de literatura, y este video explorará por qué es importante distinguir esos estilos para que podamos escuchar su mensaje, en sus términos.
Génesis 22
El sacrificio de Isaac
Gén 22:1
Dios prueba a Abraham
Pasado cierto tiempo, Dios puso a prueba a Abraham y le dijo: —¡Abraham! —Aquí estoy —respondió.
Gén 22:2 Y Dios le ordenó: —Toma a tu hijo, el único que tienes y al que tanto amas, y ve a la región de Moria. Una vez allí, ofrécelo como holocausto en el monte que yo te indicaré.
Gén 22:3 Abraham se levantó de madrugada y ensilló su asno. También cortó leña para el holocausto y, junto con dos de sus criados y su hijo Isaac, se encaminó hacia el lugar que Dios le había indicado.
Gén 22:4 Al tercer día, Abraham alzó los ojos y a lo lejos vio el lugar.
Gén 22:5 Entonces le dijo a sus criados: —Quédense aquí con el asno. El muchacho y yo seguiremos adelante para adorar a Dios, y luego regresaremos junto a ustedes.
Gén 22:6 Abraham tomó la leña del holocausto y la puso sobre Isaac, su hijo; él, por su parte, cargó con el fuego y el cuchillo. Y los dos siguieron caminando juntos.
Gén 22:7 Isaac le dijo a Abraham: —¡Padre! —Dime, hijo mío. —Aquí tenemos el fuego y la leña —continuó Isaac—; pero, ¿dónde está el cordero para el holocausto?
Gén 22:8 —El cordero, hijo mío, lo proveerá Dios —le respondió Abraham. Y siguieron caminando juntos.
Gén 22:9 Cuando llegaron al lugar señalado por Dios, Abraham construyó un altar y preparó la leña. Después ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña.
Gén 22:10 Entonces tomó el cuchillo para sacrificar a su hijo,
Gén 22:11 pero en ese momento el ángel del SEÑOR le gritó desde el cielo: —¡Abraham! ¡Abraham! —Aquí estoy —respondió.
Gén 22:12 —No pongas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas ningún daño —le dijo el ángel—. Ahora sé que temes a Dios, porque ni siquiera te has negado a darme a tu único hijo.
Gén 22:13 Abraham alzó la vista y, en un matorral, vio un carnero enredado por los cuernos. Fue entonces, tomó el carnero y lo ofreció como holocausto, en lugar de su hijo.
Gén 22:14 A ese sitio Abraham le puso por nombre: «El SEÑOR provee.» Por eso hasta el día de hoy se dice: «En un monte provee el SEÑOR.»
Gén 22:15 El ángel del SEÑOR llamó a Abraham por segunda vez desde el cielo,
Gén 22:16 y le dijo: —Como has hecho esto, y no me has negado a tu único hijo, juro por mí mismo —afirma el SEÑOR—
Gén 22:17 que te bendeciré en gran manera, y que multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena del mar. Además, tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos.
Gén 22:18 Puesto que me has obedecido, todas las naciones del mundo serán bendecidas por medio de tu descendencia.
Gén 22:19 Abraham regresó al lugar donde estaban sus criados, y juntos partieron hacia Berseba, donde Abraham se quedó a vivir.
Gén 22:20
Los hijos de Najor
Pasado cierto tiempo, Abraham recibió la noticia de que también Milca le había dado hijos a su hermano Najor.
Gén 22:21 Su hijo primogénito fue Uz; luego nacieron sus hermanos Buz y Quemuel. Este último fue el padre de Aram.
Gén 22:22 Después siguieron Quésed, Jazó, Pildás, Yidlaf y Betuel,
Gén 22:23 que fue el padre de Rebeca. Éstos fueron los ocho hijos que Milca le dio a Najor, hermano de Abraham.
Gén 22:24 Najor también tuvo hijos con Reumá, su concubina. Ellos fueron Tébaj, Gaján, Tajás y Macá.
Génesis 23
Muerte y entierro de Sara
Gén 23:1
Muerte de Sara
Sara vivió ciento veintisiete años,
Gén 23:2 y murió en Quiriat Arbá, es decir, en la ciudad de Hebrón, en la tierra de Canaán. Abraham hizo duelo y lloró por ella.
Gén 23:3 Luego se retiró de donde estaba la difunta y fue a proponer a los hititas lo siguiente:
Gén 23:4 —Entre ustedes yo soy un extranjero; no obstante, quiero pedirles que me vendan un sepulcro para enterrar a mi esposa.
Gén 23:5 Los hititas le respondieron:
Gén 23:6 —Escúchenos, señor; usted es un príncipe poderoso entre nosotros. Sepulte a su esposa en el mejor de nuestros sepulcros. Ninguno de nosotros le negará su tumba para que pueda sepultar a su esposa.
Gén 23:7 Abraham se levantó, hizo una reverencia ante los hititas del lugar,
Gén 23:8 y les dijo: —Si les parece bien que yo entierre aquí a mi difunta, les ruego que intercedan ante Efrón hijo de Zojar
Gén 23:9 para que me venda la cueva de Macpela, que está en los linderos de su campo. Díganle que me la venda en su justo precio, y así tendré entre ustedes un sepulcro para mi familia.
Gén 23:10 Efrón el hitita, que estaba sentado allí entre su gente, le respondió a Abraham en presencia de todos ellos y de los que pasaban por la puerta de su ciudad:
Gén 23:11 —No, señor mío, escúcheme bien: yo le regalo el campo, y también la cueva que está en él. Los hijos de mi pueblo son testigos de que yo se los regalo. Entierre usted a su esposa.
Gén 23:12 Una vez más, Abraham hizo una reverencia ante la gente de ese lugar,
Gén 23:13 y en presencia de los que allí estaban le dijo a Efrón: —Escúcheme, por favor. Yo insisto en pagarle el precio justo del campo. Acéptelo usted, y así yo podré enterrar allí a mi esposa.
Gén 23:14 Efrón le contestó a Abraham:
Gén 23:15 —Señor mío, escúcheme. El campo vale cuatrocientas monedas[a] de plata. ¿Qué es eso entre nosotros? Vaya tranquilo y entierre a su esposa.
Gén 23:16 Abraham se puso de acuerdo con Efrón, y en presencia de los hititas le pagó lo convenido: cuatrocientas monedas de plata, moneda corriente entre los comerciantes.
Gén 23:17 Así fue como el campo de Efrón, que estaba en Macpela, cerca de Mamré, pasó a ser propiedad de Abraham, junto con la cueva y todos los árboles que estaban dentro de los límites del campo.
Gén 23:18 La transacción se hizo en presencia de los hititas y de los que pasaban por la puerta de su ciudad.
Gén 23:19 Luego Abraham sepultó a su esposa Sara en la cueva del campo de Macpela que está cerca de Mamré, es decir, en Hebrón, en la tierra de Canaán.
Gén 23:20 De esta manera, el campo y la cueva que estaba en él dejó de ser de los hititas y pasó a ser propiedad de Abraham para sepultura.
Génesis 24
Isaac y Rebeca
Gén 24:1
Isaac y Rebeca
Abraham estaba ya entrado en años, y el SEÑOR lo había bendecido en todo.
Gén 24:2 Un día, Abraham le dijo al criado más antiguo de su casa, que era quien le administraba todos sus bienes: —Pon tu mano debajo de mi muslo,
Gén 24:3 y júrame por el SEÑOR, el Dios del cielo y de la tierra, que no tomarás de esta tierra de Canaán, donde yo habito, una mujer para mi hijo
Gén 24:4 Isaac, sino que irás a mi tierra, donde vive mi familia, y de allí le escogerás una esposa.
Gén 24:5 —¿Qué pasa si la mujer no está dispuesta a venir conmigo a esta tierra? —respondió el criado—. ¿Debo entonces llevar a su hijo hasta la tierra de donde usted vino?
Gén 24:6 —¡De ninguna manera debes llevar a mi hijo hasta allá! —le replicó Abraham—.
Gén 24:7 El SEÑOR, el Dios del cielo, que me sacó de la casa de mi padre y de la tierra de mis familiares, y que bajo juramento me prometió dar esta tierra a mis descendientes, enviará su ángel delante de ti para que puedas traer de allá una mujer para mi hijo.
Gén 24:8 Si la mujer no está dispuesta a venir contigo, quedarás libre de este juramento; pero ¡en ningún caso llevarás a mi hijo hasta allá!
Gén 24:9 El criado puso la mano debajo del muslo de Abraham, su amo, y le juró que cumpliría con su encargo.
Gén 24:10 Luego tomó diez camellos de su amo, y toda clase de regalos, y partió hacia la ciudad de Najor en Aram Najarayin.[a]
Gén 24:11 Allí hizo que los camellos se arrodillaran junto al pozo de agua que estaba en las afueras de la ciudad. Caía la tarde, que es cuando las mujeres salen a buscar agua.
Gén 24:12 Entonces comenzó a orar: «SEÑOR, Dios de mi amo Abraham, te ruego que hoy me vaya bien, y que demuestres el amor que le tienes a mi amo.
Gén 24:13 Aquí me tienes, a la espera junto a la fuente, mientras las jóvenes de esta ciudad vienen a sacar agua.
Gén 24:14 Permite que la joven a quien le diga: “Por favor, baje usted su cántaro para que tome yo un poco de agua”, y que me conteste: “Tome usted, y además les daré agua a sus camellos”, sea la que tú has elegido para tu siervo Isaac. Así estaré seguro de que tú has demostrado el amor que le tienes a mi amo.»
Gén 24:15 Aún no había terminado de orar cuando vio que se acercaba Rebeca, con su cántaro al hombro. Rebeca era hija de Betuel, que a su vez era hijo de Milca y Najor, el hermano de Abraham.
Gén 24:16 La joven era muy hermosa, y además virgen, pues no había tenido relaciones sexuales con ningún hombre. Bajó hacia la fuente y llenó su cántaro. Ya se preparaba para subir
Gén 24:17 cuando el criado corrió a su encuentro y le dijo: —¿Podría usted darme un poco de agua de su cántaro?
Gén 24:18 —Sírvase, mi señor —le respondió. Y en seguida bajó el cántaro y, sosteniéndolo entre sus manos, le dio de beber.
Gén 24:19 Cuando ya el criado había bebido, ella le dijo: —Voy también a sacar agua para que sus camellos beban todo lo que quieran.
Gén 24:20 De inmediato vació su cántaro en el bebedero, y volvió corriendo al pozo para buscar más agua, repitiendo la acción hasta que hubo suficiente agua para todos los camellos.
Gén 24:21 Mientras tanto, el criado de Abraham la observaba en silencio, para ver si el SEÑOR había coronado su viaje con el éxito.
Gén 24:22 Cuando los camellos terminaron de beber, el criado tomó un anillo de oro que pesaba seis gramos, y se lo puso a la joven en la nariz;[b] también le colocó en los brazos dos pulseras de oro que pesaban más de cien gramos,[c] y le preguntó:
Gén 24:23 —¿Podría usted decirme de quién es hija, y si habrá lugar en la casa de su padre para hospedarnos?
Gén 24:24 —Soy hija de Betuel, el hijo de Milca y Najor —respondió ella,
Gén 24:25 a lo que agregó—: No sólo tenemos lugar para ustedes, sino que también tenemos paja y forraje en abundancia para los camellos.
Gén 24:26 Entonces el criado de Abraham se arrodilló y adoró al SEÑOR
Gén 24:27 con estas palabras: «Bendito sea el SEÑOR, el Dios de mi amo Abraham, que no ha dejado de manifestarle su amor y fidelidad, y que a mí me ha guiado a la casa de sus parientes.»
Gén 24:28 La joven corrió hasta la casa de su madre, y allí contó lo que le había sucedido.
Gén 24:29 Tenía Rebeca un hermano llamado Labán, que salió corriendo al encuentro del criado, quien seguía junto a la fuente.
Gén 24:30 Labán se había fijado en el anillo y las pulseras en los brazos de su hermana, y también la había escuchado contar lo que el criado le había dicho. Por eso salió en busca del criado, y lo encontró junto a la fuente, con sus camellos.
Gén 24:31 —¡Ven, bendito del SEÑOR! —le dijo—. ¿Por qué te quedas afuera? ¡Ya he preparado la casa y un lugar para los camellos!
Gén 24:32 El criado entró en la casa. En seguida Labán desaparejó los camellos, les dio paja y forraje, y llevó agua para que el criado y sus acompañantes se lavaran los pies.
Gén 24:33 Cuando le sirvieron de comer, el criado dijo: —No comeré hasta haberles dicho lo que tengo que decir. —Habla con toda confianza —respondió Labán.
Gén 24:34 —Yo soy criado de Abraham —comenzó él—.
Gén 24:35 El SEÑOR ha bendecido mucho a mi amo y lo ha prosperado. Le ha dado ovejas y ganado, oro y plata, siervos y siervas, camellos y asnos.
Gén 24:36 Sara, la esposa de mi amo, le dio en su vejez un hijo, al que mi amo le ha dejado todo lo que tiene.
Gén 24:37 Mi amo me hizo jurar, y me dijo: “No tomarás para mi hijo una mujer de entre las hijas de los cananeos, en cuyo país habito.
Gén 24:38 Al contrario, irás a la familia de mi padre, y le buscarás una esposa entre las mujeres de mis parientes.”
Gén 24:39 Yo le pregunté a mi amo: “¿Y si la mujer no acepta venir conmigo?”
Gén 24:40 Él me respondió: “El SEÑOR, en cuya presencia he caminado, enviará su ángel contigo, y él hará prosperar tu viaje para que consigas para mi hijo una esposa que pertenezca a la familia de mi padre.
Gén 24:41 Sólo quedarás libre del juramento si vas a ver a mi familia y ellos no te conceden a la joven.”
Gén 24:42 »Cuando hoy llegué a la fuente, dije: “SEÑOR, Dios de mi amo Abraham, si es tu voluntad, te ruego que hagas prosperar mi viaje.
Gén 24:43 Aquí me tienes, a la espera junto a la fuente. Si una joven sale a buscar agua, y yo le digo: ‘Por favor, déjeme usted beber un poco de agua de su cántaro’,
Gén 24:44 y ella me contesta: ‘Beba usted, y también le daré agua a sus camellos’, que sea ella la mujer que tú, SEÑOR, has escogido para el hijo de mi amo.”
Gén 24:45 »Todavía no había terminado yo de orar cuando vi que Rebeca se acercaba con un cántaro sobre el hombro. Bajó a la fuente para sacar agua, y yo le dije: “Por favor, déme usted de beber.”
Gén 24:46 En seguida bajó ella su cántaro y me dijo: “Beba usted, y también les daré de beber a sus camellos.” Mientras yo bebía, ella les dio agua a los camellos.
Gén 24:47 Luego le pregunté: “¿Hija de quién es usted?” Y cuando ella me respondió: “Soy hija de Betuel, el hijo de Najor y de Milca”, yo le puse un anillo en la nariz y pulseras en los brazos,
Gén 24:48 y me incliné para adorar al SEÑOR. Bendije al SEÑOR, el Dios de Abraham, que me guió por el camino correcto para llevarle al hijo de mi amo una parienta cercana suya.
Gén 24:49 Y ahora, si desean mostrarle lealtad y fidelidad a mi amo, díganmelo; y si no, díganmelo también. Así yo sabré qué hacer.
Gén 24:50 Labán y Betuel respondieron: —Sin duda todo esto proviene del SEÑOR, y nosotros no podemos decir ni que sí ni que no.
Gén 24:51 Aquí está Rebeca; tómela usted y llévesela para que sea la esposa del hijo de su amo, tal como el SEÑOR lo ha dispuesto.
Gén 24:52 Al escuchar esto, el criado de Abraham se postró en tierra delante del SEÑOR.
Gén 24:53 Luego sacó joyas de oro y de plata, y vestidos, y se los dio a Rebeca. También entregó regalos a su hermano y a su madre.
Gén 24:54 Más tarde, él y sus acompañantes comieron y bebieron, y pasaron allí la noche. A la mañana siguiente, cuando se levantaron, el criado de Abraham dijo: —Déjenme ir a la casa de mi amo.
Gén 24:55 Pero el hermano y la madre de Rebeca le respondieron: —Que se quede la joven con nosotros unos diez días, y luego podrás irte.
Gén 24:56 —No me detengan —repuso el criado—. El SEÑOR ha prosperado mi viaje, así que déjenme ir a la casa de mi amo.
Gén 24:57 —Llamemos a la joven, a ver qué piensa ella —respondieron.
Gén 24:58 Así que llamaron a Rebeca y le preguntaron: —¿Quieres irte con este hombre? —Sí —respondió ella.
Gén 24:59 Entonces dejaron ir a su hermana Rebeca y a su nodriza con el criado de Abraham y sus acompañantes.
Gén 24:60 Y bendijeron a Rebeca con estas palabras: «Hermana nuestra: ¡que seas madre de millares! ¡Que dominen tus descendientes las ciudades de sus enemigos!»
Gén 24:61 Luego Rebeca y sus criadas se prepararon, montaron en los camellos y siguieron al criado de Abraham. Así fue como él tomó a Rebeca y se marchó de allí.
Gén 24:62 Ahora bien, Isaac había vuelto del pozo de Lajay Roí, porque vivía en la región del Néguev.
Gén 24:63 Una tarde, salió a dar un paseo[d] por el campo. De pronto, al levantar la vista, vio que se acercaban unos camellos.
Gén 24:64 También Rebeca levantó la vista y, al ver a Isaac, se bajó del camello
Gén 24:65 y le preguntó al criado: —¿Quién es ese hombre que viene por el campo a nuestro encuentro? —Es mi amo —contestó el criado. Entonces ella tomó el velo y se cubrió.
Gén 24:66 El criado le contó a Isaac todo lo que había hecho.
Gén 24:67 Luego Isaac llevó a Rebeca a la carpa de Sara, su madre, y la tomó por esposa. Isaac amó a Rebeca, y así se consoló de la muerte de su madre.
Salmo 7
"Dios mío, en ti he confiado"
Sigaión de David, que elevó al SEÑOR acerca de Cus el benjaminita.
¡Sálvame, SEÑOR mi Dios, porque en ti busco refugio! ¡Líbrame de todos mis perseguidores!
Sal 7:2 De lo contrario, me devorarán como leones; me despedazarán, y no habrá quien me libre.
Sal 7:3 SEÑOR mi Dios, ¿qué es lo que he hecho? ¿qué mal he cometido?
Sal 7:4 Si le he hecho daño a mi amigo, si he despojado sin razón al que me oprime,
Sal 7:5 entonces que mi enemigo me persiga y me alcance; que me haga morder el polvo y arrastre mi honra por los suelos. Selah
Sal 7:6 ¡Levántate, SEÑOR, en tu ira; enfréntate al furor de mis enemigos! ¡Despierta, oh Dios, e imparte justicia!
Sal 7:7 Que en torno tuyo se reúnan los pueblos; reina[a] sobre ellos desde lo alto.
Sal 7:8 ¡El SEÑOR juzgará a los pueblos! Júzgame, SEÑOR, conforme a mi justicia; págame conforme a mi inocencia.
Sal 7:9 Dios justo, que examinas mente y corazón, acaba con la maldad de los malvados y mantén firme al que es justo.
Sal 7:10 Mi escudo está en Dios, que salva a los de corazón recto.
Sal 7:11 Dios es un juez justo, un Dios que en todo tiempo manifiesta su enojo.
Sal 7:12 Si el malvado no se arrepiente, Dios afilará la espada y tensará el arco;
Sal 7:13 ya ha preparado sus mortíferas armas; ya tiene listas sus llameantes saetas.
Sal 7:14 Miren al preñado de maldad: Concibió iniquidad y parirá mentira.
Sal 7:15 Cavó una fosa y la ahondó, y en esa misma fosa caerá.
Sal 7:16 Su iniquidad se volverá contra él; su violencia recaerá sobre su cabeza.
Sal 7:17 ¡Alabaré al SEÑOR por su justicia! ¡Al nombre del SEÑOR altísimo cantaré salmos!