Día 17
Sobre el libro de Éxodo, que desglosa el diseño literario del libro y su línea de pensamiento. En Éxodo, Dios rescata a los israelitas de la esclavitud en Egipto y enfrenta la maldad e injusticia del Faraón.
Éxodo 1
Israel se multiplica en Egipto
Éxo 1:1
Los egipcios oprimen a los israelitas
Éstos son los nombres de los hijos de Israel que, acompañados de sus familias, llegaron con Jacob a Egipto:
Éxo 1:2 Rubén, Simeón, Leví, Judá,
Éxo 1:3 Isacar, Zabulón, Benjamín,
Éxo 1:4 Dan, Neftalí, Gad y Aser.
Éxo 1:5 En total, los descendientes de Jacob eran setenta. José ya estaba en Egipto.
Éxo 1:6 Murieron José y sus hermanos y toda aquella generación.
Éxo 1:7 Sin embargo, los israelitas tuvieron muchos hijos, y a tal grado se multiplicaron que fueron haciéndose más y más poderosos. El país se fue llenando de ellos.
Faraón oprime a Israel
Éxo 1:8 Pero llegó al poder en Egipto otro rey que no había conocido a José,
Éxo 1:9 y le dijo a su pueblo: «¡Cuidado con los israelitas, que ya son más fuertes y numerosos que nosotros!
Éxo 1:10 Vamos a tener que manejarlos con mucha astucia; de lo contrario, seguirán aumentando y, si estalla una guerra, se unirán a nuestros enemigos, nos combatirán y se irán del país.»
Éxo 1:11 Fue así como los egipcios pusieron capataces para que oprimieran a los israelitas. Les impusieron trabajos forzados, tales como los de edificar para el faraón las ciudades de almacenaje Pitón y Ramsés.
Éxo 1:12 Pero cuanto más los oprimían, más se multiplicaban y se extendían, de modo que los egipcios llegaron a tenerles miedo;
Éxo 1:13 por eso les imponían trabajos pesados y los trataban con crueldad.
Éxo 1:14 Les amargaban la vida obligándolos a hacer mezcla y ladrillos, y todas las labores del campo. En todos los trabajos de esclavos que los israelitas realizaban, los egipcios los trataban con crueldad.
Éxo 1:15 Había dos parteras hebreas, llamadas Sifrá y Fuvá, a las que el rey de Egipto ordenó:
Éxo 1:16 —Cuando ayuden a las hebreas en sus partos, fíjense en el sexo:[a] si es niño, mátenlo; pero si es niña, déjenla con vida.
Éxo 1:17 Sin embargo, las parteras temían a Dios, así que no siguieron las órdenes del rey de Egipto sino que dejaron con vida a los varones.
Éxo 1:18 Entonces el rey de Egipto mandó llamar a las parteras, y les preguntó: —¿Por qué han hecho esto? ¿Por qué han dejado con vida a los varones?
Éxo 1:19 Las parteras respondieron: —Resulta que las hebreas no son como las egipcias, sino que están llenas de vida y dan a luz antes de que lleguemos.
Éxo 1:20 De este modo los israelitas se hicieron más fuertes y más numerosos. Además, Dios trató muy bien a las parteras
Éxo 1:21 y, por haberse mostrado temerosas de Dios, les concedió tener muchos hijos.
Éxo 1:22 El faraón, por su parte, dio esta orden a todo su pueblo: —¡Tiren al río a todos los niños hebreos que nazcan! A las niñas, déjenlas con vida.
Éxodo 2
El nacimiento de Moisés
Éxo 2:1
Nacimiento de Moisés
Hubo un levita que tomó por esposa a una mujer de su propia tribu.
Éxo 2:2 La mujer quedó embarazada y tuvo un hijo, y al verlo tan hermoso lo escondió durante tres meses.
Éxo 2:3 Cuando ya no pudo seguir ocultándolo, preparó una cesta de papiro, la embadurnó con brea y asfalto y, poniendo en ella al niño, fue a dejar la cesta entre los juncos que había a la orilla del Nilo.
Éxo 2:4 Pero la hermana del niño se quedó a cierta distancia para ver qué pasaría con él.
Éxo 2:5 En eso, la hija del faraón bajó a bañarse en el Nilo. Sus doncellas, mientras tanto, se paseaban por la orilla del río. De pronto la hija del faraón vio la cesta entre los juncos, y ordenó a una de sus esclavas que fuera por ella.
Éxo 2:6 Cuando la hija del faraón abrió la cesta y vio allí dentro un niño que lloraba, le tuvo compasión, pero aclaró que se trataba de un niño hebreo.
Éxo 2:7 La hermana del niño preguntó entonces a la hija del faraón: —¿Quiere usted que vaya y llame a una nodriza hebrea, para que críe al niño por usted?
Éxo 2:8 —Ve a llamarla —contestó. La muchacha fue y trajo a la madre del niño,
Éxo 2:9 y la hija del faraón le dijo: —Llévate a este niño y críamelo. Yo te pagaré por hacerlo. Fue así como la madre del niño se lo llevó y lo crió.
Éxo 2:10 Ya crecido el niño, se lo llevó a la hija del faraón, y ella lo adoptó como hijo suyo; además, le puso por nombre Moisés,[a] pues dijo: «¡Yo lo saqué del río!»
Moisés huye a Madián
Éxo 2:11
Huida de Moisés a Madián
Un día, cuando ya Moisés era mayor de edad, fue a ver a sus hermanos de sangre y pudo observar sus penurias. De pronto, vio que un egipcio golpeaba a uno de sus hermanos, es decir, a un hebreo.
Éxo 2:12 Miró entonces a uno y otro lado y, al no ver a nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena.
Éxo 2:13 Al día siguiente volvió a salir y, al ver que dos hebreos peleaban entre sí, le preguntó al culpable: —¿Por qué golpeas a tu compañero?
Éxo 2:14 —¿Y quién te nombró a ti gobernante y juez sobre nosotros? —respondió aquél—. ¿Acaso piensas matarme a mí, como mataste al egipcio? Esto le causó temor a Moisés, pues pensó: «¡Ya se supo lo que hice!»
Éxo 2:15 Y, en efecto, el faraón se enteró de lo sucedido y trató de matar a Moisés; pero Moisés huyó del faraón y se fue a la tierra de Madián, donde se quedó a vivir[b] junto al pozo.
Éxo 2:16 El sacerdote de Madián tenía siete hijas, las cuales solían ir a sacar agua para llenar los abrevaderos y dar de beber a las ovejas de su padre.
Éxo 2:17 Pero los pastores llegaban y las echaban de allí. Un día, Moisés intervino en favor de ellas: las puso a salvo de los pastores y dio de beber a sus ovejas.
Éxo 2:18 Cuando las muchachas volvieron a la casa de Reuel, su padre, éste les preguntó: —¿Por qué volvieron hoy tan temprano?
Éxo 2:19 —Porque un egipcio nos libró de los pastores —le respondieron—. ¡Hasta nos sacó el agua del pozo y dio de beber al rebaño!
Éxo 2:20 —¿Y dónde está ese hombre? —les contestó—. ¿Por qué lo dejaron solo? ¡Invítenlo a comer!
Éxo 2:21 Moisés convino en quedarse a vivir en casa de aquel hombre, quien le dio por esposa a su hija Séfora.
Éxo 2:22 Ella tuvo un hijo, y Moisés le puso por nombre Guersón,[c] pues razonó: «Soy un extranjero en tierra extraña.»
Dios oye el gemir de Israel
Éxo 2:23 Mucho tiempo después murió el rey de Egipto. Los israelitas, sin embargo, seguían lamentando su condición de esclavos y clamaban pidiendo ayuda. Sus gritos desesperados llegaron a oídos de Dios,
Éxo 2:24 quien al oír sus quejas se acordó del pacto que había hecho con Abraham, Isaac y Jacob.
Éxo 2:25 Fue así como Dios se fijó en los israelitas y los tomó en cuenta.
Éxodo 3
La zarza ardiente
Éxo 3:1
Moisés y la zarza ardiente
Un día en que Moisés estaba cuidando el rebaño de Jetro, su suegro, que era sacerdote de Madián, llevó las ovejas hasta el otro extremo del desierto y llegó a Horeb, la montaña de Dios.
Éxo 3:2 Estando allí, el ángel del SEÑOR se le apareció entre las llamas de una zarza ardiente. Moisés notó que la zarza estaba envuelta en llamas, pero que no se consumía,
Éxo 3:3 así que pensó: «¡Qué increíble! Voy a ver por qué no se consume la zarza.»
Éxo 3:4 Cuando el SEÑOR vio que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: —¡Moisés, Moisés! —Aquí me tienes —respondió.
Éxo 3:5 —No te acerques más —le dijo Dios—. Quítate las sandalias, porque estás pisando tierra santa.
Éxo 3:6 Yo soy el Dios de tu padre. Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Al oír esto, Moisés se cubrió el rostro, pues tuvo miedo de mirar a Dios.
Éxo 3:7 Pero el SEÑOR siguió diciendo: —Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo en Egipto. Los he escuchado quejarse de sus capataces, y conozco bien sus penurias.
Éxo 3:8 Así que he descendido para librarlos del poder de los egipcios y sacarlos de ese país, para llevarlos a una tierra buena y espaciosa, tierra donde abundan la leche y la miel. Me refiero al país de los cananeos, hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos.
Éxo 3:9 Han llegado a mis oídos los gritos desesperados de los israelitas, y he visto también cómo los oprimen los egipcios.
Éxo 3:10 Así que dispónte a partir. Voy a enviarte al faraón para que saques de Egipto a los israelitas, que son mi pueblo.
Éxo 3:11 Pero Moisés le dijo a Dios: —¿Y quién soy yo para presentarme ante el faraón y sacar de Egipto a los israelitas?
Éxo 3:12 —Yo estaré contigo —le respondió Dios—. Y te voy a dar una señal de que soy yo quien te envía: Cuando hayas sacado de Egipto a mi pueblo, todos ustedes me rendirán culto[a] en esta montaña.
Éxo 3:13 Pero Moisés insistió: —Supongamos que me presento ante los israelitas y les digo: “El Dios de sus antepasados me ha enviado a ustedes.” ¿Qué les respondo si me preguntan: “¿Y cómo se llama?”
Éxo 3:14 —Yo soy el que soy[b] —respondió Dios a Moisés—. Y esto es lo que tienes que decirles a los israelitas: “Yo soy me ha enviado a ustedes.”
Éxo 3:15 Además, Dios le dijo a Moisés: —Diles esto a los israelitas: “El SEÑOR,[c] el Dios de sus antepasados, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me ha enviado a ustedes. Éste es mi nombre eterno; éste es mi nombre por todas las generaciones.”
Éxo 3:16 Y tú, anda y reúne a los ancianos de Israel, y diles: “El SEÑOR, el Dios de sus antepasados, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, se me apareció y me dijo: ‘Yo he estado pendiente de ustedes. He visto cómo los han maltratado en Egipto.
Éxo 3:17 Por eso me propongo sacarlos de su opresión en Egipto y llevarlos al país de los cananeos, hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos. ¡Es una tierra donde abundan la leche y la miel!’”
Éxo 3:18 Los ancianos de Israel te harán caso. Entonces ellos y tú se presentarán ante el rey de Egipto y le dirán: “El SEÑOR, Dios de los hebreos, ha venido a nuestro encuentro. Déjanos hacer un viaje de tres días al desierto, para ofrecerle sacrificios al SEÑOR nuestro Dios.”
Éxo 3:19 Yo sé bien que el rey de Egipto no va a dejarlos ir, a no ser por la fuerza.
Éxo 3:20 Entonces manifestaré mi poder y heriré de muerte a los egipcios con todas las maravillas que realizaré entre ellos. Después de eso el faraón los dejará ir.
Éxo 3:21 Pero yo haré que este pueblo se gane la simpatía de los egipcios, de modo que cuando ustedes salgan de Egipto no se vayan con las manos vacías.
Éxo 3:22 Toda mujer israelita le pedirá a su vecina, y a cualquier otra mujer que viva en su casa, objetos de oro y de plata, y ropa para vestir a sus hijos y a sus hijas. Así despojarán ustedes a los egipcios.
Salmo 17
Bajo la sombra de tus alas
Sal 17:1
Oración de David.
SEÑOR, oye mi justo ruego; escucha mi clamor; presta oído a mi oración, pues no sale de labios engañosos.
Sal 17:2 Sé tú mi defensor, pues tus ojos ven lo que es justo.
Sal 17:3 Tú escudriñas mi corazón, tú me examinas por las noches; ¡ponme, pues, a prueba, que no hallarás en mí maldad alguna! ¡No pasarán por mis labios
Sal 17:4 palabras como las de otra gente, pues yo cumplo con tu palabra! Del camino de la violencia
Sal 17:5 he apartado mis pasos; mis pies están firmes en tus sendas.
Sal 17:6 A ti clamo, oh Dios, porque tú me respondes; inclina a mí tu oído, y escucha mi oración.
Sal 17:7 Tú, que salvas con tu diestra a los que buscan escapar de sus adversarios, dame una muestra de tu gran amor.
Sal 17:8 Cuídame como a la niña de tus ojos; escóndeme, bajo la sombra de tus alas,
Sal 17:9 de los malvados que me atacan, de los enemigos que me han cercado.
Sal 17:10 Han cerrado su insensible corazón, y profieren insolencias con su boca.
Sal 17:11 Vigilan de cerca mis pasos, prestos a derribarme.
Sal 17:12 Parecen leones ávidos de presa, leones que yacen al acecho.
Sal 17:13 ¡Vamos, SEÑOR, enfréntate a ellos! ¡Derrótalos! ¡Con tu espada rescátame de los malvados!
Sal 17:14 ¡Con tu mano, SEÑOR, sálvame de estos mortales que no tienen más herencia que esta vida! Con tus tesoros les has llenado el vientre, sus hijos han tenido abundancia, y hasta ha sobrado para sus descendientes.
Sal 17:15 Pero yo en justicia contemplaré tu rostro; me bastará con verte cuando despierte.