Día 215

12 Profetas Después del Exilio

210 - 211 - 212 - 213 - 214 - 215 - 216 - 217 - 218 - 219

Lee la Biblia: Zacarías 1

Mira nuestro video de Lee la Biblia sobre el libro de Zacarías, que analiza el diseño literario del libro y su flujo de pensamiento. En este libro, las visiones de Zacarías fomentan la esperanza en la futura promesa del reino mesiánico y desafían a Israel después del exilio a permanecer fieles a Dios.

Zacarías 1

Exhortación a volver al Señor

Zac 1:1

Un llamado a volver al SEÑOR

En el mes octavo del segundo año del reinado de Darío, la palabra del SEÑOR vino al profeta Zacarías, hijo de Berequías y nieto de Idó:

Zac 1:2 «El SEÑOR está ardiendo en ira contra los antepasados de ustedes.

Zac 1:3 Por lo tanto, adviértele al pueblo que así dice el SEÑOR Todopoderoso: »“Vuélvanse a mí, y yo me volveré a ustedes —afirma el SEÑOR Todopoderoso—.

Zac 1:4 » ” No sean como sus antepasados, a quienes les proclamaron los profetas de antaño que así dice el SEÑOR Todopoderoso: ‘Vuélvanse de su mala conducta y de sus malas prácticas.’ Porque ellos no me obedecieron ni me prestaron atención —afirma el SEÑOR—.

Zac 1:5 » ”¿Dónde están los antepasados de ustedes? ¿Acaso los profetas siguen con vida?

Zac 1:6 ¿No se cumplieron en sus antepasados las palabras y los decretos que a mis siervos los profetas ordené comunicarles? » ” Entonces ellos se volvieron al SEÑOR, y dijeron: ‘El SEÑOR Todopoderoso nos ha tratado tal y como había resuelto hacerlo: conforme a lo que merecen nuestra conducta y nuestras acciones.’” »

Visión de un jinete

Zac 1:7

El hombre entre los arrayanes

En el segundo año del reinado de Darío, en el día veinticuatro del mes de sebat, que es el mes undécimo, la palabra del SEÑOR vino al profeta Zacarías, hijo de Berequías y nieto de Idó:

Zac 1:8 Una noche tuve una visión, en la que vi a un hombre montado en un caballo alazán. Ese hombre se detuvo entre los arrayanes que había en una hondonada. Detrás de él había jinetes en caballos alazanes, bayos y blancos.

Zac 1:9 Yo le pregunté: «¿Qué significan estos jinetes, mi señor?» El ángel que hablaba conmigo me respondió: «Voy a explicarte lo que significan.»

Zac 1:10 Y el hombre que estaba entre los arrayanes me dijo: «El SEÑOR ha enviado estos jinetes a recorrer toda la tierra.»

Zac 1:11 Los jinetes informaron al ángel del SEÑOR, que estaba entre los arrayanes: «Hemos recorrido toda la tierra. Por cierto, la encontramos tranquila y en paz.»

Zac 1:12 Ante esto, el ángel del SEÑOR replicó: «SEÑOR Todopoderoso, ¿hasta cuándo te negarás a compadecerte de Jerusalén y de las ciudades de Judá, con las que has estado enojado estos setenta años?»

Zac 1:13 El SEÑOR le respondió con palabras buenas y consoladoras al ángel que hablaba conmigo,

Zac 1:14 y luego el ángel me dijo: «Proclama este mensaje de parte del SEÑOR Todopoderoso: »“Mi amor por Sión y por Jerusalén me hace sentir celos por ellas.

Zac 1:15 En cambio, estoy lleno de ira con las naciones engreídas. Mi enojo no era tan grave, pero ellas lo agravaron más.”

Zac 1:16 »Por lo tanto, así dice el SEÑOR: “Volveré a compadecerme de Jerusalén. Allí se reconstruirá mi templo, y se extenderá el cordel de medir, afirma el Señor Todopoderoso.”

Zac 1:17 »Proclama además lo siguiente de parte del SEÑOR Todopoderoso: »“Otra vez mis ciudades rebosarán de bienes, otra vez el SEÑOR consolará a Sión, otra vez escogerá a Jerusalén.” »

Visión de unos cuernos y unos carpinteros

Zac 1:18 Alcé la vista, ¡y vi ante mí cuatro cuernos!

Zac 1:19 Le pregunté entonces al ángel que hablaba conmigo: «¿Qué significan estos cuernos?» Y el ángel me respondió: «Estos cuernos son los poderes que dispersaron a Judá, a Israel y a Jerusalén.»

Zac 1:20 Luego el SEÑOR me mostró cuatro herreros.

Zac 1:21 Le pregunté: «¿Y éstos qué han venido a hacer?» Y el SEÑOR me respondió: «Los cuernos son los poderes que dispersaron a Judá, a tal punto que nadie pudo volver a levantar la cabeza. Los herreros han venido para aterrorizarlos, y para deshacer el poder de las naciones que levantaron su cuerno contra la tierra de Judá y dispersaron a sus habitantes.»

Zacarías 2

Visión de un hombre con un cordel de medir

Zac 2:1

El hombre con el cordel de medir

Alcé la vista, ¡y vi ante mí un hombre que tenía en la mano un cordel de medir!

Zac 2:2 Le pregunté: «¿A dónde vas?» Y él me respondió: «Voy a medir a Jerusalén. Quiero ver cuánto mide de ancho y cuánto de largo.»

Zac 2:3 Ya salía el ángel que hablaba conmigo cuando otro ángel vino a su encuentro

Zac 2:4 y le dijo: «Corre a decirle a ese joven: »“Tanta gente habrá en Jerusalén, y tanto ganado, que Jerusalén llegará a ser una ciudad sin muros.

Zac 2:5 En torno suyo —afirma el SEÑOR—seré un muro de fuego, y dentro de ella seré su gloria.”

Zac 2:6 »¡Salgan, salgan! ¡Huyan del país del norte! —afirma el SEÑOR—. »¡Fui yo quien los dispersó a ustedes por los cuatro vientos del cielo! —afirma el SEÑOR—.

Zac 2:7 »Sión, tú que habitas en Babilonia, ¡sal de allí; escápate!»

Zac 2:8 Porque así dice el SEÑOR Todopoderoso, cuya gloria me envió contra las naciones que los saquearon a ustedes: «La nación que toca a mi pueblo, me toca la niña de los ojos.

Zac 2:9 Yo agitaré mi mano contra esa nación, y sus propios esclavos la saquearán. »Así sabrán que me ha enviado el SEÑOR Todopoderoso.

Zac 2:10 »¡Grita de alegría, hija de Sión! ¡Yo vengo a habitar en medio de ti! —afirma el SEÑOR—.

Zac 2:11 »En aquel día, muchas naciones se unirán al SEÑOR. Ellas serán mi pueblo, y yo habitaré entre ellas. »Así sabrán que el SEÑOR Todopoderoso es quien me ha enviado a ustedes.

Zac 2:12 El SEÑOR tomará posesión de Judá, su porción en tierra santa, y de nuevo escogerá a Jerusalén.

Zac 2:13 ¡Que todo el mundo guarde silencio ante el SEÑOR, que ya avanza desde su santa morada!»

Zacarías 3

Visión del sumo sacerdote Josué

Zac 3:1

Ropas limpias para el sumo sacerdote

Entonces me mostró a Josué, el sumo sacerdote, que estaba de pie ante el ángel del SEÑOR, y a Satanás, que estaba a su mano derecha como parte acusadora.

Zac 3:2 El ángel del SEÑOR le dijo a Satanás: «¡Que te reprenda el SEÑOR, que ha escogido a Jerusalén! ¡Que el SEÑOR te reprenda, Satanás! ¿Acaso no es este hombre un tizón rescatado del fuego?»

Zac 3:3 Josué estaba vestido con ropas sucias en presencia del ángel.

Zac 3:4 Así que el ángel les dijo a los que estaban allí, dispuestos a servirle: «¡Quítenle las ropas sucias!» Y a Josué le dijo: «Como puedes ver, ya te he liberado de tu culpa, y ahora voy a vestirte con ropas espléndidas.»

Zac 3:5 Entonces dije yo: «¡Pónganle también un turbante limpio en la cabeza!» Y le pusieron en la cabeza un turbante limpio, y lo vistieron, mientras el ángel del SEÑOR permanecía de pie.

Zac 3:6 Luego el ángel del SEÑOR le hizo esta advertencia a Josué:

Zac 3:7 «Así dice el SEÑOR Todopoderoso: »“Si andas en mis caminos y me cumples como sacerdote, entonces gobernarás mi templo y te harás cargo de mis atrios. ¡Yo te concederé un lugar entre estos que están aquí!

Zac 3:8 » ” Escucha, Josué, sumo sacerdote, y que lo oigan tus compañeros, que se sientan en tu presencia y que son un buen presagio: Estoy por traer a mi siervo, estoy por traer al Renuevo.

Zac 3:9 ¡Mira, Josué, la piedra que ante ti he puesto! Hay en ella siete ojos,[a] y en ella pondré una inscripción. ¡En un solo día borraré el pecado de esta tierra! —afirma el SEÑOR Todopoderoso—.

Zac 3:10 » ” En aquel día, cada uno de ustedes invitará a su vecino a sentarse debajo de su vid y de su higuera, afirma el SEÑOR Todopoderoso.” »

Zacarías 4

Visión de un candelabro de oro

Zac 4:1

El candelabro de oro y los dos olivos

Entonces el ángel que hablaba conmigo volvió y me despertó, como a quien se despierta de su sueño.

Zac 4:2 Y me preguntó: «¿Qué es lo que ves?» Yo le respondí: «Veo un candelabro de oro macizo, con un recipiente en la parte superior. Encima del candelabro hay siete lámparas, con siete tubos para las mismas.

Zac 4:3 Hay también junto a él dos olivos, uno a la derecha del recipiente, y el otro a la izquierda.»

Zac 4:4 Le pregunté entonces al ángel que hablaba conmigo: «¿Qué significa todo esto, mi señor?»

Zac 4:5 Y el ángel me respondió: «¿Acaso no sabes lo que significa?» Tuve que admitir que no lo sabía.

Zac 4:6 Así que el ángel me dijo: «Ésta es la palabra del SEÑOR para Zorobabel: » “No será por la fuerza ni por ningún poder, sino por mi Espíritu —dice el SEÑOR Todopoderoso—.

Zac 4:7 ¿Quién te crees tú, gigantesca montaña? ¡Ante Zorobabel sólo eres una llanura! Y él sacará la piedra principal entre gritos de alabanza a su belleza.” »

Zac 4:8 Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR:

Zac 4:9 «Zorobabel ha puesto los cimientos de este templo, y él mismo terminará de construirlo. ¡Así sabrán que me ha enviado a ustedes el SEÑOR Todopoderoso!

Zac 4:10 Cuando vean la plomada en las manos de Zorobabel, se alegrarán los que menospreciaron los días de los modestos comienzos. ¡Éstos son los siete ojos del SEÑOR, que recorren toda la tierra!»

Zac 4:11 Entonces le pregunté al ángel: «¿Qué significan estos dos olivos a la derecha y a la izquierda del candelabro?»

Zac 4:12 Y también le pregunté: «¿Qué significan estas dos ramas de olivo junto a los dos tubos de oro, por los que fluye el aceite dorado?»

Zac 4:13 El ángel me respondió: «¿Acaso no sabes lo que significan?» Y yo tuve que admitir que no lo sabía.

Zac 4:14 Así que el ángel me explicó: «Éstos son los dos ungidos que están al servicio del Señor de toda la tierra.»

Salmo 60

Él hollará a nuestros enemigos

Sal 60:1

Al director musical. Sígase la tonada de «El lirio del pacto». Mictam didáctico de David, cuando luchó contra los arameos del noroeste de Mesopotamia y de Siria central, y cuando Joab volvió y abatió a doce mil edomitas en el valle de la Sal.

Oh Dios, tú nos has rechazado y has abierto brecha en nuestras filas; te has enojado con nosotros: ¡restáuranos ahora!

Sal 60:2 Has sacudido la tierra, la has resquebrajado; repara sus grietas, porque se desmorona.

Sal 60:3 Has sometido a tu pueblo a duras pruebas; nos diste a beber un vino embriagador.

Sal 60:4 Da[a] a tus fieles la señal de retirada, para que puedan escapar de los arqueros. Selah

Sal 60:5 Líbranos con tu diestra, respóndenos para que tu pueblo amado quede a salvo.

Sal 60:6 Dios ha dicho en su santuario: «Triunfante repartiré a Siquén, y dividiré el valle de Sucot.

Sal 60:7 Mío es Galaad, mío es Manasés; Efraín es mi yelmo y Judá mi cetro.

Sal 60:8 En Moab me lavo las manos, sobre Edom arrojo mi sandalia; sobre Filistea lanzo gritos de triunfo.»

Sal 60:9 ¿Quién me llevará a la ciudad fortificada? ¿Quién me mostrará el camino a Edom?

Sal 60:10 ¿No eres tú, oh Dios, quien nos ha rechazado? ¡Ya no sales, oh Dios, con nuestros ejércitos!

Sal 60:11 Bríndanos tu ayuda contra el enemigo, pues de nada sirve la ayuda humana.

Sal 60:12 Con Dios obtendremos la victoria; ¡él pisoteará a nuestros enemigos!