Día 50
Números 31
Venganza contra Madián
Núm 31:1
Guerra contra Madián
El SEÑOR le dijo a Moisés:
Núm 31:2 «Antes de partir de este mundo para reunirte con tus antepasados, en nombre de tu pueblo tienes que vengarte de los madianitas.»
Núm 31:3 Moisés se dirigió al pueblo y le dijo: «Preparen a algunos de sus hombres para la guerra contra Madián. Vamos a descargar sobre ellos la venganza del SEÑOR.
Núm 31:4 Que cada una de las tribus de Israel envíe mil hombres a la guerra.»
Núm 31:5 Los escuadrones de Israel proveyeron mil hombres por cada tribu, con lo que se reunieron doce mil hombres armados para la guerra.
Núm 31:6 Moisés envió a la guerra a los mil hombres de cada tribu. Con ellos iba Finés, hijo del sacerdote Eleazar, quien tenía a su cargo los utensilios del santuario y las trompetas que darían la señal de ataque.
Núm 31:7 Tal como el SEÑOR se lo había ordenado a Moisés, los israelitas entraron en batalla y mataron a todos los madianitas.
Núm 31:8 Pasaron a espada a Eví, Requen, Zur, Jur y Reba, que eran los cinco reyes de Madián, y también a Balán hijo de Beor.
Núm 31:9 Capturaron a las mujeres y a los niños de los madianitas, y tomaron como botín de guerra todo su ganado, rebaños y bienes.
Núm 31:10 A todas las ciudades y campamentos donde vivían los madianitas les prendieron fuego,
Núm 31:11 y se apoderaron de gente y de animales. Todos los despojos y el botín
Núm 31:12 se los llevaron a Moisés y al sacerdote Eleazar, y a toda la comunidad israelita. A los prisioneros, el botín y los despojos los llevaron hasta el campamento que estaba en las llanuras de Moab, cerca del Jordán, a la altura de Jericó.
Núm 31:13 Moisés y el sacerdote Eleazar y todos los líderes de la comunidad salieron a recibirlos fuera del campamento.
Núm 31:14 Moisés estaba furioso con los jefes de mil y de cien soldados que regresaban de la batalla.
Núm 31:15 «¿Cómo es que dejaron con vida a las mujeres? —les preguntó—.
Núm 31:16 ¡Si fueron ellas las que, aconsejadas por Balán, hicieron que los israelitas traicionaran al SEÑOR en Baal Peor! Por eso murieron tantos del pueblo del SEÑOR.
Núm 31:17 Maten a todos los niños, y también a todas las mujeres que hayan tenido relaciones sexuales,
Núm 31:18 pero quédense con todas las muchachas que jamás las hayan tenido.
Núm 31:19
Purificación de combatientes y de prisioneros
»Todos los que hayan matado a alguien, o hayan tocado un cadáver, deberán quedarse fuera del campamento durante siete días. Al tercer día, y al séptimo, se purificarán ustedes y sus prisioneros.
Núm 31:20 También deberán purificar toda la ropa, y todo artículo de cuero, de pelo de cabra, o de madera.»
Núm 31:21 El sacerdote Eleazar les dijo a los soldados que habían ido a la guerra: «Esto es lo que manda la ley que el SEÑOR le entregó a Moisés:
Núm 31:22 Oro, plata, bronce, hierro, estaño, plomo
Núm 31:23 y todo lo que resista el fuego, deberá ser pasado por el fuego para purificarse, pero también deberá limpiarse con las aguas de la purificación. Todo lo que no resista el fuego deberá pasar por las aguas de la purificación.
Núm 31:24 Al séptimo día, lavarán ustedes sus vestidos y quedarán purificados. Entonces podrán reintegrarse al campamento.»
Núm 31:25
Reparto del botín
El SEÑOR le dijo a Moisés:
Núm 31:26 «Tú y el sacerdote Eleazar y los jefes de las familias patriarcales harán un recuento de toda la gente y de todos los animales capturados.
Núm 31:27 Dividirán el botín entre los soldados que fueron a la guerra y el resto de la comunidad.
Núm 31:28 A los que fueron a la guerra les exigirás del botín una contribución para el SEÑOR. Tanto de la gente como de los asnos, vacas u ovejas, apartarás uno de cada quinientos.
Núm 31:29 Los tomarás de la parte que les tocó a los soldados, y se los darás al sacerdote Eleazar como contribución al SEÑOR.
Núm 31:30 De la parte que les toca a los israelitas, apartarás de la gente uno de cada cincuenta, lo mismo que de los asnos, vacas, ovejas u otros animales, y se los darás a los levitas, pues ellos son los responsables del cuidado de mi santuario.»
Núm 31:31 Moisés y el sacerdote Eleazar hicieron tal como el SEÑOR se lo ordenó a Moisés.
Núm 31:32 Sin tomar en cuenta los despojos que tomaron los soldados, el botín fue de seiscientas setenta y cinco mil ovejas,
Núm 31:33 setenta y dos mil cabezas de ganado,
Núm 31:34 sesenta y un mil asnos
Núm 31:35 y treinta y dos mil mujeres que jamás habían tenido relaciones sexuales.
Núm 31:36 A los que fueron a la guerra les tocó lo siguiente: Trescientas treinta y siete mil quinientas ovejas,
Núm 31:37 de las cuales se entregaron seiscientas setenta y cinco como contribución al SEÑOR.
Núm 31:38 Treinta y seis mil vacas, de las cuales se entregaron setenta y dos como contribución al SEÑOR.
Núm 31:39 Treinta mil quinientos asnos, de los cuales se entregaron sesenta y uno como contribución al SEÑOR.
Núm 31:40 Dieciséis mil mujeres, de las cuales se entregaron treinta y dos como contribución al SEÑOR.
Núm 31:41 La parte que le correspondía al SEÑOR, se la entregó Moisés al sacerdote Eleazar, tal como el SEÑOR se lo había ordenado.
Núm 31:42 Del botín que trajeron los soldados, Moisés tomó la mitad que les correspondía a los israelitas,
Núm 31:43 de modo que a la comunidad le tocaron trescientas treinta y siete mil quinientas ovejas,
Núm 31:44 treinta y seis mil vacas,
Núm 31:45 treinta mil quinientos asnos
Núm 31:46 y dieciséis mil mujeres.
Núm 31:47 De la parte que les tocó a los israelitas, Moisés tomó una de cada cincuenta personas, y uno de cada cincuenta animales, tal como el SEÑOR se lo había ordenado, y todos ellos se los entregó a los levitas, que eran los responsables del cuidado del santuario del SEÑOR.
Núm 31:48
La ofrenda de los capitanes
Entonces los oficiales que estaban a cargo de la tropa, es decir, los jefes de mil y de cien soldados, se acercaron a Moisés
Núm 31:49 y le dijeron: «Tus siervos han pasado revista, y no falta ninguno de los soldados que estaban bajo nuestras órdenes.
Núm 31:50 Por eso hemos traído, como ofrenda al SEÑOR, los artículos de oro que cada uno de nosotros encontró: brazaletes, cadenas, sortijas, pendientes y collares. Todo esto lo traemos para hacer propiciación por nosotros ante el SEÑOR.»
Núm 31:51 Moisés y el sacerdote Eleazar recibieron todos los artículos de oro.
Núm 31:52 Todo el oro que los jefes de mil y de cien soldados presentaron como contribución al SEÑOR pesó ciento noventa kilos.[a]
Núm 31:53 Cada soldado había tomado botín para sí mismo.
Núm 31:54 Moisés y el sacerdote Eleazar recibieron el oro de manos de los jefes, y lo llevaron a la Tienda de reunión para que el SEÑOR tuviera presentes a los israelitas.
Números 32
Rubén y Gad se establecen en Galaad
Núm 32:1
Rubén y Gad se establecen en Transjordania
Las tribus de Rubén y Gad, que tenían mucho ganado, se dieron cuenta de que las tierras de Jazer y Galaad eran apropiadas para la ganadería.
Núm 32:2 Así que fueron a decirles a Moisés, al sacerdote Eleazar y a los jefes de la comunidad:
Núm 32:3 —Las tierras de Atarot, Dibón, Jazer, Nimrá, Hesbón, Elalé, Sebán, Nebo y Beón
Núm 32:4 las conquistó el SEÑOR para el pueblo de Israel, y son apropiadas para la ganadería de tus siervos.
Núm 32:5 Si nos hemos ganado tu favor, permítenos tomar esas tierras como heredad. No nos hagas cruzar el Jordán.
Núm 32:6 Entonces Moisés les dijo a los rubenitas y a los gaditas: —¿Les parece justo que sus hermanos vayan al combate mientras ustedes se quedan aquí sentados?
Núm 32:7 Los israelitas se han propuesto conquistar la tierra que el SEÑOR les ha dado; ¿no se dan cuenta de que esto los desanimaría?
Núm 32:8 ¡Esto mismo hicieron los padres de ustedes cuando yo los envié a explorar la tierra de Cades Barnea!
Núm 32:9 Fueron a inspeccionar la tierra en el valle de Escol y, cuando volvieron, desanimaron a los israelitas para que no entraran en la tierra que el SEÑOR les había dado.
Núm 32:10 Ese día el SEÑOR se encendió en ira y juró:
Núm 32:11 “Por no haberme seguido de todo corazón, ninguno de los mayores de veinte años que salieron de Egipto verá la tierra que juré darles a Abraham, Isaac y Jacob.
Núm 32:12 Ninguno de ellos la verá, con la sola excepción de Caleb hijo de Jefone, el quenizita, y Josué hijo de Nun, los cuales me siguieron de todo corazón.”
Núm 32:13 El SEÑOR se encendió en ira contra Israel, y los hizo vagar por el desierto cuarenta años, hasta que murió toda la generación que había pecado.
Núm 32:14 »¡Y ahora ustedes, caterva de pecadores, vienen en lugar de sus padres para aumentar la ira del SEÑOR contra Israel!
Núm 32:15 Si ustedes se niegan a seguir al SEÑOR, él volverá a dejar en el desierto a todo este pueblo, y ustedes serán la causa de su destrucción.
Núm 32:16 Entonces ellos se acercaron otra vez a Moisés, y le dijeron: —Vamos a construir corrales para el ganado, y a edificar ciudades para nuestros pequeños.
Núm 32:17 Sin embargo, tomaremos las armas y marcharemos al frente de los israelitas hasta llevarlos a su lugar. Mientras tanto, nuestros pequeños vivirán en ciudades fortificadas que los protejan de los habitantes del país.
Núm 32:18 No volveremos a nuestras casas hasta que cada uno de los israelitas haya recibido su heredad.
Núm 32:19 Nosotros no queremos compartir con ellos ninguna heredad al otro lado del Jordán, porque nuestra heredad está aquí, en el lado oriental del río.
Núm 32:20 Moisés les contestó: —Si están dispuestos a hacerlo así, tomen las armas y marchen al combate.
Núm 32:21 Crucen con sus armas el Jordán, y con la ayuda del SEÑOR luchen hasta que él haya quitado del camino a sus enemigos.
Núm 32:22 Cuando a su paso el SEÑOR haya sometido la tierra, entonces podrán ustedes regresar a casa, pues habrán cumplido con su deber hacia el SEÑOR y hacia Israel. Y con la aprobación del SEÑOR esta tierra será de ustedes.
Núm 32:23 »Pero si se niegan, estarán pecando contra el SEÑOR. Y pueden estar seguros de que no escaparán de su pecado.
Núm 32:24 Edifiquen ciudades para sus pequeños, y construyan corrales para su ganado, pero cumplan también lo que han prometido.
Núm 32:25 Los gaditas y los rubenitas le dijeron a Moisés: —Tus siervos harán tal como el Señor lo ha mandado.
Núm 32:26 Aquí en las ciudades de Galaad se quedarán nuestros pequeños, y todos nuestros ganados y rebaños,
Núm 32:27 pero tus siervos cruzarán con sus armas el Jordán para pelear a la vanguardia del SEÑOR, tal como él lo ha ordenado.
Núm 32:28 Así que Moisés dio las siguientes instrucciones al sacerdote Eleazar, y a Josué hijo de Nun y a los jefes de las familias patriarcales de las tribus de Israel:
Núm 32:29 —Si los gaditas y los rubenitas, armados para la guerra, cruzan el Jordán con ustedes y conquistan el país, como el SEÑOR quiere, ustedes les entregarán como heredad la tierra de Galaad.
Núm 32:30 Pero si no lo cruzan, ellos recibirán su heredad entre ustedes en Canaán.
Núm 32:31 Los gaditas y los rubenitas respondieron: —Tus siervos harán lo que el SEÑOR ha mandado.
Núm 32:32 Tal como él lo quiere, cruzaremos armados a la tierra de Canaán. Pero nuestra heredad estará de este lado del Jordán.
Núm 32:33 Entonces Moisés entregó a los gaditas y rubenitas, y a la media tribu de Manasés hijo de José, el reino de Sijón, rey de los amorreos, y el reino de Og, rey de Basán. Les entregó la tierra con las ciudades que estaban dentro de sus fronteras, es decir, las ciudades de todo el país.
Núm 32:34 Los gaditas edificaron las ciudades de Dibón, Atarot, Aroer,
Núm 32:35 Atarot Sofán, Jazer, Yogbea,
Núm 32:36 Bet Nimrá y Bet Arán. Las edificaron como ciudades fortificadas, y construyeron corrales para sus rebaños.
Núm 32:37 También edificaron las ciudades de Hesbón, Elalé, Quiriatayin,
Núm 32:38 Nebo, Baal Megón y Sibma, y les cambiaron de nombre.
Núm 32:39 Los descendientes de Maquir hijo de Manasés fueron a Galaad y la conquistaron, echando de allí a los amorreos que la habitaban.
Núm 32:40 Entonces Moisés entregó Galaad a los maquiritas, que eran descendientes de Manasés, y ellos se establecieron allí.
Núm 32:41 Yaír hijo de Manasés capturó algunas aldeas y les puso por nombre Javot Yaír.
Núm 32:42 Noba capturó Quenat y sus aldeas, y a la región le dio su propio nombre.
Salmo 50
Dios es el juez
Sal 50:1
Salmo de Asaf.
Habla el SEÑOR, el Dios de dioses: convoca a la tierra de oriente a occidente.
Sal 50:2 Dios resplandece desde Sión, la ciudad bella y perfecta.
Sal 50:3 Nuestro Dios viene, pero no en silencio; lo precede un fuego que todo lo destruye, y en torno suyo ruge la tormenta.
Sal 50:4 El SEÑOR convoca a los cielos y a la tierra, para que presencien el juicio de su pueblo:
Sal 50:5 «Reúnanme a los consagrados, a los que pactaron conmigo mediante un sacrificio.»
Sal 50:6 El cielo proclama la justicia divina: ¡Dios mismo es el juez! Selah
Sal 50:7 «Escucha, pueblo mío, que voy a hablar; Israel, voy a testificar contra ti: ¡Yo soy tu Dios, el único Dios!
Sal 50:8 No te reprendo por tus sacrificios ni por tus holocaustos, que siempre me ofreces.
Sal 50:9 No necesito becerros de tu establo ni machos cabríos de tus apriscos,
Sal 50:10 pues míos son los animales del bosque, y mío también el ganado de los cerros.
Sal 50:11 Conozco a las aves de las alturas; todas las bestias del campo son mías.
Sal 50:12 Si yo tuviera hambre, no te lo diría, pues mío es el mundo, y todo lo que contiene.
Sal 50:13 ¿Acaso me alimento con carne de toros, o con sangre de machos cabríos?
Sal 50:14 ¡Ofrece a Dios tu gratitud, cumple tus promesas al Altísimo!
Sal 50:15 Invócame en el día de la angustia; yo te libraré y tú me honrarás.»
Sal 50:16 Pero Dios le dice al malvado: «¿Qué derecho tienes tú de recitar mis leyes o de mencionar mi pacto con tus labios?
Sal 50:17 Mi instrucción, la aborreces; mis palabras, las desechas.
Sal 50:18 Ves a un ladrón, y lo acompañas; con los adúlteros te identificas.
Sal 50:19 Para lo malo, das rienda suelta a tu boca; tu lengua está siempre dispuesta al engaño.
Sal 50:20 Tienes por costumbre hablar contra tu prójimo, y aun calumnias a tu propio hermano.
Sal 50:21 Has hecho todo esto, y he guardado silencio; ¿acaso piensas que soy como tú? Pero ahora voy a reprenderte; cara a cara voy a denunciarte.
Sal 50:22 »Ustedes que se olvidan de Dios, consideren lo que he dicho; de lo contrario, los haré pedazos, y no habrá nadie que los salve.
Sal 50:23 Quien me ofrece su gratitud, me honra; al que enmiende su conducta le mostraré mi salvación.»