Día 172

10 Los Profetas del Exilio

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Jeremias 14

"Espada, hambre y pestilencia"

Jer 14:1

Sequía, hambre y espada

Ésta es la palabra del SEÑOR, que vino a Jeremías con motivo de la sequía:

Jer 14:2 «Judá está de luto y sus ciudades desfallecen; hay lamentos en el país, y sube el clamor de Jerusalén.

Jer 14:3 Los nobles mandan por agua a sus siervos, y éstos van a las cisternas, pero no la encuentran. Avergonzados y confundidos, vuelven con sus cántaros vacíos y agarrándose[a] la cabeza.

Jer 14:4 El suelo está agrietado, porque no llueve en el país. Avergonzados están los campesinos, agarrándose la cabeza.

Jer 14:5 Aun las ciervas, en el campo, abandonan a sus crías por falta de pastos.

Jer 14:6 Parados sobre las lomas desiertas, y con los ojos desfallecientes, los asnos salvajes jadean como chacales porque ya no tienen hierba.»

Jer 14:7 Aunque nuestras iniquidades nos acusan, tú, SEÑOR, actúas en razón de tu nombre; muchas son nuestras infidelidades; ¡contra ti hemos pecado!

Jer 14:8 Tú, esperanza y salvación de Israel en momentos de angustia, ¿por qué actúas en el país como un peregrino, como un viajero que sólo pasa la noche?

Jer 14:9 ¿Por qué te encuentras confundido, como un guerrero impotente para salvar? SEÑOR, tú estás en medio de nosotros, y se nos llama por tu nombre; ¡no nos abandones!

Jer 14:10 Así dice el SEÑOR acerca de este pueblo: «Les encanta vagabundear; no refrenan sus pies. Por eso yo no los acepto, sino que voy a recordar sus iniquidades y a castigar sus pecados.»

Jer 14:11 Entonces el SEÑOR me dijo: «No ruegues por el bienestar de este pueblo.

Jer 14:12 Aunque ayunen, no escucharé sus clamores; aunque me ofrezcan holocaustos y ofrendas de cereal, no los aceptaré. En verdad, voy a exterminarlos con la espada, el hambre y la peste.»

Profetas mentirosos

Jer 14:13 Pero yo respondí: «¡Ah, SEÑOR mi Dios! Los profetas les dicen que no se enfrentarán con la espada ni pasarán hambre, sino que tú les concederás una paz duradera en este lugar.»

Jer 14:14 El SEÑOR me contestó: «Mentira es lo que están profetizando en mi nombre esos profetas. Yo no los he enviado, ni les he dado ninguna orden, y ni siquiera les he hablado. Lo que les están profetizando son visiones engañosas, adivinaciones vanas y delirios de su propia imaginación.

Jer 14:15 Por eso, así dice el SEÑOR: “En cuanto a los profetas que profetizan en mi nombre sin que yo los haya enviado, y que además dicen que no habrá espada ni hambre en este país, ellos mismos morirán de hambre y a filo de espada.

Jer 14:16 Y el pueblo al que profetizan será arrojado a las calles de Jerusalén a causa del hambre y de la espada, y no habrá quien los entierre, ni a ellos ni a sus esposas, ni a sus hijos, ni a sus hijas; también les echaré encima su propia maldad.”

Jer 14:17 »Tú les dirás lo siguiente: »“Que corran lágrimas de mis ojos día y noche, sin cesar, porque la virginal hija de mi pueblo ha sufrido una herida terrible, ¡un golpe muy duro!

Jer 14:18 Si salgo al campo, veo los cuerpos de los muertos a filo de espada; si entro en la ciudad, veo los estragos que el hambre ha producido. Tanto el profeta como el sacerdote ejercen en el país, sin conocimiento.” »[b]

Jer 14:19 ¿Has rechazado por completo a Judá? ¿Detestas a Sión? ¿Por qué nos has herido de tal modo que ya no tenemos remedio? Esperábamos tiempos de paz, pero nada bueno recibimos. Esperábamos tiempos de salud, pero sólo nos llegó el terror.

Jer 14:20 Reconocemos, Señor, nuestra maldad, y la iniquidad de nuestros padres; ¡hemos pecado contra ti!

Jer 14:21 En razón de tu nombre, no nos desprecies; no deshonres tu trono glorioso. ¡Acuérdate de tu pacto con nosotros! ¡No lo quebrantes!

Jer 14:22 ¿Acaso hay entre los ídolos falsos alguno que pueda hacer llover? SEÑOR y Dios nuestro, ¿acaso no eres tú, y no el cielo mismo, el que manda los aguaceros? Tú has hecho todas estas cosas; por eso esperamos en ti.

Jeremias 15

Dios no tendrá compasión

Jer 15:1 El SEÑOR me dijo: «Aunque Moisés y Samuel se presentaran ante mí, no tendría compasión de este pueblo. ¡Échalos de mi presencia! ¡Que se vayan!

Jer 15:2 Y si te preguntan: “¿A dónde iremos?”, adviérteles que así dice el SEÑOR: »“Los destinados a la muerte, a la muerte; los destinados a la espada, a la espada; los destinados al hambre, al hambre; los destinados al cautiverio, al cautiverio.”

Jer 15:3 »Enviaré contra ellos cuatro clases de calamidades —afirma el SEÑOR—: la espada para matar, los perros para arrastrar, las aves del cielo para devorar, y las bestias de la tierra para destruir.

Jer 15:4 Los haré motivo de espanto para todos los reinos de la tierra, por causa de lo que Manasés hijo de Ezequías, rey de Judá, hizo en Jerusalén.

Jer 15:5 »¿Quién tendrá compasión de ti, Jerusalén? ¿Quién llorará por ti? ¿Quién se detendrá a preguntar por tu salud?

Jer 15:6 Tú me has rechazado, te has vuelto atrás —afirma el SEÑOR—. Extenderé mi mano contra ti, y te destruiré; estoy cansado de tenerte compasión.

Jer 15:7 Te aventaré con la horquilla por las puertas de la ciudad. A ti te dejaré sin hijos, y a mi pueblo lo destruiré, porque no cambió su conducta.

Jer 15:8 Haré que sus viudas sean más numerosas que la arena de los mares; en pleno día enviaré destrucción contra las madres de los jóvenes. De repente haré que caigan sobre ellas la angustia y el pavor.

Jer 15:9 Se desmaya la que tuvo siete hijos; se queda sin aliento. Su sol se pone en pleno día; ¡se queda avergonzada y humillada! A sus sobrevivientes los entregaré a la espada delante de sus enemigos», afirma el SEÑOR.

Lamento de Jeremías

Jer 15:10 ¡Ay de mí, madre mía, que me diste a luz como hombre de contiendas y disputas contra toda la nación! No he prestado ni me han prestado, pero todos me maldicen.

Jer 15:11 El SEÑOR dijo: «De veras te libraré para bien; haré que el enemigo te suplique en tiempos de calamidad y de angustia.

Jer 15:12 »¿Puede el hombre romper el hierro, el hierro del norte, y el bronce?

Jer 15:13 Por causa de todos tus pecados entregaré como botín, sin costo alguno, tu riqueza y tus tesoros, por todo tu territorio.

Jer 15:14 Haré que sirvas[a] a tus enemigos en una tierra que no conoces, porque en mi ira un fuego se ha encendido, y arde contra ustedes.»

Jer 15:15 Tú comprendes, SEÑOR; ¡acuérdate de mí, y cuídame! ¡Toma venganza de los que me persiguen! Por causa de tu paciencia, no permitas que sea yo arrebatado; mira que por ti sufro injurias.

Jer 15:16 Al encontrarme con tus palabras, yo las devoraba; ellas eran mi gozo y la alegría de mi corazón, porque yo llevo tu nombre, SEÑOR, Dios Todopoderoso.

Jer 15:17 No he formado parte de grupos libertinos, ni me he divertido con ellos; he vivido solo, porque tú estás conmigo y me has llenado de indignación.

Jer 15:18 ¿Por qué no cesa mi dolor? ¿Por qué es incurable mi herida? ¿Por qué se resiste a sanar? ¿Serás para mí un torrente engañoso de aguas no confiables?

Jer 15:19 Por eso, así dice el SEÑOR: «Si te arrepientes, yo te restauraré y podrás servirme. Si evitas hablar en vano, y hablas lo que en verdad vale, tú serás mi portavoz. Que ellos se vuelvan hacia ti, pero tú no te vuelvas hacia ellos.

Jer 15:20 Haré que seas para este pueblo como invencible muro de bronce; pelearán contra ti, pero no te podrán vencer, porque yo estoy contigo para salvarte y librarte —afirma el SEÑOR—.

Jer 15:21 Te libraré del poder de los malvados; ¡te rescataré de las garras de los violentos!»

Jeremias 16

"Espada, hambre y muerte"

Jer 16:1

Mensaje de juicio

La palabra del SEÑOR vino a mí, y me dijo:

Jer 16:2 «No te cases, ni tengas hijos ni hijas en este lugar.»

Jer 16:3 Porque así dice el SEÑOR en cuanto a los hijos y las hijas que han nacido en este lugar, y en cuanto a las madres que los dieron a luz y los padres que los engendraron en este país:

Jer 16:4 «Morirán de enfermedades horribles. Nadie llorará por ellos, ni los sepultará; se quedarán sobre la faz de la tierra, como el estiércol. La espada y el hambre acabarán con ellos, y sus cadáveres servirán de alimento para las aves del cielo y para las bestias de la tierra.»

Jer 16:5 Así dice el SEÑOR: «No entres en una casa donde estén de luto, ni vayas a llorar, ni los consueles, porque a este pueblo le he retirado mi paz, mi amor y mi compasión —afirma el SEÑOR—.

Jer 16:6 En este país morirán grandes y pequeños; nadie llorará por ellos, ni los sepultará; nadie se hará heridas en el cuerpo ni se rapará la cabeza por ellos.

Jer 16:7 Nadie ofrecerá un banquete fúnebre a los que estén de duelo, para consolarlos por el muerto, ni a nadie se le dará a beber la copa del consuelo, aun cuando quien haya muerto sea su padre o su madre.

Jer 16:8 »No entres en una casa donde haya una celebración, ni te sientes con ellos a comer y beber.

Jer 16:9 Porque así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: Voy a poner fin en este lugar a toda expresión de alegría y de regocijo, y al cántico del novio y de la novia. Esto sucederá en sus propios días, y ustedes lo verán.

Jer 16:10 »Cuando anuncies a este pueblo todas estas cosas, ellos te preguntarán: “¿Por qué ha decretado el SEÑOR contra nosotros esta calamidad tan grande? ¿Cuál es nuestra iniquidad? ¿Qué pecado hemos cometido contra el SEÑOR nuestro Dios?”

Jer 16:11 Entonces les responderás: “Esto es porque sus antepasados me abandonaron y se fueron tras otros dioses, y los sirvieron y los adoraron. Pero a mí me abandonaron, y no cumplieron mi ley —afirma el SEÑOR—.

Jer 16:12 Pero ustedes se han comportado peor que sus antepasados. Cada uno sigue la terquedad de su corazón malvado, y no me ha obedecido.

Jer 16:13 Por eso los voy a arrojar de esta tierra, a un país que ni ustedes ni sus antepasados conocieron, y allí servirán a otros dioses día y noche. No les tendré clemencia.”

El Señor restaurará a Israel

Jer 16:14 »Por eso —afirma el SEÑOR—, vienen días en que ya no se dirá: “Por la vida del SEÑOR, que hizo salir a los israelitas de la tierra de Egipto”,

Jer 16:15 sino: “Por la vida del SEÑOR, que hizo salir a los israelitas de la tierra del norte, y de todos los países adonde los había expulsado.” Yo los haré volver a su tierra, la que antes di a sus antepasados.

Jer 16:16 »Voy a enviar a muchos pescadores —afirma el SEÑOR—, y ellos los pescarán a ustedes. Después, enviaré a muchos cazadores, y ellos los cazarán a ustedes por todas las montañas y colinas, y por las grietas de las rocas.

Jer 16:17 Ciertamente mis ojos ven todas sus acciones; ninguna de ellas me es oculta. Su iniquidad no puede esconderse de mi vista.

Jer 16:18 Primero les pagaré el doble por su iniquidad y su pecado, porque con los cadáveres de sus ídolos detestables han profanado mi tierra, y han llenado mi herencia con sus abominaciones.»

Jer 16:19 SEÑOR, fuerza y fortaleza mía, mi refugio en el día de la angustia: desde los confines de la tierra vendrán a ti las naciones, y dirán: «Sólo mentira heredaron nuestros antepasados; heredaron lo absurdo, lo que no sirve para nada.

Jer 16:20 ¿Acaso puede el hombre hacer sus propios dioses? ¡Pero si no son dioses!»

Jer 16:21 Por eso, esta vez les daré una lección; les daré a conocer mi mano poderosa. ¡Así sabrán que mi nombre es el SEÑOR!

Jeremias 17

El pecado de Judá

Jer 17:1 «El pecado de Judá está escrito con cincel de hierro; grabado está con punta de diamante sobre la tabla de su corazón y sobre los cuernos de sus altares.

Jer 17:2 Bien que se acuerdan sus hijos de sus altares junto a árboles frondosos; de sus imágenes de Aserá sobre altas colinas

Jer 17:3 y sobre mi montaña a campo abierto. »Entregaré como botín tu riqueza, tus tesoros y tus santuarios paganos, por todos tus pecados en todo tu territorio.

Jer 17:4 Por tu culpa perderás la herencia que yo te había dado. Te haré esclava de tus enemigos, en un país para ti desconocido, porque has encendido mi ira, la cual se mantendrá ardiendo para siempre.»

Jer 17:5 Así dice el SEÑOR: «¡Maldito el hombre que confía en el hombre! ¡Maldito el que se apoya en su propia fuerza y aparta su corazón del SEÑOR!

Jer 17:6 Será como una zarza en el desierto: no se dará cuenta cuando llegue el bien. Morará en la sequedad del desierto, en tierras de sal, donde nadie habita.

Jer 17:7 »Bendito el hombre que confía en el SEÑOR, y pone su confianza en él.

Jer 17:8 Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto.»

Jer 17:9 Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio. ¿Quién puede comprenderlo?

Jer 17:10 «Yo, el SEÑOR, sondeo el corazón y examino los pensamientos, para darle a cada uno según sus acciones y según el fruto de sus obras.»

Jer 17:11 El que acapara riquezas injustas es perdiz que empolla huevos ajenos. En la mitad de la vida las perderá, y al final no será más que un insensato.

Jer 17:12 Trono de gloria, exaltado desde el principio, es el lugar de nuestro santuario.

Jer 17:13 SEÑOR, tú eres la esperanza de Israel, todo el que te abandona quedará avergonzado. El que se aparta de ti quedará como algo escrito en el polvo, porque abandonó al SEÑOR, al manantial de aguas vivas.

Jeremías ora por liberación

Jer 17:14 Sáname, SEÑOR, y seré sanado; sálvame y seré salvado, porque tú eres mi alabanza.

Jer 17:15 No falta quien me pregunte: «¿Dónde está la palabra del SEÑOR? ¡Que se haga realidad!»

Jer 17:16 Pero yo no me he apresurado a abandonarte y dejar de ser tu pastor, ni he deseado que venga el día de la calamidad. Tú bien sabes lo que he dicho, pues lo dije en tu presencia.

Jer 17:17 No seas para mí un motivo de terror; tú eres mi refugio en tiempos de calamidad.

Jer 17:18 ¡No me pongas a mí en vergüenza; avergüénzalos a ellos! ¡No me llenes de terror a mí; aterrorízalos a ellos! Envíales tiempos difíciles; ¡destrózalos, y vuelve a destrozarlos!

Santificad el día de reposo

Jer 17:19

La observancia del sábado

Así me dijo el SEÑOR: «Ve y párate en la puerta del Pueblo, por donde entran y salen los reyes de Judá, y luego en todas las puertas de Jerusalén,

Jer 17:20 y diles: “¡Escuchen la palabra del SEÑOR, reyes de Judá, y toda la gente de Judá y todos los habitantes de Jerusalén que entran por estas puertas!

Jer 17:21 Así dice el SEÑOR: ‘Cuídense bien de no llevar ninguna carga en día sábado, y de no meterla por las puertas de Jerusalén.

Jer 17:22 Tampoco saquen ninguna carga de sus casas en día sábado, ni hagan ningún tipo de trabajo. Observen el reposo del sábado, tal como se lo ordené a sus antepasados.

Jer 17:23 Pero ellos no me prestaron atención ni me obedecieron, sino que se obstinaron y no quisieron escuchar ni recibir corrección.

Jer 17:24 » “’ Si de veras me obedecen —afirma el SEÑOR—y no meten ninguna carga por las puertas de esta ciudad en día sábado, sino que observan este día no haciendo ningún trabajo,

Jer 17:25 entonces entrarán por las puertas de esta ciudad reyes y príncipes que se sentarán en el trono de David. Ellos y los príncipes entrarán montados en carros y caballos, acompañados por la gente de Judá y por los habitantes de Jerusalén, y esta ciudad será habitada para siempre.

Jer 17:26 Vendrá gente de las ciudades de Judá y de los alrededores de Jerusalén, del territorio de Benjamín y de la Sefelá, de la región montañosa y del Néguev. Traerán a la casa del SEÑOR holocaustos y sacrificios, ofrendas de cereal y de incienso, y ofrendas de acción de gracias.

Jer 17:27 Pero si no obedecen ustedes mi mandato de observar el reposo del sábado, y de no llevar carga al entrar en sábado por las puertas de Jerusalén, entonces les prenderé fuego a sus puertas, que no podrá ser apagado y que consumirá los palacios de Jerusalén.’” »

Salmo 17

Bajo la sombra de tus alas

Sal 17:1

Oración de David.

SEÑOR, oye mi justo ruego; escucha mi clamor; presta oído a mi oración, pues no sale de labios engañosos.

Sal 17:2 Sé tú mi defensor, pues tus ojos ven lo que es justo.

Sal 17:3 Tú escudriñas mi corazón, tú me examinas por las noches; ¡ponme, pues, a prueba, que no hallarás en mí maldad alguna! ¡No pasarán por mis labios

Sal 17:4 palabras como las de otra gente, pues yo cumplo con tu palabra! Del camino de la violencia

Sal 17:5 he apartado mis pasos; mis pies están firmes en tus sendas.

Sal 17:6 A ti clamo, oh Dios, porque tú me respondes; inclina a mí tu oído, y escucha mi oración.

Sal 17:7 Tú, que salvas con tu diestra a los que buscan escapar de sus adversarios, dame una muestra de tu gran amor.

Sal 17:8 Cuídame como a la niña de tus ojos; escóndeme, bajo la sombra de tus alas,

Sal 17:9 de los malvados que me atacan, de los enemigos que me han cercado.

Sal 17:10 Han cerrado su insensible corazón, y profieren insolencias con su boca.

Sal 17:11 Vigilan de cerca mis pasos, prestos a derribarme.

Sal 17:12 Parecen leones ávidos de presa, leones que yacen al acecho.

Sal 17:13 ¡Vamos, SEÑOR, enfréntate a ellos! ¡Derrótalos! ¡Con tu espada rescátame de los malvados!

Sal 17:14 ¡Con tu mano, SEÑOR, sálvame de estos mortales que no tienen más herencia que esta vida! Con tus tesoros les has llenado el vientre, sus hijos han tenido abundancia, y hasta ha sobrado para sus descendientes.

Sal 17:15 Pero yo en justicia contemplaré tu rostro; me bastará con verte cuando despierte.