Día 84

07 El Auge y Caída del Reino de Israel

77 - 78 - 79 - 80 - 81 - 82 - 83 - 84 - 85 - 86 - 87 - 88 - 89 - 90 - 91 - 92 - 93 - 94 - 95 - 96 - 97 - 98 - 99 - 100 - 101 - 102 - 103 - 104 - 105 - 106 - 107 - 108

1 Samuel 21

David y el pan sagrado

1Sa 21:1

David en Nob

Cuando David llegó a Nob, fue a ver al sacerdote Ajimélec, quien al encontrarse con David se puso nervioso. —¿Por qué vienes solo? —le preguntó—. ¿Cómo es que nadie te acompaña?

1Sa 21:2 David le respondió: —Vengo por orden del rey, pero nadie debe saber a qué me ha enviado ni cuál es esa orden. En cuanto a mis hombres, ya les he indicado dónde encontrarnos.

1Sa 21:3 ¿Qué provisiones tienes a mano? Dame unos cinco panes, o algo más que tengas.

1Sa 21:4 —No tengo a la mano pan común y corriente —le contestó el sacerdote—. Podría darte el pan consagrado, si es que tus hombres se han abstenido por lo menos de estar con mujeres.

1Sa 21:5 David respondió: —Te aseguro que, como es la costumbre cuando salimos en una expedición, no hemos tenido contacto con mujeres. Además, mis hombres[a] se consagran incluso en expediciones ordinarias, así que con más razón están consagrados ahora.

1Sa 21:6 Por tanto, el sacerdote le entregó a David el pan consagrado, ya que no había otro. Era el pan de la Presencia que había sido quitado de delante del SEÑOR y reemplazado por el pan caliente del día.

1Sa 21:7 Aquel día estaba allí uno de los oficiales de Saúl, que había tenido que quedarse en el santuario del SEÑOR. Se trataba de un edomita llamado Doeg, que era jefe de los pastores de Saúl.

1Sa 21:8 Más tarde, David le preguntó a Ajimélec: —¿No tienes a la mano una lanza o una espada? Tan urgente era el encargo del rey que no alcancé a tomar mi espada ni mis otras armas.

1Sa 21:9 El sacerdote respondió: —Aquí tengo la espada del filisteo Goliat, a quien mataste en el valle de Elá. Está detrás del efod, envuelta en un paño. Puedes llevártela, si quieres. Otras armas no tengo. —Dámela —dijo David—. ¡Es la mejor que podrías ofrecerme!

David huye a Gat

1Sa 21:10

David en Gat

Ese mismo día David, todavía huyendo de Saúl, se dirigió a Aquis, rey de Gat.

1Sa 21:11 Los oficiales le dijeron a Aquis: —¿No es éste David, el rey del país? ¿No es él por quien danzaban, y en los cantos decían: «Saúl destruyó a un ejército, pero David aniquiló a diez»?

1Sa 21:12 Al oír esto, David se preocupó y tuvo mucho miedo de Aquis, rey de Gat.

1Sa 21:13 Por lo tanto, cuando estaban por apresarlo, fingió perder la razón y, en público, comenzó a portarse como un loco, haciendo garabatos en las puertas y dejando que la saliva le corriera por la barba.

1Sa 21:14 Aquis dijo entonces a sus oficiales: —¿Pero qué, no se fijan? ¡Ese hombre está loco! ¿Para qué me lo traen?

1Sa 21:15 ¿Acaso me hacen falta más locos, que encima me traen a éste para hacer sus locuras en mi presencia? ¡Sáquenlo de mi palacio!

1 Samuel 22

David en la cueva de Adulam

1Sa 22:1

David huye a Adulán y a Mizpa

David se fue de Gat y huyó a la cueva de Adulán. Cuando sus hermanos y el resto de la familia se enteraron, fueron a verlo allí.

1Sa 22:2 Además, se le unieron muchos otros que estaban en apuros, cargados de deudas o amargados. Así, David llegó a tener bajo su mando a unos cuatrocientos hombres.

1Sa 22:3 De allí se dirigió a Mizpa, en Moab, y le pidió al rey de ese lugar: «Deja que mis padres vengan a vivir entre ustedes hasta que yo sepa lo que Dios quiere de mí.»

1Sa 22:4 Fue así como dejó a sus padres con el rey de Moab, y ellos se quedaron allí todo el tiempo que David permaneció en su refugio.

1Sa 22:5 Pero el profeta Gad le dijo a David: «No te quedes en el refugio. Es mejor que regreses a la tierra de Judá.» Entonces David se fue de allí, y se metió en el bosque de Jaret.

Saúl mata a los sacerdotes en Nob

1Sa 22:6

Saúl elimina a los sacerdotes de Nob

Mientras Saúl estaba sentado a la sombra de un tamarisco que había en la colina de Guibeá, se enteró de que David y sus hombres habían sido localizados. Tenía Saúl su lanza en la mano, y lo rodeaban todos sus oficiales,

1Sa 22:7 a quienes les dijo: —¡Pongan atención, hombres de Benjamín! ¿También ustedes creen que el hijo de Isaí les va a dar tierras y viñedos, y que a todos los va a nombrar jefes de mil y de cien soldados?

1Sa 22:8 ¡Ahora veo por qué todos ustedes conspiran contra mí, y por qué nadie me informa del pacto que mi hijo ha hecho con el hijo de Isaí! Nadie se ha tomado la molestia de avisarme que mi propio hijo instiga a uno de mis súbditos a que se subleve y me aceche, como en realidad está pasando.

1Sa 22:9 Doeg el edomita, que se encontraba entre los oficiales de Saúl, le dijo: —Yo vi al hijo de Isaí reunirse en Nob con Ajimélec hijo de Ajitob.

1Sa 22:10 Ajimélec consultó al SEÑOR por David y le dio provisiones, y hasta le entregó la espada de Goliat.

1Sa 22:11 Entonces el rey mandó a llamar al sacerdote Ajimélec hijo de Ajitob, y a todos sus parientes, que eran sacerdotes en Nob. Cuando llegaron,

1Sa 22:12 Saúl le dijo: —Escucha, hijo de Ajitob. —Diga, mi señor —respondió Ajimélec.

1Sa 22:13 —¿Por qué tú y el hijo de Isaí conspiran contra mí? —le reclamó Saúl—. Le diste comida y una espada. También consultaste a Dios por él para que se subleve y me aceche, como en realidad está pasando.

1Sa 22:14 Ajimélec le respondió al rey: —¿Quién entre todos los oficiales del rey es tan fiel como su yerno David, jefe de la guardia real y respetado en el palacio?

1Sa 22:15 ¿Es acaso ésta la primera vez que consulto a Dios por él? ¡Claro que no! No debiera el rey acusarnos ni a mí ni a mi familia, pues de este asunto su servidor no sabe absolutamente nada.

1Sa 22:16 —¡Te llegó la hora, Ajimélec! —replicó el rey—. ¡Y no sólo a ti sino a toda tu familia!

1Sa 22:17 De inmediato el rey ordenó a los guardias que lo acompañaban: —¡Maten a los sacerdotes del SEÑOR, que ellos también se han puesto de parte de David! Sabían que estaba huyendo, y sin embargo no me lo dijeron. Pero los oficiales del rey no se atrevieron a levantar la mano en contra de los sacerdotes del SEÑOR.

1Sa 22:18 Así que el rey le ordenó a Doeg: —¡Pues mátalos tú! Entonces Doeg el edomita se lanzó contra ellos y los mató. Aquel día mató a ochenta y cinco hombres que tenían puesto el efod de lino.

1Sa 22:19 Luego fue a Nob, el pueblo de los sacerdotes, y mató a filo de espada a hombres y mujeres, a niños y recién nacidos, y hasta a los bueyes, asnos y ovejas.

1Sa 22:20 Sin embargo, un hijo de Ajimélec, llamado Abiatar, logró escapar y huyó hasta encontrarse con David.

1Sa 22:21 Cuando le informó que Saúl había matado a los sacerdotes del SEÑOR,

1Sa 22:22 David le respondió: —Ya desde aquel día, cuando vi a Doeg en Nob, sabía yo que él le avisaría a Saúl. Yo tengo la culpa de que hayan muerto todos tus parientes.

1Sa 22:23 Pero no tengas miedo. Quédate conmigo, que aquí estarás a salvo. Quien quiera matarte tendrá que matarme a mí.

1 Samuel 23

David salva la ciudad de Keila

1Sa 23:1

David libera la ciudad de Queilá

Los filisteos atacaron la ciudad de Queilá y saquearon los graneros. Cuando David se enteró de lo sucedido,

1Sa 23:2 consultó al SEÑOR: —¿Debo ir a luchar contra los filisteos? —Ve —respondió el SEÑOR—, lucha contra los filisteos y libera a Queilá.

1Sa 23:3 Pero los soldados le dijeron a David: —Si aun aquí en Judá vivimos con miedo, ¡cuánto más si vamos a Queilá para atacar al ejército filisteo!

1Sa 23:4 David volvió a consultar al SEÑOR, y él le respondió: —Ponte en camino y ve a Queilá, que voy a entregar en tus manos a los filisteos.

1Sa 23:5 Así que David y sus hombres fueron allá y lucharon contra los filisteos, derrotándolos por completo. David se apoderó de los ganados de los filisteos y rescató a los habitantes de la ciudad.

1Sa 23:6 Ahora bien, cuando Abiatar hijo de Ajimélec huyó a Queilá para refugiarse con David, se llevó consigo el efod.

1Sa 23:7

Saúl persigue a David

Cuando le contaron a Saúl que David había ido a Queilá, exclamó: «¡Dios me lo ha entregado! David se ha metido en una ciudad con puertas y cerrojos, y no tiene escapatoria.»

1Sa 23:8 Entonces convocó a todo su ejército para ir a combatir a David y a sus hombres, y sitiar la ciudad de Queilá.

1Sa 23:9 David se enteró de que Saúl tramaba su destrucción. Por tanto, le ordenó a Abiatar que le llevara el efod.

1Sa 23:10 Luego David oró: —Oh SEÑOR, Dios de Israel, yo, tu siervo, sé muy bien que por mi culpa Saúl se propone venir a Queilá para destruirla.

1Sa 23:11 ¿Me entregarán los habitantes de esta ciudad en manos de Saúl? ¿Es verdad que Saúl vendrá, según me han dicho? Yo te ruego, SEÑOR, Dios de Israel, que me lo hagas saber. —Sí, vendrá —le respondió el SEÑOR.

1Sa 23:12 David volvió a preguntarle: —¿Nos entregarán los habitantes de Queilá a mí y a mis hombres en manos de Saúl? Y el SEÑOR le contestó: —Sí, los entregarán.

1Sa 23:13 Entonces David y sus hombres, que eran como seiscientos, se fueron de Queilá y anduvieron de un lugar a otro. Cuando le contaron a Saúl que David se había ido de Queilá, decidió suspender la campaña.

1Sa 23:14 David se estableció en los refugios del desierto, en los áridos cerros de Zif. Día tras día Saúl lo buscaba, pero Dios no lo entregó en sus manos.

Saúl persigue a David

1Sa 23:15 Estando David en Hores, en el desierto de Zif, se enteró de que Saúl había salido en su busca con la intención de matarlo.

1Sa 23:16 Jonatán hijo de Saúl fue a ver a David en Hores, y lo animó a seguir confiando en Dios.

1Sa 23:17 «No tengas miedo —le dijo—, que mi padre no podrá atraparte. Tú vas a ser el rey de Israel, y yo seré tu segundo. Esto, hasta mi padre lo sabe.»

1Sa 23:18 Entonces los dos hicieron un pacto en presencia del SEÑOR, después de lo cual Jonatán regresó a su casa y David se quedó en Hores.

1Sa 23:19 Los habitantes de Zif fueron a Guibeá y le dijeron a Saúl: —¿No sabe Su Majestad que David se ha escondido en nuestro territorio? Está en el monte de Jaquilá, en los refugios de Hores, al sur del desierto.

1Sa 23:20 Cuando Su Majestad tenga a bien venir, entregaremos a David en sus manos.

1Sa 23:21 —¡Que el SEÑOR los bendiga por tenerme tanta consideración! —respondió Saúl—.

1Sa 23:22 Vayan y averigüen bien por dónde anda y quién lo ha visto, pues me han dicho que es muy astuto.

1Sa 23:23 Infórmense bien de todos los lugares donde se esconde, y tráiganme datos precisos. Entonces yo iré con ustedes, y si es verdad que está en esa región, lo buscaré entre todos los clanes de Judá.

1Sa 23:24 Los de Zif se despidieron de Saúl y volvieron a su tierra. Mientras tanto, David y sus hombres se encontraban en el desierto de Maón, en el Arabá, al sur del desierto.

1Sa 23:25 Cuando le avisaron a David que Saúl y sus hombres venían en su búsqueda, bajó al peñasco del desierto de Maón. Al enterarse de esto, Saúl dirigió la persecución hacia ese lugar.

1Sa 23:26 Saúl avanzaba por un costado del monte, mientras que David y sus hombres iban por el otro, apresurándose para escapar. Pero Saúl y sus hombres lo tenían rodeado. Ya estaban a punto de atraparlo,

1Sa 23:27 cuando un mensajero llegó y le dijo a Saúl: «¡Apresúrese, Su Majestad, que los filisteos están saqueando el país!»

1Sa 23:28 Saúl dejó entonces de perseguir a David y volvió para enfrentarse con los filisteos. Por eso aquel sitio se llama Sela Hamajlecot.[a]

1Sa 23:29 Luego David se fue de allí para establecerse en los refugios de Engadi.

1 Samuel 24

David perdona la vida a Saúl

1Sa 24:1

David le perdona la vida a Saúl

Cuando Saúl regresó de perseguir a los filisteos, le informaron que David estaba en el desierto de Engadi.

1Sa 24:2 Entonces Saúl tomó consigo tres batallones de hombres escogidos de todo Israel, y se fue por los Peñascos de las Cabras, en busca de David y de sus hombres.

1Sa 24:3 Por el camino, llegó a un redil de ovejas; y como había una cueva en el lugar, entró allí para hacer sus necesidades.[a] David estaba escondido en el fondo de la cueva, con sus hombres,

1Sa 24:4 y éstos le dijeron: —En verdad, hoy se cumple la promesa que te hizo el SEÑOR cuando te dijo: “Yo pondré a tu enemigo en tus manos, para que hagas con él lo que mejor te parezca.” David se levantó y, sin hacer ruido, cortó el borde del manto de Saúl.

1Sa 24:5 Pero le remordió la conciencia por lo que había hecho,

1Sa 24:6 y les dijo a sus hombres: —¡Que el SEÑOR me libre de hacerle al rey lo que ustedes sugieren! No puedo alzar la mano contra él, porque es el ungido del SEÑOR.

1Sa 24:7 De este modo David contuvo a sus hombres, y no les permitió que atacaran a Saúl. Pero una vez que éste salió de la cueva para proseguir su camino,

1Sa 24:8 David lo siguió, gritando: —¡Majestad, Majestad! Saúl miró hacia atrás, y David, postrándose rostro en tierra, se inclinó

1Sa 24:9 y le dijo: —¿Por qué hace caso Su Majestad a los que dicen que yo quiero hacerle daño?

1Sa 24:10 Usted podrá ver con sus propios ojos que hoy mismo, en esta cueva, el SEÑOR lo había entregado en mis manos. Mis hombres me incitaban a que lo matara, pero yo respeté su vida y dije: “No puedo alzar la mano contra el rey, porque es el ungido del SEÑOR.”

1Sa 24:11 Padre mío, mire usted el borde de su manto que tengo en la mano. Yo corté este pedazo, pero a usted no lo maté. Reconozca que yo no intento hacerle mal ni traicionarlo. Usted, sin embargo, me persigue para quitarme la vida, aunque yo no le he hecho ningún agravio.

1Sa 24:12 ¡Que el SEÑOR juzgue entre nosotros dos! ¡Y que el SEÑOR me vengue de usted! Pero mi mano no se alzará contra usted.

1Sa 24:13 Como dice el antiguo refrán: “De los malos, la maldad” ; por eso mi mano jamás se alzará contra usted.

1Sa 24:14 »¿Contra quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién persigue? ¡A un perro muerto! ¡A una pulga!

1Sa 24:15 ¡Que sea el SEÑOR quien juzgue y dicte la sentencia entre nosotros dos! ¡Que examine mi causa, y me defienda y me libre de usted!

1Sa 24:16 Cuando David terminó de hablar, Saúl le preguntó: —David, hijo mío, ¡pero si eres tú quien me habla! Y alzando la voz, se echó a llorar.

1Sa 24:17 —Has actuado mejor que yo —continuó Saúl—. Me has devuelto bien por mal.

1Sa 24:18 Hoy me has hecho reconocer lo bien que me has tratado, pues el SEÑOR me entregó en tus manos, y no me mataste.

1Sa 24:19 ¿Quién encuentra a su enemigo y le perdona la vida?[b] ¡Que el SEÑOR te recompense por lo bien que me has tratado hoy!

1Sa 24:20 Ahora caigo en cuenta de que tú serás el rey, y de que consolidarás el reino de Israel.

1Sa 24:21 Júrame entonces, por el SEÑOR, que no exterminarás mi descendencia ni borrarás el nombre de mi familia.

1Sa 24:22 David se lo juró. Luego Saúl volvió a su palacio, y David y sus hombres subieron al refugio.

Salmo 84

Anhela mi alma los atrios de Jehová

Sal 84:1

Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de los hijos de Coré.

¡Cuán hermosas son tus moradas, SEÑOR Todopoderoso!

Sal 84:2 Anhelo con el alma los atrios del SEÑOR; casi agonizo por estar en ellos. Con el corazón, con todo el cuerpo, canto alegre al Dios de la vida.

Sal 84:3 SEÑOR Todopoderoso, rey mío y Dios mío, aun el gorrión halla casa cerca de tus altares; también la golondrina hace allí su nido, para poner sus polluelos.

Sal 84:4 Dichoso el que habita en tu templo, pues siempre te está alabando. Selah

Sal 84:5 Dichoso el que tiene en ti su fortaleza, que sólo piensa en recorrer tus sendas.

Sal 84:6 Cuando pasa por el valle de las Lágrimas lo convierte en región de manantiales; también las lluvias tempranas cubren de bendiciones el valle.

Sal 84:7 Según avanzan los peregrinos, cobran más fuerzas, y en Sión se presentan ante el Dios de dioses.

Sal 84:8 Oye mi oración, SEÑOR, Dios Todopoderoso; escúchame, Dios de Jacob. Selah

Sal 84:9 Oh Dios, escudo nuestro, pon sobre tu ungido tus ojos bondadosos.

Sal 84:10 Vale más pasar un día en tus atrios que mil fuera de ellos; prefiero cuidar la entrada de la casa de mi Dios que habitar entre los impíos.

Sal 84:11 El SEÑOR es sol y escudo; Dios nos concede honor y gloria. El SEÑOR brinda generosamente su bondad a los que se conducen sin tacha.

Sal 84:12 SEÑOR Todopoderoso, ¡dichosos los que en ti confían!