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Cómo Leer la Biblia: La Biblia como Literatura de Meditación Judía

Este vídeo explora el especial estilo literario de la Biblia que tiene el propósito de atraer a sus lectores a un viaje de lectura y meditación de toda la vida. La Biblia está diseñada como un trabajo con varios niveles, y que va ofreciendo nuevos niveles de percepción a medida que la vuelves a leer y que permites que cada parte te ayude a comprender todas las demás.

02 El Pacto con Abraham

Génesis 25

"Muerte de Abraham, sus descendientes"

Gén 25:1

Muerte de Abraham

25:1-4—1Cr 1:32-33

Abraham volvió a casarse, esta vez con una mujer llamada Cetura.

Gén 25:2 Los hijos que tuvo con ella fueron: Zimrán, Jocsán, Medán, Madián, Isbac y Súaj.

Gén 25:3 Jocsán fue el padre de Sabá y Dedán. Los descendientes de Dedán fueron los asureos, los letuseos y los leumeos.

Gén 25:4 Los hijos de Madián fueron Efá, Éfer, Janoc, Abidá y Eldá. Todos éstos fueron hijos de Cetura.

Gén 25:5 Abraham entregó todos sus bienes a Isaac.

Gén 25:6 A los hijos de sus concubinas les hizo regalos y, mientras él todavía estaba con vida, los separó de su hijo Isaac, enviándolos a las regiones orientales.

Gén 25:7 Abraham vivió ciento setenta y cinco años,

Gén 25:8 y murió en buena vejez, luego de haber vivido muchos años, y fue a reunirse con sus antepasados.

Gén 25:9 Sus hijos Isaac e Ismael lo sepultaron en la cueva de Macpela, que está cerca de Mamré, es decir, en el campo del hitita Efrón hijo de Zojar.

Gén 25:10 Éste era el campo que Abraham les había comprado a los hititas. Allí lo enterraron, junto a su esposa Sara.

Gén 25:11 Luego de la muerte de Abraham, Dios bendijo a Isaac, hijo de Abraham, quien se quedó a vivir cerca del pozo de Lajay Roí.

Gén 25:12

Descendientes de Ismael

25:12-16—1Cr 1:29-31

Ésta es la descendencia de Ismael, el hijo que Abraham tuvo con Agar, la criada egipcia de Sara.

Gén 25:13 Éstos son los nombres de los hijos de Ismael, comenzando por el primogénito: Nebayot, Cedar, Adbel, Mibsán,

Gén 25:14 Mismá, Dumá, Masá,

Gén 25:15 Hadar, Temá, Jetur, Nafis y Cedema.

Gén 25:16 Éstos fueron los hijos de Ismael, y éstos los nombres de los doce jefes de tribus, según sus propios territorios y campamentos.

Gén 25:17 Ismael vivió ciento treinta y siete años. Al morir, fue a reunirse con sus antepasados.

Gén 25:18 Sus descendientes se quedaron a vivir en la región que está entre Javilá y Sur, cerca de Egipto, en la ruta que conduce a Asiria. Allí se establecieron en franca oposición a todos sus hermanos.

El nacimiento de Esaú y Jacob

Gén 25:19

Nacimiento de Jacob y de Esaú

Ésta es la historia de Isaac, el hijo que tuvo Abraham.

Gén 25:20 Isaac tenía cuarenta años cuando se casó con Rebeca, que era hija de Betuel y hermana de Labán. Betuel y Labán eran arameos de Padán Aram.[a]

Gén 25:21 Isaac oró al SEÑOR en favor de su esposa, porque era estéril. El SEÑOR oyó su oración, y ella quedó embarazada.

Gén 25:22 Pero como los niños luchaban dentro de su seno, ella se preguntó: «Si esto va a seguir así, ¿para qué sigo viviendo?» Entonces fue a consultar al SEÑOR,

Gén 25:23 y él le contestó: «Dos naciones hay en tu seno; dos pueblos se dividen desde tus entrañas. Uno será más fuerte que el otro, y el mayor servirá al menor.»

Gén 25:24 Cuando le llegó el momento de dar a luz, resultó que en su seno había mellizos.

Gén 25:25 El primero en nacer era pelirrojo, y tenía todo el cuerpo cubierto de vello. A éste lo llamaron Esaú.[b]

Gén 25:26 Luego nació su hermano, agarrado con una mano del talón de Esaú. A éste lo llamaron Jacob.[c] Cuando nacieron los mellizos, Isaac tenía sesenta años.

Gén 25:27 Los niños crecieron. Esaú era un hombre de campo y se convirtió en un excelente cazador, mientras que Jacob era un hombre tranquilo que prefería quedarse en el campamento.

Gén 25:28 Isaac quería más a Esaú, porque le gustaba comer de lo que él cazaba; pero Rebeca quería más a Jacob.

Esaú vende su primogenitura

Gén 25:29 Un día, cuando Jacob estaba preparando un guiso, Esaú llegó agotado del campo y le dijo:

Gén 25:30 —Dame de comer de ese guiso rojizo, porque estoy muy cansado. (Por eso a Esaú se le llamó Edom.)[d]

Gén 25:31 —Véndeme primero tus derechos de hijo mayor —le respondió Jacob.

Gén 25:32 —Me estoy muriendo de hambre —contestó Esaú—, así que ¿de qué me sirven los derechos de primogénito?

Gén 25:33 —Véndeme entonces los derechos bajo juramento —insistió Jacob. Esaú se lo juró, y fue así como le vendió a Jacob sus derechos de primogénito.

Gén 25:34 Jacob, por su parte, le dio a Esaú pan y guiso de lentejas. Luego de comer y beber, Esaú se levantó y se fue. De esta manera menospreció sus derechos de hijo mayor.

Génesis 26

Promesa de Dios a Isaac

Gén 26:1

Isaac y Abimélec

En ese tiempo hubo mucha hambre en aquella región, además de la que hubo en tiempos de Abraham. Por eso Isaac se fue a Guerar, donde se encontraba Abimélec, rey de los filisteos.

Gén 26:2 Allí el SEÑOR se le apareció y le dijo: «No vayas a Egipto. Quédate en la región de la que te he hablado.

Gén 26:3 Vive en ese lugar por un tiempo. Yo estaré contigo y te bendeciré, porque a ti y a tu descendencia les daré todas esas tierras. Así confirmaré el juramento que le hice a tu padre Abraham.

Gén 26:4 Multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo, y les daré todas esas tierras. Por medio de tu descendencia todas las naciones de la tierra serán bendecidas,

Gén 26:5 porque Abraham me obedeció y cumplió mis preceptos y mis mandamientos, mis normas y mis enseñanzas.»

Isaac y Abimelec

Gén 26:6 Isaac se quedó en Guerar.

Gén 26:7 Y cuando la gente del lugar le preguntaba a Isaac acerca de su esposa, él respondía que ella era su hermana. Tan bella era Rebeca que Isaac tenía miedo de decir que era su esposa, pues pensaba que por causa de ella podrían matarlo.

Gén 26:8 Algún tiempo después, mientras Abimélec, el rey de los filisteos, miraba por una ventana, vio a Isaac acariciando a su esposa Rebeca.

Gén 26:9 Entonces mandó llamar a Isaac y le dijo: —¡Conque ella es tu esposa! ¿Por qué dijiste que era tu hermana? —Yo pensé que por causa de ella podrían matarme —contestó Isaac.

Gén 26:10 —¿Por qué nos hiciste esto? —replicó Abimélec—. Alguno de nosotros podría haberse acostado con tu esposa, ¡y tú nos habrías hecho a todos culpables de ese pecado!

Gén 26:11 Por eso Abimélec envió esta orden a todo el pueblo: —Si alguien molesta a este hombre o a su esposa, será condenado a muerte.

Gén 26:12 Isaac sembró en aquella región, y ese año cosechó al ciento por uno, porque el SEÑOR lo había bendecido.

Gén 26:13 Así Isaac fue acumulando riquezas, hasta que llegó a ser muy rico.

Gén 26:14 Esto causó que los filisteos comenzaran a tenerle envidia, pues llegó a tener muchas ovejas, vacas y siervos.

Gén 26:15 Ahora bien, los filisteos habían cegado todos los pozos de agua que los siervos del padre de Isaac habían cavado.

Gén 26:16 Así que Abimélec le dijo a Isaac: —Aléjate de nosotros, pues ya eres más poderoso que nosotros.

Gén 26:17 Isaac se fue de allí, y acampó en el valle de Guerar, donde se quedó a vivir.

Gén 26:18 Abrió nuevamente los pozos de agua que habían sido cavados en tiempos de su padre Abraham, y que los filisteos habían tapado después de su muerte, y les puso los mismos nombres que su padre les había dado.

Gén 26:19 Cierta vez, cuando los siervos de Isaac estaban cavando en el valle, encontraron un manantial.

Gén 26:20 Pero los pastores de Guerar discutieron acaloradamente con los pastores de Isaac, alegando que el agua era de ellos. Por eso Isaac llamó a ese pozo Pleito,[a] porque habían peleado con él.

Gén 26:21 Después sus siervos cavaron otro pozo, por el cual también se pelearon. Por eso Isaac lo llamó Enemistad.[b]

Gén 26:22 Entonces Isaac se fue de allí y cavó otro pozo, pero esta vez no hubo ninguna disputa. A este pozo lo llamó Espacios libres,[c] y dijo: «El SEÑOR nos ha dado espacio para que prosperemos en esta región.»

Gén 26:23 De allí Isaac se dirigió a Berseba.

Gén 26:24 Esa noche se le apareció el SEÑOR, y le dijo: «Yo soy el Dios de tu padre Abraham. No temas, que yo estoy contigo. Por amor a mi siervo Abraham, te bendeciré y multiplicaré tu descendencia.»

Gén 26:25 Allí Isaac construyó un altar e invocó el nombre del SEÑOR. Acampó en ese lugar, y sus siervos cavaron un pozo.

Gén 26:26 Cierto día, Abimélec fue a ver a Isaac desde Guerar. Llegó acompañado de su consejero Ajuzat, y de Ficol, el jefe de su ejército.

Gén 26:27 Isaac les preguntó: —Si tanto me odian, que hasta me echaron de su tierra, ¿para qué vienen a verme?

Gén 26:28 —Nos hemos dado cuenta de que el SEÑOR está contigo —respondieron—. Hemos pensado que tú y nosotros debiéramos hacer un pacto, respaldado por un juramento. Ese pacto será el siguiente:

Gén 26:29 Tú no nos harás ningún daño, ya que nosotros no te hemos perjudicado, sino que te hemos tratado bien y te hemos dejado ir en paz. ¡Ahora el bendecido del SEÑOR eres tú!

Gén 26:30 Isaac les preparó un banquete, y comieron y bebieron.

Gén 26:31 A la mañana siguiente se levantaron muy temprano, e hicieron un compromiso mutuo. Luego Isaac los despidió, y ellos se fueron en calidad de amigos.

Gén 26:32 Aquel mismo día, los siervos de Isaac fueron y le informaron acerca de un pozo que habían cavado, y le dijeron: —¡Hemos encontrado agua!

Gén 26:33 Isaac llamó a ese pozo Juramento.[d] Por eso la ciudad se llama Berseba[e] hasta el día de hoy.

Gén 26:34

Isaac bendice a Jacob

Esaú tenía cuarenta años de edad cuando se casó con Judit hija de Beerí, el hitita. También se casó con Basemat, hija de un hitita llamado Elón.

Gén 26:35 Estas dos mujeres les causaron mucha amargura a Isaac y a Rebeca.

Génesis 27

Isaac bendice a Jacob

Gén 27:1 Isaac había llegado a viejo y se había quedado ciego. Un día llamó a Esaú, su hijo mayor. —¡Hijo mío! —le dijo. —Aquí estoy —le contestó Esaú.

Gén 27:2 —Como te darás cuenta, ya estoy muy viejo y en cualquier momento puedo morirme.

Gén 27:3 Toma, pues, tus armas, tu arco y tus flechas, y ve al campo a cazarme algún animal.

Gén 27:4 Prepárame luego un buen guiso, como a mí me gusta, y tráemelo para que me lo coma. Entonces te bendeciré antes de que muera.

Gén 27:5 Como Rebeca había estado escuchando mientras Isaac le hablaba a su hijo Esaú, en cuanto éste se fue al campo a cazar un animal para su padre,

Gén 27:6 ella le dijo a su hijo Jacob: —Según acabo de escuchar, tu padre le ha pedido a tu hermano Esaú

Gén 27:7 que cace un animal y se lo traiga para hacerle un guiso como a él le gusta. También le ha prometido que antes de morirse lo va a bendecir, poniendo al SEÑOR como testigo.

Gén 27:8 Ahora bien, hijo mío, escúchame bien, y haz lo que te mando.

Gén 27:9 Ve al rebaño y tráeme de allí dos de los mejores cabritos, para que yo le prepare a tu padre un guiso como a él le gusta.

Gén 27:10 Tú se lo llevarás para que se lo coma, y así él te dará su bendición antes de morirse.

Gén 27:11 Pero Jacob le dijo a su madre: —Hay un problema: mi hermano Esaú es muy velludo, y yo soy lampiño.

Gén 27:12 Si mi padre me toca, se dará cuenta de que quiero engañarlo, y esto hará que me maldiga en vez de bendecirme.

Gén 27:13 —Hijo mío, ¡que esa maldición caiga sobre mí! —le contestó su madre—. Tan sólo haz lo que te pido, y ve a buscarme esos cabritos.

Gén 27:14 Jacob fue a buscar los cabritos, se los llevó a su madre, y ella preparó el guiso tal como le gustaba a su padre.

Gén 27:15 Luego sacó la mejor ropa de su hijo mayor Esaú, la cual tenía en casa, y con ella vistió a su hijo menor Jacob.

Gén 27:16 Con la piel de los cabritos le cubrió los brazos y la parte lampiña del cuello,

Gén 27:17 y le entregó a Jacob el guiso y el pan que había preparado.

Gén 27:18 Jacob se presentó ante su padre y le dijo: —¡Padre! —Dime, hijo mío, ¿quién eres tú? —preguntó Isaac.

Gén 27:19 —Soy Esaú, tu primogénito —le contestó Jacob—. Ya hice todo lo que me pediste. Ven, por favor, y siéntate a comer de lo que he cazado; así podrás darme tu bendición.

Gén 27:20 Pero Isaac le preguntó a su hijo: —¿Cómo fue que lo encontraste tan pronto, hijo mío? —El SEÑOR tu Dios me ayudó —respondió Jacob.

Gén 27:21 Isaac le dijo: —Acércate, hijo mío, para que pueda tocarte y saber si de veras eres o no mi hijo Esaú.

Gén 27:22 Jacob se acercó a su padre, quien al tocarlo dijo: —La voz es la de Jacob, pero las manos son las de Esaú.

Gén 27:23 Así que no lo reconoció, porque sus manos eran velludas como las de Esaú. Ya se disponía a bendecirlo

Gén 27:24 cuando volvió a preguntarle: —¿En serio eres mi hijo Esaú? —Claro que sí —respondió Jacob.

Gén 27:25 Entonces su padre le dijo: —Tráeme lo que has cazado, para que lo coma, y te daré mi bendición. Jacob le sirvió, y su padre comió. También le llevó vino, y su padre lo bebió.

Gén 27:26 Luego le dijo su padre: —Acércate ahora, hijo mío, y dame un beso.

Gén 27:27 Jacob se acercó y lo besó. Cuando Isaac olió su ropa, lo bendijo con estas palabras: «El olor de mi hijo es como el de un campo bendecido por el SEÑOR.

Gén 27:28 Que Dios te conceda el rocío del cielo; que de la riqueza de la tierra te dé trigo y vino en abundancia.

Gén 27:29 Que te sirvan los pueblos; que ante ti se inclinen las naciones. Que seas señor de tus hermanos; que ante ti se inclinen los hijos de tu madre. Maldito sea el que te maldiga, y bendito el que te bendiga.»

Gén 27:30 No bien había terminado Isaac de bendecir a Jacob, y éste de salir de la presencia de su padre, cuando Esaú volvió de cazar.

Gén 27:31 También él preparó un guiso, se lo llevó a su padre y le dijo: —Levántate, padre mío, y come de lo que ha cazado tu hijo. Luego podrás darme tu bendición.

Gén 27:32 Pero Isaac lo interrumpió: —¿Quién eres tú? —Soy Esaú, tu hijo primogénito —respondió.

Gén 27:33 Isaac comenzó a temblar y, muy sobresaltado, dijo: —¿Quién fue el que ya me trajo lo que había cazado? Poco antes de que llegaras, yo me lo comí todo. Le di mi bendición, y bendecido quedará.

Gén 27:34 Al escuchar Esaú las palabras de su padre, lanzó un grito aterrador y, lleno de amargura, le dijo: —¡Padre mío, te ruego que también a mí me bendigas!

Gén 27:35 Pero Isaac le respondió: —Tu hermano vino y me engañó, y se llevó la bendición que a ti te correspondía.

Gén 27:36 —¡Con toda razón le pusieron Jacob![a] —replicó Esaú—. Ya van dos veces que me engaña: primero me quita mis derechos de primogénito, y ahora se lleva mi bendición. ¿No te queda ninguna bendición para mí?

Gén 27:37 Isaac le respondió: —Ya lo he puesto por señor tuyo: todos sus hermanos serán siervos suyos; lo he sustentado con trigo y con vino. ¿Qué puedo hacer ahora por ti, hijo mío?

Gén 27:38 Pero Esaú insistió: —¿Acaso tienes una sola bendición, padre mío? ¡Bendíceme también a mí! Y se echó a llorar.

Gén 27:39 Entonces su padre le dijo: «Vivirás lejos de las riquezas de la tierra, lejos del rocío que cae del cielo.

Gén 27:40 Gracias a tu espada, vivirás y servirás a tu hermano. Pero cuando te impacientes, te librarás de su opresión.»

Gén 27:41

Jacob huye de Esaú

A partir de ese momento, Esaú guardó un profundo rencor hacia su hermano por causa de la bendición que le había dado su padre, y pensaba: «Ya falta poco para que hagamos duelo por mi padre; después de eso, mataré a mi hermano Jacob.»

Gén 27:42 Cuando Rebeca se enteró de lo que estaba pensando Esaú, mandó llamar a Jacob, y le dijo: —Mira, tu hermano Esaú está planeando matarte para vengarse de ti.

Gén 27:43 Por eso, hijo mío, obedéceme: Prepárate y huye en seguida a Jarán, a la casa de mi hermano Labán,

Gén 27:44 y quédate con él por un tiempo, hasta que se calme el enojo de tu hermano.

Gén 27:45 Cuando ya se haya tranquilizado, y olvide lo que le has hecho, yo enviaré a buscarte. ¿Por qué voy a perder a mis dos hijos en un solo día?

Gén 27:46 Luego Rebeca le dijo a Isaac: —Estas mujeres hititas me tienen harta. Me han quitado las ganas de vivir. Si Jacob se llega a casar con una de las hititas que viven en este país, ¡más me valdría morir!

Génesis 28

Jacob enviado a Labán:

Gén 28:1 Isaac llamó a Jacob, lo bendijo y le ordenó: —No te cases con ninguna mujer de aquí de Canaán.

Gén 28:2 Vete ahora mismo a Padán Aram,[a] a la casa de Betuel, tu abuelo materno, y cásate allá con una de las hijas de tu tío Labán.

Gén 28:3 Que el Dios Todopoderoso te bendiga, te haga fecundo y haga que salgan de ti numerosas naciones.

Gén 28:4 Que también te dé, a ti y a tu descendencia, la bendición de Abraham, para que puedan poseer esta tierra donde ahora vives como extranjero, esta tierra que Dios le prometió a Abraham.

Gén 28:5 Así envió Isaac a Jacob a Padán Aram, a la casa de Labán, quien era hijo de Betuel el arameo, y hermano de Rebeca, la madre de Jacob y de Esaú.

Esaú se casa con una ismaelita

Gén 28:6 Esaú supo que Isaac había bendecido a Jacob, y que lo había enviado a Padán Aram para casarse allá. También se enteró de que, al bendecirlo, le dio la orden de no casarse con ninguna cananea,

Gén 28:7 y de que Jacob había partido hacia Padán Aram en obediencia a su padre y a su madre.

Gén 28:8 Entonces Esaú se dio cuenta de la antipatía de su padre por las cananeas.

Gén 28:9 Por eso, aunque ya tenía otras esposas cananeas, Esaú fue hasta donde vivía Ismael hijo de Abraham y se casó con su hija Majalat, que era hermana de Nebayot.

El sueño de Jacob

Gén 28:10

El sueño de Jacob en Betel

Jacob partió de Berseba y se encaminó hacia Jarán.

Gén 28:11 Cuando llegó a cierto lugar, se detuvo para pasar la noche, porque ya estaba anocheciendo. Tomó una piedra, la usó como almohada, y se acostó a dormir en ese lugar.

Gén 28:12 Allí soñó que había una escalinata apoyada en la tierra, y cuyo extremo superior llegaba hasta el cielo. Por ella subían y bajaban los ángeles de Dios.

Gén 28:13 En el sueño, el SEÑOR estaba de pie junto a él y le decía: «Yo soy el SEÑOR, el Dios de tu abuelo Abraham y de tu padre Isaac. A ti y a tu descendencia les daré la tierra sobre la que estás acostado.

Gén 28:14 Tu descendencia será tan numerosa como el polvo de la tierra. Te extenderás de norte a sur, y de oriente a occidente, y todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti y de tu descendencia.

Gén 28:15 Yo estoy contigo. Te protegeré por dondequiera que vayas, y te traeré de vuelta a esta tierra. No te abandonaré hasta cumplir con todo lo que te he prometido.»

Gén 28:16 Al despertar Jacob de su sueño, pensó: «En realidad, el SEÑOR está en este lugar, y yo no me había dado cuenta.»

Gén 28:17 Y con mucho temor, añadió: «¡Qué asombroso es este lugar! Es nada menos que la casa de Dios; ¡es la puerta del cielo!»

Gén 28:18 A la mañana siguiente Jacob se levantó temprano, tomó la piedra que había usado como almohada, la erigió como una estela y derramó aceite sobre ella.

Gén 28:19 En aquel lugar había una ciudad que se llamaba Luz, pero Jacob le cambió el nombre y le puso Betel.[b]

Gén 28:20 Luego Jacob hizo esta promesa: «Si Dios me acompaña y me protege en este viaje que estoy haciendo, y si me da alimento y ropa para vestirme,

Gén 28:21 y si regreso sano y salvo a la casa de mi padre, entonces el SEÑOR será mi Dios.

Gén 28:22 Y esta piedra que yo erigí como pilar será casa de Dios, y de todo lo que Dios me dé, le daré la décima parte.»

Salmo 8

Cuán glorioso es tu nombre

Sal 8:1

Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar».[a] Salmo de David.

Oh SEÑOR, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos!

Sal 8:2 Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza[b] de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde.

Sal 8:3 Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste,

Sal 8:4 me pregunto: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano[c], para que lo tomes en cuenta?»

Sal 8:5 Pues lo hiciste poco menos que un dios,[d] y lo coronaste de gloria y de honra:

Sal 8:6 lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio;

Sal 8:7 todas las ovejas, todos los bueyes, todos los animales del campo,

Sal 8:8 las aves del cielo, los peces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar.

Sal 8:9 Oh SEÑOR, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!