Día 53

05 El Desierto

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Libro de Deuteronomio

Mira nuestro video de Lee la Biblia sobre el libro de Deuteronomio, que analiza el diseño literario del libro y su flujo de pensamiento. En Deuteronomio, Moisés da las palabras finales de sabiduría y de advertencia antes de que los israelitas entren en la tierra prometida, desafiándoles a ser fieles a Dios.

Deuteronomio 1

La orden de partir de Horeb

Deu 1:1

Moisés ordena salir de Horeb

Éstas son las palabras que Moisés dirigió a todo Israel en el desierto al este del Jordán, es decir, en el Arabá, frente a Suf, entre la ciudad de Parán y las ciudades de Tofel, Labán, Jazerot y Dizahab.

Deu 1:2 Por la ruta del monte Seír hay once días de camino entre Horeb y Cades Barnea.

Deu 1:3 El día primero del mes undécimo del año cuarenta, Moisés les declaró a los israelitas todo lo que el SEÑOR les había ordenado por medio de él.

Deu 1:4 Poco antes, Moisés había derrotado a Sijón, rey de los amorreos, que reinaba en Hesbón, y a Og, rey de Basán, que reinaba en Astarot y en Edrey.

Deu 1:5 Moisés comenzó a explicar esta ley cuando todavía estaban los israelitas en el país de Moab, al este del Jordán. Les dijo:

Deu 1:6 «Cuando estábamos en Horeb, el SEÑOR nuestro Dios nos ordenó: «Ustedes han permanecido ya demasiado tiempo en este monte.

Deu 1:7 Pónganse en marcha y diríjanse a la región montañosa de los amorreos y a todas las zonas vecinas: el Arabá, las montañas, las llanuras occidentales, el Néguev y la costa, hasta la tierra de los cananeos, el Líbano y el gran río, el Éufrates.

Deu 1:8 Yo les he entregado esta tierra; ¡adelante, tomen posesión de ella!” El SEÑOR juró que se la daría a los antepasados de ustedes, es decir, a Abraham, Isaac y Jacob, y a sus descendientes.

Nombrados jefes

Deu 1:9

Nombramiento de jefes

»En aquel tiempo les dije: “Yo solo no puedo con todos ustedes.

Deu 1:10 El SEÑOR su Dios los ha hecho tan numerosos que hoy son ustedes tantos como las estrellas del cielo.

Deu 1:11 ¡Que el SEÑOR, el Dios de sus antepasados, los multiplique mil veces más, y los bendiga tal como lo prometió!

Deu 1:12 ¿Cómo puedo seguir ocupándome de todos los problemas, las cargas y los pleitos de ustedes?

Deu 1:13 Escojan de cada una de sus tribus a hombres sabios, inteligentes y experimentados, para que sean sus jefes.”

Deu 1:14 «Ustedes me respondieron: “Tu plan de acción nos parece excelente.”

Deu 1:15 Así que tomé a los líderes de sus tribus, hombres sabios y experimentados, y les di autoridad sobre ustedes. Los puse como jefes de grupos de mil, de cien, de cincuenta y de diez, y como funcionarios de las tribus.

Deu 1:16 Además, en aquel tiempo les di a sus jueces la siguiente orden: “Atiendan todos los litigios entre sus hermanos, y juzguen con imparcialidad, tanto a los israelitas como a los extranjeros.

Deu 1:17 No sean parciales en el juicio; consideren de igual manera la causa de los débiles y la de los poderosos. No se dejen intimidar por nadie, porque el juicio es de Dios. Los casos que no sean capaces de resolver, tráiganmelos, que yo los atenderé.”

Deu 1:18 »Fue en aquel tiempo cuando yo les ordené todo lo que ustedes debían hacer.

Israel se niega a entrar en la tierra

Deu 1:19

Misión de los espías

»Obedecimos al SEÑOR nuestro Dios y salimos de Horeb rumbo a la región montañosa de los amorreos. Cruzamos todo aquel inmenso y terrible desierto que ustedes han visto, y así llegamos a Cades Barnea.

Deu 1:20 Entonces les dije: “Han llegado a la región montañosa de los amorreos, la cual el SEÑOR nuestro Dios nos da.

Deu 1:21 Miren, el SEÑOR su Dios les ha entregado la tierra. Vayan y tomen posesión de ella como les dijo el SEÑOR, el Dios de sus antepasados. No tengan miedo ni se desanimen.”

Deu 1:22 »Pero todos ustedes vinieron a decirme: “Enviemos antes algunos de los nuestros para que exploren la tierra y nos traigan un informe de la ruta que debemos seguir y de las ciudades en las que podremos entrar.”

Deu 1:23 »Su propuesta me pareció buena, así que escogí a doce de ustedes, uno por cada tribu.

Deu 1:24 Los doce salieron en dirección a la región montañosa, y llegaron al valle de Escol y lo exploraron.

Deu 1:25 Tomaron consigo algunos de los frutos de la tierra, nos los trajeron y nos informaron lo buena que es la tierra que nos da el SEÑOR nuestro Dios.

Deu 1:26

Rebelión contra el SEÑOR

»Sin embargo, ustedes se negaron a subir y se rebelaron contra la orden del SEÑOR su Dios.

Deu 1:27 Se pusieron a murmurar en sus carpas y dijeron: “El SEÑOR nos aborrece; nos hizo salir de Egipto para entregarnos a los amorreos y destruirnos.

Deu 1:28 ¿A dónde iremos? Nuestros hermanos nos han llenado de miedo, pues nos informan que la gente de allá es más fuerte y más alta que nosotros, y que las ciudades son grandes y tienen muros que llegan hasta el cielo. ¡Para colmo, nos dicen que allí vieron anaquitas!”

Deu 1:29 »Entonces les respondí: “No se asusten ni les tengan miedo.

Deu 1:30 El SEÑOR su Dios marcha al frente y peleará por ustedes, como vieron que lo hizo en Egipto

Deu 1:31 y en el desierto. Por todo el camino que han recorrido, hasta llegar a este lugar, ustedes han visto cómo el SEÑOR su Dios los ha guiado, como lo hace un padre con su hijo.”

Deu 1:32 »A pesar de eso, ninguno de ustedes confió en el SEÑOR su Dios,

Deu 1:33 que se adelantaba a ustedes para buscarles dónde acampar. De noche lo hacía con fuego, para que vieran el camino a seguir, y de día los acompañaba con una nube.

Castigo por la rebelión de Israel

Deu 1:34 »Cuando el SEÑOR oyó lo que ustedes dijeron, se enojó e hizo este juramento:

Deu 1:35 “Ni un solo hombre de esta generación perversa verá la buena tierra que juré darles a sus antepasados.

Deu 1:36 Sólo la verá Caleb hijo de Jefone. A él y a sus descendientes les daré la tierra que han tocado sus pies, porque fue fiel al SEÑOR.”

Deu 1:37 »Por causa de ustedes el SEÑOR se enojó también conmigo, y me dijo: “Tampoco tú entrarás en esa tierra.

Deu 1:38 Quien sí entrará es tu asistente, Josué hijo de Nun. Infúndele ánimo, pues él hará que Israel posea la tierra.

Deu 1:39 En cuanto a sus hijos pequeños, que todavía no saben distinguir entre el bien y el mal, y de quienes ustedes pensaron que servirían de botín, ellos sí entrarán en la tierra y la poseerán, porque yo se la he dado.

Deu 1:40 Y ahora, ¡regresen al desierto! Sigan la ruta del Mar Rojo.”

Deu 1:41 «Ustedes me respondieron: “Hemos pecado contra el SEÑOR. Pero iremos y pelearemos, como el SEÑOR nuestro Dios nos lo ha ordenado.” Así que cada uno de ustedes se equipó para la guerra, pensando que era fácil subir a la región montañosa.

Deu 1:42 »Pero el SEÑOR me dijo: “Diles que no suban ni peleen, porque yo no estaré con ellos. Si insisten, los derrotarán sus enemigos.”

Deu 1:43 »Yo les di la información, pero ustedes no obedecieron. Se rebelaron contra la orden del SEÑOR y temerariamente subieron a la región montañosa.

Deu 1:44 Los amorreos que vivían en aquellas montañas les salieron al encuentro y los persiguieron como abejas, y los vencieron por completo desde Seír hasta Jormá.

Deu 1:45 Entonces ustedes regresaron y lloraron ante el SEÑOR, pero él no prestó atención a su lamento ni les hizo caso.

Deu 1:46 Por eso ustedes tuvieron que permanecer en Cades tanto tiempo.

Deuteronomio 2

Años vagando en el desierto

Deu 2:1

Peregrinación por el desierto

»En seguida nos dirigimos hacia el desierto por la ruta del Mar Rojo, como el SEÑOR me lo había ordenado. Nos llevó mucho tiempo rodear la región montañosa de Seír.

Deu 2:2 Entonces el SEÑOR me dijo:

Deu 2:3 “Dejen ya de andar rondando por estas montañas, y diríjanse al norte.

Deu 2:4 Dale estas órdenes al pueblo: ‘Pronto pasarán ustedes por el territorio de sus hermanos, los descendientes de Esaú, que viven en Seír. Aunque ellos les tienen miedo a ustedes, tengan mucho cuidado;

Deu 2:5 no peleen con ellos, porque no les daré a ustedes ninguna porción de su territorio, ni siquiera el lugar donde ustedes planten el pie. A Esaú le he dado por herencia la región montañosa de Seír.

Deu 2:6 Páguenles todo el alimento y el agua que ustedes consuman.’”

Deu 2:7 »Bien saben que el SEÑOR su Dios los ha bendecido en todo lo que han emprendido, y los ha cuidado por todo este inmenso desierto. Durante estos cuarenta años, el SEÑOR su Dios ha estado con ustedes y no les ha faltado nada.

Deu 2:8 »Así que bordeamos el territorio de nuestros hermanos, los descendientes de Esaú, que viven en Seír. Seguimos la ruta del Arabá, que viene desde Elat y Ezión Guéber. Luego dimos vuelta y viajamos por la ruta del desierto de Moab.

Deu 2:9 »El SEÑOR también me dijo: “No ataquen a los moabitas, ni los provoquen a la guerra, porque no les daré a ustedes ninguna porción de su territorio. A los descendientes de Lot les he dado por herencia la región de Ar.” »

Deu 2:10 Tiempo atrás vivió allí un pueblo fuerte y numeroso, el de los emitas, que eran tan altos como los anaquitas.

Deu 2:11 Tanto a ellos como a los anaquitas se les consideraba gigantes, pero los moabitas los llamaban emitas.

Deu 2:12 Antiguamente los horeos vivieron en Seír, pero los descendientes de Esaú los desalojaron, los destruyeron y se establecieron en su lugar, tal como lo hará Israel en la tierra que el SEÑOR le va a dar en posesión.

Deu 2:13 «El SEÑOR ordenó: “¡En marcha! ¡Crucen el arroyo Zéred!” Y así lo hicimos.

Deu 2:14 Habían pasado treinta y ocho años desde que salimos de Cades Barnea hasta que cruzamos el arroyo Zéred. Para entonces ya había desaparecido del campamento toda la generación de guerreros, tal como el SEÑOR lo había jurado.

Deu 2:15 El SEÑOR atacó el campamento hasta que los eliminó por completo.

Deu 2:16 »Cuando ya no quedaba entre el pueblo ninguno de aquellos guerreros,

Deu 2:17 el SEÑOR me dijo:

Deu 2:18 “Hoy van a cruzar la frontera de Moab por la ciudad de Ar.

Deu 2:19 Cuando lleguen a la frontera de los amonitas, no los ataquen ni los provoquen a la guerra, porque no les daré a ustedes ninguna porción de su territorio. Esa tierra se la he dado por herencia a los descendientes de Lot.”

Deu 2:20 Hace mucho tiempo, a esta región se le consideró tierra de gigantes, porque antiguamente ellos vivían allí. Los amonitas los llamaban zamzumitas.

Deu 2:21 Eran fuertes y numerosos, y tan altos como los anaquitas, pero el SEÑOR los destruyó por medio de los amonitas, quienes luego de desalojarlos se establecieron en su lugar.

Deu 2:22 Lo mismo hizo el SEÑOR en favor de los descendientes de Esaú, que vivían en Seír, cuando por medio de ellos destruyó a los horeos. A éstos los desalojó para que los descendientes de Esaú se establecieran en su lugar, y hasta el día de hoy residen allí.

Deu 2:23 Y en cuanto a los aveos que vivían en las aldeas cercanas a Gaza, los caftoritas procedentes de Creta los destruyeron y se establecieron en su lugar.

Deu 2:24

Derrota de Sijón, rey de Hesbón

»Después nos dijo el SEÑOR: “Emprendan de nuevo el viaje y crucen el arroyo Arnón. Yo les entrego a Sijón el amorreo, rey de Hesbón, y su tierra. Láncense a la conquista. Declárenle la guerra.

Deu 2:25 Hoy mismo comenzaré a infundir entre todas las naciones que hay debajo del cielo terror y espanto hacia ustedes. Cuando ellas escuchen hablar de ustedes, temblarán y se llenarán de pánico.”

La derrota del rey Sehón

Deu 2:26 »Desde el desierto de Cademot envié mensajeros a Sijón, rey de Hesbón, con esta oferta de paz:

Deu 2:27 “Déjanos pasar por tu país; nos mantendremos en el camino principal, sin desviarnos ni a la derecha ni a la izquierda.

Deu 2:28 Te pagaremos todo el alimento y toda el agua que consumamos. Sólo permítenos pasar,

Deu 2:29 tal como nos lo permitieron los descendientes de Esaú, que viven en Seír, y los moabitas, que viven en Ar. Necesitamos cruzar el Jordán para entrar en la tierra que nos da el SEÑOR nuestro Dios.”

Deu 2:30 »Pero Sijón, rey de Hesbón, se negó a dejarnos pasar por allí, porque el SEÑOR nuestro Dios había ofuscado su espíritu y endurecido su corazón, para hacerlo súbdito nuestro, como lo es hasta hoy.

Deu 2:31 Entonces el SEÑOR me dijo: “Ahora mismo voy a entregarles a Sijón y su país. Láncense a conquistarlo, y tomen posesión de su territorio.”

Deu 2:32 »Cuando Sijón, acompañado de todo su ejército, salió a combatirnos en Yahaza,

Deu 2:33 el SEÑOR nuestro Dios nos lo entregó y lo derrotamos, junto con sus hijos y todo su ejército.

Deu 2:34 En aquella ocasión conquistamos todas sus ciudades y las destruimos por completo; matamos a varones, mujeres y niños. ¡Nadie quedó con vida!

Deu 2:35 Sólo nos llevamos el ganado y el botín de las ciudades que conquistamos.

Deu 2:36 Desde Aroer, que está a la orilla del arroyo Arnón, hasta Galaad, no hubo ciudad que nos ofreciera resistencia; el SEÑOR nuestro Dios nos entregó las ciudades una a una.

Deu 2:37 Sin embargo, conforme a la orden del SEÑOR nuestro Dios, no nos acercamos al territorio amonita, es decir, a toda la franja que se extiende a lo largo del arroyo Jaboc, ni a las ciudades de la región montañosa.

Deuteronomio 3

La derrota del rey Og

Deu 3:1

Derrota de Og, rey de Basán

»Cuando tomamos la ruta hacia Basán, el rey Og, que gobernaba ese país, nos salió al encuentro en Edrey. Iba acompañado de todo su ejército, dispuesto a pelear.

Deu 3:2 Pero el SEÑOR me dijo: “No le tengan miedo, porque se lo he entregado a ustedes, con todo su ejército y su territorio. Hagan con él lo que hicieron con Sijón, rey de los amorreos, que reinaba en Hesbón.”

Deu 3:3 »Y así sucedió. El SEÑOR nuestro Dios también entregó en nuestras manos al rey de Basán y a todo su ejército. Los derrotamos, y nadie vivió para contarlo.

Deu 3:4 En aquella ocasión conquistamos todas sus ciudades. Nos apoderamos de las sesenta ciudades que se encontraban en la región de Argob, del reino de Og en Basán.

Deu 3:5 Todas esas ciudades estaban fortificadas con altos muros, y con portones y barras, sin contar las muchas aldeas no amuralladas.

Deu 3:6 Tal como hicimos con Sijón, rey de Hesbón, destruimos por completo las ciudades con sus varones, mujeres y niños,

Deu 3:7 pero nos quedamos con todo el ganado y el botín de sus ciudades.

Deu 3:8 »Fue así como en aquella ocasión nos apoderamos del territorio de esos dos reyes amorreos, es decir, de toda la porción al este del Jordán, desde el arroyo Arnón hasta el monte Hermón,

Deu 3:9 al que los sidonios llaman Sirión y los amorreos Senir.

Deu 3:10 También nos apoderamos de todas las ciudades de la meseta, todo Galaad y todo Basán, hasta Salcá y Edrey, ciudades del reino de Og en Basán.

Deu 3:11 Por cierto, el rey Og de Basán fue el último de los gigantes. Su cama[a] era de hierro y medía cuatro metros y medio de largo por dos de ancho.[b] Todavía se puede verla en Rabá de los amonitas.

Deu 3:12

División de la tierra

«Una vez que nos apoderamos de esa tierra, a los rubenitas y a los gaditas les entregué el territorio que está al norte de Aroer y junto al arroyo Arnón, y también la mitad de la región montañosa de Galaad con sus ciudades.

Deu 3:13 El resto de Galaad y todo el reino de Og, es decir, Basán, se los entregué a la media tribu de Manasés. »Ahora bien, a toda la región de Argob en Basán se le conoce como tierra de gigantes.

Deu 3:14 Yaír, uno de los descendientes de Manasés, se apoderó de toda la región de Argob hasta la frontera de los guesureos y los macateos, y a esa región de Basán le puso su propio nombre, llamándola Javot Yaír,[c] nombre que retiene hasta el día de hoy.

Deu 3:15 A Maquir le entregué Galaad,

Deu 3:16 y a los rubenitas y a los gaditas les entregué el territorio que se extiende desde Galaad hasta el centro del arroyo Arnón, y hasta el río Jaboc, que marca la frontera de los amonitas.

Deu 3:17 Su frontera occidental era el Jordán en el Arabá, desde el lago Quinéret[d] hasta el mar del Arabá, que es el Mar Muerto, en las laderas del monte Pisgá.

Deu 3:18 »En aquel tiempo les di esta orden: “El SEÑOR su Dios les ha dado posesión de esta tierra. Ustedes, los hombres fuertes y guerreros, pasen al otro lado al frente de sus hermanos israelitas.

Deu 3:19 En las ciudades que les he entregado permanecerán solamente sus mujeres, sus niños y el mucho ganado que yo sé que ustedes tienen.

Deu 3:20 No podrán volver al territorio que les he entregado hasta que el SEÑOR haya dado reposo a sus hermanos, como se lo ha dado a ustedes, y hasta que ellos hayan tomado posesión de la tierra que el SEÑOR su Dios les entregará al otro lado del Jordán.”

Deu 3:21

Instrucciones a Josué

»En aquel tiempo le ordené a Josué: “Con tus propios ojos has visto todo lo que el SEÑOR, el Dios de ustedes, ha hecho con esos dos reyes. Y lo mismo hará con todos los reinos por donde vas a pasar.

Deu 3:22 No les tengas miedo, que el SEÑOR tu Dios pelea por ti.”

Moisés no entrará en la tierra

Deu 3:23

Dios le prohíbe a Moisés cruzar el Jordán

»En aquella ocasión le supliqué al SEÑOR:

Deu 3:24 “Tú, SEÑOR y Dios, has comenzado a mostrarle a tu siervo tu grandeza y tu poder; pues ¿qué dios hay en el cielo o en la tierra capaz de hacer las obras y los prodigios que tú realizas?

Deu 3:25 Déjame pasar y ver la buena tierra al otro lado del Jordán, esa hermosa región montañosa y el Líbano.”

Deu 3:26 Pero por causa de ustedes el SEÑOR se enojó conmigo y no me escuchó, sino que me dijo: “¡Basta ya! No me hables más de este asunto.

Deu 3:27 Sube hasta la cumbre del Pisgá y mira al norte, al sur, al este y al oeste. Contempla la tierra con tus propios ojos, porque no vas a cruzar este río Jordán.

Deu 3:28 Dale a Josué las debidas instrucciones; anímalo y fortalécelo, porque será él quien pasará al frente de este pueblo y quien les dará en posesión la tierra que vas a ver.”

Deu 3:29 »Y permanecimos en el valle, frente a Bet Peor.

Salmo 53

No hay quien haga el bien

Sal 53:1

Al director musical. Según majalat. Masquil de David.

Dice el necio en su corazón: «No hay Dios.» Están corrompidos, sus obras son detestables; ¡no hay uno solo que haga lo bueno!

Sal 53:2 Desde el cielo Dios contempla a los mortales, para ver si hay alguien que sea sensato y busque a Dios.

Sal 53:3 Pero todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo!

Sal 53:4 ¿Acaso no entienden todos los que hacen lo malo, los que devoran a mi pueblo como si fuera pan? ¡Jamás invocan a Dios!

Sal 53:5 Allí los tienen, sobrecogidos de miedo, cuando no hay nada que temer. Dios dispersó los huesos de quienes te atacaban; tú los avergonzaste, porque Dios los rechazó.

Sal 53:6 ¡Quiera Dios que de Sión venga la salvación para Israel! Cuando Dios restaure a su pueblo,[a] se regocijará Jacob; se alegrará todo Israel.