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02 El Pacto con Abraham

Génesis 48

Jacob bendice a Efraín y Manasés

Gén 48:1

Bendición de Efraín y Manasés

Poco tiempo después le informaron a José que su padre estaba enfermo. Entonces fue a visitarlo y llevó consigo a sus dos hijos, Manasés y Efraín.

Gén 48:2 Cuando le avisaron a Jacob que su hijo venía a verlo, hizo un esfuerzo, se sentó en la cama

Gén 48:3 y le dijo a José: —El Dios Todopoderoso se me apareció en Luz, en la tierra de Canaán, y me bendijo

Gén 48:4 con esta promesa: “Te haré fecundo, te multiplicaré, y haré que tus descendientes formen una comunidad de naciones. Además, a tu descendencia le daré esta tierra como su posesión perpetua.”

Gén 48:5 Ahora bien, los dos hijos que te nacieron aquí en Egipto, antes de que me reuniera contigo, serán considerados míos. Efraín y Manasés serán tan míos como lo son Rubén y Simeón.

Gén 48:6 Los hijos que tengas después de ellos serán tuyos, y a través de sus hermanos recibirán su herencia.

Gén 48:7 Cuando yo regresaba de Padán Aram,[a] tu madre murió cerca de Efrata, en tierra de Canaán, y allí la sepulté junto al camino de Efrata, es decir, Belén.

Gén 48:8 Al ver a los hijos de José, Israel preguntó: —Y estos chicos, ¿quiénes son?

Gén 48:9 —Son los hijos que Dios me ha concedido aquí —le respondió José a su padre. Entonces Israel le dijo: —Acércalos, por favor, para que les dé mi bendición.

Gén 48:10 Israel ya era muy anciano, y por su avanzada edad casi no podía ver; por eso José los acercó, y su padre los besó y abrazó.

Gén 48:11 Luego le dijo a José: —Ya había perdido la esperanza de volver a verte, ¡y ahora Dios me ha concedido ver también a tus hijos!

Gén 48:12 José los retiró de las rodillas de Israel y se postró rostro en tierra.

Gén 48:13 Luego tomó a sus dos hijos, a Efraín con la derecha y a Manasés con la izquierda, y se los presentó a su padre. De esta manera Efraín quedó a la izquierda de Israel y Manasés a su derecha.

Gén 48:14 Pero Israel, al extender las manos, las entrecruzó y puso su derecha sobre la cabeza de Efraín, aunque era el menor, y su izquierda sobre la cabeza de Manasés, aunque era el mayor.

Gén 48:15 Y los bendijo con estas palabras: «Que el Dios en cuya presencia caminaron mis padres, Abraham e Isaac, el Dios que me ha guiado desde el día en que nací hasta hoy,

Gén 48:16 el ángel que me ha rescatado de todo mal, bendiga a estos jóvenes. Que por medio de ellos sea recordado mi nombre y el de mis padres, Abraham e Isaac. Que crezcan y se multipliquen sobre la tierra.»

Gén 48:17 A José no le agradó ver que su padre pusiera su mano derecha sobre la cabeza de Efraín, así que tomando la mano de su padre, la pasó de la cabeza de Efraín a la de Manasés,

Gén 48:18 mientras le reclamaba: —¡Así no, padre mío! ¡Pon tu mano derecha sobre la cabeza de éste, que es el primogénito!

Gén 48:19 Pero su padre se resistió, y le contestó: —¡Ya lo sé, hijo, ya lo sé! También él gestará a un pueblo, y llegará a ser importante. Pero su hermano menor será aún más importante, y su descendencia dará origen a muchas naciones.

Gén 48:20 Aquel día Jacob los bendijo así: «Ésta será la bendición que en Israel se habrá de pronunciar: “Que Dios cuide de ti como cuidó de Efraín y de Manasés.” » De este modo, Israel dio a Efraín la primacía sobre Manasés.

Gén 48:21 Finalmente, Israel le dijo a José: —Yo estoy a punto de morir; pero Dios estará con ustedes y los hará volver a la tierra de sus antepasados.

Gén 48:22 Y a ti, que estás por encima de tus hermanos, te doy Siquén,[b] tierra que luchando a brazo partido[c] arrebaté a los amorreos.

Génesis 49

Jacob bendice a sus hijos

Gén 49:1

Jacob bendice a sus hijos

Jacob llamó a sus hijos y les dijo: «Reúnanse, que voy a declararles lo que les va a suceder en el futuro:

Gén 49:2 »Hijos de Jacob: acérquense y escuchen; presten atención a su padre Israel.

Gén 49:3 »Tú, Rubén, eres mi primogénito, primer fruto de mi fuerza y virilidad, primero en honor y en poder.

Gén 49:4 Impetuoso como un torrente, ya no serás el primero: te acostaste en mi cama; profanaste la cama de tu propio padre.

Gén 49:5 »Simeón y Leví son chacales;[a] sus espadas[b] son instrumentos de violencia.

Gén 49:6 ¡No quiero participar de sus reuniones, ni arriesgar mi honor en sus asambleas! En su furor mataron hombres, y por capricho mutilaron toros.

Gén 49:7 ¡Malditas sean la violencia de su enojo y la crueldad de su furor! Los dispersaré en el país de Jacob, los desparramaré en la tierra de Israel.

Gén 49:8 »Tú, Judá, serás alabado[c] por tu hermanos; dominarás a tus enemigos, y tus propios hermanos se inclinarán ante ti.

Gén 49:9 Mi hijo Judá es como un cachorro de león que se ha nutrido de la presa. Se tiende al acecho como león, como leona que nadie se atreve a molestar.

Gén 49:10 El cetro no se apartará de Judá, ni de entre sus pies el bastón de mando, hasta que llegue el verdadero rey,[d] quien merece la obediencia de los pueblos.

Gén 49:11 Judá amarra su asno a la vid, y la cría de su asno a la mejor cepa; lava su ropa en vino; su manto, en la sangre de las uvas.

Gén 49:12 Sus ojos son más oscuros que el vino; sus dientes, más blancos que la leche.[e]

Gén 49:13 »Zabulón vivirá a la orilla del mar; será puerto seguro para las naves, y sus fronteras llegarán hasta Sidón.

Gén 49:14 »Isacar es un asno fuerte echado entre dos alforjas.

Gén 49:15 Al ver que el establo era bueno y que la tierra era agradable, agachó el hombro para llevar la carga y se sometió a la esclavitud.

Gén 49:16 »Dan hará justicia en su pueblo, como una de las tribus de Israel.

Gén 49:17 Dan es una serpiente junto al camino, una víbora junto al sendero, que muerde los talones del caballo y hace caer de espaldas al jinete.

Gén 49:18 »¡SEÑOR, espero tu salvación!

Gén 49:19 »Las hordas atacan a Gad, pero él las atacará por la espalda.

Gén 49:20 »Aser disfrutará de comidas deliciosas; ofrecerá manjares de reyes.

Gén 49:21 »Neftalí es una gacela libre, que tiene hermosos cervatillos.[f]

Gén 49:22 »José es un retoño fértil, fértil retoño junto al agua, cuyas ramas trepan por el muro.

Gén 49:23 Los arqueros lo atacaron sin piedad; le tiraron flechas, lo hostigaron.

Gén 49:24 Pero su arco se mantuvo firme, porque sus brazos son fuertes. ¡Gracias al Dios fuerte de Jacob, al Pastor y Roca de Israel!

Gén 49:25 ¡Gracias al Dios de tu padre, que te ayuda! ¡Gracias al Todopoderoso, que te bendice! ¡Con bendiciones de lo alto! ¡Con bendiciones del abismo! ¡Con bendiciones de los pechos y del seno materno!

Gén 49:26 Son mejores las bendiciones de tu padre que las de los montes de antaño, que la abundancia de las colinas eternas. ¡Que descansen estas bendiciones sobre la cabeza de José, sobre la frente del escogido entre sus hermanos!

Gén 49:27 »Benjamín es un lobo rapaz que en la mañana devora la presa y en la tarde reparte los despojos.»

Muerte y entierro de Jacob

Gén 49:28 Éstas son las doce tribus de Israel, y esto es lo que su padre les dijo cuando impartió a cada una de ellas su bendición.

Gén 49:29

Muerte de Jacob

Además, Jacob les dio estas instrucciones: «Ya estoy a punto de reunirme con los míos. Entiérrenme junto a mis antepasados, en la cueva que está en el campo de Efrón el hitita.

Gén 49:30 Se trata de la cueva de Macpela, frente a Mamré, en la tierra de Canaán. Está en el campo que Abraham le compró a Efrón el hitita, para que fuera el sepulcro de la familia.

Gén 49:31 Allí fueron sepultados Abraham y su esposa Sara, Isaac y su esposa Rebeca, y allí también enterré a Lea.

Gén 49:32 Ese campo y su cueva se les compró a los hititas.»

Gén 49:33 Cuando Jacob terminó de dar estas instrucciones a sus hijos, volvió a acostarse, exhaló el último suspiro, y fue a reunirse con sus antepasados.

Génesis 50

Gén 50:1 Entonces José se abrazó al cuerpo de su padre y, llorando, lo besó.

Gén 50:2 Luego ordenó a los médicos a su servicio que embalsamaran el cuerpo, y así lo hicieron.

Gén 50:3 El proceso para embalsamarlo tardó unos cuarenta días, que es el tiempo requerido. Los egipcios, por su parte, guardaron luto por Israel durante setenta días.

Gén 50:4 Pasados los días de duelo, José se dirigió así a los miembros de la corte del faraón: —Si me he ganado el respeto de la corte, díganle por favor al faraón

Gén 50:5 que mi padre, antes de morirse, me hizo jurar que yo lo sepultaría en la tumba que él mismo se preparó en la tierra de Canaán. Por eso le ruego encarecidamente me permita ir a sepultar a mi padre, y luego volveré.

Gén 50:6 El faraón le respondió: —Ve a sepultar a tu padre, conforme a la promesa que te pidió hacerle.

Gén 50:7 José fue a sepultar a su padre, y lo acompañaron los servidores del faraón, es decir, los ancianos de su corte y todos los ancianos de Egipto.

Gén 50:8 A éstos se sumaron todos los familiares de José, es decir, sus hermanos y los de la casa de Jacob. En la región de Gosén dejaron únicamente a los niños y a los animales.

Gén 50:9 También salieron con él carros y jinetes, formando así un cortejo muy grande.

Gén 50:10 Al llegar a la era de Hatad, que está cerca del río Jordán, hicieron grandes y solemnes lamentaciones. Allí José guardó luto por su padre durante siete días.

Gén 50:11 Cuando los cananeos que vivían en esa región vieron en la era de Hatad aquellas manifestaciones de duelo, dijeron: «Los egipcios están haciendo un duelo muy solemne.» Por eso al lugar, que está cerca del Jordán, lo llamaron Abel Misrayin.[a]

Gén 50:12 Los hijos de Jacob hicieron con su padre lo que él les había pedido:

Gén 50:13 lo llevaron a la tierra de Canaán y lo sepultaron en la cueva que está en el campo de Macpela, frente a Mamré, en el mismo campo que Abraham le había comprado a Efrón el hitita para sepultura de la familia.

Gén 50:14 Luego de haber sepultado a su padre, José regresó a Egipto junto con sus hermanos y con toda la gente que lo había acompañado.

Los buenos propósitos de Dios

Gén 50:15

La promesa de José a sus hermanos

Al reflexionar sobre la muerte de su padre, los hermanos de José concluyeron: «Tal vez José nos guarde rencor, y ahora quiera vengarse de todo el mal que le hicimos.»

Gén 50:16 Por eso le mandaron a decir: «Antes de morir tu padre, dejó estas instrucciones:

Gén 50:17 “Díganle a José que perdone, por favor, la terrible maldad que sus hermanos cometieron contra él.” Así que, por favor, perdona la maldad de los siervos del Dios de tu padre.» Cuando José escuchó estas palabras, se echó a llorar.

Gén 50:18 Luego sus hermanos se presentaron ante José, se inclinaron delante de él y le dijeron: —Aquí nos tienes; somos tus esclavos.

Gén 50:19 —No tengan miedo —les contestó José—. ¿Puedo acaso tomar el lugar de Dios?

Gén 50:20 Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente.

Gén 50:21 Así que, ¡no tengan miedo! Yo cuidaré de ustedes y de sus hijos. Y así, con el corazón en la mano, José los reconfortó.

La muerte de José

Gén 50:22

Muerte de José

José y la familia de su padre permanecieron en Egipto. Alcanzó la edad de ciento diez años,

Gén 50:23 y llegó a ver nacer a los hijos de Efraín hasta la tercera generación. Además, cuando nacieron los hijos de Maquir, hijo de Manasés, él los recibió sobre sus rodillas.[b]

Gén 50:24 Tiempo después, José les dijo a sus hermanos: «Yo estoy a punto de morir, pero sin duda Dios vendrá a ayudarlos, y los llevará de este país a la tierra que prometió a Abraham, Isaac y Jacob.»

Gén 50:25 Entonces José hizo que sus hijos le prestaran juramento. Les dijo: «Sin duda Dios vendrá a ayudarlos. Cuando esto ocurra, ustedes deberán llevarse de aquí mis huesos.»

Gén 50:26 José murió en Egipto a los ciento diez años de edad. Una vez que lo embalsamaron, lo pusieron en un ataúd.

Salmo 16

No dejarás mi alma en el Seol

Sal 16:1

Mictam de David.

Cuídame, oh Dios, porque en ti busco refugio.

Sal 16:2 Yo le he dicho al SEÑOR: «Mi SEÑOR eres tú. Fuera de ti, no poseo bien alguno.»

Sal 16:3 Poderosos son los sacerdotes paganos del país, según todos sus seguidores.[a]

Sal 16:4 Pero aumentarán los dolores de los que corren tras ellos. ¡Jamás derramaré sus sangrientas libaciones, ni con mis labios pronunciaré sus nombres!

Sal 16:5 Tú, SEÑOR, eres mi porción y mi copa; eres tú quien ha afirmado mi suerte.

Sal 16:6 Bellos lugares me han tocado en suerte; ¡preciosa herencia me ha correspondido!

Sal 16:7 Bendeciré al SEÑOR, que me aconseja; aun de noche me reprende mi conciencia.

Sal 16:8 Siempre tengo presente al SEÑOR; con él a mi derecha, nada me hará caer.

Sal 16:9 Por eso mi corazón se alegra, y se regocijan mis entrañas;[b] todo mi ser se llena de confianza.

Sal 16:10 No dejarás que mi vida termine en el sepulcro; no permitirás que sufra corrupción tu siervo fiel.

Sal 16:11 Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha.

Libro de Génesis Parte 1

Panorama Génesis 1-11:

Dios crea un mundo bueno e instala a los humanos como sus gobernantes. Los humanos se rebelan y terminan gobernando el mundo de una manera destructiva, lo que lleva a la violencia, a la muerte y a la fundación de la ciudad de Babilonia. La respuesta de Dios es poner en marcha un plan para rescatar y bendecir al mundo entero a través de la familia de Abraham.

Libro de Génesis Parte 2

Panorama Génesis 12-50:

Dios hace una promesa de que bendecirá a todas las naciones a través de la familia de Abraham. Pero con maridos ancianos, matriarcas impacientes, hijos que roban bendiciones y hermanos celosos que siguen arruinando todo, cómo prevalecerá la promesa de Dios?

Génesis cap. 1-11

El libro de Génesis, que desglosa el diseño literario del libro y su línea de pensamiento. En Génesis, Dios hace un mundo bueno y comisiona a los seres humanos para gobernarlo, y luego ellos sucumben al mal y arruinan todo.

Génesis cap. 12-50

El libro de Génesis que desglosa el diseño literario del libro y su línea de pensamiento. En Génesis, Dios promete bendecir a la humanidad rebelde a través de la familia de Abraham, a pesar de sus constantes fallos y locuras.