Día 301

15 El Pueblo del Reino

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Lee la Biblia: 1 Corintios

Mira nuestro video de Lee la Biblia sobre el libro de 1 Corintios, que desglosa el diseño literario del libro y su línea de pensamiento. En 1 Corintios, Pablo muestra a los nuevos cristianos en Corintos que todos los complejos problemas de la vida pueden ser interpretados a través del lente del evangelio.

1 Corintios 1

Saludo

1Co 1:1 Pablo, llamado por la voluntad de Dios a ser apóstol de Cristo Jesús, y nuestro hermano Sóstenes,

1Co 1:2 a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser su santo pueblo, junto con todos los que en todas partes invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y de nosotros:

1Co 1:3 Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz.

Acción de gracias

1Co 1:4

Acción de gracias

Siempre doy gracias a Dios por ustedes, pues él, en Cristo Jesús, les ha dado su gracia.

1Co 1:5 Unidos a Cristo ustedes se han llenado de toda riqueza, tanto en palabra como en conocimiento.

1Co 1:6 Así se ha confirmado en ustedes nuestro testimonio acerca de Cristo,

1Co 1:7 de modo que no les falta ningún don espiritual mientras esperan con ansias que se manifieste nuestro Señor Jesucristo.

1Co 1:8 Él los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de nuestro Señor Jesucristo.

1Co 1:9 Fiel es Dios, quien los ha llamado a tener comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

Divisiones en la Iglesia

1Co 1:10

Divisiones en la iglesia

Les suplico, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos vivan en armonía y que no haya divisiones entre ustedes, sino que se mantengan unidos en un mismo pensar y en un mismo propósito.

1Co 1:11 Digo esto, hermanos míos, porque algunos de la familia de Cloé me han informado que hay rivalidades entre ustedes.

1Co 1:12 Me refiero a que unos dicen: «Yo sigo a Pablo»; otros afirman: «Yo, a Apolos»; otros: «Yo, a Cefas»; y otros: «Yo, a Cristo.»

1Co 1:13 ¡Cómo! ¿Está dividido Cristo? ¿Acaso Pablo fue crucificado por ustedes? ¿O es que fueron bautizados en el nombre de Pablo?

1Co 1:14 Gracias a Dios que no bauticé a ninguno de ustedes, excepto a Crispo y a Gayo,

1Co 1:15 de modo que nadie puede decir que fue bautizado en mi nombre.

1Co 1:16 Bueno, también bauticé a la familia de Estéfanas; fuera de éstos, no recuerdo haber bautizado a ningún otro.

1Co 1:17 Pues Cristo no me envió a bautizar sino a predicar el evangelio, y eso sin discursos de sabiduría humana, para que la cruz de Cristo no perdiera su eficacia.

"Cristo, el poder y la sabiduría de Dios"

1Co 1:18

Cristo, sabiduría y poder de Dios

Me explico: El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden; en cambio, para los que se salvan, es decir, para nosotros, este mensaje es el poder de Dios.

1Co 1:19 Pues está escrito: «Destruiré la sabiduría de los sabios; frustraré la inteligencia de los inteligentes.»[a]

1Co 1:20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el erudito? ¿Dónde el filósofo de esta época? ¿No ha convertido Dios en locura la sabiduría de este mundo?

1Co 1:21 Ya que Dios, en su sabio designio, dispuso que el mundo no lo conociera mediante la sabiduría humana, tuvo a bien salvar, mediante la locura de la predicación, a los que creen.

1Co 1:22 Los judíos piden señales milagrosas y los gentiles buscan sabiduría,

1Co 1:23 mientras que nosotros predicamos a Cristo crucificado. Este mensaje es motivo de tropiezo para los judíos, y es locura para los gentiles,

1Co 1:24 pero para los que Dios ha llamado, lo mismo judíos que gentiles, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios.

1Co 1:25 Pues la locura de Dios es más sabia que la sabiduría humana, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana.

1Co 1:26 Hermanos, consideren su propio llamamiento: No muchos de ustedes son sabios, según criterios meramente humanos; ni son muchos los poderosos ni muchos los de noble cuna.

1Co 1:27 Pero Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos.

1Co 1:28 También escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es,

1Co 1:29 a fin de que en su presencia nadie pueda jactarse.

1Co 1:30 Pero gracias a él ustedes están unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho nuestra sabiduría —es decir, nuestra justificación, santificación y redención—

1Co 1:31 para que, como está escrito: «Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe en el Señor.»[b]

1 Corintios 2

Anuncio a Cristo crucificado

1Co 2:1 Yo mismo, hermanos, cuando fui a anunciarles el testimonio[a] de Dios, no lo hice con gran elocuencia y sabiduría.

1Co 2:2 Me propuse más bien, estando entre ustedes, no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo, y de éste crucificado.

1Co 2:3 Es más, me presenté ante ustedes con tanta debilidad que temblaba de miedo.

1Co 2:4 No les hablé ni les prediqué con palabras sabias y elocuentes sino con demostración del poder del Espíritu,

1Co 2:5 para que la fe de ustedes no dependiera de la sabiduría humana sino del poder de Dios.

Sabiduría del Espíritu

1Co 2:6

Sabiduría procedente del Espíritu

En cambio, hablamos con sabiduría entre los que han alcanzado madurez,[b] pero no con la sabiduría de este mundo ni con la de sus gobernantes, los cuales terminarán en nada.

1Co 2:7 Más bien, exponemos el misterio de la sabiduría de Dios, una sabiduría que ha estado escondida y que Dios había destinado para nuestra gloria desde la eternidad.

1Co 2:8 Ninguno de los gobernantes de este mundo la entendió, porque de haberla entendido no habrían crucificado al Señor de la gloria.

1Co 2:9 Sin embargo, como está escrito: «Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman.»[c]

1Co 2:10 Ahora bien, Dios nos ha revelado esto por medio de su Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades de Dios.

1Co 2:11 En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios.

1Co 2:12 Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo sino el Espíritu que procede de Dios, para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido.

1Co 2:13 Esto es precisamente de lo que hablamos, no con las palabras que enseña la sabiduría humana sino con las que enseña el Espíritu, de modo que expresamos verdades espirituales en términos espirituales.[d]

1Co 2:14 El que no tiene el Espíritu[e] no acepta lo que procede del Espíritu de Dios, pues para él es locura. No puede entenderlo, porque hay que discernirlo espiritualmente.

1Co 2:15 En cambio, el que es espiritual lo juzga todo, aunque él mismo no está sujeto al juicio de nadie, porque

1Co 2:16 «¿quién ha conocido la mente del Señor para que pueda instruirlo?»[f] Nosotros, por nuestra parte, tenemos la mente de Cristo.

Salmo 141

Escucha mi voz

Sal 141:1

Salmo de David.

A ti clamo, SEÑOR; ven pronto a mí. ¡Atiende a mi voz cuando a ti clamo!

Sal 141:2 Que suba a tu presencia mi plegaria como una ofrenda de incienso; que hacia ti se eleven mis manos como un sacrificio vespertino.

Sal 141:3 SEÑOR, ponme en la boca un centinela; un guardia a la puerta de mis labios.

Sal 141:4 No permitas que mi corazón se incline a la maldad, ni que sea yo cómplice de iniquidades; no me dejes participar de banquetes en compañía de malhechores.

Sal 141:5 Que la justicia me golpee, que el amor me reprenda; pero que el ungüento de los malvados no perfume mi cabeza, pues mi oración está siempre en contra de sus malas obras.

Sal 141:6 Cuando sus gobernantes sean lanzados desde los despeñaderos, sabrán que mis palabras eran bien intencionadas.

Sal 141:7 Y dirán: «Así como se dispersa la tierra cuando en ella se abren surcos con el arado, así se han dispersado nuestros huesos a la orilla del sepulcro.»

Sal 141:8 En ti, SEÑOR Soberano, tengo puestos los ojos; en ti busco refugio; no dejes que me maten.

Sal 141:9 Protégeme de las trampas que me tienden, de las trampas que me tienden los malhechores.

Sal 141:10 Que caigan los impíos en sus propias redes, mientras yo salgo bien librado.