Día 117

El Satán y los Demonios

La historia de la Biblia presenta un mundo espiritual poblado, lleno de criaturas que se rebelan contra su Creador, al igual que los humanos. Por muchas razones fascinantes, nuestras concepciones modernas de estos rebeldes espirituales se basan en graves malentendidos de la Biblia. Así que volvamos al libro de Génesis y comencemos nuevamente mientras aprendemos sobre los poderes del mal espiritual en la historia de la Biblia.

08 Los Profetas Antes del Exilio

109 - 110 - 111 - 112 - 113 - 114 - 115 - 116 - 117 - 118 - 119 - 120 - 121 - 122 - 123 - 124 - 125 - 126 - 127 - 128 - 129 - 130 - 131 - 132 - 133 - 134 - 135 - 136 - 137 - 138 - 139

Isaías 36

Senaquerib invade Judá

Isa 36:1

Senaquerib amenaza a Jerusalén

36:1-22—2R 18:13, 17-37; 2Cr 32:9-19

En el año catorce del reinado de Ezequías, Senaquerib, rey de Asiria, atacó y tomó todas las ciudades fortificadas de Judá.

Isa 36:2 Desde Laquis el rey de Asiria envió a su comandante en jefe,[a] al frente de un gran ejército, para hablar con el rey Ezequías en Jerusalén. Cuando el comandante se detuvo en el acueducto del estanque superior, en el camino que lleva al Campo del Lavandero,

Isa 36:3 salió a recibirlo Eliaquín hijo de Jilquías, que era el administrador del palacio, junto con el cronista Sebna y el secretario Joa hijo de Asaf.

Isa 36:4 El comandante en jefe les dijo: —Díganle a Ezequías que así dice el gran rey, el rey de Asiria: “¿En qué se basa tu confianza?

Isa 36:5 Tú dices[b] que tienes estrategia y fuerza militar, pero éstas no son más que palabras sin fundamento. ¿En quién confías, que te rebelas contra mí?

Isa 36:6 Mira, tú confías en Egipto, ¡ese bastón de caña astillada, que traspasa la mano y hiere al que se apoya en él! Porque eso es el faraón, el rey de Egipto, para todos los que en él confían.

Isa 36:7 Y si tú me dices: ‘Nosotros confiamos en el SEÑOR, nuestro Dios’, ¿no se trata acaso, Ezequías, del Dios cuyos altares y santuarios paganos tú mismo quitaste, diciéndoles a Judá y a Jerusalén: ‘Deben adorar solamente ante este altar’ ?”

Isa 36:8 »Ahora bien, Ezequías, haz este trato con mi señor, el rey de Asiria: Yo te doy dos mil caballos, si tú consigues otros tantos jinetes para montarlos.

Isa 36:9 ¿Cómo podrás rechazar el ataque de uno solo de los funcionarios más insignificantes de mi señor, si confías en obtener de Egipto carros de combate y jinetes?

Isa 36:10 ¿Acaso he venido a atacar y a destruir esta tierra sin el apoyo del SEÑOR? ¡Si fue él mismo quien me ordenó: “Marcha contra este país y destrúyelo” !

Isa 36:11 Eliaquín, Sebna y Joa le dijeron al comandante en jefe: —Por favor, hábleles usted a sus siervos en arameo, ya que lo entendemos. No nos hable en hebreo, que el pueblo que está sobre el muro nos escucha.

Isa 36:12 Pero el comandante en jefe respondió: —¿Acaso mi señor me envió a decirles estas cosas sólo a ti y a tu señor, y no a los que están sentados en el muro? ¡Si tanto ellos como ustedes tendrán que comerse su excremento y beberse su orina!

Isa 36:13 Dicho esto, el comandante en jefe se puso de pie y a voz en cuello gritó en hebreo: —¡Oigan las palabras del gran rey, el rey de Asiria!

Isa 36:14 Así dice el rey: “No se dejen engañar por Ezequías. ¡Él no puede librarlos!

Isa 36:15 No dejen que Ezequías los persuada a confiar en el SEÑOR, diciendo: ‘Sin duda el SEÑOR nos librará; ¡esta ciudad no caerá en manos del rey de Asiria!’”

Isa 36:16 »No le hagan caso a Ezequías. Así dice el rey de Asiria: “Hagan las paces conmigo, y ríndanse. De este modo cada uno podrá comer de su vid y de su higuera, y beber agua de su propio pozo,

Isa 36:17 hasta que yo venga y los lleve a un país como el de ustedes, país de grano y de mosto, de pan y de viñedos.”

Isa 36:18 »No se dejen seducir por Ezequías cuando dice: “El SEÑOR nos librará.” ¿Acaso alguno de los dioses de las naciones pudo librar a su país de las manos del rey de Asiria?

Isa 36:19 ¿Dónde están los dioses de Jamat y de Arfad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvayin? ¿Acaso libraron a Samaria de mis manos?

Isa 36:20 ¿Cuál de todos los dioses de estos países ha podido salvar de mis manos a su país? ¿Cómo entonces podrá el SEÑOR librar de mis manos a Jerusalén?

Isa 36:21 Pero el pueblo permaneció en silencio y no respondió ni una sola palabra, porque el rey había ordenado: «No le respondan.»

Isa 36:22 Entonces Eliaquín hijo de Jilquías, administrador del palacio, el cronista Sebna y el secretario Joa hijo de Asaf, con las vestiduras rasgadas en señal de duelo, fueron a ver a Ezequías y le contaron lo que había dicho el comandante en jefe.

Isaías 37

Ezequías busca la ayuda de Isaías

Isa 37:1

Se profetiza la liberación de Jerusalén

37:1-13—2R 19:1-13

Cuando el rey Ezequías escuchó esto, se rasgó las vestiduras, se vistió de luto y fue al templo del SEÑOR.

Isa 37:2 Además, envió a Eliaquín, administrador del palacio, al cronista Sebna y a los sacerdotes más ancianos, todos vestidos de luto, para hablar con el profeta Isaías hijo de Amoz.

Isa 37:3 Y le dijeron: «Así dice Ezequías: “Hoy es un día de angustia, castigo y deshonra, como cuando los hijos están a punto de nacer y no se tienen fuerzas para darlos a luz.

Isa 37:4 Tal vez el SEÑOR tu Dios oiga las palabras del comandante en jefe, a quien su señor, el rey de Asiria, envió para insultar al Dios viviente. ¡Que el SEÑOR tu Dios lo castigue por las palabras que ha oído! Eleva, pues, una oración por el remanente del pueblo que aún sobrevive.” »

Isa 37:5 Cuando los funcionarios del rey Ezequías fueron a ver a Isaías,

Isa 37:6 éste les dijo: «Díganle a su señor que así dice el SEÑOR: “No temas por las blasfemias que has oído, y que han pronunciado contra mí los subalternos del rey de Asiria.

Isa 37:7 ¡Mira! Voy a poner un espíritu en él, de manera que cuando oiga cierto rumor se regrese a su propio país. ¡Allí haré que lo maten a filo de espada!” »

Isa 37:8 Cuando el comandante en jefe se enteró de que el rey de Asiria había salido de Laquis, se retiró y encontró al rey luchando contra Libná.

Isa 37:9 Luego Senaquerib recibió el informe de que Tiracá, rey de Cus, había salido para luchar contra él. Al enterarse de esto, envió mensajeros a Ezequías

Isa 37:10 para que le dijeran: «Tú, Ezequías, rey de Judá: No dejes que tu Dios, en quien confías, te engañe cuando dice: “No caerá Jerusalén en manos del rey de Asiria.”

Isa 37:11 Sin duda te habrás enterado de lo que han hecho los reyes de Asiria en todos los países, destruyéndolos por completo. ¿Y acaso vas tú a librarte?

Isa 37:12 ¿Libraron sus dioses a las naciones que mis antepasados han destruido: Gozán, Jarán, Résef y la gente de Edén que vivía en Telasar?

Isa 37:13 ¿Dónde están el rey de Jamat, el rey de Arfad, el rey de la ciudad de Sefarvayin, o de Hená o Ivá?»

Ezequías le pide a Dios que lo sane

Isa 37:14

Oración de Ezequías

37:14-20—2R 19:14-19

Ezequías tomó la carta de mano de los mensajeros, y la leyó. Luego subió al templo del SEÑOR, la desplegó delante del SEÑOR,

Isa 37:15 y oró así:

Isa 37:16 «SEÑOR Todopoderoso, Dios de Israel, entronizado sobre los querubines: sólo tú eres el Dios de todos los reinos de la tierra. Tú has hecho los cielos y la tierra.

Isa 37:17 Presta atención, SEÑOR, y escucha; abre tus ojos, SEÑOR, y mira; escucha todas las palabras que Senaquerib ha mandado a decir para insultar al Dios viviente.

Isa 37:18 »Es verdad, SEÑOR, que los reyes asirios han asolado todas estas naciones y sus tierras.

Isa 37:19 Han arrojado al fuego sus dioses, y los han destruido, porque no eran dioses sino sólo madera y piedra, obra de manos humanas.

Isa 37:20 Ahora, pues, SEÑOR y Dios nuestro, sálvanos de su mano, para que todos los reinos de la tierra sepan que sólo tú, SEÑOR, eres Dios.»[a]

La caída de Senaquerib

Isa 37:21

Muerte de Senaquerib

37:21-38—2R 19:20-37; 2Cr 32:20-21

Entonces Isaías hijo de Amoz le envió este mensaje a Ezequías: «Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: “Por cuanto me has rogado respecto a Senaquerib, rey de Asiria,

Isa 37:22 ésta es la palabra que yo, el SEÑOR, he pronunciado contra él: » ” La virginal hija de Sión te desprecia y se burla de ti. La hija de Jerusalén menea la cabeza al verte huir.

Isa 37:23 ¿A quién has insultado? ¿Contra quién has blasfemado? ¿Contra quién has alzado la voz y levantado los ojos con orgullo? ¡Contra el Santo de Israel!

Isa 37:24 Has enviado a tus siervos a insultar al Señor, diciendo: ‘Con mis numerosos carros de combate escalé las cumbres de las montañas, ¡las laderas del Líbano! Talé sus cedros más altos, sus cipreses más selectos. Alcancé sus cumbres más lejanas, y sus bosques más frondosos.

Isa 37:25 Cavé pozos en tierras extranjeras,[b] y en esas aguas apagué mi sed. Con las plantas de mis pies sequé todos los ríos de Egipto.’

Isa 37:26 » ”¿No te has dado cuenta? ¡Hace mucho tiempo que lo he preparado! Desde tiempo atrás lo vengo planeando, y ahora lo he llevado a cabo; por eso tú has dejado en ruinas a las ciudades fortificadas.

Isa 37:27 Sus habitantes, impotentes, están desalentados y avergonzados. Son como plantas en el campo, como tiernos pastos verdes, como hierba que brota sobre el techo y que se quema[c] antes de crecer.

Isa 37:28 » ” Yo sé bien cuándo te sientas, cuándo sales, cuándo entras, y cuánto ruges contra mí.

Isa 37:29 Porque has rugido contra mí y tu insolencia ha llegado a mis oídos, te pondré una argolla en la nariz y un freno en la boca, y por el mismo camino por donde viniste te haré regresar.

Isa 37:30 » ”Ésta será la señal para ti, Ezequías: » ” Este año comerán lo que crezca por sí solo, y el segundo año lo que de allí brote. Pero al tercer año sembrarán y cosecharán, plantarán viñas y comerán su fruto.

Isa 37:31 Una vez más los sobrevivientes de la tribu de Judá echarán raíces abajo, y arriba darán fruto.

Isa 37:32 Porque de Jerusalén saldrá un remanente, del monte Sión un grupo de sobrevivientes. Esto lo hará mi celo, celo del SEÑOR Todopoderoso.

Isa 37:33 » ” Yo, el SEÑOR, declaro esto acerca del rey de Asiria: » ” No entrará en esta ciudad, ni lanzará contra ella una sola flecha. No se enfrentará a ella con escudos, ni construirá contra ella una rampa de asalto.

Isa 37:34 Volverá por el mismo camino que vino; ¡en esta ciudad no entrará! Yo, el SEÑOR, lo afirmo.

Isa 37:35 Por mi causa, y por consideración a David mi siervo, defenderé esta ciudad y la salvaré.” »

Isa 37:36 Entonces el ángel del SEÑOR salió y mató a ciento ochenta y cinco mil hombres del campamento asirio. A la mañana siguiente, cuando los demás se levantaron, ¡allí estaban tendidos todos los cadáveres!

Isa 37:37 Así que Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento y se retiró. Volvió a Nínive y permaneció allí.

Isa 37:38 Pero un día, mientras adoraba en el templo de su dios Nisroc, sus hijos Adramélec y Sarézer lo mataron a espada y escaparon a la tierra de Ararat. Y su hijo Esarjadón lo sucedió en el trono.

Isaías 38

Enfermedad y recuperación de Ezequías

Isa 38:1

Enfermedad de Ezequías

38:1-8—2R 20:1-11; 2Cr 32:24-26

Por aquellos días Ezequías se enfermó gravemente y estuvo a punto de morir. El profeta Isaías hijo de Amoz fue a verlo y le dijo: «Así dice el SEÑOR: “Pon tu casa en orden, porque vas a morir; no te recuperarás.” »

Isa 38:2 Ezequías volvió el rostro hacia la pared y le rogó al SEÑOR:

Isa 38:3 «Recuerda, SEÑOR, que yo me he conducido delante de ti con lealtad y con un corazón íntegro, y que he hecho lo que te agrada.» Y Ezequías lloró amargamente.

Isa 38:4 Entonces la palabra del SEÑOR vino a Isaías:

Isa 38:5 «Ve y dile a Ezequías que así dice el SEÑOR, Dios de su antepasado David: “He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas; voy a darte quince años más de vida.

Isa 38:6 Y a ti y a esta ciudad los libraré de caer en manos del rey de Asiria. Yo defenderé esta ciudad.

Isa 38:7 Y ésta es la señal que te daré para confirmar lo que te he prometido:

Isa 38:8 Haré que en la escala de Acaz la sombra del sol retroceda las diez gradas que ya ha bajado.” » ¡Y la luz del sol retrocedió las diez gradas que ya había bajado!

Isa 38:9

Escrito de Ezequías

Después de su enfermedad y recuperación Ezequías, rey de Judá, escribió:

Isa 38:10 «Yo decía: “¿Debo, en la plenitud de mi vida, pasar por las puertas del sepulcro y ser privado del resto de mis días?”

Isa 38:11 Yo decía: “Ya no veré más al SEÑOR en esta tierra de los vivientes; ya no contemplaré más a los seres humanos, a los que habitan este mundo.”[a]

Isa 38:12 Me quitaron mi casa, me la arrebataron, como si fuera la carpa de un pastor. Como un tejedor, enrollé mi vida, y él me la arrancó del telar. ¡De la noche a la mañana acabó conmigo!

Isa 38:13 Pacientemente esperé hasta la aurora, pero él, como león, me quebró todos los huesos. ¡De la noche a la mañana acabó conmigo!

Isa 38:14 Chillé como golondrina, como grulla; ¡me quejé como paloma! Mis ojos se cansaron de mirar al cielo. ¡Angustiado estoy, Señor! ¡Acude en mi ayuda!

Isa 38:15 »Pero ¿qué puedo decir? Él mismo me lo anunció, y así lo ha hecho. La amargura de mi alma me ha quitado el sueño.

Isa 38:16 Señor, por tales cosas viven los hombres, y también mi espíritu encuentra vida en ellas. Tú me devolviste la salud y me diste vida.

Isa 38:17 Sin duda, fue para mi bien pasar por tal angustia. Con tu amor me guardaste de la fosa destructora, y le diste la espalda a mis pecados.

Isa 38:18 El sepulcro nada te agradece; la muerte no te alaba. Los que descienden a la fosa nada esperan de tu fidelidad.

Isa 38:19 Los que viven, y sólo los que viven, son los que te alaban, como hoy te alabo yo. Todo padre hablará a sus hijos acerca de tu fidelidad.

Isa 38:20 »El SEÑOR me salvará, y en el templo del SEÑOR todos los días de nuestra vida cantaremos con instrumentos de cuerda.»

Isa 38:21 Isaías había dicho: «Preparen una pasta de higos, aplíquensela en la llaga, y él se recuperará.»

Isa 38:22 Y Ezequías había preguntado: «¿Qué señal recibiré de que se me permitirá subir al templo del SEÑOR?»

Salmo 117

La fidelidad de Jehová es para siempre

Sal 117:1

¡Alaben al SEÑOR, naciones todas! ¡Pueblos todos, cántenle alabanzas!

Sal 117:2 ¡Grande es su amor por nosotros! ¡La fidelidad del SEÑOR es eterna! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el SEÑOR!