Día 122

Evangelio del Reino

En este video, rastreamos los orígenes de la palabra "evangelio" y cómo relaciona la historia del Antiguo Testamento con la historia de Jesús y con su anuncio del reino de Dios. Jesús trajo al mundo el gobierno de Dios y su reino de una manera muy inesperada, lo cual es la mejor noticia que podrías pedir.

08 Los Profetas Antes del Exilio

109 - 110 - 111 - 112 - 113 - 114 - 115 - 116 - 117 - 118 - 119 - 120 - 121 - 122 - 123 - 124 - 125 - 126 - 127 - 128 - 129 - 130 - 131 - 132 - 133 - 134 - 135 - 136 - 137 - 138 - 139

Isaías 52

El Señor viene a salvarnos

Isa 52:1 ¡Despierta, Sión, despierta! ¡Revístete de poder! Jerusalén, ciudad santa, ponte tus vestidos de gala, que los incircuncisos e impuros no volverán a entrar en ti.

Isa 52:2 ¡Sacúdete el polvo, Jerusalén! ¡Levántate, vuelve al trono! ¡Libérate de las cadenas de tu cuello, cautiva hija de Sión!

Isa 52:3 Porque así dice el SEÑOR: «Ustedes fueron vendidos por nada, y sin dinero serán redimidos.»

Isa 52:4 Porque así dice el SEÑOR omnipotente: «En tiempos pasados, mi pueblo descendió a Egipto y vivió allí; en estos últimos tiempos, Asiria los ha oprimido sin razón.

Isa 52:5 »Y ahora —afirma el SEÑOR—, ¿qué estoy haciendo aquí? Sin motivo se han llevado a mi pueblo; sus gobernantes se mofan de él.[a] No hay un solo momento en que mi nombre no lo blasfemen.

Isa 52:6 Por eso mi pueblo conocerá mi nombre, y en aquel día sabrán que yo soy quien dice: “¡Aquí estoy!” »

Isa 52:7 ¡Qué hermosos son, sobre los montes, los pies del que trae buenas nuevas; del que proclama la paz, del que anuncia buenas noticias, del que proclama la salvación, del que dice a Sión: «Tu Dios reina»!

Isa 52:8 ¡Escucha! Tus centinelas alzan la voz, y juntos gritan de alegría, porque ven con sus propios ojos que el SEÑOR vuelve a Sión.

Isa 52:9 Ruinas de Jerusalén, ¡prorrumpan juntas en canciones de alegría! Porque el SEÑOR ha consolado a su pueblo, ¡ha redimido a Jerusalén!

Isa 52:10 El SEÑOR desnudará su santo brazo a la vista de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios.

Isa 52:11 Ustedes, que transportan los utensilios del SEÑOR, ¡pónganse en marcha, salgan de allí! ¡Salgan de en medio de ella, purifíquense! ¡No toquen nada impuro!

Isa 52:12 Pero no tendrán que apresurarse ni salir huyendo, porque el SEÑOR marchará a la cabeza; ¡el Dios de Israel les cubrirá la espalda!

Traspasado por nuestras rebeliones

Isa 52:13

El sufrimiento y la gloria del Siervo

Miren, mi siervo triunfará; será exaltado, levantado y muy enaltecido.

Isa 52:14 Muchos se asombraron de él,[b] pues tenía desfigurado el semblante; ¡nada de humano tenía su aspecto!

Isa 52:15 Del mismo modo, muchas naciones se asombrarán,[c] y en su presencia enmudecerán los reyes, porque verán lo que no se les había anunciado, y entenderán lo que no habían oído.

Isaías 53

Isa 53:1 ¿Quién ha creído a nuestro mensaje y a quién se le ha revelado el poder del SEÑOR?

Isa 53:2 Creció en su presencia como vástago tierno, como raíz de tierra seca. No había en él belleza ni majestad alguna; su aspecto no era atractivo y nada en su apariencia lo hacía deseable.

Isa 53:3 Despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, hecho para el sufrimiento. Todos evitaban mirarlo; fue despreciado, y no lo estimamos.

Isa 53:4 Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado.

Isa 53:5 Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados.

Isa 53:6 Todos andábamos perdidos, como ovejas; cada uno seguía su propio camino, pero el SEÑOR hizo recaer sobre él la iniquidad de todos nosotros.

Isa 53:7 Maltratado y humillado, ni siquiera abrió su boca; como cordero, fue llevado al matadero; como oveja, enmudeció ante su trasquilador; y ni siquiera abrió su boca.

Isa 53:8 Después de aprehenderlo y juzgarlo, le dieron muerte; nadie se preocupó de su descendencia. Fue arrancado de la tierra de los vivientes, y golpeado por la transgresión de mi pueblo.

Isa 53:9 Se le asignó un sepulcro con los malvados, y murió entre los malhechores,[a] aunque nunca cometió violencia alguna, ni hubo engaño en su boca.

Isa 53:10 Pero el SEÑOR quiso quebrantarlo y hacerlo sufrir, y como él ofreció[b] su vida en expiación, verá su descendencia y prolongará sus días, y llevará a cabo la voluntad del SEÑOR.

Isa 53:11 Después de su sufrimiento, verá la luz[c] y quedará satisfecho; por su conocimiento mi siervo justo justificará a muchos, y cargará con las iniquidades de ellos.

Isa 53:12 Por lo tanto, le daré un puesto entre los grandes, y repartirá el botín con los fuertes, porque derramó su vida hasta la muerte, y fue contado entre los transgresores. Cargó con el pecado de muchos, e intercedió por los pecadores.

Isaías 54

El pacto eterno de la paz

Isa 54:1

La futura gloria de Sión

«Tú, mujer estéril que nunca has dado a luz, ¡grita de alegría! Tú, que nunca tuviste dolores de parto, ¡prorrumpe en canciones y grita con júbilo! Porque más hijos que la casada tendrá la desamparada —dice el SEÑOR—.

Isa 54:2 Ensancha el espacio de tu carpa, y despliega las cortinas de tu morada. ¡No te limites! Alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas.

Isa 54:3 Porque a derecha y a izquierda te extenderás; tu descendencia desalojará naciones, y poblará ciudades desoladas.

Isa 54:4 »No temas, porque no serás avergonzada. No te turbes, porque no serás humillada. Olvidarás la vergüenza de tu juventud, y no recordarás más el oprobio de tu viudez.

Isa 54:5 Porque el que te hizo es tu esposo; su nombre es el SEÑOR Todopoderoso. Tu Redentor es el Santo de Israel; ¡Dios de toda la tierra es su nombre!

Isa 54:6 El SEÑOR te llamará como a esposa abandonada; como a mujer angustiada de espíritu, como a esposa que se casó joven tan sólo para ser rechazada —dice tu Dios—.

Isa 54:7 Te abandoné por un instante, pero con profunda compasión volveré a unirme contigo.

Isa 54:8 Por un momento, en un arrebato de enojo, escondí mi rostro de ti; pero con amor eterno te tendré compasión —dice el SEÑOR, tu Redentor—.

Isa 54:9 »Para mí es como en los días de Noé, cuando juré que las aguas del diluvio[a] no volverían a cubrir la tierra. Así he jurado no enojarme más contigo, ni volver a reprenderte.

Isa 54:10 Aunque cambien de lugar las montañas y se tambaleen las colinas, no cambiará mi fiel amor por ti ni vacilará mi pacto de paz, —dice el SEÑOR, que de ti se compadece—.

Isa 54:11 »¡Mira tú, ciudad afligida, atormentada y sin consuelo! ¡Te afirmaré con turquesas,[b] y te cimentaré con zafiros![c]

Isa 54:12 Con rubíes construiré tus almenas, con joyas brillantes tus puertas, y con piedras preciosas todos tus muros.

Isa 54:13 El SEÑOR mismo instruirá a todos tus hijos, y grande será su bienestar.

Isa 54:14 Serás establecida en justicia; lejos de ti estará la opresión, y nada tendrás que temer; el terror se apartará de ti, y no se te acercará.

Isa 54:15 Si alguien te ataca, no será de mi parte; cualquiera que te ataque caerá ante ti.

Isa 54:16 »Mira, yo he creado al herrero que aviva las brasas del fuego y forja armas para sus propios fines. Yo también he creado al destructor para que haga estragos.

Isa 54:17 No prevalecerá ninguna arma que se forje contra ti; toda lengua que te acuse será refutada. Ésta es la herencia de los siervos del SEÑOR, la justicia que de mí procede —afirma el SEÑOR—.

Salmo 119: 97-128

Sal 119:97

Mem

¡Cuánto amo yo tu ley! Todo el día medito en ella.

Sal 119:98 Tus mandamientos me hacen más sabio que mis enemigos porque me pertenecen para siempre.

Sal 119:99 Tengo más discernimiento que todos mis maestros porque medito en tus estatutos.

Sal 119:100 Tengo más entendimiento que los ancianos porque obedezco tus preceptos.

Sal 119:101 Aparto mis pies de toda mala senda para cumplir con tu palabra.

Sal 119:102 No me desvío de tus juicios porque tú mismo me instruyes.

Sal 119:103 ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! ¡Son más dulces que la miel a mi boca!

Sal 119:104 De tus preceptos adquiero entendimiento; por eso aborrezco toda senda de mentira.

Sal 119:105

Nun

Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero.

Sal 119:106 Hice un juramento, y lo he confirmado: que acataré tus rectos juicios.

Sal 119:107 SEÑOR, es mucho lo que he sufrido; dame vida conforme a tu palabra.

Sal 119:108 SEÑOR, acepta la ofrenda que brota de mis labios; enséñame tus juicios.

Sal 119:109 Mi vida pende de un hilo,[e] pero no me olvido de tu ley.

Sal 119:110 Los impíos me han tendido una trampa, pero no me aparto de tus preceptos.

Sal 119:111 Tus estatutos son mi herencia permanente; son el regocijo de mi corazón.

Sal 119:112 Inclino mi corazón a cumplir tus decretos para siempre y hasta el fin.

Sal 119:113

Sámej

Aborrezco a los hipócritas, pero amo tu ley.

Sal 119:114 Tú eres mi escondite y mi escudo; en tu palabra he puesto mi esperanza.

Sal 119:115 ¡Malhechores, apártense de mí, que quiero cumplir los mandamientos de mi Dios!

Sal 119:116 Sosténme conforme a tu promesa, y viviré; no defraudes mis esperanzas.

Sal 119:117 Defiéndeme, y estaré a salvo; siempre optaré por tus decretos.

Sal 119:118 Tú rechazas a los que se desvían de tus decretos, porque sólo maquinan falsedades.

Sal 119:119 Tú desechas como escoria a los impíos de la tierra; por eso amo tus estatutos.

Sal 119:120 Mi cuerpo se estremece por el temor que me inspiras; siento reverencia por tus leyes.

Sal 119:121

Ayin

Yo practico la justicia y el derecho; no me dejes en manos de mis opresores.

Sal 119:122 Garantiza el bienestar de tu siervo; que no me opriman los arrogantes.

Sal 119:123 Mis ojos se consumen esperando tu salvación, esperando que se cumpla tu justicia.

Sal 119:124 Trata a tu siervo conforme a tu gran amor; enséñame tus decretos.

Sal 119:125 Tu siervo soy: dame entendimiento y llegaré a conocer tus estatutos.

Sal 119:126 SEÑOR, ya es tiempo de que actúes, pues tu ley está siendo quebrantada.

Sal 119:127 Sobre todas las cosas amo tus mandamientos, más que el oro, más que el oro refinado.

Sal 119:128 Por eso tomo en cuenta todos tus preceptos[f] y aborrezco toda senda falsa.