Día 74

06 La Tierra Prometida

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Jueces 13

El nacimiento de Sansón

Jue 13:1

Nacimiento de Sansón

Una vez más los israelitas hicieron lo que ofende al SEÑOR. Por eso él los entregó en manos de los filisteos durante cuarenta años.

Jue 13:2 Cierto hombre de Zora, llamado Manoa, de la tribu de Dan, tenía una esposa que no le había dado hijos porque era estéril.

Jue 13:3 Pero el ángel del SEÑOR se le apareció a ella y le dijo: «Eres estéril y no tienes hijos, pero vas a concebir y tendrás un hijo.

Jue 13:4 Cuídate de no beber vino ni ninguna otra bebida fuerte, ni tampoco comas nada impuro,

Jue 13:5 porque concebirás y darás a luz un hijo. No pasará la navaja sobre su cabeza, porque el niño va a ser nazareo, consagrado a Dios desde antes de nacer. Él comenzará a librar a Israel del poder de los filisteos.»

Jue 13:6 La mujer fue adonde estaba su esposo y le dijo: «Un hombre de Dios vino adonde yo estaba. Por su aspecto imponente, parecía un ángel de Dios. Ni yo le pregunté de dónde venía, ni él me dijo cómo se llamaba.

Jue 13:7 Pero me dijo: “Concebirás y darás a luz un hijo. Ahora bien, cuídate de no beber vino ni ninguna otra bebida fuerte, ni de comer nada impuro, porque el niño será nazareo, consagrado a Dios desde antes de nacer hasta el día de su muerte.” »

Jue 13:8 Entonces Manoa oró al SEÑOR: «Oh SEÑOR, te ruego que permitas que vuelva el hombre de Dios que nos enviaste, para que nos enseñe cómo criar al niño que va a nacer.»

Jue 13:9 Dios escuchó a Manoa, y el ángel de Dios volvió a aparecerse a la mujer mientras ésta se hallaba en el campo; pero Manoa su esposo no estaba con ella.

Jue 13:10 La mujer corrió de inmediato a avisarle a su esposo: «¡Está aquí! ¡El hombre que se me apareció el otro día!»

Jue 13:11 Manoa se levantó y siguió a su esposa. Cuando llegó adonde estaba el hombre, le dijo: —¿Eres tú el que habló con mi esposa? —Sí, soy yo —respondió él.

Jue 13:12 Así que Manoa le preguntó: —Cuando se cumplan tus palabras, ¿cómo debemos criar al niño? ¿Cómo deberá portarse?

Jue 13:13 El ángel del SEÑOR contestó: —Tu esposa debe cumplir con todo lo que le he dicho.

Jue 13:14 Ella no debe probar nada que proceda de la vid, ni beber ningún vino ni ninguna otra bebida fuerte; tampoco debe comer nada impuro. En definitiva, debe cumplir con todo lo que le he ordenado.

Jue 13:15 Manoa le dijo al ángel del SEÑOR: —Nos gustaría que te quedaras hasta que te preparemos un cabrito.

Jue 13:16 Pero el ángel del SEÑOR respondió: —Aunque me detengan, no probaré nada de tu comida. Pero si preparas un holocausto, ofréceselo al SEÑOR. Manoa no se había dado cuenta de que aquél era el ángel del SEÑOR.

Jue 13:17 Así que le preguntó: —¿Cómo te llamas, para que podamos honrarte cuando se cumpla tu palabra?

Jue 13:18 —¿Por qué me preguntas mi nombre? —replicó él—. Es un misterio maravilloso.

Jue 13:19 Entonces Manoa tomó un cabrito, junto con la ofrenda de cereales, y lo sacrificó sobre una roca al SEÑOR. Y mientras Manoa y su esposa observaban, el SEÑOR hizo algo maravilloso:

Jue 13:20 Mientras la llama subía desde el altar hacia el cielo, el ángel del SEÑOR ascendía en la llama. Al ver eso, Manoa y su esposa se postraron en tierra sobre sus rostros.

Jue 13:21 Y el ángel del SEÑOR no se volvió a aparecer a Manoa y a su esposa. Entonces Manoa se dio cuenta de que aquél era el ángel del SEÑOR.

Jue 13:22 —¡Estamos condenados a morir! —le dijo a su esposa—. ¡Hemos visto a Dios!

Jue 13:23 Pero su esposa respondió: —Si el SEÑOR hubiera querido matarnos, no nos habría aceptado el holocausto ni la ofrenda de cereales de nuestras manos; tampoco nos habría mostrado todas esas cosas ni anunciado todo esto.

Jue 13:24 La mujer dio a luz un niño y lo llamó Sansón. El niño creció y el SEÑOR lo bendijo.

Jue 13:25 Y el Espíritu del SEÑOR comenzó a manifestarse en él mientras estaba en Majané Dan, entre Zora y Estaol.

Jueces 14

El matrimonio de Sansón

Jue 14:1

Matrimonio de Sansón

Sansón descendió a Timnat y vio allí a una joven filistea.

Jue 14:2 Cuando él volvió, les dijo a sus padres: —He visto en Timnat a una joven filistea; pídanla para que sea mi esposa.

Jue 14:3 Pero sus padres le dijeron: —¿Acaso no hay ninguna mujer aceptable entre tus parientes, o en todo nuestro[a] pueblo, que tienes que ir a buscar una esposa entre esos filisteos incircuncisos? Sansón le respondió a su padre: —¡Pídeme a ésa, que es la que a mí me gusta!

Jue 14:4 Sus padres no sabían que esto era de parte del SEÑOR, que buscaba la ocasión de confrontar a los filisteos; porque en aquel tiempo los filisteos dominaban a Israel.

Jue 14:5 Así que Sansón descendió a Timnat junto con sus padres. De repente, al llegar a los viñedos de Timnat, un rugiente cachorro de león le salió al encuentro.

Jue 14:6 Pero el Espíritu del SEÑOR vino con poder sobre Sansón, quien a mano limpia despedazó al león como quien despedaza a un cabrito. Pero no les contó a sus padres lo que había hecho.

Jue 14:7 Luego fue y habló con la mujer que le gustaba.

Jue 14:8 Pasado algún tiempo, cuando regresó para casarse con ella, se apartó del camino para mirar el león muerto, y vio que había en su cadáver un enjambre de abejas y un panal de miel.

Jue 14:9 Tomó con las manos un poco de miel y comió, mientras proseguía su camino. Cuando se reunió con sus padres, les ofreció miel, y también ellos comieron, pero no les dijo que la había sacado del cadáver del león.

Jue 14:10 Después de eso su padre fue a ver a la mujer. Allí Sansón ofreció un banquete, como era la costumbre entre los jóvenes.

Jue 14:11 Cuando los filisteos lo vieron, le dieron treinta compañeros para que estuvieran con él.

Jue 14:12 —Permítanme proponerles una adivinanza —les dijo Sansón—. Si me dan la solución dentro de los siete días que dura el banquete, yo les daré treinta vestidos de lino y treinta mudas de ropa de fiesta.

Jue 14:13 Pero si no me la dan, serán ustedes quienes me darán los treinta vestidos de lino y treinta mudas de ropa de fiesta. —Dinos tu adivinanza —le respondieron—, que te estamos escuchando.

Jue 14:14 Entonces les dijo: «Del que come salió comida; y del fuerte salió dulzura.» Pasaron tres días y no lograron resolver la adivinanza.

Jue 14:15 Al cuarto[b] día le dijeron a la esposa de Sansón: «Seduce a tu esposo para que nos revele la adivinanza; de lo contrario, te quemaremos a ti y a la familia de tu padre. ¿Acaso nos invitaron aquí para robarnos?»

Jue 14:16 Entonces la esposa de Sansón se tiró sobre él llorando, y le dijo: —¡Me odias! ¡En realidad no me amas! Le propusiste a mi pueblo una adivinanza, pero no me has dicho la solución. —Ni siquiera se la he dado a mis padres —replicó él—; ¿por qué habría de dártela a ti?

Jue 14:17 Pero ella le lloró los siete días que duró el banquete, hasta que al fin, el séptimo día, Sansón le dio la solución, porque ella seguía insistiéndole. A su vez ella fue y les reveló la solución a los de su pueblo.

Jue 14:18 Antes de la puesta del sol del séptimo día los hombres de la ciudad le dijeron: «¿Qué es más dulce que la miel? ¿Qué es más fuerte que un león?» Sansón les respondió: «Si no hubieran arado con mi ternera, no habrían resuelto mi adivinanza.»

Jue 14:19 Entonces el Espíritu del SEÑOR vino sobre Sansón con poder, y éste descendió a Ascalón y derrotó a treinta de sus hombres, les quitó sus pertenencias y les dio sus ropas a los que habían resuelto la adivinanza. Luego, enfurecido, regresó a la casa de su padre.

Jue 14:20 Entonces la esposa de Sansón fue entregada a uno de los que lo habían acompañado en su boda.

Jueces 15

Sansón derrota a los filisteos

Jue 15:1

Sansón se venga de los filisteos

Pasado algún tiempo, durante la cosecha de trigo, Sansón tomó un cabrito y fue a visitar a su esposa. —Voy a la habitación de mi esposa —dijo él. Pero el padre de ella no le permitió entrar,

Jue 15:2 sino que le dijo: —Yo estaba tan seguro de que la odiabas, que se la di a tu amigo. ¿Pero acaso no es más atractiva su hermana menor? Tómala para ti, en lugar de la mayor.

Jue 15:3 Sansón replicó: —¡Esta vez sí que no respondo por el daño que les cause a los filisteos!

Jue 15:4 Así que fue y cazó trescientas zorras, y las ató cola con cola en parejas, y a cada pareja le amarró una antorcha;

Jue 15:5 luego les prendió fuego a las antorchas y soltó a las zorras por los sembrados de los filisteos. Así incendió el trigo que ya estaba en gavillas y el que todavía estaba en pie, junto con los viñedos y olivares.

Jue 15:6 Cuando los filisteos preguntaron: «¿Quién hizo esto?», les dijeron: «Sansón, el yerno del timnateo, porque éste le quitó a su esposa y se la dio a su amigo.» Por eso los filisteos fueron y la quemaron a ella y a su padre.

Jue 15:7 Pero Sansón les dijo: «Puesto que actuaron de esa manera, ¡no pararé hasta que me haya vengado de ustedes!»

Jue 15:8 Y los atacó tan furiosamente que causó entre ellos una tremenda masacre. Luego se fue a vivir a una cueva, que está en la peña de Etam.

Jue 15:9 Los filisteos subieron y acamparon en Judá, incursionando cerca de Lehí.

Jue 15:10 Los hombres de Judá preguntaron: —¿Por qué han venido a luchar contra nosotros? —Hemos venido a tomar prisionero a Sansón —les respondieron—, para hacerle lo mismo que nos hizo a nosotros.

Jue 15:11 Entonces tres mil hombres de Judá descendieron a la cueva en la peña de Etam y le dijeron a Sansón: —¿No te das cuenta de que los filisteos nos gobiernan? ¿Por qué nos haces esto? —Simplemente les he hecho lo que ellos me hicieron a mí —contestó él.

Jue 15:12 Ellos le dijeron: —Hemos venido a atarte, para entregarte en manos de los filisteos. —Júrenme que no me matarán ustedes mismos —dijo Sansón.

Jue 15:13 —De acuerdo —respondieron ellos—. Sólo te ataremos y te entregaremos en sus manos. No te mataremos. Entonces lo ataron con dos sogas nuevas y lo sacaron de la peña.

Jue 15:14 Cuando se acercaba a Lehí, los filisteos salieron a su encuentro con gritos de victoria. En ese momento el Espíritu del SEÑOR vino sobre él con poder, y las sogas que ataban sus brazos se volvieron como fibra de lino quemada, y las ataduras de sus manos se deshicieron.

Jue 15:15 Al encontrar una quijada de burro que todavía estaba fresca, la agarró y con ella mató a mil hombres.

Jue 15:16 Entonces dijo Sansón: «Con la quijada de un asno los he amontonado.[a] Con una quijada de asno he matado a mil hombres.»

Jue 15:17 Cuando terminó de hablar, arrojó la quijada y llamó a aquel lugar Ramat Lehí.[b]

Jue 15:18 Como tenía mucha sed, clamó al SEÑOR: «Tú le has dado a tu siervo esta gran victoria. ¿Acaso voy ahora a morir de sed, y a caer en manos de los incircuncisos?»

Jue 15:19 Entonces Dios abrió la hondonada que hay en Lehí, y de allí brotó agua. Cuando Sansón la bebió, recobró sus fuerzas y se reanimó. Por eso al manantial que todavía hoy está en Lehí se le llamó Enacoré.[c]

Jue 15:20 Y Sansón gobernó a Israel durante veinte años en tiempos de los filisteos.

Salmo 74

"Levántate, oh Dios, aboga tu causa"

Sal 74:1

Masquil de Asaf.

¿Por qué, oh Dios, nos has rechazado para siempre? ¿Por qué se ha encendido tu ira contra las ovejas de tu prado?

Sal 74:2 Acuérdate del pueblo que adquiriste desde tiempos antiguos, de la tribu que redimiste para que fuera tu posesión. Acuérdate de este monte Sión, que es donde tú habitas.

Sal 74:3 Dirige tus pasos hacia estas ruinas eternas; ¡todo en el santuario lo ha destruido el enemigo!

Sal 74:4 Tus adversarios rugen en el lugar de tus asambleas y plantan sus banderas en señal de victoria.

Sal 74:5 Parecen leñadores en el bosque, talando árboles con sus hachas.

Sal 74:6 Con sus hachas y martillos destrozaron todos los adornos de madera.

Sal 74:7 Prendieron fuego a tu santuario; profanaron el lugar donde habitas.

Sal 74:8 En su corazón dijeron: «¡Los haremos polvo!», y quemaron en el país todos tus santuarios.

Sal 74:9 Ya no vemos ondear nuestras banderas; ya no hay ningún profeta, y ni siquiera sabemos hasta cuándo durará todo esto.

Sal 74:10 ¿Hasta cuándo, oh Dios, se burlará el adversario? ¿Por siempre insultará tu nombre el enemigo?

Sal 74:11 ¿Por qué retraes tu mano, tu mano derecha? ¿Por qué te quedas cruzado de brazos?

Sal 74:12 Tú, oh Dios, eres mi rey desde tiempos antiguos; tú traes salvación sobre la tierra.

Sal 74:13 Tú dividiste el mar con tu poder; les rompiste la cabeza a los monstruos marinos.

Sal 74:14 Tú aplastaste las cabezas de Leviatán y lo diste por comida a las jaurías del desierto.

Sal 74:15 Tú hiciste que brotaran fuentes y arroyos; secaste ríos de inagotables corrientes.

Sal 74:16 Tuyo es el día, tuya también la noche; tú estableciste la luna y el sol;

Sal 74:17 trazaste los límites de la tierra, y creaste el verano y el invierno.

Sal 74:18 Recuerda, SEÑOR, que tu enemigo se burla, y que un pueblo insensato ofende tu nombre.

Sal 74:19 No entregues a las fieras la vida de tu tórtola; no te olvides, ni ahora ni nunca, de la vida de tus pobres.

Sal 74:20 Toma en cuenta tu pacto, pues en todos los rincones del país abunda la violencia.

Sal 74:21 Que no vuelva humillado el oprimido; que alaben tu nombre el pobre y el necesitado.

Sal 74:22 Levántate, oh Dios, y defiende tu causa; recuerda que a todas horas te ofenden los necios.

Sal 74:23 No pases por alto el griterío de tus adversarios, el creciente tumulto de tus enemigos.