Día 257
14 Jesús & el Reino
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El Evangelio Según Marcos
Una de las primeras versiones oficiales de la vida, la muerte y la resurrección de Jesús. Marcos aborda las preguntas básicas de si Jesús era el verdadero Mesías que Israel había estado esperando. Y de ser así, ¿qué clase de rey mesiánico era él si sufrió y murió?
Marcos 15
Jesús entregado a Pilato
Mar 15:1
Jesús ante Pilato
15:2-15—Mt 27:11-26; Lc 23:2-3, 18-25; Jn 18:29-19:16
Tan pronto como amaneció, los jefes de los sacerdotes, con los ancianos, los maestros de la ley y el Consejo en pleno, llegaron a una decisión. Ataron a Jesús, se lo llevaron y se lo entregaron a Pilato.
Mar 15:2 —¿Eres tú el rey de los judíos? —le preguntó Pilato. —Tú mismo lo dices —respondió.
Mar 15:3 Los jefes de los sacerdotes se pusieron a acusarlo de muchas cosas.
Mar 15:4 —¿No vas a contestar? —le preguntó de nuevo Pilato—. Mira de cuántas cosas te están acusando.
Mar 15:5 Pero Jesús ni aun con eso contestó nada, de modo que Pilato se quedó asombrado.
Pilato entrega a Jesús para crucificarlo
Mar 15:6 Ahora bien, durante la fiesta él acostumbraba soltarles un preso, el que la gente pidiera.
Mar 15:7 Y resulta que un hombre llamado Barrabás estaba encarcelado con los rebeldes condenados por haber cometido homicidio en una insurrección.
Mar 15:8 Subió la multitud y le pidió a Pilato que le concediera lo que acostumbraba.
Mar 15:9 —¿Quieren que les suelte al rey de los judíos? —replicó Pilato,
Mar 15:10 porque se daba cuenta de que los jefes de los sacerdotes habían entregado a Jesús por envidia.
Mar 15:11 Pero los jefes de los sacerdotes incitaron a la multitud para que Pilato les soltara más bien a Barrabás.
Mar 15:12 —¿Y qué voy a hacer con el que ustedes llaman el rey de los judíos? —les preguntó Pilato.
Mar 15:13 —¡Crucifícalo! —gritaron.
Mar 15:14 —¿Por qué? ¿Qué crimen ha cometido? Pero ellos gritaron aún más fuerte: —¡Crucifícalo!
Mar 15:15 Como quería satisfacer a la multitud, Pilato les soltó a Barrabás; a Jesús lo mandó azotar, y lo entregó para que lo crucificaran.
Burlas contra Jesús
Mar 15:16
Los soldados se burlan de Jesús
15:16-20—Mt 27:27-31
Los soldados llevaron a Jesús al interior del palacio (es decir, al pretorio) y reunieron a toda la tropa.
Mar 15:17 Le pusieron un manto de color púrpura; luego trenzaron una corona de espinas, y se la colocaron.
Mar 15:18 —¡Salve, rey de los judíos! —lo aclamaban.
Mar 15:19 Lo golpeaban en la cabeza con una caña y le escupían. Doblando la rodilla, le rendían homenaje.
Mar 15:20 Después de burlarse de él, le quitaron el manto y le pusieron su propia ropa. Por fin, lo sacaron para crucificarlo.
La crucifixión
Mar 15:21
La crucifixión
15:22-32—Mt 27:33-44; Lc 23:33-43; Jn 19:17-24
A uno que pasaba por allí de vuelta del campo, un tal Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, lo obligaron a llevar la cruz.
Mar 15:22 Condujeron a Jesús al lugar llamado Gólgota (que significa: Lugar de la Calavera).
Mar 15:23 Le ofrecieron vino mezclado con mirra, pero no lo tomó.
Mar 15:24 Y lo crucificaron. Repartieron su ropa, echando suertes para ver qué le tocaría a cada uno.
Mar 15:25 Eran las nueve de la mañana[a] cuando lo crucificaron.
Mar 15:26 Un letrero tenía escrita la causa de su condena: «El Rey de los judíos.»
Mar 15:27 Con él crucificaron a dos bandidos,[b] uno a su derecha y otro a su izquierda.[c]
Mar 15:28 --
Mar 15:29 Los que pasaban meneaban la cabeza y blasfemaban contra él. —¡Eh! Tú que destruyes el templo y en tres días lo reconstruyes —decían—,
Mar 15:30 ¡baja de la cruz y sálvate a ti mismo!
Mar 15:31 De la misma manera se burlaban de él los jefes de los sacerdotes junto con los maestros de la ley. —Salvó a otros —decían—, ¡pero no puede salvarse a sí mismo!
Mar 15:32 Que baje ahora de la cruz ese Cristo, el rey de Israel, para que veamos y creamos. También lo insultaban los que estaban crucificados con él.
La muerte de Jesús
Mar 15:33
Muerte de Jesús
15:33-41—Mt 27:45-56; Lc 23:44-49
Desde el mediodía y hasta la media tarde quedó toda la tierra en oscuridad.
Mar 15:34 A las tres de la tarde[d] Jesús gritó a voz en cuello: —Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? (que significa: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” ).[e]
Mar 15:35 Cuando lo oyeron, algunos de los que estaban cerca dijeron: —Escuchen, está llamando a Elías.
Mar 15:36 Un hombre corrió, empapó una esponja en vinagre, la puso en una caña y se la ofreció a Jesús para que bebiera. —Déjenlo, a ver si viene Elías a bajarlo —dijo.
Mar 15:37 Entonces Jesús, lanzando un fuerte grito, expiró.
Mar 15:38 La cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
Mar 15:39 Y el centurión, que estaba frente a Jesús, al oír el grito y[f] ver cómo murió, dijo: —¡Verdaderamente este hombre era el Hijo[g] de Dios!
Mar 15:40 Algunas mujeres miraban desde lejos. Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé.
Mar 15:41 Estas mujeres lo habían seguido y atendido cuando estaba en Galilea. Además había allí muchas otras que habían subido con él a Jerusalén.
Jesús es sepultado
Mar 15:42
Sepultura de Jesús
15:42-47—Mt 27:57-61; Lc 23:50-56; Jn 19:38-42
Era el día de preparación (es decir, la víspera del sábado). Así que al atardecer,
Mar 15:43 José de Arimatea, miembro distinguido del Consejo, y que también esperaba el reino de Dios, se atrevió a presentarse ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús.
Mar 15:44 Pilato, sorprendido de que ya hubiera muerto, llamó al centurión y le preguntó si hacía mucho que[h] había muerto.
Mar 15:45 Una vez informado por el centurión, le entregó el cuerpo a José.
Mar 15:46 Entonces José bajó el cuerpo, lo envolvió en una sábana que había comprado, y lo puso en un sepulcro cavado en la roca. Luego hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro.
Mar 15:47 María Magdalena y María la madre de José vieron dónde lo pusieron.
Marcos 16
La resurrección
Mar 16:1
La resurrección
16:1-8—Mt 28:1-8; Lc 24:1-10
Cuando pasó el sábado, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé compraron especias aromáticas para ir a ungir el cuerpo de Jesús.
Mar 16:2 Muy de mañana el primer día de la semana, apenas salido el sol, se dirigieron al sepulcro.
Mar 16:3 Iban diciéndose unas a otras: «¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?»
Mar 16:4 Pues la piedra era muy grande. Pero al fijarse bien, se dieron cuenta de que estaba corrida.
Mar 16:5 Al entrar en el sepulcro vieron a un joven vestido con un manto blanco, sentado a la derecha, y se asustaron.
Mar 16:6 —No se asusten —les dijo—. Ustedes buscan a Jesús el nazareno, el que fue crucificado. ¡Ha resucitado! No está aquí. Miren el lugar donde lo pusieron.
Mar 16:7 Pero vayan a decirles a los discípulos y a Pedro: “Él va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán, tal como les dijo.”
Mar 16:8 Temblorosas y desconcertadas, las mujeres salieron huyendo del sepulcro. No dijeron nada a nadie, porque tenían miedo.[a]
Jesús se aparece a María Magdalena
Mar 16:9
Apariciones y ascensión de Jesús
Cuando Jesús resucitó en la madrugada del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había expulsado siete demonios.
Mar 16:10 Ella fue y avisó a los que habían estado con él, que estaban lamentándose y llorando.
Mar 16:11 Pero ellos, al oír que Jesús estaba vivo y que ella lo había visto, no lo creyeron.
Jesús se aparece a dos discípulos
Mar 16:12 Después se apareció Jesús en otra forma a dos de ellos que iban de camino al campo.
Mar 16:13 Éstos volvieron y avisaron a los demás, pero no les creyeron a ellos tampoco.
La Gran Comisión
Mar 16:14 Por último se apareció Jesús a los once mientras comían; los reprendió por su falta de fe y por su obstinación en no creerles a los que lo habían visto resucitado.
Mar 16:15 Les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura.[b]
Mar 16:16 El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado.
Mar 16:17 Estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán en nuevas lenguas;
Mar 16:18 tomarán en sus manos serpientes; y cuando beban algo venenoso, no les hará daño alguno; pondrán las manos sobre los enfermos, y éstos recobrarán la salud.»
Mar 16:19 Después de hablar con ellos, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Mar 16:20 Los discípulos salieron y predicaron por todas partes, y el Señor los ayudaba en la obra y confirmaba su palabra con las señales que la acompañaban.
Salmo 102
No escondas de mí tu rostro
Sal 102:1
Oración de un afligido que, a punto de desfallecer, da rienda suelta a su lamento ante el SEÑOR.
Escucha, SEÑOR, mi oración; llegue a ti mi clamor.
Sal 102:2 No escondas de mí tu rostro cuando me encuentro angustiado. Inclina a mí tu oído; respóndeme pronto cuando te llame.
Sal 102:3 Pues mis días se desvanecen como el humo, los huesos me arden como brasas.
Sal 102:4 Mi corazón decae y se marchita como la hierba; ¡hasta he perdido el apetito!
Sal 102:5 Por causa de mis fuertes gemidos se me pueden contar los huesos.[a]
Sal 102:6 Parezco una lechuza del desierto; soy como un búho entre las ruinas.
Sal 102:7 No logro conciliar el sueño; parezco ave solitaria sobre el tejado.
Sal 102:8 A todas horas me ofenden mis enemigos, y hasta usan mi nombre para maldecir.
Sal 102:9 Las cenizas son todo mi alimento; mis lágrimas se mezclan con mi bebida.
Sal 102:10 ¡Por tu enojo, por tu indignación, me levantaste para luego arrojarme!
Sal 102:11 Mis días son como sombras nocturnas; me voy marchitando como la hierba.
Sal 102:12 Pero tú, SEÑOR, reinas eternamente; tu nombre perdura por todas las generaciones.
Sal 102:13 Te levantarás y tendrás piedad de Sión, pues ya es tiempo de que la compadezcas. ¡Ha llegado el momento señalado!
Sal 102:14 Tus siervos sienten cariño por sus ruinas; los mueven a compasión sus escombros.
Sal 102:15 Las naciones temerán el nombre del SEÑOR; todos los reyes de la tierra reconocerán su majestad.
Sal 102:16 Porque el SEÑOR reconstruirá a Sión, y se manifestará en su esplendor.
Sal 102:17 Atenderá a la oración de los desamparados, y no desdeñará sus ruegos.
Sal 102:18 Que se escriba esto para las generaciones futuras, y que el pueblo que será creado alabe al SEÑOR.
Sal 102:19 Miró el SEÑOR desde su altísimo santuario; contempló la tierra desde el cielo,
Sal 102:20 para oír los lamentos de los cautivos y liberar a los condenados a muerte;
Sal 102:21 para proclamar en Sión el nombre del SEÑOR y anunciar en Jerusalén su alabanza,
Sal 102:22 cuando todos los pueblos y los reinos se reúnan para adorar al SEÑOR.
Sal 102:23 En el curso de mi vida acabó Dios con mis fuerzas;[b] me redujo los días.
Sal 102:24 Por eso dije: «No me lleves, Dios mío, a la mitad de mi vida; tú permaneces por todas las generaciones.
Sal 102:25 En el principio tú afirmaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos.
Sal 102:26 Ellos perecerán, pero tú permaneces. Todos ellos se desgastarán como un vestido. Y como ropa los cambiarás, y los dejarás de lado.
Sal 102:27 Pero tú eres siempre el mismo, y tus años no tienen fin.
Sal 102:28 Los hijos de tus siervos se establecerán, y sus descendientes habitarán en tu presencia.»