Día 78

07 El Auge y Caída del Reino de Israel

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Lee la Biblia: 1ra de Samuel

Mira nuestro video de Lee la Biblia sobre el libro de 1ra de Samuel, que analiza el diseño literario del libro y su flujo de pensamiento. En 1ra de Samuel, Dios, con desagrado levanta reyes para gobernar a los israelitas. El primero es un fracaso, y el segundo, David, es un sustitutofiel.

1 Samuel 1

El nacimiento de Samuel

1Sa 1:1

Nacimiento de Samuel

En la sierra de Efraín había un hombre zufita de Ramatayin.[a] Su nombre era Elcaná hijo de Jeroán, hijo de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Zuf, efraimita.

1Sa 1:2 Elcaná tenía dos esposas. Una de ellas se llamaba Ana, y la otra, Penina. Ésta tenía hijos, pero Ana no tenía ninguno.

1Sa 1:3 Cada año Elcaná salía de su pueblo para adorar al SEÑOR Todopoderoso y ofrecerle sacrificios en Siló, donde Ofni y Finés, los dos hijos de Elí, oficiaban como sacerdotes del SEÑOR.

1Sa 1:4 Cuando llegaba el día de ofrecer su sacrificio, Elcaná solía darles a Penina y a todos sus hijos e hijas la porción que les correspondía.

1Sa 1:5 Pero a Ana le daba una porción especial,[b] pues la amaba a pesar de que el SEÑOR la había hecho estéril.

1Sa 1:6 Penina, su rival, solía atormentarla para que se enojara, ya que el SEÑOR la había hecho estéril.

1Sa 1:7 Cada año, cuando iban a la casa del SEÑOR, sucedía lo mismo: Penina la atormentaba, hasta que Ana se ponía a llorar y ni comer quería.

1Sa 1:8 Entonces Elcaná, su esposo, le decía: «Ana, ¿por qué lloras? ¿Por qué no comes? ¿Por qué estás resentida? ¿Acaso no soy para ti mejor que diez hijos?»

1Sa 1:9 Una vez, estando en Siló, Ana se levantó después de la comida. Y a la vista del sacerdote Elí, que estaba sentado en su silla junto a la puerta del santuario del SEÑOR,

1Sa 1:10 con gran angustia comenzó a orar al SEÑOR y a llorar desconsoladamente.

1Sa 1:11 Entonces hizo este voto: «SEÑOR Todopoderoso, si te dignas mirar la desdicha de esta sierva tuya y, si en vez de olvidarme, te acuerdas de mí y me concedes un hijo varón, yo te lo entregaré para toda su vida, y nunca se le cortará el cabello.»

1Sa 1:12 Como Ana estuvo orando largo rato ante el SEÑOR, Elí se fijó en su boca.

1Sa 1:13 Sus labios se movían pero, debido a que Ana oraba en voz baja, no se podía oír su voz. Elí pensó que estaba borracha,

1Sa 1:14 así que le dijo: —¿Hasta cuándo te va a durar la borrachera? ¡Deja ya el vino!

1Sa 1:15 —No, mi señor; no he bebido ni vino ni cerveza. Soy sólo una mujer angustiada que ha venido a desahogarse delante del SEÑOR.

1Sa 1:16 No me tome usted por una mala mujer. He pasado este tiempo orando debido a mi angustia y aflicción.

1Sa 1:17 —Vete en paz —respondió Elí—. Que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido.

1Sa 1:18 —Gracias. Ojalá favorezca usted siempre a esta sierva suya. Con esto, Ana se despidió y se fue a comer. Desde ese momento, su semblante cambió.

1Sa 1:19 Al día siguiente madrugaron y, después de adorar al SEÑOR, volvieron a su casa en Ramá. Luego Elcaná se unió a su esposa Ana, y el SEÑOR se acordó de ella.

1Sa 1:20 Ana concibió y, pasado un año, dio a luz un hijo y le puso por nombre Samuel,[c] pues dijo: «Al SEÑOR se lo pedí.»

Samuel entregado al Señor

1Sa 1:21

Ana dedica a Samuel

Cuando Elcaná salió con toda su familia para cumplir su promesa y ofrecer su sacrificio anual al SEÑOR,

1Sa 1:22 Ana no lo acompañó. —No iré hasta que el niño sea destetado —le explicó a su esposo—. Entonces lo llevaré para dedicarlo al SEÑOR, y allí se quedará el resto de su vida.

1Sa 1:23 —Bien, haz lo que te parezca mejor —respondió su esposo Elcaná—. Quédate hasta que lo destetes, con tal de que el SEÑOR cumpla su palabra. Así pues, Ana se quedó en su casa y crió a su hijo hasta que lo destetó.

1Sa 1:24 Cuando dejó de amamantarlo, salió con el niño, a pesar de ser tan pequeño, y lo llevó a la casa del SEÑOR en Siló. También llevó un becerro de tres años,[d] una medida de harina y un odre de vino.

1Sa 1:25 Luego sacrificaron el becerro y presentaron el niño a Elí.

1Sa 1:26 Dijo Ana: «Mi señor, tan cierto como que usted vive, le juro que yo soy la mujer que estuvo aquí a su lado orando al SEÑOR.

1Sa 1:27 Éste es el niño que yo le pedí al SEÑOR, y él me lo concedió.

1Sa 1:28 Ahora yo, por mi parte, se lo entrego al SEÑOR. Mientras el niño viva, estará dedicado a él.» Entonces Elí[e] se postró allí ante el SEÑOR.

1 Samuel 2

La oración de Ana

1Sa 2:1

Oración de Ana

Ana elevó esta oración: «Mi corazón se alegra en el SEÑOR; en él radica mi poder.[a] Puedo celebrar su salvación y burlarme de mis enemigos.

1Sa 2:2 »Nadie es santo como el SEÑOR; no hay roca como nuestro Dios. ¡No hay nadie como él!

1Sa 2:3 »Dejen de hablar con tanto orgullo y altivez; ¡no profieran palabras soberbias! El SEÑOR es un Dios que todo lo sabe, y él es quien juzga las acciones.

1Sa 2:4 »El arco de los poderosos se quiebra, pero los débiles recobran las fuerzas.

1Sa 2:5 Los que antes tenían comida de sobra se venden por un pedazo de pan; los que antes sufrían hambre ahora viven saciados. La estéril ha dado a luz siete veces, pero la que tenía muchos hijos languidece.

1Sa 2:6 »Del SEÑOR vienen la muerte y la vida; él nos hace bajar al sepulcro, pero también nos levanta.

1Sa 2:7 El SEÑOR da la riqueza y la pobreza; humilla, pero también enaltece.

1Sa 2:8 Levanta del polvo al desvalido y saca del basurero al pobre para sentarlos en medio de príncipes y darles un trono esplendoroso. »Del SEÑOR son los fundamentos de la tierra; ¡sobre ellos afianzó el mundo!

1Sa 2:9 Él guiará los pasos de sus fieles, pero los malvados se perderán entre las sombras. ¡Nadie triunfa por sus propias fuerzas!

1Sa 2:10 »El SEÑOR destrozará a sus enemigos; desde el cielo lanzará truenos contra ellos. El SEÑOR juzgará los confines de la tierra, fortalecerá a su rey y enaltecerá el poder de su ungido.»

1Sa 2:11 Elcaná volvió a su casa en Ramá, pero el niño se quedó para servir al SEÑOR, bajo el cuidado del sacerdote Elí.

Los hijos impíos de Elí

1Sa 2:12

Perversidad de los hijos de Elí

Los hijos de Elí eran unos perversos que no tomaban en cuenta al SEÑOR.

1Sa 2:13 La costumbre de estos sacerdotes era la siguiente: Cuando alguien ofrecía un sacrificio, el asistente del sacerdote se presentaba con un tenedor grande en la mano y, mientras se cocía la carne,

1Sa 2:14 metía el tenedor en la olla, en el caldero, en la cacerola o en la cazuela; y el sacerdote tomaba para sí mismo todo lo que se enganchaba en el tenedor. De este modo trataban a todos los israelitas que iban a Siló.

1Sa 2:15 Además, antes de quemarse la grasa, solía llegar el ayudante del sacerdote para decirle al que estaba por ofrecer el sacrificio: «Dame carne para el asado del sacerdote, pues no te la va a aceptar cocida, sino cruda.»

1Sa 2:16 Y si el hombre contestaba: «Espera a que se queme la grasa, como es debido; luego podrás tomar lo que desees», el asistente replicaba: «No, dámela ahora mismo; de lo contrario, te la quito por la fuerza.»

1Sa 2:17 Así que el pecado de estos jóvenes era gravísimo a los ojos del SEÑOR, pues trataban con desprecio las ofrendas que le pertenecían.

1Sa 2:18 El niño Samuel, por su parte, vestido con un efod de lino, seguía sirviendo en la presencia del SEÑOR.

1Sa 2:19 Cada año su madre le hacía una pequeña túnica, y se la llevaba cuando iba con su esposo para ofrecer su sacrificio anual.

1Sa 2:20 Elí entonces bendecía a Elcaná y a su esposa, diciendo: «Que el SEÑOR te conceda hijos de esta mujer, a cambio del niño que ella pidió para dedicárselo al SEÑOR.» Luego regresaban a su casa.

1Sa 2:21 El SEÑOR bendijo a Ana, de manera que ella concibió y dio a luz tres hijos y dos hijas. Durante ese tiempo, Samuel crecía en la presencia del SEÑOR.

Elí reprende Sus Hijos

1Sa 2:22 Elí, que ya era muy anciano, se enteró de todo lo que sus hijos le estaban haciendo al pueblo de Israel, incluso de que se acostaban con las mujeres que servían a la entrada del santuario.

1Sa 2:23 Les dijo: «¿Por qué se comportan así? Todo el pueblo me habla de su mala conducta.

1Sa 2:24 No, hijos míos; no es nada bueno lo que se comenta en el pueblo del SEÑOR.

1Sa 2:25 Si alguien peca contra otra persona, Dios le servirá de árbitro; pero si peca contra el SEÑOR, ¿quién podrá interceder por él?» No obstante, ellos no le hicieron caso a la advertencia de su padre, pues la voluntad del SEÑOR era quitarles la vida.

1Sa 2:26 Por su parte, el niño Samuel seguía creciendo y ganándose el aprecio del SEÑOR y de la gente.

El Señor rechaza la casa de Elí

1Sa 2:27

Profecía contra la familia de Elí

Un hombre de Dios fue a ver a Elí, y le dijo: «Así dice el SEÑOR: “Bien sabes que yo me manifesté a tus antepasados cuando estaban en Egipto bajo el poder del faraón.

1Sa 2:28 De entre todas las tribus de Israel, escogí a Aarón para que fuera mi sacerdote, es decir, para que en mi presencia se acercara a mi altar, quemara el incienso y se pusiera el efod. Además, a su familia le concedí las ofrendas que los israelitas queman en mi honor.

1Sa 2:29 ¿Por qué, pues, tratan ustedes con tanto desprecio los sacrificios y ofrendas que yo he ordenado que me traigan? ¿Por qué honras a tus hijos más que a mí, y los engordas con lo mejor de todas las ofrendas de mi pueblo Israel?”

1Sa 2:30 »Por cuanto has hecho esto, de ninguna manera permitiré que tus parientes me sirvan, aun cuando yo había prometido que toda tu familia, tanto tus antepasados como tus descendientes, me servirían siempre. Yo, el SEÑOR, Dios de Israel, lo afirmo. Yo honro a los que me honran, y humillo a los que me desprecian.

1Sa 2:31 En efecto, se acerca el día en que acabaré con tu poder y con el de tu familia; ninguno de tus descendientes llegará a viejo.

1Sa 2:32 Mirarás con envidia el bien que se le hará a Israel, y ninguno[b] de tus descendientes llegará a viejo.

1Sa 2:33 Si permito que alguno de los tuyos continúe sirviendo en mi altar, será para empañarte de lágrimas los ojos y abatirte el alma; todos tus descendientes morirán en la flor de la vida.

1Sa 2:34 Y te doy esta señal: tus dos hijos, Ofni y Finés, morirán el mismo día.

1Sa 2:35 »Pero yo levantaré a un sacerdote fiel, que hará mi voluntad y cumplirá mis deseos. Jamás le faltará descendencia, y vivirá una larga vida en presencia de mi ungido.

1Sa 2:36 Y los familiares tuyos que sobrevivan vendrán y de rodillas le rogarán que les regale una moneda de plata o un pedazo de pan. Le suplicarán: “¡Dame algún trabajo sacerdotal para mi sustento!” »

1 Samuel 3

El Señor llama a Samuel

1Sa 3:1

El SEÑOR llama a Samuel

Samuel, que todavía era joven, servía al SEÑOR bajo el cuidado de Elí. En esos tiempos no era común oír palabra del SEÑOR, ni eran frecuentes las visiones.

1Sa 3:2 Elí ya se estaba quedando ciego. Un día, mientras él descansaba en su habitación,

1Sa 3:3 Samuel dormía en el santuario, donde se encontraba el arca de Dios. La lámpara de Dios todavía estaba encendida.

1Sa 3:4 El SEÑOR llamó a Samuel, y éste respondió: —Aquí estoy.

1Sa 3:5 Y en seguida fue corriendo adonde estaba Elí, y le dijo: —Aquí estoy; ¿para qué me llamó usted? —Yo no te he llamado —respondió Elí—. Vuelve a acostarte. Y Samuel volvió a su cama.

1Sa 3:6 Pero una vez más el SEÑOR lo llamó: —¡Samuel! Él se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo: —Aquí estoy; ¿para qué me llamó usted? —Hijo mío —respondió Elí—, yo no te he llamado. Vuelve a acostarte.

1Sa 3:7 Samuel todavía no conocía al SEÑOR, ni su palabra se le había revelado.

1Sa 3:8 Por tercera vez llamó el SEÑOR a Samuel. Él se levantó y fue adonde estaba Elí. —Aquí estoy —le dijo—; ¿para qué me llamó usted? Entonces Elí se dio cuenta de que el SEÑOR estaba llamando al muchacho.

1Sa 3:9 —Ve y acuéstate —le dijo Elí—. Si alguien vuelve a llamarte, dile: “Habla, SEÑOR, que tu siervo escucha.” Así que Samuel se fue y se acostó en su cama.

1Sa 3:10 Entonces el SEÑOR se le acercó y lo llamó de nuevo: —¡Samuel! ¡Samuel! —Habla, que tu siervo escucha —respondió Samuel.

1Sa 3:11 —Mira —le dijo el SEÑOR—, estoy por hacer en Israel algo que a todo el que lo oiga le quedará retumbando en los oídos.

1Sa 3:12 Ese día llevaré a cabo todo lo que he anunciado en contra de Elí y su familia.

1Sa 3:13 Ya le dije que por la maldad de sus hijos he condenado a su familia para siempre; él sabía que estaban blasfemando contra Dios[a] y, sin embargo, no los refrenó.

1Sa 3:14 Por lo tanto, hago este juramento en contra de su familia: ¡Ningún sacrificio ni ofrenda podrá expiar jamás el pecado de la familia de Elí!

1Sa 3:15 Samuel se acostó, y a la mañana siguiente abrió las puertas de la casa del SEÑOR, pero no se atrevía a contarle a Elí la visión.

1Sa 3:16 Así que Elí tuvo que llamarlo. —¡Samuel, hijo mío! —Aquí estoy —respondió Samuel.

1Sa 3:17 —¿Qué fue lo que te dijo el SEÑOR? —le preguntó Elí—. Te pido que no me lo ocultes. ¡Que Dios te castigue sin piedad, si me ocultas una sola palabra de todo lo que te ha dicho!

1Sa 3:18 Samuel se lo refirió todo, sin ocultarle nada, y Elí dijo: —Él es el SEÑOR; que haga lo que mejor le parezca.

1Sa 3:19 Mientras Samuel crecía, el SEÑOR estuvo con él y confirmó todo lo que le había dicho.

1Sa 3:20 Y todo Israel, desde Dan hasta Berseba, se dio cuenta de que el SEÑOR había confirmado a Samuel como su profeta.

1Sa 3:21 Además, el SEÑOR siguió manifestándose en Siló; allí se revelaba a Samuel y le comunicaba su palabra.

Salmo 78

Contad a la generación venidera

Sal 78:1

Masquil de Asaf.

Pueblo mío, atiende a mi enseñanza; presta oído a las palabras de mi boca.

Sal 78:2 Mis labios pronunciarán parábolas y evocarán misterios de antaño,

Sal 78:3 cosas que hemos oído y conocido, y que nuestros padres nos han contado.

Sal 78:4 No las esconderemos de sus descendientes; hablaremos a la generación venidera del poder del SEÑOR, de sus proezas, y de las maravillas que ha realizado.

Sal 78:5 Él promulgó un decreto para Jacob, dictó una ley para Israel; ordenó a nuestros antepasados enseñarlos a sus descendientes,

Sal 78:6 para que los conocieran las generaciones venideras y los hijos que habrían de nacer, que a su vez los enseñarían a sus hijos.

Sal 78:7 Así ellos pondrían su confianza en Dios y no se olvidarían de sus proezas, sino que cumplirían sus mandamientos.

Sal 78:8 Así no serían como sus antepasados: generación obstinada y rebelde, gente de corazón fluctuante, cuyo espíritu no se mantuvo fiel a Dios.

Sal 78:9 La tribu de Efraín, con sus diestros arqueros, se puso en fuga el día de la batalla.

Sal 78:10 No cumplieron con el pacto de Dios, sino que se negaron a seguir sus enseñanzas.

Sal 78:11 Echaron al olvido sus proezas, las maravillas que les había mostrado,

Sal 78:12 los milagros que hizo a la vista de sus padres en la tierra de Egipto, en la región de Zoán.

Sal 78:13 Partió el mar en dos para que ellos lo cruzaran, mientras mantenía las aguas firmes como un muro.

Sal 78:14 De día los guió con una nube, y toda la noche con luz de fuego.

Sal 78:15 En el desierto partió en dos las rocas, y les dio a beber torrentes de aguas;

Sal 78:16 hizo que brotaran arroyos de la peña y que las aguas fluyeran como ríos.

Sal 78:17 Pero ellos volvieron a pecar contra él; en el desierto se rebelaron contra el Altísimo.

Sal 78:18 Con toda intención pusieron a Dios a prueba, y le exigieron comida a su antojo.

Sal 78:19 Murmuraron contra Dios, y aun dijeron: «¿Podrá Dios tendernos una mesa en el desierto?

Sal 78:20 Cuando golpeó la roca, el agua brotó en torrentes; pero ¿podrá también darnos de comer?, ¿podrá proveerle carne a su pueblo?»

Sal 78:21 Cuando el SEÑOR oyó esto, se puso muy furioso; su enojo se encendió contra Jacob, su ira ardió contra Israel.

Sal 78:22 Porque no confiaron en Dios, ni creyeron que él los salvaría.

Sal 78:23 Desde lo alto dio una orden a las nubes, y se abrieron las puertas de los cielos.

Sal 78:24 Hizo que les lloviera maná, para que comieran; pan del cielo les dio a comer.

Sal 78:25 Todos ellos comieron pan de ángeles; Dios les envió comida hasta saciarlos.

Sal 78:26 Desató desde el cielo el viento solano, y con su poder levantó el viento del sur.

Sal 78:27 Cual lluvia de polvo, hizo que les lloviera carne; ¡nubes de pájaros, como la arena del mar!

Sal 78:28 Los hizo caer en medio de su campamento y en los alrededores de sus tiendas.

Sal 78:29 Comieron y se hartaron, pues Dios les cumplió su capricho.

Sal 78:30 Pero el capricho no les duró mucho: aún tenían la comida en la boca

Sal 78:31 cuando el enojo de Dios vino sobre ellos: dio muerte a sus hombres más robustos; abatió a la flor y nata de Israel.

Sal 78:32 A pesar de todo, siguieron pecando y no creyeron en sus maravillas.

Sal 78:33 Por tanto, Dios hizo que sus días se esfumaran como un suspiro, que sus años acabaran en medio del terror.

Sal 78:34 Si Dios los castigaba, entonces lo buscaban, y con ansias se volvían de nuevo a él.

Sal 78:35 Se acordaban de que Dios era su roca, de que el Dios Altísimo era su redentor.

Sal 78:36 Pero entonces lo halagaban con la boca, y le mentían con la lengua.

Sal 78:37 No fue su corazón sincero para con Dios; no fueron fieles a su pacto.

Sal 78:38 Sin embargo, él les tuvo compasión; les perdonó su maldad y no los destruyó. Una y otra vez contuvo su enojo, y no se dejó llevar del todo por la ira.

Sal 78:39 Se acordó de que eran simples mortales, un efímero suspiro que jamás regresa.

Sal 78:40 ¡Cuántas veces se rebelaron contra él en el desierto, y lo entristecieron en los páramos!

Sal 78:41 Una y otra vez ponían a Dios a prueba; provocaban al Santo de Israel.

Sal 78:42 Jamás se acordaron de su poder, de cuando los rescató del opresor,

Sal 78:43 ni de sus señales milagrosas en Egipto, ni de sus portentos en la región de Zoán,

Sal 78:44 cuando convirtió en sangre los ríos egipcios y no pudieron ellos beber de sus arroyos;

Sal 78:45 cuando les envió tábanos que se los devoraban, y ranas que los destruían;

Sal 78:46 cuando entregó sus cosechas a los saltamontes, y sus sembrados a la langosta;

Sal 78:47 cuando con granizo destruyó sus viñas, y con escarcha sus higueras;

Sal 78:48 cuando entregó su ganado al granizo, y sus rebaños a las centellas;

Sal 78:49 cuando lanzó contra ellos el ardor de su ira, de su furor, indignación y hostilidad: ¡todo un ejército de ángeles destructores!

Sal 78:50 Dio rienda suelta a su enojo y no los libró de la muerte, sino que los entregó a la plaga.

Sal 78:51 Dio muerte a todos los primogénitos de Egipto, a las primicias de su raza en los campamentos de Cam.

Sal 78:52 A su pueblo lo guió como a un rebaño; los llevó por el desierto, como a ovejas,

Sal 78:53 infundiéndoles confianza para que no temieran. Pero a sus enemigos se los tragó el mar.

Sal 78:54 Trajo a su pueblo a esta su tierra santa, a estas montañas que su diestra conquistó.

Sal 78:55 Al paso de los israelitas expulsó naciones, cuyas tierras dio a su pueblo en heredad; ¡así estableció en sus tiendas a las tribus de Israel!

Sal 78:56 Pero ellos pusieron a prueba a Dios: se rebelaron contra el Altísimo y desobedecieron sus estatutos.

Sal 78:57 Fueron desleales y traidores, como sus padres; ¡tan falsos como un arco defectuoso!

Sal 78:58 Lo irritaron con sus santuarios paganos; con sus ídolos despertaron sus celos.

Sal 78:59 Dios lo supo y se puso muy furioso, por lo que rechazó completamente a Israel.

Sal 78:60 Abandonó el tabernáculo de Siló, que era su santuario aquí en la tierra,

Sal 78:61 y dejó que el símbolo de su poder y gloria cayera cautivo en manos enemigas.

Sal 78:62 Tan furioso estaba contra su pueblo que dejó que los mataran a filo de espada.

Sal 78:63 A sus jóvenes los consumió el fuego, y no hubo cantos nupciales para sus doncellas;

Sal 78:64 a filo de espada cayeron sus sacerdotes, y sus viudas no pudieron hacerles duelo.

Sal 78:65 Despertó entonces el Señor, como quien despierta de un sueño, como un guerrero que, por causa del vino, lanza gritos desaforados.

Sal 78:66 Hizo retroceder a sus enemigos, y los puso en vergüenza para siempre.

Sal 78:67 Rechazó a los descendientes[a] de José, y no escogió a la tribu de Efraín;

Sal 78:68 más bien, escogió a la tribu de Judá y al monte Sión, al cual ama.

Sal 78:69 Construyó su santuario, alto como los cielos,[b] como la tierra, que él afirmó para siempre.

Sal 78:70 Escogió a su siervo David, al que sacó de los apriscos de las ovejas,

Sal 78:71 y lo quitó de andar arreando los rebaños para que fuera el pastor de Jacob, su pueblo; el pastor de Israel, su herencia.

Sal 78:72 Y David los pastoreó con corazón sincero; con mano experta los dirigió.