Día 81

07 El Auge y Caída del Reino de Israel

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1 Samuel 13

Saúl lucha con los filisteos

1Sa 13:1

Samuel reprende a Saúl

Saúl tenía treinta años[a] cuando comenzó a reinar sobre Israel, y su reinado duró cuarenta y dos años.[b]

1Sa 13:2 De entre los israelitas, Saúl escogió tres mil soldados; dos mil estaban con él en Micmás y en los montes de Betel, y mil estaban con Jonatán en Guibeá de Benjamín. Al resto del ejército Saúl lo mandó a sus hogares.

1Sa 13:3 Jonatán atacó la guarnición filistea apostada en Gueba, y esto llegó a oídos de los filisteos. Entonces Saúl mandó que se tocara la trompeta por todo el país, pues dijo: «¡Que se enteren todos los hebreos!»

1Sa 13:4 Todo Israel se enteró de esta noticia: «Saúl ha atacado la guarnición filistea, así que los israelitas se han hecho odiosos a los filisteos.» Por tanto el pueblo se puso a las órdenes de Saúl en Guilgal.

1Sa 13:5 Los filisteos también se juntaron para hacerle la guerra a Israel. Contaban con tres mil[c] carros, seis mil jinetes, y un ejército tan numeroso como la arena a la orilla del mar. Avanzaron hacia Micmás, al este de Bet Avén, y allí acamparon.

1Sa 13:6 Los israelitas se dieron cuenta de que estaban en aprietos, pues todo el ejército se veía amenazado. Por eso tuvieron que esconderse en las cuevas, en los matorrales, entre las rocas, en las zanjas y en los pozos.

1Sa 13:7 Algunos hebreos incluso cruzaron el Jordán para huir al territorio de Gad, en Galaad. Saúl se había quedado en Guilgal, y todo el ejército que lo acompañaba temblaba de miedo.

Sacrificio ilegal de Saúl

1Sa 13:8 Allí estuvo esperando siete días, según el plazo indicado por Samuel, pero éste no llegaba. Como los soldados comenzaban a desbandarse,

1Sa 13:9 Saúl ordenó: «Tráiganme el holocausto y los sacrificios de comunión»; y él mismo ofreció el holocausto.

1Sa 13:10 En el momento en que Saúl terminaba de celebrar el sacrificio, llegó Samuel. Saúl salió a recibirlo, y lo saludó.

1Sa 13:11 Pero Samuel le reclamó: —¿Qué has hecho? Y Saúl le respondió: —Pues como vi que la gente se desbandaba, que tú no llegabas en el plazo indicado, y que los filisteos se habían juntado en Micmás,

1Sa 13:12 pensé: “Los filisteos ya están por atacarme en Guilgal, y ni siquiera he implorado la ayuda del SEÑOR.” Por eso me atreví a ofrecer el holocausto.

1Sa 13:13 —¡Eres un necio! —le replicó Samuel—. No has cumplido el mandato que te dio el SEÑOR tu Dios. El SEÑOR habría establecido tu reino sobre Israel para siempre,

1Sa 13:14 pero ahora te digo que tu reino no permanecerá. El SEÑOR ya está buscando un hombre más de su agrado, pues tú no has cumplido su mandato.

1Sa 13:15 Dicho esto, Samuel se fue de Guilgal hacia Guibeá de Benjamín.

Jonatán ataca a los filisteos

Saúl pasó revista de los soldados que estaban con él, y eran unos seiscientos hombres.

1Sa 13:16 Él y su hijo Jonatán, junto con sus soldados, se quedaron en Gueba de Benjamín, mientras que los filisteos seguían acampados en Micmás.

1Sa 13:17 Del campamento filisteo salió una tropa de asalto dividida en tres grupos: uno de ellos avanzó por el camino de Ofra, hacia el territorio de Súal;

1Sa 13:18 otro, por Bet Jorón; y el tercero, por la frontera del valle de Zeboyín, en dirección al desierto.

1Sa 13:19 En todo el territorio de Israel no había un solo herrero, pues los filisteos no permitían que los hebreos se forjaran espadas y lanzas.

1Sa 13:20 Por tanto, todo Israel dependía de los filisteos para que les afilaran los arados, los azadones, las hachas y las hoces.[d]

1Sa 13:21 Por un arado o un azadón cobraban ocho gramos de plata, y cuatro gramos[e] por una horqueta o un hacha, o por arreglar las aguijadas.

1Sa 13:22 Así que ninguno de los soldados israelitas tenía espada o lanza, excepto Saúl y Jonatán.

1Sa 13:23 Un destacamento de filisteos avanzó hasta el paso de Micmás.

1 Samuel 14

Jonatán derrota a los filisteos

1Sa 14:1 Cierto día, Jonatán hijo de Saúl, sin decirle nada a su padre, le ordenó a su escudero: «Ven acá. Vamos a cruzar al otro lado, donde está el destacamento de los filisteos.»

1Sa 14:2 Y es que Saúl estaba en las afueras de Guibeá, bajo un granado en Migrón, y tenía con él unos seiscientos hombres.

1Sa 14:3 El efod lo llevaba Abías hijo de Ajitob, que era hermano de Icabod, el hijo de Finés y nieto de Elí, sacerdote del SEÑOR en Siló. Nadie sabía que Jonatán había salido,

1Sa 14:4 y para llegar a la guarnición filistea Jonatán tenía que cruzar un paso entre dos peñascos, llamados Bosés y Sene.

1Sa 14:5 El primero estaba al norte, frente a Micmás; el otro, al sur, frente a Gueba.

1Sa 14:6 Así que Jonatán le dijo a su escudero: —Vamos a cruzar hacia la guarnición de esos paganos.[a] Espero que el SEÑOR nos ayude, pues para él no es difícil salvarnos, ya sea con muchos o con pocos.

1Sa 14:7 —¡Adelante! —respondió el escudero—. Haga usted todo lo que tenga pensado hacer, que cuenta con todo mi apoyo.

1Sa 14:8 —Bien —dijo Jonatán—; vamos a cruzar hasta donde están ellos, para que nos vean.

1Sa 14:9 Si nos dicen: “¡Esperen a que los alcancemos!”, ahí nos quedaremos, en vez de avanzar.

1Sa 14:10 Pero si nos dicen: “¡Vengan acá!”, avanzaremos, pues será señal de que el SEÑOR nos va a dar la victoria.

1Sa 14:11 Así pues, los dos se dejaron ver por la guarnición filistea. —¡Miren —exclamaron los filisteos—, los hebreos empiezan a salir de las cuevas donde estaban escondidos!

1Sa 14:12 Entonces los soldados de la guarnición les gritaron a Jonatán y a su escudero: —¡Vengan acá! Tenemos algo que decirles. —Ven conmigo —le dijo Jonatán a su escudero—, porque el SEÑOR le ha dado la victoria a Israel.

1Sa 14:13 Jonatán trepó con pies y manos, seguido por su escudero. A los filisteos que eran derribados por Jonatán, el escudero los remataba.

1Sa 14:14 En ese primer encuentro, que tuvo lugar en un espacio reducido, Jonatán y su escudero mataron a unos veinte hombres.

1Sa 14:15

Israel derrota a los filisteos

Cundió entonces el pánico en el campamento filisteo y entre el ejército que estaba en el campo abierto. Todos ellos se acobardaron, incluso los soldados de la guarnición y las tropas de asalto. Hasta la tierra tembló, y hubo un pánico extraordinario.[b]

1Sa 14:16 Desde Guibeá de Benjamín, los centinelas de Saúl podían ver que el campamento huía en desbandada.

1Sa 14:17 Saúl dijo entonces a sus soldados: «Pasen revista, a ver quién de los nuestros falta.» Así lo hicieron, y resultó que faltaban Jonatán y su escudero.

1Sa 14:18 Entonces Saúl le pidió a Ahías que trajera el arca de Dios. (En aquel tiempo el arca estaba con los israelitas.)

1Sa 14:19 Pero mientras hablaban, el desconcierto en el campo filisteo se hizo peor, así que Saúl le dijo al sacerdote: «¡No lo hagas!»

1Sa 14:20 En seguida Saúl reunió a su ejército, y todos juntos se lanzaron a la batalla. Era tal la confusión entre los filisteos, que se mataban unos a otros.

1Sa 14:21 Además, los hebreos que hacía tiempo se habían unido a los filisteos, y que estaban con ellos en el campamento, se pasaron a las filas de los israelitas que estaban con Saúl y Jonatán.

1Sa 14:22 Y los israelitas que se habían escondido en los montes de Efraín, al oír que los filisteos huían, se unieron a la batalla para perseguirlos.

1Sa 14:23 Así libró el SEÑOR a Israel aquel día, y la batalla se extendió más allá de Bet Avén.

Voto imprudente de Saúl

1Sa 14:24

El juramento de Saúl

Los israelitas desfallecían de hambre, pues Saúl había puesto al ejército bajo este juramento: «¡Maldito el que coma algo antes del anochecer, antes de que pueda vengarme de mis enemigos!» Así que aquel día ninguno de los soldados había probado bocado.

1Sa 14:25 Al llegar a un bosque, notaron que había miel en el suelo.

1Sa 14:26 Cuando el ejército entró en el bosque, vieron que la miel corría como agua, pero por miedo al juramento nadie se atrevió a probarla.

1Sa 14:27 Sin embargo, Jonatán, que no había oído a su padre poner al ejército bajo juramento, alargó la vara que llevaba en la mano, hundió la punta en un panal de miel, y se la llevó a la boca. En seguida se le iluminó el rostro.

1Sa 14:28 Pero uno de los soldados le advirtió: —Tu padre puso al ejército bajo un juramento solemne, diciendo: “¡Maldito el que coma algo hoy!” Y por eso los soldados desfallecen.

1Sa 14:29 —Mi padre le ha causado un gran daño al país —respondió Jonatán—. Miren cómo me volvió el color al rostro cuando probé un poco de esta miel.

1Sa 14:30 ¡Imagínense si todo el ejército hubiera comido del botín que se le arrebató al enemigo! ¡Cuánto mayor habría sido el estrago causado a los filisteos!

1Sa 14:31 Aquel día los israelitas mataron filisteos desde Micmás hasta Ayalón. Y como los soldados estaban exhaustos,

1Sa 14:32 echaron mano del botín. Agarraron ovejas, vacas y terneros, los degollaron sobre el suelo, y se comieron la carne con todo y sangre.

1Sa 14:33 Entonces le contaron a Saúl: —Los soldados están pecando contra el SEÑOR, pues están comiendo carne junto con la sangre. —¡Son unos traidores! —replicó Saúl—. Hagan rodar una piedra grande, y tráiganmela ahora mismo.

1Sa 14:34 También les dijo: —Vayan y díganle a la gente que cada uno me traiga su toro o su oveja para degollarlos y comerlos aquí; y que no coman ya carne junto con la sangre, para que no pequen contra el SEÑOR. Esa misma noche cada uno llevó su toro, y lo degollaron allí.

1Sa 14:35 Luego Saúl construyó un altar al SEÑOR. Éste fue el primer altar que levantó.

1Sa 14:36 Y dijo: —Vayamos esta noche tras los filisteos. Antes de que amanezca, quitémosles todo lo que tienen y no dejemos a nadie con vida. —Haz lo que te parezca mejor —le respondieron. —Primero debemos consultar a Dios —intervino el sacerdote.

1Sa 14:37 Saúl entonces le preguntó a Dios: «¿Debo perseguir a los filisteos? ¿Los entregarás en manos de Israel?» Pero Dios no le respondió aquel día.

1Sa 14:38 Así que Saúl dijo: —Todos ustedes, jefes del ejército, acérquense y averigüen cuál es el pecado que se ha cometido hoy.

1Sa 14:39 ¡El SEÑOR y Salvador de Israel me es testigo de que, aun si el culpable es mi hijo Jonatán, morirá sin remedio! Nadie se atrevió a decirle nada.

1Sa 14:40 Les dijo entonces a todos los israelitas: —Pónganse ustedes de un lado, y yo y mi hijo Jonatán nos pondremos del otro. —Haz lo que te parezca mejor —respondieron ellos.

1Sa 14:41 Luego le rogó Saúl al SEÑOR, Dios de Israel, que le diera una respuesta clara. La suerte cayó sobre Jonatán y Saúl, de modo que los demás quedaron libres.

1Sa 14:42 Entonces dijo Saúl: —Echen suertes entre mi hijo Jonatán y yo. Y la suerte cayó sobre Jonatán,

1Sa 14:43 así que Saúl le dijo: —Cuéntame lo que has hecho. —Es verdad que probé un poco de miel con la punta de mi vara —respondió Jonatán—. ¿Y por eso tengo que morir?

1Sa 14:44 —Jonatán, si tú no mueres, ¡que Dios me castigue sin piedad! —exclamó Saúl.

1Sa 14:45 Los soldados le replicaron: —¡Cómo va a morir Jonatán, siendo que le ha dado esta gran victoria a Israel! ¡Jamás! Tan cierto como que el SEÑOR vive, que ni un pelo de su cabeza caerá al suelo, pues con la ayuda de Dios hizo esta proeza. Así libraron a Jonatán de la muerte.

1Sa 14:46 Saúl, a su vez, dejó de perseguir a los filisteos, los cuales regresaron a su tierra.

Saúl combate a los enemigos de Israel

1Sa 14:47 Después de consolidar su reinado sobre Israel, Saúl luchó contra todos los enemigos que lo rodeaban, incluso contra los moabitas, los amonitas, los edomitas, los reyes de Sobá y los filisteos; y a todos los vencía

1Sa 14:48 haciendo gala de valor. También derrotó a los amalecitas y libró a Israel de quienes lo saqueaban.

1Sa 14:49

La familia de Saúl

Saúl tuvo tres hijos: Jonatán, Isví y Malquisúa. También tuvo dos hijas: la mayor se llamaba Merab, y la menor, Mical.

1Sa 14:50 Su esposa era Ajinoán hija de Ajimaz. El general de su ejército era Abner hijo de Ner, tío de Saúl.

1Sa 14:51 Ner y Quis, el padre de Saúl, eran hermanos, y ambos eran hijos de Abiel.

1Sa 14:52 Durante todo el reinado de Saúl se luchó sin cuartel contra los filisteos. Por eso, siempre que Saúl veía a alguien fuerte y valiente, lo alistaba en su ejército.

Salmo 81

"¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo!"

Sal 81:1

Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de Asaf.

Canten alegres a Dios, nuestra fortaleza; ¡aclamen con regocijo al Dios de Jacob!

Sal 81:2 ¡Entonen salmos! ¡Toquen ya la pandereta, la lira y el arpa melodiosa!

Sal 81:3 Toquen el cuerno de carnero en la luna nueva, y en la luna llena, día de nuestra fiesta.

Sal 81:4 Éste es un decreto para Israel, una ordenanza del Dios de Jacob.

Sal 81:5 Lo estableció como un pacto con José cuando salió de la tierra de Egipto. Escucho un idioma que no entiendo:

Sal 81:6 «Te he quitado la carga de los hombros; tus manos se han librado del pesado cesto.

Sal 81:7 En tu angustia me llamaste, y te libré; oculto en el nubarrón te respondí; en las aguas de Meribá te puse a prueba. Selah

Sal 81:8 »Escucha, pueblo mío, mis advertencias; ¡ay Israel, si tan sólo me escucharas!

Sal 81:9 No tendrás ningún dios extranjero, ni te inclinarás ante ningún dios extraño.

Sal 81:10 Yo soy el SEÑOR tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto. Abre bien la boca, y te la llenaré.

Sal 81:11 »Pero mi pueblo no me escuchó; Israel no quiso hacerme caso.

Sal 81:12 Por eso los abandoné a su obstinada voluntad, para que actuaran como mejor les pareciera.

Sal 81:13 »Si mi pueblo tan sólo me escuchara, si Israel quisiera andar por mis caminos,

Sal 81:14 ¡cuán pronto sometería yo a sus enemigos, y volvería mi mano contra sus adversarios!

Sal 81:15 Los que aborrecen al SEÑOR se rendirían ante él, pero serían eternamente castigados.

Sal 81:16 Y a ti te alimentaría con lo mejor del trigo; con miel de la peña te saciaría.»