Día 265

14 Jesús & el Reino

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Juan 16

Jua 16:1 »Todo esto les he dicho para que no flaquee su fe.

Jua 16:2 Los expulsarán de las sinagogas; y hasta viene el día en que cualquiera que los mate pensará que le está prestando un servicio a Dios.

Jua 16:3 Actuarán de este modo porque no nos han conocido ni al Padre ni a mí.

La obra del Espíritu Santo

Jua 16:4 Y les digo esto para que cuando llegue ese día se acuerden de que ya se lo había advertido. Sin embargo, no les dije esto al principio porque yo estaba con ustedes.

Jua 16:5

La obra del Espíritu Santo

»Ahora vuelvo al que me envió, pero ninguno de ustedes me pregunta: “¿A dónde vas?”

Jua 16:6 Al contrario, como les he dicho estas cosas, se han entristecido mucho.

Jua 16:7 Pero les digo la verdad: Les conviene que me vaya porque, si no lo hago, el Consolador no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, se lo enviaré a ustedes.

Jua 16:8 Y cuando él venga, convencerá al mundo de su error[a] en cuanto al pecado, a la justicia y al juicio;

Jua 16:9 en cuanto al pecado, porque no creen en mí;

Jua 16:10 en cuanto a la justicia, porque voy al Padre y ustedes ya no podrán verme;

Jua 16:11 y en cuanto al juicio, porque el príncipe de este mundo ya ha sido juzgado.

Jua 16:12 »Muchas cosas me quedan aún por decirles, que por ahora no podrían soportar.

Jua 16:13 Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta sino que dirá sólo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir.

Jua 16:14 Él me glorificará porque tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes.

Jua 16:15 Todo cuanto tiene el Padre es mío. Por eso les dije que el Espíritu tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes.

Vuestra tristeza se convertirá en gozo

Jua 16:16 »Dentro de poco ya no me verán; pero un poco después volverán a verme.

Jua 16:17

La despedida de Jesús

Algunos de sus discípulos comentaban entre sí: «¿Qué quiere decir con eso de que “dentro de poco ya no me verán”, y ün poco después volverán a verme”, y “porque voy al Padre” ?»

Jua 16:18 E insistían: «¿Qué quiere decir con eso de “dentro de poco” ? No sabemos de qué habla.»

Jua 16:19 Jesús se dio cuenta de que querían hacerle preguntas acerca de esto, así que les dijo: —¿Se están preguntando qué quise decir cuando dije: “Dentro de poco ya no me verán”, y ün poco después volverán a verme” ?

Jua 16:20 Ciertamente les aseguro que ustedes llorarán de dolor, mientras que el mundo se alegrará. Se pondrán tristes, pero su tristeza se convertirá en alegría.

Jua 16:21 La mujer que está por dar a luz siente dolores porque ha llegado su momento, pero en cuanto nace la criatura se olvida de su angustia por la alegría de haber traído al mundo un nuevo ser.

Jua 16:22 Lo mismo les pasa a ustedes: Ahora están tristes, pero cuando vuelva a verlos se alegrarán, y nadie les va a quitar esa alegría.

Jua 16:23 En aquel día ya no me preguntarán nada. Ciertamente les aseguro que mi Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre.

Jua 16:24 Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre. Pidan y recibirán, para que su alegría sea completa.

Yo he vencido al mundo

Jua 16:25 »Les he dicho todo esto por medio de comparaciones, pero viene la hora en que ya no les hablaré así, sino que les hablaré claramente acerca de mi Padre.

Jua 16:26 En aquel día pedirán en mi nombre. Y no digo que voy a rogar por ustedes al Padre,

Jua 16:27 ya que el Padre mismo los ama porque me han amado y han creído que yo he venido de parte de Dios.

Jua 16:28 Salí del Padre y vine al mundo; ahora dejo de nuevo el mundo y vuelvo al Padre.

Jua 16:29 —Ahora sí estás hablando directamente, sin vueltas ni rodeos —le dijeron sus discípulos—.

Jua 16:30 Ya podemos ver que sabes todas las cosas, y que ni siquiera necesitas que nadie te haga preguntas. Por esto creemos que saliste de Dios.

Jua 16:31 —¿Hasta ahora me creen?[b] —contestó Jesús—.

Jua 16:32 Miren que la hora viene, y ya está aquí, en que ustedes serán dispersados, y cada uno se irá a su propia casa y a mí me dejarán solo. Sin embargo, solo no estoy, porque el Padre está conmigo.

Jua 16:33 Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.

Juan 17

La oración sacerdotal

Jua 17:1

Jesús ora por sí mismo

Después de que Jesús dijo esto, dirigió la mirada al cielo y oró así: «Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti,

Jua 17:2 ya que le has conferido autoridad sobre todo mortal para que él les conceda vida eterna a todos los que le has dado.

Jua 17:3 Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.

Jua 17:4 Yo te he glorificado en la tierra, y he llevado a cabo la obra que me encomendaste.

Jua 17:5 Y ahora, Padre, glorifícame en tu presencia con la gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiera.

Jua 17:6

Jesús ora por sus discípulos

»A los que me diste del mundo les he revelado quién eres.[a] Eran tuyos; tú me los diste y ellos han obedecido tu palabra.

Jua 17:7 Ahora saben que todo lo que me has dado viene de ti,

Jua 17:8 porque les he entregado las palabras que me diste, y ellos las aceptaron; saben con certeza que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.

Jua 17:9 Ruego por ellos. No ruego por el mundo, sino por los que me has dado, porque son tuyos.

Jua 17:10 Todo lo que yo tengo es tuyo, y todo lo que tú tienes es mío; y por medio de ellos he sido glorificado.

Jua 17:11 Ya no voy a estar por más tiempo en el mundo, pero ellos están todavía en el mundo, y yo vuelvo a ti. »Padre santo, protégelos con el poder de tu nombre, el nombre que me diste, para que sean uno, lo mismo que nosotros.

Jua 17:12 Mientras estaba con ellos, los protegía y los preservaba mediante el nombre que me diste, y ninguno se perdió sino aquel que nació para perderse, a fin de que se cumpliera la Escritura.

Jua 17:13 »Ahora vuelvo a ti, pero digo estas cosas mientras todavía estoy en el mundo, para que tengan mi alegría en plenitud.

Jua 17:14 Yo les he entregado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

Jua 17:15 No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno.

Jua 17:16 Ellos no son del mundo, como tampoco lo soy yo.

Jua 17:17 Santifícalos en la verdad; tu palabra es la verdad.

Jua 17:18 Como tú me enviaste al mundo, yo los envío también al mundo.

Jua 17:19 Y por ellos me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.

Jua 17:20

Jesús ora por todos los creyentes

»No ruego sólo por éstos. Ruego también por los que han de creer en mí por el mensaje de ellos,

Jua 17:21 para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.

Jua 17:22 Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno:

Jua 17:23 yo en ellos y tú en mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí.

Jua 17:24 »Padre, quiero que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy. Que vean mi gloria, la gloria que me has dado porque me amaste desde antes de la creación del mundo.

Jua 17:25 »Padre justo, aunque el mundo no te conoce, yo sí te conozco, y éstos reconocen que tú me enviaste.

Jua 17:26 Yo les he dado a conocer quién eres, y seguiré haciéndolo, para que el amor con que me has amado esté en ellos, y yo mismo esté en ellos.»

Juan 18

Traición y arresto de Jesús

Jua 18:1

Arresto de Jesús

18:3-11—Mt 26:47-56; Mr 14:43-50; Lc 22:47-53

Cuando Jesús terminó de orar, salió con sus discípulos y cruzó el arroyo de Cedrón. Al otro lado había un huerto en el que entró con sus discípulos.

Jua 18:2 También Judas, el que lo traicionaba, conocía aquel lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos.

Jua 18:3 Así que Judas llegó al huerto, a la cabeza de un destacamento[a] de soldados y guardias de los jefes de los sacerdotes y de los fariseos. Llevaban antorchas, lámparas y armas.

Jua 18:4 Jesús, que sabía todo lo que le iba a suceder, les salió al encuentro. —¿A quién buscan? —les preguntó.

Jua 18:5 —A Jesús de Nazaret —contestaron. —Yo soy. Judas, el traidor, estaba con ellos.

Jua 18:6 Cuando Jesús les dijo: «Yo soy», dieron un paso atrás y se desplomaron.

Jua 18:7 —¿A quién buscan? —volvió a preguntarles Jesús. —A Jesús de Nazaret —repitieron.

Jua 18:8 —Ya les dije que yo soy. Si es a mí a quien buscan, dejen que éstos se vayan.

Jua 18:9 Esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho: «De los que me diste ninguno se perdió.»[b]

Jua 18:10 Simón Pedro, que tenía una espada, la desenfundó e hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. (El siervo se llamaba Malco.)

Jua 18:11 —¡Vuelve esa espada a su funda! —le ordenó Jesús a Pedro—. ¿Acaso no he de beber el trago amargo que el Padre me da a beber?

Jesús ante Anás y Caifás

Jua 18:12

Jesús ante Anás

18:12-13—Mt 26:57

Entonces los soldados, con su comandante, y los guardias de los judíos, arrestaron a Jesús. Lo ataron

Jua 18:13 y lo llevaron primeramente a Anás, que era suegro de Caifás, el sumo sacerdote de aquel año.

Jua 18:14 Caifás era el que había aconsejado a los judíos que era preferible que muriera un solo hombre por el pueblo.

Pedro niega a Jesús

Jua 18:15

Pedro niega a Jesús

18:16-18—Mt 26:69-70; Mr 14:66-68; Lc 22:55-57

Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Y como el otro discípulo era conocido del sumo sacerdote, entró en el patio del sumo sacerdote con Jesús;

Jua 18:16 Pedro, en cambio, tuvo que quedarse afuera, junto a la puerta. El discípulo conocido del sumo sacerdote volvió entonces a salir, habló con la portera de turno y consiguió que Pedro entrara.

Jua 18:17 —¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre? —le preguntó la portera. —No lo soy —respondió Pedro.

Jua 18:18 Los criados y los guardias estaban de pie alrededor de una fogata que habían hecho para calentarse, pues hacía frío. Pedro también estaba de pie con ellos, calentándose.

El sumo sacerdote interroga a Jesús

Jua 18:19

Jesús ante el sumo sacerdote

18:19-24—Mt 26:59-68; Mr 14:55-65; Lc 22:63-71

Mientras tanto, el sumo sacerdote interrogaba a Jesús acerca de sus discípulos y de sus enseñanzas.

Jua 18:20 —Yo he hablado abiertamente al mundo —respondió Jesús—. Siempre he enseñado en las sinagogas o en el templo, donde se congregan todos los judíos. En secreto no he dicho nada.

Jua 18:21 ¿Por qué me interrogas a mí? ¡Interroga a los que me han oído hablar! Ellos deben saber lo que dije.

Jua 18:22 Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí cerca le dio una bofetada y le dijo: —¿Así contestas al sumo sacerdote?

Jua 18:23 —Si he dicho algo malo —replicó Jesús—, demuéstramelo. Pero si lo que dije es correcto, ¿por qué me pegas?

Jua 18:24 Entonces Anás lo envió,[c] todavía atado, a Caifás, el sumo sacerdote.

Pedro niega a Jesús de nuevo

Jua 18:25

Pedro niega de nuevo a Jesús

18:25-27—Mt 26:71-75; Mr 14:69-72; Lc 22:58-62

Mientras tanto, Simón Pedro seguía de pie, calentándose. —¿No eres tú también uno de sus discípulos? —le preguntaron. —No lo soy —dijo Pedro, negándolo.

Jua 18:26 —¿Acaso no te vi en el huerto con él? —insistió uno de los siervos del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le había cortado la oreja.

Jua 18:27 Pedro volvió a negarlo, y en ese instante cantó el gallo.

Jesús ante Pilato

Jua 18:28

Jesús ante Pilato

18:29-40—Mt 27:11-18, 20-23; Mr 15:2-15; Lc 23:2-3, 18-25

Luego los judíos llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador romano.[d] Como ya amanecía, los judíos no entraron en el palacio, pues de hacerlo se contaminarían ritualmente y no podrían comer la Pascua.

Jua 18:29 Así que Pilato salió a interrogarlos: —¿De qué delito acusan a este hombre?

Jua 18:30 —Si no fuera un malhechor —respondieron—, no te lo habríamos entregado.

Jua 18:31 —Pues llévenselo ustedes y júzguenlo según su propia ley —les dijo Pilato. —Nosotros no tenemos ninguna autoridad para ejecutar a nadie —objetaron los judíos.

Jua 18:32 Esto sucedió para que se cumpliera lo que Jesús había dicho, al indicar la clase de muerte que iba a sufrir.

Mi reino no es de este mundo

Jua 18:33 Pilato volvió a entrar en el palacio y llamó a Jesús. —¿Eres tú el rey de los judíos? —le preguntó.

Jua 18:34 —¿Eso lo dices tú —le respondió Jesús—, o es que otros te han hablado de mí?

Jua 18:35 —¿Acaso soy judío? —replicó Pilato—. Han sido tu propio pueblo y los jefes de los sacerdotes los que te entregaron a mí. ¿Qué has hecho?

Jua 18:36 —Mi reino no es de este mundo —contestó Jesús—. Si lo fuera, mis propios guardias pelearían para impedir que los judíos me arrestaran. Pero mi reino no es de este mundo.

Jua 18:37 —¡Así que eres rey! —le dijo Pilato. —Eres tú quien dice que soy rey. Yo para esto nací, y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz.

Jua 18:38 —¿Y qué es la verdad? —preguntó Pilato. Dicho esto, salió otra vez a ver a los judíos. —Yo no encuentro que éste sea culpable de nada —declaró—.

Jua 18:39 Pero como ustedes tienen la costumbre de que les suelte a un preso durante la Pascua, ¿quieren que les suelte al “rey de los judíos” ?

Jua 18:40 —¡No, no sueltes a ése; suelta a Barrabás! —volvieron a gritar desaforadamente. Y Barrabás era un bandido.[e]

Salmo 110

Siéntate a mi diestra

Sal 110:1

Salmo de David.

Así dijo el SEÑOR a mi Señor: «Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.»

Sal 110:2 ¡Que el SEÑOR extienda desde Sión el poder de tu cetro! ¡Domina tú en medio de tus enemigos!

Sal 110:3 Tus tropas estarán dispuestas el día de la batalla, ordenadas en santa majestad. De las entrañas de la aurora recibirás el rocío de tu juventud.

Sal 110:4 El SEÑOR ha jurado y no cambiará de parecer: «Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.»

Sal 110:5 El Señor está a tu mano derecha; aplastará a los reyes en el día de su ira.

Sal 110:6 Juzgará a las naciones y amontonará cadáveres; aplastará cabezas en toda la tierra.

Sal 110:7 Beberá de un arroyo junto al camino, y por lo tanto cobrará nuevas fuerzas.[a]