Día 69
Josué 22
Las tribus orientales regresan a casa
Jos 22:1
Retorno de las tribus orientales
Luego Josué convocó a las tribus de Rubén y Gad, y a la media tribu de Manasés,
Jos 22:2 y les dijo: «Ustedes han cumplido todas las órdenes que les dio Moisés, siervo del SEÑOR. Además, ustedes me han obedecido en cada mandato que les he dado.
Jos 22:3 Durante todo el tiempo que ha pasado, hasta este mismo día, ustedes no han abandonado a sus hermanos los israelitas. Más bien, han cumplido todos los mandatos del SEÑOR.
Jos 22:4 Y ahora que el SEÑOR su Dios ha cumplido lo que prometió y les ha dado descanso a sus hermanos, regresen ustedes a sus hogares y a sus tierras que Moisés, siervo del SEÑOR, les entregó al lado oriental del río Jordán.
Jos 22:5 Y esfuércense por cumplir fielmente el mandamiento y la ley que les ordenó Moisés, siervo del SEÑOR: amen al SEÑOR su Dios, condúzcanse de acuerdo con su voluntad, obedezcan sus mandamientos, manténganse unidos firmemente a él y sírvanle de todo corazón y con todo su ser.»
Jos 22:6 Dicho esto, Josué les dio su bendición y los envió a sus hogares.
Jos 22:7 A la mitad de la tribu de Manasés, Moisés ya le había entregado el territorio de Basán; a la otra mitad Josué le entregó el territorio que está en el lado occidental del río Jordán, donde se estableció la mayoría de los israelitas. A los primeros, Josué los envió a sus hogares, junto con las tribus de Rubén y Gad, y los bendijo
Jos 22:8 así: «Regresen a sus hogares repletos de bienes: oro, plata, bronce, hierro, gran cantidad de ropa y mucho ganado. Compartan con sus hermanos lo que le han arrebatado al enemigo.»
Jos 22:9 Entonces los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés salieron de Siló en Canaán, donde estaban congregados todos los israelitas, y regresaron a Galaad, el territorio que habían adquirido según el mandato que el SEÑOR había dado por medio de Moisés.
El altar de testimonio de las tribus orientales
Jos 22:10 Cuando llegaron a Guelilot, a orillas del río Jordán, todavía en territorio cananeo, las dos tribus y media construyeron un enorme altar.
Jos 22:11 Los demás israelitas se enteraron de que los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés habían construido aquel altar a orillas del Jordán, en pleno territorio israelita.
Jos 22:12 Entonces toda la asamblea se reunió en Siló con la intención de combatir contra las dos tribus y media.
Jos 22:13 Por tanto, los israelitas enviaron a Finés hijo del sacerdote Eleazar a la región de Galaad para hablar con esas tribus.
Jos 22:14 Con él iban diez representantes de cada una de las tribus de Israel, jefes de clanes y tribus.
Jos 22:15 Al llegar a Galaad, les dijeron a los de las dos tribus y media:
Jos 22:16 —Toda la asamblea del SEÑOR quisiera saber por qué se han rebelado contra el Dios de Israel como lo han hecho. ¿Por qué le han dado la espalda al SEÑOR y se han rebelado contra él, construyéndose un altar?
Jos 22:17 ¿Acaso no hemos aprendido ninguna lección del pecado de Peor, del cual todavía no nos hemos purificado? ¿Nada nos ha enseñado la muerte de tantos miembros de nuestro pueblo?
Jos 22:18 ¿Por qué insisten en darle la espalda al SEÑOR? ¡Si hoy se rebelan contra el él, mañana su ira se descargará sobre todo Israel!
Jos 22:19 Si la tierra que ustedes poseen es impura, crucen a esta tierra que le pertenece al SEÑOR, y en la cual se encuentra su santuario. ¡Vengan, habiten entre nosotros! Pero, por favor, no se rebelen contra él ni contra nosotros, erigiendo otro altar además del altar del SEÑOR nuestro Dios.
Jos 22:20 ¿No es verdad que cuando Acán hijo de Zera pecó al hurtar de lo que estaba destinado a la destrucción, la ira de Dios se descargó sobre toda la comunidad de Israel? Recuerden que Acán no fue el único que murió por su pecado.
Jos 22:21 Los de las tribus de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés respondieron a los líderes israelitas:
Jos 22:22 —¡El SEÑOR, Dios de dioses, sí, el SEÑOR, Dios de dioses, sabe bien que no hicimos esto por rebeldía o por infidelidad! Y que todo Israel también lo sepa. Si no es así, que no se nos perdone la vida.
Jos 22:23 ¡Que el SEÑOR mismo nos llame a cuenta si hemos construido nuestro propio altar para abandonarlo a él o para ofrecer alguno de los sacrificios ordenados por Moisés!
Jos 22:24 En realidad lo construimos pensando en el futuro. Tememos que algún día los descendientes de ustedes les digan a los nuestros: “¡El SEÑOR, Dios de Israel, no tiene nada que ver con ustedes,
Jos 22:25 descendientes de Rubén y de Gad! Entre ustedes y nosotros el SEÑOR ha puesto el río Jordán como barrera. ¡Ustedes no tienen nada que ver con el SEÑOR!” Si esto sucediera, sus descendientes serían culpables de que los nuestros dejen de adorar al SEÑOR.
Jos 22:26 »Por eso decidimos construir este altar, no como altar de holocaustos y sacrificios,
Jos 22:27 sino como testimonio entre ustedes y nosotros y entre las generaciones futuras, de que también nosotros podemos servir al SEÑOR y ofrecerle los distintos sacrificios en su santuario. Así, en el futuro, los descendientes de ustedes nunca podrán decirles a los nuestros: «Ustedes no tienen nada que ver con el SEÑOR.”
Jos 22:28 Por tanto, convenimos que si algún día nos dijeran eso a nosotros o a nuestros descendientes, nosotros les contestaríamos: “Miren la réplica del altar del SEÑOR que nuestros antepasados construyeron, no para hacer sacrificios en él, sino como testimonio entre ustedes y nosotros.”
Jos 22:29 En fin, no tenemos intención alguna de rebelarnos contra el SEÑOR o de abandonarlo construyendo otro altar para holocaustos, ofrendas o sacrificios, además del que está construido a la entrada de su santuario.
Jos 22:30 Cuando escucharon lo que los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés tenían que decir, Finés el sacerdote y los jefes de clanes y de la comunidad quedaron satisfechos.
Jos 22:31 Entonces Finés hijo de Eleazar les dijo a los de esas tribus: —Ahora estamos seguros de que el SEÑOR está en medio de nosotros, pues ustedes no pretendían serle infieles al SEÑOR; así que nos han salvado del castigo divino.
Jos 22:32 Luego Finés, hijo del sacerdote Eleazar, y los jefes de la nación se despidieron de los gaditas y rubenitas, y abandonaron Galaad para regresar a la tierra de Canaán con el fin de rendir su informe al resto de los israelitas.
Jos 22:33 Éstos recibieron el informe con agrado y alabaron a Dios, y no hablaron más de pelear con las tribus orientales ni de destruir sus tierras.
Jos 22:34 Y los rubenitas y los gaditas le dieron al altar el nombre de «Testimonio», porque dijeron: «Entre nosotros servirá de testimonio de que el SEÑOR es Dios.»
Josué 23
Palabras de Josué a los líderes de Israel
Jos 23:1
Despedida de Josué
Mucho tiempo después de que el SEÑOR le diera a Israel paz con sus enemigos cananeos, Josué, anciano y cansado,
Jos 23:2 convocó a toda la nación, incluyendo a sus líderes, jefes, jueces y oficiales, y les dijo: «Yo ya estoy muy viejo, y los años me pesan.
Jos 23:3 Ustedes han visto todo lo que el SEÑOR su Dios ha hecho con todas aquellas naciones a favor de ustedes, pues él peleó las batallas por ustedes.
Jos 23:4 Yo repartí por sorteo, como herencia de sus tribus, tanto las tierras de las naciones que aún quedan como las de aquellas que ya han sido conquistadas, entre el río Jordán y el mar Mediterráneo.
Jos 23:5 El SEÑOR su Dios expulsará a esas naciones de estas tierras, y ustedes tomarán posesión de ellas, tal como él lo ha prometido.
Jos 23:6 »Por lo tanto, esfuércense por cumplir todo lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés. No se aparten de esa ley para nada.
Jos 23:7 No se mezclen con las naciones que aún quedan entre ustedes. No rindan culto a sus dioses ni juren por ellos.
Jos 23:8 Permanezcan fieles a Dios, como lo han hecho hasta ahora.
Jos 23:9 El SEÑOR ha expulsado a esas grandes naciones que se han enfrentado con ustedes, y hasta ahora ninguna de ellas ha podido resistirlos.
Jos 23:10 Uno solo de ustedes hace huir a mil enemigos, porque el SEÑOR pelea por ustedes, tal como lo ha prometido.
Jos 23:11 Hagan, pues, todo lo que está de su parte para amar al SEÑOR su Dios.
Jos 23:12 Porque si ustedes le dan la espalda a Dios y se unen a las naciones que aún quedan entre ustedes, mezclándose y formando matrimonios con ellas,
Jos 23:13 tengan por cierto que el SEÑOR su Dios no expulsará de entre ustedes a esas naciones. Por el contrario, ellas serán como red y trampa contra ustedes, como látigos en sus espaldas y espinas en sus ojos, hasta que ustedes desaparezcan de esta buena tierra que el SEÑOR su Dios les ha entregado.
Jos 23:14 »Por mi parte, yo estoy a punto de ir por el camino que todo mortal transita. Ustedes bien saben que ninguna de las buenas promesas del SEÑOR su Dios ha dejado de cumplirse al pie de la letra. Todas se han hecho realidad, pues él no ha faltado a ninguna de ellas.
Jos 23:15 Pero así como el SEÑOR su Dios ha cumplido sus buenas promesas, también descargará sobre ustedes todo tipo de calamidades, hasta que cada uno sea borrado de esta tierra que él les ha entregado.
Jos 23:16 Si no cumplen con el pacto que el SEÑOR su Dios les ha ordenado, sino que siguen a otros dioses, adorándolos e inclinándose ante ellos, tengan por seguro que la ira del SEÑOR se descargará sobre ustedes y que serán borrados de la buena tierra que el SEÑOR les ha entregado.»
Josué 24
La renovación de la alianza en Siquem
Jos 24:1
Renovación del pacto en Siquén
Josué reunió a todas las tribus de Israel en Siquén. Allí convocó a todos los jefes, líderes, jueces y oficiales del pueblo. Todos se reunieron en presencia de Dios.
Jos 24:2 Josué se dirigió a todo el pueblo, y le exhortó: —Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: “Hace mucho tiempo, sus antepasados, Téraj y sus hijos Abraham y Najor, vivían al otro lado del río Éufrates, y adoraban a otros dioses.
Jos 24:3 Pero yo tomé de ese lugar a Abraham, antepasado de ustedes, lo conduje por toda la tierra de Canaán y le di una descendencia numerosa. Primero le di un hijo, Isaac;
Jos 24:4 y a Isaac le di dos hijos, Jacob y Esaú. A Esaú le entregué la serranía de Seír, en tanto que Jacob y sus hijos descendieron a Egipto.
Jos 24:5 » ” Tiempo después, envié a Moisés y Aarón, y herí con plagas a Egipto hasta que los saqué a ustedes de allí.
Jos 24:6 Cuando saqué de ese país a sus antepasados, ustedes llegaron al Mar Rojo y los egipcios los persiguieron con sus carros de guerra y su caballería.
Jos 24:7 Sus antepasados clamaron al SEÑOR, y él interpuso oscuridad entre ellos y los egipcios. El SEÑOR hizo que el mar cayera sobre éstos y los cubriera. Ustedes fueron testigos de lo que les hice a los egipcios. Después de esto, sus antepasados vivieron en el desierto durante mucho tiempo.
Jos 24:8 A ustedes los traje a la tierra de los amorreos, los que vivían al este del río Jordán. Cuando ellos les hicieron la guerra, yo los entregué en sus manos; ustedes fueron testigos de cómo los destruí para que ustedes poseyeran su tierra.
Jos 24:9 Y cuando Balac, hijo de Zipor y rey de Moab, se dispuso a presentarles combate, él envió al profeta Balán hijo de Beor para que los maldijera.
Jos 24:10 Pero yo no quise escuchar a Balán, por lo cual él los bendijo una y otra vez, y así los salvé a ustedes de su poder.
Jos 24:11 Finalmente, cruzaron el río Jordán y llegaron a Jericó, cuyos habitantes pelearon contra ustedes. Lo mismo hicieron los amorreos, ferezeos, cananeos, hititas, gergeseos, heveos y jebuseos. Pero yo los entregué en sus manos.
Jos 24:12 No fueron ustedes quienes, con sus espadas y arcos, derrotaron a los dos reyes amorreos; fui yo quien por causa de ustedes envié tábanos, para que expulsaran de la tierra a sus enemigos.
Jos 24:13 A ustedes les entregué una tierra que no trabajaron y ciudades que no construyeron. Vivieron en ellas y se alimentaron de viñedos y olivares que no plantaron.”
Escoged a quién serviréis
Jos 24:14 »Por lo tanto, ahora ustedes entréguense al SEÑOR y sírvanle fielmente. Desháganse de los dioses que sus antepasados adoraron al otro lado del río Éufrates y en Egipto, y sirvan sólo al SEÑOR.
Jos 24:15 Pero si a ustedes les parece mal servir al SEÑOR, elijan ustedes mismos a quiénes van a servir: a los dioses que sirvieron sus antepasados al otro lado del río Éufrates, o a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ustedes ahora habitan. Por mi parte, mi familia y yo serviremos al SEÑOR.
Jos 24:16 El pueblo respondió: —¡Eso no pasará jamás! ¡Nosotros no abandonaremos al SEÑOR por servir a otros dioses!
Jos 24:17 El SEÑOR nuestro Dios es quien nos sacó a nosotros y a nuestros antepasados del país de Egipto, aquella tierra de servidumbre. Él fue quien hizo aquellas grandes señales ante nuestros ojos. Nos protegió durante todo nuestro peregrinaje por el desierto y cuando pasamos entre tantas naciones.
Jos 24:18 El SEÑOR expulsó a todas las que vivían en este país, incluso a los amorreos. Por esa razón, nosotros también serviremos al SEÑOR, porque él es nuestro Dios.
Jos 24:19 Entonces Josué les dijo: —Ustedes son incapaces de servir al SEÑOR, porque él es Dios santo y Dios celoso. No les tolerará sus rebeliones y pecados.
Jos 24:20 Si ustedes lo abandonan y sirven a dioses ajenos, él se les echará encima y les traerá desastre; los destruirá completamente, a pesar de haber sido bueno con ustedes.
Jos 24:21 Pero el pueblo insistió: —¡Eso no pasará jamás! Nosotros sólo serviremos al SEÑOR.
Jos 24:22 Y Josué les dijo una vez más: —Ustedes son testigos contra ustedes mismos de que han decidido servir al SEÑOR. —Sí, sí lo somos —respondió toda la asamblea.
Jos 24:23 Josué replicó: —Desháganse de los dioses ajenos que todavía conservan. ¡Vuélvanse de todo corazón al SEÑOR, Dios de Israel!
Jos 24:24 El pueblo respondió: —Sólo al SEÑOR nuestro Dios serviremos, y sólo a él obedeceremos.
Jos 24:25 Aquel mismo día Josué renovó el pacto con el pueblo de Israel. Allí mismo, en Siquén, les dio preceptos y normas,
Jos 24:26 y los registró en el libro de la ley de Dios. Luego tomó una enorme piedra y la colocó bajo la encina que está cerca del santuario del SEÑOR.
Jos 24:27 Entonces le dijo a todo el pueblo: —Esta piedra servirá de testigo contra ustedes. Ella ha escuchado todas las palabras que el SEÑOR nos ha dicho hoy. Testificará contra ustedes en caso de que ustedes digan falsedades contra su Dios.
Jos 24:28 Después de todo esto, Josué envió a todo el pueblo a sus respectivas propiedades.
Muerte y entierro de Josué
Jos 24:29
Entierros en la Tierra prometida
24:29-31—Jue 2:6-9
Tiempo después murió Josué hijo de Nun, siervo del SEÑOR, a la edad de ciento diez años.
Jos 24:30 Fue sepultado en la parcela que se le había dado como herencia, en el lugar conocido como Timnat Sera, en la región montañosa de Efraín, al norte del monte Gaas.
Jos 24:31 Durante toda la vida de Josué, el pueblo de Israel había servido al SEÑOR. Así sucedió también durante el tiempo en que estuvieron al frente de Israel los jefes que habían compartido el liderazgo con Josué y que sabían todo lo que el SEÑOR había hecho a favor de su pueblo.
Jos 24:32 Los restos de José, que los israelitas habían traído de Egipto, fueron sepultados en Siquén, en un terreno que Jacob había comprado por cien monedas de plata a los hijos de Jamor, padre de Siquén. El terreno después llegó a ser propiedad de los descendientes de José.
Jos 24:33 Finalmente, Eleazar hijo de Aarón murió y fue sepultado en Guibeá, propiedad de su hijo Finés, en la región montañosa de Efraín.
Salmo 69
"Sálvame, oh Dios"
Sal 69:1
Al director musical. Sígase la tonada de «Los lirios». De David.
Sálvame, Dios mío, que las aguas ya me llegan al cuello.
Sal 69:2 Me estoy hundiendo en una ciénaga profunda, y no tengo dónde apoyar el pie. Estoy en medio de profundas aguas, y me arrastra la corriente.
Sal 69:3 Cansado estoy de pedir ayuda; tengo reseca la garganta. Mis ojos languidecen, esperando la ayuda de mi Dios.
Sal 69:4 Más que los cabellos de mi cabeza son los que me odian sin motivo; muchos son los enemigos gratuitos que se han propuesto destruirme. ¿Cómo voy a devolver lo que no he robado?
Sal 69:5 Oh Dios, tú sabes lo insensato que he sido; no te puedo esconder mis transgresiones.
Sal 69:6 SEÑOR Soberano, Todopoderoso, que no sean avergonzados por mi culpa los que en ti esperan; oh Dios de Israel, que no sean humillados por mi culpa los que te buscan.
Sal 69:7 Por ti yo he sufrido insultos; mi rostro se ha cubierto de ignominia.
Sal 69:8 Soy como un extraño para mis hermanos; soy un extranjero para los hijos de mi madre.
Sal 69:9 El celo por tu casa me consume; sobre mí han recaído los insultos de tus detractores.
Sal 69:10 Cuando lloro y ayuno, tengo que soportar sus ofensas;
Sal 69:11 cuando me visto de luto, soy objeto de burlas.
Sal 69:12 Los que se sientan a la puerta murmuran contra mí; los borrachos me dedican parodias.
Sal 69:13 Pero yo, SEÑOR, te imploro en el tiempo de tu buena voluntad. Por tu gran amor, oh Dios, respóndeme; por tu fidelidad, sálvame.
Sal 69:14 Sácame del fango; no permitas que me hunda. Líbrame de los que me odian, y de las aguas profundas.
Sal 69:15 No dejes que me arrastre la corriente; no permitas que me trague el abismo, ni que el foso cierre sus fauces sobre mí.
Sal 69:16 Respóndeme, SEÑOR, por tu bondad y tu amor; por tu gran compasión, vuélvete a mí.
Sal 69:17 No escondas tu rostro de este siervo tuyo; respóndeme pronto, que estoy angustiado.
Sal 69:18 Ven a mi lado, y rescátame; redímeme, por causa de mis enemigos.
Sal 69:19 Tú bien sabes cómo me insultan, me avergüenzan y denigran; sabes quiénes son mis adversarios.
Sal 69:20 Los insultos me han destrozado el corazón; para mí ya no hay remedio. Busqué compasión, y no la hubo; busqué consuelo, y no lo hallé.
Sal 69:21 En mi comida pusieron hiel; para calmar mi sed me dieron vinagre.
Sal 69:22 Que se conviertan en trampa sus banquetes, y su prosperidad en lazo.
Sal 69:23 Que se les nublen los ojos, para que no vean; y que sus fuerzas flaqueen para siempre.
Sal 69:24 Descarga tu furia sobre ellos; que tu ardiente ira los alcance.
Sal 69:25 Quédense desiertos sus campamentos, y deshabitadas sus tiendas de campaña.
Sal 69:26 Pues al que has afligido lo persiguen, y se burlan del dolor del que has herido.
Sal 69:27 Añade a sus pecados más pecados; no los hagas partícipes de tu salvación.
Sal 69:28 Que sean borrados del libro de la vida; que no queden inscritos con los justos.
Sal 69:29 Y a mí, que estoy pobre y adolorido, que me proteja, oh Dios, tu salvación.
Sal 69:30 Con cánticos alabaré el nombre de Dios; con acción de gracias lo exaltaré.
Sal 69:31 Esa ofrenda agradará más al SEÑOR que la de un toro o un novillo con sus cuernos y pezuñas.
Sal 69:32 Los pobres verán esto y se alegrarán; ¡reanímense ustedes, los que buscan a Dios!
Sal 69:33 Porque el SEÑOR oye a los necesitados, y no desdeña a su pueblo cautivo.
Sal 69:34 Que lo alaben los cielos y la tierra, los mares y todo lo que se mueve en ellos,
Sal 69:35 porque Dios salvará a Sión y reconstruirá las ciudades de Judá. Allí se establecerá el pueblo y tomará posesión de la tierra.
Sal 69:36 La heredarán los hijos de sus siervos; la habitarán los que aman al Señor.