Día 155

Lee la Biblia: Salmos

Mira nuestro video de Lee la Biblia sobre el libro de los Salmos, que analiza el diseño literario del libro y su flujo de pensamiento. El libro de los Salmos ha sido diseñado para ser el libro de oración del pueblo de Dios mientras esperan al Mesías y asu reino venidero.

09 La Sabiduría de Israel

140 - 141 - 142 - 143 - 144 - 145 - 146 - 147 - 148 - 149 - 150 - 151 - 152 - 153 - 154 - 155 - 156 - 157 - 158 - 159 - 160 - 161 - 162 - 163 - 164 - 165 - 166 - 167

Proverbios 7

Advertencia contra la mujer adúltera

Pro 7:1

Advertencia contra la mujer adúltera

Hijo mío, pon en práctica[a] mis palabras y atesora mis mandamientos.

Pro 7:2 Cumple con mis mandatos, y vivirás; cuida mis enseñanzas como a la niña de tus ojos.

Pro 7:3 Llévalos atados en los dedos; anótalos en la tablilla de tu corazón.

Pro 7:4 Di a la sabiduría: «Tú eres mi hermana», y a la inteligencia: «Eres de mi sangre.»

Pro 7:5 Ellas te librarán de la mujer ajena, de la adúltera y de sus palabras seductoras.

Pro 7:6 Desde la ventana de mi casa miré a través de la celosía.

Pro 7:7 Me puse a ver a los inexpertos, y entre los jóvenes observé a uno de ellos falto de juicio.[b]

Pro 7:8 Cruzó la calle, llegó a la esquina, y se encaminó hacia la casa de esa mujer.

Pro 7:9 Caía la tarde. Llegaba el día a su fin. Avanzaban las sombras de la noche.

Pro 7:10 De pronto la mujer salió a su encuentro, con toda la apariencia de una prostituta y con solapadas intenciones.

Pro 7:11 (Como es escandalosa y descarada, nunca hallan sus pies reposo en su casa.

Pro 7:12 Unas veces por las calles, otras veces por las plazas, siempre está al acecho en cada esquina.)

Pro 7:13 Se prendió de su cuello, lo besó, y con todo descaro le dijo:

Pro 7:14 «Tengo en mi casa sacrificios de comunión, pues hoy he cumplido mis votos.

Pro 7:15 Por eso he venido a tu encuentro; te buscaba, ¡y ya te he encontrado!

Pro 7:16 Sobre la cama he tendido multicolores linos egipcios.

Pro 7:17 He perfumado mi lecho con aroma de mirra, áloe y canela.

Pro 7:18 Ven, bebamos hasta el fondo la copa del amor; ¡disfrutemos del amor hasta el amanecer!

Pro 7:19 Mi esposo no está en casa, pues ha emprendido un largo viaje.

Pro 7:20 Se ha llevado consigo la bolsa del dinero, y no regresará hasta el día de luna llena.»

Pro 7:21 Con palabras persuasivas lo convenció; con lisonjas de sus labios lo sedujo.

Pro 7:22 Y él en seguida fue tras ella, como el buey que va camino al matadero; como el ciervo[c] que cae en la trampa,[d]

Pro 7:23 hasta que una flecha le abre las entrañas; como el ave que se lanza contra la red, sin saber que en ello le va la vida.

Pro 7:24 Así que, hijo mío, escúchame; presta[e] atención a mis palabras.

Pro 7:25 No desvíes tu corazón hacia sus sendas, ni te extravíes por sus caminos,

Pro 7:26 pues muchos han muerto por su causa; sus víctimas han sido innumerables.

Pro 7:27 Su casa lleva derecho al sepulcro; ¡conduce al reino de la muerte!

Proverbios 8

Las bendiciones de la sabiduría

Pro 8:1

Llamado de la sabiduría

¿Acaso no está llamando la sabiduría? ¿No está elevando su voz la inteligencia?

Pro 8:2 Toma su puesto en las alturas, a la vera del camino y en las encrucijadas.

Pro 8:3 Junto a las puertas que dan a la ciudad, a la entrada misma, grita a voz en cuello:

Pro 8:4 «A ustedes los hombres, los estoy llamando; dirijo mi voz a toda la humanidad.

Pro 8:5 Ustedes los inexpertos, ¡adquieran prudencia! Ustedes los necios, ¡obtengan discernimiento!

Pro 8:6 Escúchenme, que diré cosas importantes; mis labios hablarán con justicia.

Pro 8:7 Mi boca expresará la verdad, pues mis labios detestan la mentira.

Pro 8:8 Las palabras de mi boca son todas justas; no hay en ellas maldad ni doblez.

Pro 8:9 Son claras para los entendidos, e irreprochables para los sabios.

Pro 8:10 Opten por mi instrucción, no por la plata; por el conocimiento, no por el oro refinado.

Pro 8:11 Vale más la sabiduría que las piedras preciosas, y ni lo más deseable se le compara.

Pro 8:12 »Yo, la sabiduría, convivo con la prudencia y poseo conocimiento y discreción.

Pro 8:13 Quien teme al SEÑOR aborrece lo malo; yo aborrezco el orgullo y la arrogancia, la mala conducta y el lenguaje perverso.

Pro 8:14 Míos son el consejo y el buen juicio; míos son el entendimiento y el poder.

Pro 8:15 Por mí reinan los reyes y promulgan leyes justas los gobernantes.

Pro 8:16 Por mí gobiernan los príncipes y todos los nobles que rigen la tierra.[a]

Pro 8:17 A los que me aman, les correspondo; a los que me buscan, me doy a conocer.

Pro 8:18 Conmigo están las riquezas y la honra, la prosperidad[b] y los bienes duraderos.

Pro 8:19 Mi fruto es mejor que el oro fino; mi cosecha sobrepasa a la plata refinada.

Pro 8:20 Voy por el camino de la rectitud, por los senderos de la justicia,

Pro 8:21 enriqueciendo a los que me aman y acrecentando sus tesoros.

Pro 8:22 »El SEÑOR me dio la vida[c] como primicia de sus obras,[d] mucho antes de sus obras de antaño.

Pro 8:23 Fui establecida desde la eternidad, desde antes que existiera el mundo.

Pro 8:24 No existían los grandes mares cuando yo nací; no había entonces manantiales de abundantes aguas.

Pro 8:25 Nací antes que fueran formadas las colinas, antes que se cimentaran las montañas,

Pro 8:26 antes que él creara la tierra y sus paisajes y el polvo primordial con que hizo el mundo.

Pro 8:27 Cuando Dios cimentó la bóveda celeste y trazó el horizonte sobre las aguas, allí estaba yo presente.

Pro 8:28 Cuando estableció las nubes en los cielos y reforzó las fuentes del mar profundo;

Pro 8:29 cuando señaló los límites del mar, para que las aguas obedecieran su mandato; cuando plantó los fundamentos de la tierra,

Pro 8:30 allí estaba yo, afirmando su obra. Día tras día me llenaba yo de alegría, siempre disfrutaba de estar en su presencia;

Pro 8:31 me regocijaba en el mundo que él creó; ¡en el género humano me deleitaba!

Pro 8:32 »Y ahora, hijos míos, escúchenme: dichosos los que van por[e] mis caminos.

Pro 8:33 Atiendan a mi instrucción, y sean sabios; no la descuiden.

Pro 8:34 Dichosos los que me escuchan y a mis puertas están atentos cada día, esperando a la entrada de mi casa.

Pro 8:35 En verdad, quien me encuentra, halla la vida y recibe el favor del SEÑOR.

Pro 8:36 Quien me rechaza, se perjudica a sí mismo; quien me aborrece, ama la muerte.»

Proverbios 9

El camino de la sabiduría

Pro 9:1

Invitación de la sabiduría y de la necedad

La sabiduría construyó su casa y labró sus siete pilares.

Pro 9:2 Preparó un banquete, mezcló su vino y tendió la mesa.

Pro 9:3 Envió a sus doncellas, y ahora clama desde lo más alto de la ciudad.

Pro 9:4 «¡Vengan conmigo los inexpertos! —dice a los faltos de juicio—.

Pro 9:5 Vengan, disfruten de mi pan y beban del vino que he mezclado.

Pro 9:6 Dejen su insensatez, y vivirán; andarán por el camino del discernimiento.

Pro 9:7 »El que corrige al burlón se gana que lo insulten; el que reprende al malvado se gana su desprecio.

Pro 9:8 No reprendas al insolente, no sea que acabe por odiarte; reprende al sabio, y te amará.

Pro 9:9 Instruye al sabio, y se hará más sabio; enseña al justo, y aumentará su saber.

Pro 9:10 »El comienzo de la sabiduría es el temor del SEÑOR; conocer al Santo[a] es tener discernimiento.

Pro 9:11 Por mí aumentarán tus días; muchos años de vida te serán añadidos.

Pro 9:12 Si eres sabio, tu premio será tu sabiduría; si eres insolente, sólo tú lo sufrirás.»

El camino de la tontedad

Pro 9:13 La mujer necia es escandalosa, frívola y desvergonzada.

Pro 9:14 Se sienta a las puertas de su casa, sienta sus reales en lo más alto de la ciudad,

Pro 9:15 y llama a los que van por el camino, a los que no se apartan de su senda.

Pro 9:16 «¡Vengan conmigo, inexpertos! —dice a los faltos de juicio—.

Pro 9:17 ¡Las aguas robadas saben a gloria! ¡El pan sabe a miel si se come a escondidas!»

Pro 9:18 Pero éstos ignoran que allí está la muerte, que sus invitados caen al fondo de la fosa.

Salmo 150

Todo lo que respira alabe a Jah

Sal 150:1

¡Aleluya! ¡Alabado sea el SEÑOR! Alaben a Dios en su santuario, alábenlo en su poderoso firmamento.

Sal 150:2 Alábenlo por sus proezas, alábenlo por su inmensa grandeza.

Sal 150:3 Alábenlo con sonido de trompeta, alábenlo con el arpa y la lira.

Sal 150:4 Alábenlo con panderos y danzas, alábenlo con cuerdas y flautas.

Sal 150:5 Alábenlo con címbalos sonoros, alábenlo con címbalos resonantes.

Sal 150:6 ¡Que todo lo que respira alabe al SEÑOR! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el SEÑOR!