Día 121
Generosidad
En la historia de la Biblia, Dios es representado como un anfitrión generoso que satisface las necesidades de sus invitados. Sin embargo, los humanos viven con una mentalidad de escasez y, por eso acaparan los abundantes regalos de Dios. En este video exploraremos el plan de Dios para superar nuestro egoísmo, que es dar el sumo regalo de si mismo, en la persona de Jesús.
Isaías 49
El siervo del Señor
Isa 49:1
El Siervo del SEÑOR
Escúchenme, costas lejanas, oigan esto, naciones distantes: El SEÑOR me llamó antes de que yo naciera, en el vientre de mi madre pronunció mi nombre.
Isa 49:2 Hizo de mi boca una espada afilada, y me escondió en la sombra de su mano; me convirtió en una flecha pulida, y me escondió en su aljaba.
Isa 49:3 Me dijo: «Israel, tú eres mi siervo; en ti seré glorificado.»
Isa 49:4 Y respondí: «En vano he trabajado; he gastado mis fuerzas sin provecho alguno. Pero mi justicia está en manos del SEÑOR; mi recompensa está con mi Dios.»
Isa 49:5 Y ahora dice el SEÑOR, que desde el seno materno me formó para que fuera yo su siervo, para hacer que Jacob se vuelva a él, que Israel se reúna a su alrededor; porque a los ojos del SEÑOR soy digno de honra, y mi Dios ha sido mi fortaleza:
Isa 49:6 «No es gran cosa que seas mi siervo, ni que restaures a las tribus de Jacob, ni que hagas volver a los de Israel, a quienes he preservado. Yo te pongo ahora como luz para las naciones, a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra.»
Isa 49:7 Así dice el SEÑOR, el Redentor y Santo de Israel, al despreciado y aborrecido por las naciones, al siervo de los gobernantes: «Los reyes te verán y se pondrán de pie, los príncipes te verán y se inclinarán, por causa del SEÑOR, el Santo de Israel, que es fiel y te ha escogido.»
La restauración de Israel
Isa 49:8
Restauración de Israel
Así dice el SEÑOR: «En el momento propicio te respondí, y en el día de salvación te ayudé. Ahora te guardaré, y haré de ti un pacto para el pueblo, para que restaures el país y repartas las propiedades asoladas;
Isa 49:9 para que digas a los cautivos: “¡Salgan!”, y a los que viven en tinieblas: “¡Están en libertad!” »Junto a los caminos pastarán y en todo cerro árido hallarán pastos.
Isa 49:10 No tendrán hambre ni sed, no los abatirá el sol ni el calor, porque los guiará quien les tiene compasión, y los conducirá junto a manantiales de agua.
Isa 49:11 Convertiré en caminos todas mis montañas, y construiré mis calzadas.
Isa 49:12 ¡Miren! Ellos vendrán de muy lejos; unos desde el norte, otros desde el oeste, y aun otros desde la región de Asuán.»[a]
Isa 49:13 Ustedes los cielos, ¡griten de alegría! Tierra, ¡regocíjate! Montañas, ¡prorrumpan en canciones! Porque el SEÑOR consuela a su pueblo y tiene compasión de sus pobres.
Isa 49:14 Pero Sión dijo: «El SEÑOR me ha abandonado; el Señor se ha olvidado de mí.»
Isa 49:15 «¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré!
Isa 49:16 Grabada te llevo en las palmas de mis manos; tus muros siempre los tengo presentes.
Isa 49:17 Tus constructores[b] se apresuran; de ti se apartan tus destructores y los que te asolaron.
Isa 49:18 Alza tus ojos, y mira a tu alrededor; todos se reúnen y vienen hacia ti. Tan cierto como que yo vivo, —afirma el SEÑOR—, a todos ellos los usarás como adorno, los lucirás en tu vestido de novia.
Isa 49:19 »Aunque te arrasaron y te dejaron en ruinas, y tu tierra quedó asolada, ahora serás demasiado pequeña para tus habitantes, y lejos quedarán los que te devoraban.
Isa 49:20 Los hijos que dabas por perdidos todavía te dirán al oído: “Este lugar es demasiado pequeño para mí; hazme lugar para poder vivir.”
Isa 49:21 Y te pondrás a pensar: “¿Quién me engendró estos hijos? Yo no tenía hijos, era estéril, desterrada y rechazada; pero a éstos, ¿quién los ha criado? Me había quedado sola, pero éstos, ¿de dónde han salido?” »
Isa 49:22 Así dice el SEÑOR omnipotente: «Hacia las naciones alzaré mi mano, hacia los pueblos levantaré mi estandarte. Ellos traerán a tus hijos en sus brazos, y cargarán a tus hijas en sus hombros.
Isa 49:23 Los reyes te adoptarán como hijo, y sus reinas serán tus nodrizas. Se postrarán ante ti rostro en tierra, y lamerán el polvo que tú pises. Sabrás entonces que yo soy el SEÑOR, y que no quedarán avergonzados los que en mí confían.»
Isa 49:24 ¿Se le puede quitar el botín a los guerreros? ¿Puede el cautivo ser rescatado del tirano?[c]
Isa 49:25 Pero así dice el SEÑOR: «Sí, al guerrero se le arrebatará el cautivo, y del tirano se rescatará el botín; contenderé con los que contiendan contigo, y yo mismo salvaré a tus hijos.
Isa 49:26 Haré que tus opresores se coman su propia carne y se embriaguen con su propia sangre, como si fuera vino. Toda la humanidad sabrá entonces que yo, el SEÑOR, soy tu Salvador; que yo, el Poderoso de Jacob, soy tu Redentor.»
Isaías 50
El pecado de Israel y la obediencia del siervo
Isa 50:1
El pecado de Israel y la obediencia del Siervo
Así dice el SEÑOR: «A la madre de ustedes, yo la repudié; ¿dónde está el acta de divorcio? ¿A cuál de mis acreedores los he vendido? Por causa de sus iniquidades, fueron ustedes vendidos; por las transgresiones de ustedes fue despedida su madre.
Isa 50:2 ¿Por qué no había nadie cuando vine? ¿Por qué nadie respondió cuando llamé? ¿Tan corta es mi mano que no puede rescatar? ¿Me falta acaso fuerza para liberarlos? Yo seco el mar con una simple reprensión, y convierto los ríos en desierto; por falta de agua sus peces se pudren y se mueren de sed.
Isa 50:3 A los cielos los revisto de tinieblas y los cubro de ceniza.»
Isa 50:4 El SEÑOR omnipotente me ha concedido tener una lengua instruida, para sostener con mi palabra al fatigado. Todas las mañanas me despierta, y también me despierta el oído, para que escuche como los discípulos.
Isa 50:5 El SEÑOR omnipotente me ha abierto los oídos, y no he sido rebelde ni me he vuelto atrás.
Isa 50:6 Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban, mis mejillas a los que me arrancaban la barba; ante las burlas y los escupitajos no escondí mi rostro.
Isa 50:7 Por cuanto el SEÑOR omnipotente me ayuda, no seré humillado. Por eso endurecí mi rostro como el pedernal, y sé que no seré avergonzado.
Isa 50:8 Cercano está el que me justifica; ¿quién entonces contenderá conmigo? ¡Comparezcamos juntos! ¿Quién es mi acusador? ¡Que se me enfrente!
Isa 50:9 ¡El SEÑOR omnipotente es quien me ayuda! ¿Quién me condenará? Todos ellos se gastarán; como a la ropa, la polilla se los comerá.
Isa 50:10 ¿Quién entre ustedes teme al SEÑOR y obedece la voz de su siervo? Aunque camine en la oscuridad, y sin un rayo de luz, que confíe en el nombre del SEÑOR y dependa de su Dios.
Isa 50:11 Pero ustedes que encienden fuegos y preparan antorchas encendidas, caminen a la luz de su propio fuego y de las antorchas que han encendido. Esto es lo que ustedes recibirán de mi mano: en medio de tormentos quedarán tendidos.
Isaías 51
Consuelo del Señor para Sion
Isa 51:1
Salvación eterna para Sión
«Ustedes, los que van tras la justicia y buscan al SEÑOR, ¡escúchenme! Miren la roca de la que fueron tallados, la cantera de la que fueron extraídos.
Isa 51:2 Miren a Abraham, su padre, y a Sara, que los dio a luz. Cuando yo lo llamé, él era solo uno, pero lo bendije y lo multipliqué.
Isa 51:3 Sin duda, el SEÑOR consolará a Sión; consolará todas sus ruinas. Convertirá en un Edén su desierto; en huerto del SEÑOR sus tierras secas. En ella encontrarán alegría y regocijo, acción de gracias y música de salmos.
Isa 51:4 »Préstame atención, pueblo mío; óyeme, nación mía: porque de mí saldrá la enseñanza, y mi justicia será luz para las naciones.
Isa 51:5 Ya se acerca mi justicia, mi salvación está en camino; ¡mi brazo juzgará a las naciones! Las costas lejanas confían en mí, y ponen su esperanza en mi brazo.
Isa 51:6 Levanten los ojos al cielo; miren la tierra aquí abajo: como humo se esfumarán los cielos, como ropa se gastará la tierra, y como moscas morirán sus habitantes. Pero mi salvación permanecerá para siempre, mi justicia nunca fallará.
Isa 51:7 »Escúchenme, ustedes que conocen lo que es recto; pueblo que lleva mi ley en su corazón: No teman el reproche de los hombres, ni se desalienten por sus insultos,
Isa 51:8 porque la polilla se los comerá como ropa y el gusano los devorará como lana. Pero mi justicia permanecerá para siempre; mi salvación, por todas las generaciones.»
Isa 51:9 ¡Despierta, brazo del SEÑOR! ¡Despierta y vístete de fuerza! Despierta, como en los días pasados, como en las generaciones de antaño. ¿No fuiste tú el que despedazó a Rahab, el que traspasó a ese monstruo marino?
Isa 51:10 ¿No fuiste tú el que secó el mar, esas aguas del gran abismo? ¿El que en las profundidades del mar hizo un camino para que por él pasaran los redimidos?
Isa 51:11 Volverán los rescatados del SEÑOR, y entrarán en Sión con cánticos de júbilo; su corona será el gozo eterno. Se llenarán de regocijo y alegría, y se apartarán de ellos el dolor y los gemidos.
Isa 51:12 «Soy yo mismo el que los consuela. ¿Quién eres tú, que temes a los hombres, a simples mortales, que no son más que hierba?
Isa 51:13 ¿Has olvidado al SEÑOR, que te hizo; al que extendió los cielos y afirmó la tierra? ¿Vivirás cada día en terror constante por causa de la furia del opresor que está dispuesto a destruir? Pero ¿dónde está esa furia?
Isa 51:14 Pronto serán liberados los prisioneros; no morirán en el calabozo, ni les faltará el pan.
Isa 51:15 Porque yo soy el SEÑOR tu Dios, yo agito el mar, y rugen sus olas; el SEÑOR Todopoderoso es mi nombre.
Isa 51:16 He puesto mis palabras en tu boca y te he cubierto con la sombra de mi mano; he establecido los cielos y afirmado la tierra, y he dicho a Sión: “Tú eres mi pueblo.” »
Isa 51:17
La copa de la ira de Dios
¡Despierta, Jerusalén, despierta! Levántate, tú, que de la mano del SEÑOR has bebido la copa de su furia; tú, que has bebido hasta el fondo la copa que entorpece a los hombres.
Isa 51:18 De todos los hijos que diste a luz, no hubo ninguno que te guiara; de todos los hijos que criaste, ninguno te tomó de la mano.
Isa 51:19 Estos dos males han venido sobre ti: Ruina y destrucción, hambre y espada. ¿Quién se apiadará de ti? ¿Quién te consolará?[a]
Isa 51:20 Tus hijos han desfallecido; como antílopes atrapados en la red, han caído en las esquinas de las calles. Sobre ellos recae toda la furia del SEÑOR, todo el reproche de su Dios.
Isa 51:21 Por eso escucha esto, tú que estás afligida; que estás ebria, pero no de vino.
Isa 51:22 Así dice tu SEÑOR y Dios, tu Dios, que aboga por su pueblo: «Te he quitado de la mano la copa que te hacía tambalear. De esa copa, que es el cáliz de mi furia, jamás volverás a beber.
Isa 51:23 La pondré en manos de los que te atormentan, de los que te dijeron: “¡Tiéndete en el suelo, para que pasemos sobre ti!” ¡Y te echaste boca abajo, sobre el suelo, para que te pisoteara todo mundo!»
Salmo 119: 65-96
Sal 119:65
Tet
Tú, SEÑOR, tratas bien a tu siervo, conforme a tu palabra.
Sal 119:66 Impárteme conocimiento y buen juicio, pues yo creo en tus mandamientos.
Sal 119:67 Antes de sufrir anduve descarriado, pero ahora obedezco tu palabra.
Sal 119:68 Tú eres bueno, y haces el bien; enséñame tus decretos.
Sal 119:69 Aunque los insolentes me difaman, yo cumplo tus preceptos con todo el corazón.
Sal 119:70 El corazón de ellos es torpe e insensible, pero yo me regocijo en tu ley.
Sal 119:71 Me hizo bien haber sido afligido, porque así llegué a conocer tus decretos.
Sal 119:72 Para mí es más valiosa tu enseñanza que millares de monedas de oro y plata.
Sal 119:73
Yod
Con tus manos me creaste, me diste forma. Dame entendimiento para aprender tus mandamientos.
Sal 119:74 Los que te honran se regocijan al verme, porque he puesto mi esperanza en tu palabra.
Sal 119:75 SEÑOR, yo sé que tus juicios son justos, y que con justa razón me afliges.
Sal 119:76 Que sea tu gran amor mi consuelo, conforme a la promesa que hiciste a tu siervo.
Sal 119:77 Que venga tu compasión a darme vida, porque en tu ley me regocijo.
Sal 119:78 Sean avergonzados los insolentes que sin motivo me maltratan; yo, por mi parte, meditaré en tus preceptos.
Sal 119:79 Que se reconcilien conmigo los que te temen, los que conocen tus estatutos.
Sal 119:80 Sea mi corazón íntegro hacia tus decretos, para que yo no sea avergonzado.
Sal 119:81
Caf
Esperando tu salvación se me va la vida. En tu palabra he puesto mi esperanza.
Sal 119:82 Mis ojos se consumen esperando tu promesa, y digo: «¿Cuándo vendrás a consolarme?»
Sal 119:83 Parezco un odre ennegrecido por el humo, pero no me olvido de tus decretos.
Sal 119:84 ¿Cuánto más vivirá este siervo tuyo? ¿Cuándo juzgarás a mis perseguidores?
Sal 119:85 Me han cavado trampas los insolentes, los que no viven conforme a tu ley.
Sal 119:86 Todos tus mandamientos son fidedignos; ¡ayúdame!, pues falsos son mis perseguidores.
Sal 119:87 Por poco me borran de la tierra, pero yo no abandono tus preceptos.
Sal 119:88 Por tu gran amor, dame vida y cumpliré tus estatutos.
Sal 119:89
Lámed
Tu palabra, SEÑOR, es eterna, y está firme en los cielos.
Sal 119:90 Tu fidelidad permanece para siempre; estableciste la tierra, y quedó firme.
Sal 119:91 Todo subsiste hoy, conforme a tus decretos, porque todo está a tu servicio.
Sal 119:92 Si tu ley no fuera mi regocijo, la aflicción habría acabado conmigo.
Sal 119:93 Jamás me olvidaré de tus preceptos, pues con ellos me has dado vida.
Sal 119:94 ¡Sálvame, pues te pertenezco y escudriño tus preceptos!
Sal 119:95 Los impíos me acechan para destruirme, pero yo me esfuerzo por entender tus estatutos.
Sal 119:96 He visto que aun la perfección tiene sus límites; ¡sólo tus mandamientos son infinitos!