Día 47

05 El Desierto

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Números 22

Balac llama a Balaam

Núm 22:1

Balac manda llamar a Balán

Los israelitas se pusieron otra vez en marcha, y acamparon en las estepas de Moab, al otro lado del Jordán, a la altura de Jericó.

Núm 22:2 Cuando Balac hijo de Zipor se dio cuenta de todo lo que Israel había hecho con los amorreos,

Núm 22:3 los moabitas sintieron mucho miedo de los israelitas. Estaban verdaderamente aterrorizados de ellos, porque eran un ejército muy numeroso.

Núm 22:4 Entonces dijeron los moabitas a los ancianos de Madián: «¡Esta muchedumbre barrerá con todo lo que hay a nuestro alrededor, como cuando el ganado barre con la hierba del campo!» En aquel tiempo, Balac hijo de Zipor era rey de Moab,

Núm 22:5 así que mandó llamar a Balán hijo de Beor, quien vivía en Petor, a orillas del río Éufrates, en la tierra de los amavitas.[a] Balac mandó a decirle: «Hay un pueblo que salió de Egipto, y que ahora cubre toda la tierra y ha venido a asentarse cerca de mí.

Núm 22:6 Te ruego que vengas y maldigas por mí a este pueblo, porque es más poderoso que yo. Tal vez así pueda yo vencerlos y echarlos fuera del país. Yo sé que a quien tú bendices, queda bendito, y a quien tú maldices, queda maldito.»

Núm 22:7 Los ancianos de Moab y de Madián fueron a darle a Balán el mensaje que Balac le enviaba, y llevaron consigo dinero para pagarle sus conjuros.

Núm 22:8 Balán los invitó a pasar allí la noche, prometiendo comunicarles después lo que el SEÑOR le dijera. Y los gobernantes se alojaron con él.

Núm 22:9 Dios se le apareció a Balán, y le dijo: —¿Quiénes son estos hombres que se alojan contigo?

Núm 22:10 Balán le respondió: —Son los mensajeros que envió Balac hijo de Zipor, que es el rey de Moab. Los envió a decirme:

Núm 22:11 «Un pueblo que salió de Egipto cubre ahora toda la tierra. Ven y échales una maldición por mí. Tal vez así pueda yo luchar contra ellos y echarlos fuera de mi territorio.”

Núm 22:12 Pero Dios le dijo a Balán: —No irás con ellos, ni pronunciarás ninguna maldición sobre los israelitas, porque son un pueblo bendito.

Núm 22:13 Al otro día Balán se levantó y les dijo a los gobernantes enviados por Balac: «Regresen a su tierra, porque el SEÑOR no quiere que yo vaya con ustedes.»

Núm 22:14 Los gobernantes moabitas regresaron adonde estaba Balac y le dijeron: «Balán no quiere venir con nosotros.»

Núm 22:15 Balac envió entonces a otros gobernantes, más numerosos y distinguidos que los primeros,

Núm 22:16 quienes fueron y le dijeron a Balán: —Esto es lo que dice Balac hijo de Zipor: “No permitas que nada te impida venir a verme,

Núm 22:17 porque yo te recompensaré con creces y haré todo lo que tú me pidas. Te ruego que vengas y maldigas por mí a este pueblo.”

Núm 22:18 Pero Balán le respondió: —Aun si Balac me diera su palacio lleno de oro y de plata, yo no podría hacer nada grande ni pequeño, sino ajustarme al mandamiento del SEÑOR mi Dios.

Núm 22:19 Ustedes pueden también alojarse aquí esta noche, mientras yo averiguo si el SEÑOR quiere decirme alguna otra cosa.

Núm 22:20 Aquella noche Dios se le apareció a Balán y le dijo: «Ya que estos hombres han venido a llamarte, ve con ellos, pero sólo harás lo que yo te ordene.»

Núm 22:21

Balán y su burra

Balán se levantó por la mañana, ensilló su burra, y partió con los gobernantes de Moab.

El asna de Balaam y el ángel

Núm 22:22 Mientras iba con ellos, la ira de Dios se encendió y en el camino el ángel del SEÑOR se hizo presente, dispuesto a no dejarlo pasar. Balán iba montado en su burra, y sus dos criados lo acompañaban.

Núm 22:23 Cuando la burra vio al ángel del SEÑOR en medio del camino, con la espada desenvainada, se apartó del camino para meterse en el campo. Pero Balán la golpeó para hacerla volver al camino.

Núm 22:24 El ángel del SEÑOR se detuvo en un sendero estrecho que estaba entre dos viñas, con cercos de piedra en ambos lados.

Núm 22:25 Cuando la burra vio al ángel del SEÑOR, se arrimó contra la pared, con lo que lastimó el pie de Balán. Entonces Balán volvió a pegarle.

Núm 22:26 El ángel del SEÑOR se les adelantó y se detuvo en un lugar más estrecho, donde ya no había hacia dónde volverse.

Núm 22:27 Cuando la burra vio al ángel del SEÑOR, se echó al suelo con Balán encima. Entonces se encendió la ira de Balán y golpeó a la burra con un palo.

Núm 22:28 Pero el SEÑOR hizo hablar a la burra, y ella le dijo a Balán: —¿Se puede saber qué te he hecho, para que me hayas pegado tres veces?

Núm 22:29 Balán le respondió: —¡Te has venido burlando de mí! Si hubiera tenido una espada en la mano, te habría matado de inmediato.

Núm 22:30 La burra le contestó a Balán: —¿Acaso no soy la burra sobre la que siempre has montado, hasta el día de hoy? ¿Alguna vez te hice algo así? —No —respondió Balán.

Núm 22:31 El SEÑOR abrió los ojos de Balán, y éste pudo ver al ángel del SEÑOR en el camino y empuñando la espada. Balán se inclinó entonces y se postró rostro en tierra.

Núm 22:32 El ángel del SEÑOR le preguntó: —¿Por qué golpeaste tres veces a tu burra? ¿No te das cuenta de que vengo dispuesto a no dejarte pasar porque he visto que tus caminos son malos?[b]

Núm 22:33 Cuando la burra me vio, se apartó de mí tres veces. De no haber sido por ella, tú estarías ya muerto y ella seguiría con vida.

Núm 22:34 Balán le dijo al ángel del SEÑOR: —He pecado. No me di cuenta de tu presencia en el camino para cerrarme el paso. Ahora bien, como esto te parece mal, voy a regresar.

Núm 22:35 Pero el ángel del SEÑOR le dijo a Balán: —Ve con ellos, pero limítate a decir sólo lo que yo te mande. Y Balán se fue con los jefes que Balac había enviado.

Núm 22:36

Balac se encuentra con Balán

Cuando Balac se enteró de que Balán venía, salió a recibirlo en una ciudad moabita que está en la frontera del río Arnón.

Núm 22:37 Balac le dijo a Balán: —¿Acaso no te mandé llamar? ¿Por qué no viniste a mí? ¿Crees que no soy capaz de recompensarte?

Núm 22:38 —¡Bueno, ya estoy aquí! —contestó Balán—. Sólo que no podré decir nada que Dios no ponga en mi boca.

Núm 22:39 De allí se fueron Balán y Balac a Quiriat Jusot.

Núm 22:40 Balac ofreció en sacrificio vacas y ovejas, y las compartió con Balán y los gobernantes que estaban con él.

Núm 22:41 A la mañana siguiente, Balac llevó a Balán a Bamot Baal, desde donde Balán pudo ver parte del campamento israelita.

Números 23

Primer oráculo de Balaam

Núm 23:1

Primer oráculo de Balán

Balán le dijo a Balac: «Edifícame siete altares en este lugar, y prepárame siete novillos y siete carneros.»

Núm 23:2 Balac hizo lo que Balán le pidió, y juntos ofrecieron un novillo y un carnero en cada altar.

Núm 23:3 Entonces Balán le dijo a Balac: «Quédate aquí, al lado de tu holocausto, mientras yo voy a ver si el SEÑOR quiere reunirse conmigo. Luego te comunicaré lo que él me revele.» Y se fue a un cerro desierto.

Núm 23:4 Dios vino a su encuentro, y Balán le dijo: —He preparado siete altares, y en cada altar he ofrecido un novillo y un carnero.

Núm 23:5 Entonces el SEÑOR puso su palabra en boca de Balán, y le dijo: —Vuelve adonde está Balac, y repítele lo que te voy a decir.

Núm 23:6 Balán regresó y encontró a Balac de pie, al lado de su holocausto, en compañía de todos los jefes de Moab.

Núm 23:7 Y Balán pronunció su oráculo: «De Aram, de las montañas de Oriente, me trajo Balac, el rey de Moab. “Ven —me dijo—, maldice por mí a Jacob; ven, deséale el mal a Israel.”

Núm 23:8 ¿Pero cómo podré echar maldiciones sobre quien Dios no ha maldecido? ¿Cómo podré desearle el mal a quien el SEÑOR no se lo desea?

Núm 23:9 Desde la cima de las peñas lo veo; desde las colinas lo contemplo: es un pueblo que vive apartado, que no se cuenta entre las naciones.

Núm 23:10 ¿Quién puede calcular la descendencia de Jacob, tan numerosa como el polvo, o contar siquiera la cuarta parte de Israel? ¡Sea mi muerte como la del justo! ¡Sea mi fin semejante al suyo!»

Núm 23:11 Entonces Balac le reclamó a Balán: —¿Qué me has hecho? Te traje para que lanzaras una maldición sobre mis enemigos, ¡y resulta que no has hecho más que bendecirlos!

Núm 23:12 Pero Balán le respondió: —¿Acaso no debo decir lo que el SEÑOR me pide que diga?

Segundo oráculo de Balaam

Núm 23:13

Segundo oráculo de Balán

Entonces Balac le dijo: —Por favor, ven conmigo a otro lugar. Desde allí podrás ver sólo a una parte del pueblo, y no a todos ellos,[a] y les desearás el mal.

Núm 23:14 Así que lo llevó al campo de Zofín en la cumbre del monte Pisgá. Allí edificó siete altares, y en cada uno de ellos ofreció un novillo y un carnero.

Núm 23:15 Allí Balán le dijo a Balac: «Quédate aquí, al lado de tu holocausto, mientras yo voy a reunirme con Dios.»[b]

Núm 23:16 El SEÑOR se reunió con Balán y puso en boca de éste su palabra. Le dijo: «Vuelve adonde está Balac, y repite lo que te voy a decir.»

Núm 23:17 Balán se fue adonde estaba Balac, y lo encontró de pie, al lado de su holocausto, en compañía de los jefes de Moab. Balac le preguntó: —¿Qué dijo el SEÑOR?

Núm 23:18 Entonces Balán pronunció su oráculo: «Levántate, Balac, y escucha; óyeme, hijo de Zipor.

Núm 23:19 Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice?

Núm 23:20 Se me ha ordenado bendecir, y si eso es lo que Dios quiere, yo no puedo hacer otra cosa.

Núm 23:21 »Dios no se ha fijado en la maldad de Jacob ni ha reparado en la violencia de Israel. El SEÑOR su Dios está con ellos; y entre ellos se le aclama como rey.

Núm 23:22 Dios los sacó de Egipto con la fuerza de un toro salvaje.

Núm 23:23 Contra Jacob no hay brujería que valga, ni valen las hechicerías contra Israel. De Jacob y de Israel se dirá: “¡Miren lo que Dios ha hecho!”

Núm 23:24 Un pueblo se alza como leona; se levanta como león. No descansará hasta haber devorado su presa y bebido la sangre de sus víctimas.»

Núm 23:25 Balac le dijo entonces a Balán: —¡Si no los vas a maldecir, tampoco los bendigas!

Núm 23:26 Balán le respondió: —¿Acaso no te advertí que yo repetiría todo lo que el SEÑOR me ordenara decir?

Núm 23:27

Tercer oráculo de Balán

Balac le dijo a Balán: —Por favor, ven conmigo, que te llevaré a otro lugar. Tal vez a Dios le parezca bien que los maldigas desde allí.

Núm 23:28 Así que llevó a Balán hasta la cumbre del monte Peor, desde donde puede verse el desierto de Jesimón.

Núm 23:29 Allí Balán le dijo: —Edifícame siete altares en este lugar, y prepárame siete novillos y siete carneros.

Núm 23:30 Balac hizo lo que Balán le pidió, y en cada altar ofreció un novillo y un carnero.

Números 24

Tercer oráculo de Balaam

Núm 24:1 Pero cuando Balán se dio cuenta de que al SEÑOR le complacía que se bendijera a Israel, no recurrió a la hechicería, como otras veces, sino que volvió su rostro hacia el desierto.

Núm 24:2 Cuando Balán alzó la vista y vio a Israel acampando por tribus, el Espíritu del SEÑOR vino sobre él;

Núm 24:3 entonces pronunció su oráculo: «Palabras de Balán hijo de Beor; palabras del varón clarividente.

Núm 24:4 Palabras del que oye las palabras de Dios, del que contempla la visión del Todopoderoso, del que cae en trance y tiene visiones.

Núm 24:5 »¡Cuán hermosas son tus tiendas, Jacob! ¡Qué bello es tu campamento, Israel!

Núm 24:6 Son como arroyos que se ensanchan, como jardines a la orilla del río, como áloes plantados por el SEÑOR, como cedros junto a las aguas.

Núm 24:7 Sus cántaros rebosan de agua; su semilla goza de agua abundante. Su rey es más grande que Agag; su reinado se engrandece.

Núm 24:8 »Dios los sacó de Egipto con la fuerza de un toro salvaje. Israel devora a las naciones hostiles y les parte los huesos; ¡las atraviesa con sus flechas!

Núm 24:9 Se agacha como un león, se tiende como una leona: ¿quién se atreverá a molestarlo? ¡Benditos sean los que te bendigan! ¡Malditos sean los que te maldigan!»

Núm 24:10 Entonces la ira de Balac se encendió contra Balán, y chasqueando los dedos le dijo: —Te mandé llamar para que echaras una maldición sobre mis enemigos, ¡y estas tres veces no has hecho sino bendecirlos!

Núm 24:11 ¡Más te vale volver a tu tierra! Prometí que te recompensaría, pero esa recompensa te la ha negado el SEÑOR.

Núm 24:12 Balán le contestó: —Yo les dije a los mensajeros que me enviaste:

Núm 24:13 “Aun si Balac me diera su palacio lleno de oro y de plata, yo no podría hacer nada bueno ni malo, sino ajustarme al mandamiento del SEÑOR mi Dios. Lo que el SEÑOR me ordene decir, eso diré.”

Núm 24:14 Ahora que vuelvo a mi pueblo, voy a advertirte en cuanto a lo que este pueblo hará con tu pueblo en los días postreros.

Oráculo final de Balaam

Núm 24:15

Cuarto oráculo de Balán

Entonces Balán pronunció su oráculo: «Palabras de Balán hijo de Beor, palabras del varón clarividente.

Núm 24:16 Palabras del que oye las palabras de Dios y conoce el pensamiento del Altísimo; del que contempla la visión del Todopoderoso, del que cae en trance y tiene visiones:

Núm 24:17 »Lo veo, pero no ahora; lo contemplo, pero no de cerca. Una estrella saldrá de Jacob; un rey surgirá en Israel. Aplastará las sienes de Moab y el cráneo de todos los hijos de Set.

Núm 24:18 Edom será conquistado; Seír, su enemigo, será dominado, mientras que Israel hará proezas.

Núm 24:19 De Jacob saldrá un soberano, y destruirá a los sobrevivientes de Ar.»

Núm 24:20

Últimos oráculos de Balán

Balán miró a Amalec y pronunció este oráculo: «Amalec fue el primero entre las naciones, pero su fin será la destrucción total.»

Núm 24:21 Luego miró Balán al quenita y pronunció este oráculo: «Aunque tienes una morada segura y tu nido está sobre las rocas,

Núm 24:22 tú, Caín, estás destinado al fuego, y Asiria te llevará cautivo.»

Núm 24:23 Entonces Balán pronunció este oráculo: «¡Ay!, ¿quién seguirá con vida cuando Dios determine hacer esto?

Núm 24:24 Vendrán barcos desde las costas de Chipre, que oprimirán a Asiria y a Éber, pues ellos también serán destruidos.»

Núm 24:25 Después de esto Balán se levantó y volvió a su tierra, y también Balac se fue por su camino.

Salmo 47

Dios es el Rey de toda la tierra

Sal 47:1

Al director musical. Salmo de los hijos de Coré.

Aplaudan, pueblos todos; aclamen a Dios con gritos de alegría

Sal 47:2 ¡Cuán imponente es el SEÑOR Altísimo, el gran rey de toda la tierra!

Sal 47:3 Sometió a nuestro dominio las naciones; puso a los pueblos bajo nuestros pies;

Sal 47:4 escogió para nosotros una heredad que es el orgullo de Jacob, a quien amó. Selah

Sal 47:5 Dios el SEÑOR ha ascendido entre gritos de alegría y toques de trompeta

Sal 47:6 Canten salmos a Dios, cántenle salmos; canten, cántenle salmos a nuestro rey.

Sal 47:7 Dios es el rey de toda la tierra; por eso, cántenle un salmo solemne.[a]

Sal 47:8 Dios reina sobre las naciones; Dios está sentado en su santo trono

Sal 47:9 Los nobles de los pueblos se reúnen con el pueblo del Dios de Abraham, pues de Dios son los imperios de la tierra. ¡Él es grandemente enaltecido!