Día 229
2 de Cronicas 13
Abías rey de Judá
2Cr 13:1
Abías, rey de Judá
13:1-2, 13—1R 15:1-2, 6-8
En el año dieciocho del reinado de Jeroboán, Abías ascendió al trono de Judá
2Cr 13:2 y reinó en Jerusalén tres años. Su madre era Micaías, hija de Uriel de Guibeá. Hubo guerra entre Abías y Jeroboán.
2Cr 13:3 Para ir al combate, Abías escogió a cuatrocientos mil guerreros valientes; Jeroboán, por su parte, escogió a ochocientos mil y le hizo frente.
2Cr 13:4 Abías subió al monte Zemarayin, en la sierra de Efraín, y gritó: «¡Jeroboán! ¡Israelitas! ¡Escúchenme todos ustedes!
2Cr 13:5 ¿No saben que el SEÑOR, Dios de Israel, concedió para siempre el reino de Israel a David y a sus descendientes mediante un pacto inalterable?[a]
2Cr 13:6 Sin embargo, Jeroboán hijo de Nabat, oficial de Salomón hijo de David, se rebeló contra su señor.
2Cr 13:7 Unos hombres ociosos y malvados se unieron a Roboán hijo de Salomón, cuando éste era joven y débil de carácter, y se le impusieron, de modo que no pudo hacerles frente.
2Cr 13:8 »Ustedes piensan que ahora, por ser muy numerosos y por tener los becerros de oro, esos ídolos que Jeroboán les hizo pueden oponerse al reino del SEÑOR, aunque él se lo ha entregado a los hijos de David.
2Cr 13:9 ¡Hasta expulsaron a los descendientes de Aarón, que son los sacerdotes del SEÑOR, y a los levitas! En su lugar han nombrado sacerdotes, y a cualquiera que trae un ternero y siete carneros lo consagran como sacerdote de los dioses falsos, tal como lo hacen los pueblos paganos.
2Cr 13:10 »Nosotros, en cambio, no hemos abandonado al SEÑOR, porque él es nuestro Dios. Los descendientes de Aarón siguen siendo nuestros sacerdotes que sirven al SEÑOR, y los levitas son los encargados del culto.
2Cr 13:11 Todos los días, por la mañana y por la tarde, ofrecen al SEÑOR los holocaustos y queman el incienso; además, todas las tardes colocan el pan consagrado sobre la mesa de oro puro, y encienden las lámparas del candelabro de oro. Dense cuenta de que nosotros sí mantenemos el culto al SEÑOR nuestro Dios, a quien ustedes han abandonado.
2Cr 13:12 Así que Dios, con sus sacerdotes, va al frente de nosotros. ¡Las trompetas están listas para dar la orden de ataque contra ustedes! ¡Israelitas, no peleen contra el SEÑOR, Dios de sus antepasados, pues no podrán vencerlo!»
2Cr 13:13 Para tenderle una emboscada a Abías, Jeroboán situó parte de sus tropas detrás del ejército de Judá, mientras que al resto de sus tropas lo mandó al frente.
2Cr 13:14 Cuando los de Judá miraron hacia atrás, se dieron cuenta de que los israelitas los atacaban también por la retaguardia. Entonces clamaron al SEÑOR, y los sacerdotes tocaron las trompetas.
2Cr 13:15 En el momento en que los de Judá lanzaron el grito de guerra, Dios derrotó a Jeroboán y a los israelitas, dándoles la victoria a Abías y Judá.
2Cr 13:16 Los israelitas intentaron huir, pero Dios los entregó al poder de Judá.
2Cr 13:17 Abías y su ejército les ocasionaron una gran derrota, matando a quinientos mil soldados selectos de Israel.
2Cr 13:18 En esa ocasión fueron humillados los israelitas, mientras que los de Judá salieron victoriosos porque confiaron en el SEÑOR, Dios de sus antepasados.
2Cr 13:19 Abías persiguió a Jeroboán y le arrebató las ciudades de Betel, Jesaná y Efraín, con sus respectivas aldeas.
2Cr 13:20 Durante el reinado de Abías, Jeroboán no pudo recuperar su poderío. Al final, el SEÑOR lo hirió, y Jeroboán murió.
2Cr 13:21 Abías, en cambio, siguió afirmándose en el trono. Tuvo catorce esposas, veintidós hijos y dieciséis hijas.
2Cr 13:22 Los demás acontecimientos del reinado de Abías, y su conducta y sus obras,[b] están escritos en el comentario del profeta Idó.
2 de Cronicas 14
Asa rey de Judá
2Cr 14:1 Abías murió y fue sepultado en la Ciudad de David, y su hijo Asá lo sucedió en el trono. Durante su reinado, el país disfrutó de diez años de paz.
2Cr 14:2
Asá, rey de Judá
14:2-3—1R 15:11-12
Asá hizo lo que era bueno y agradable ante el SEÑOR su Dios.
2Cr 14:3 Se deshizo de los altares y santuarios paganos, destrozó las piedras sagradas, y derribó las imágenes de la diosa Aserá.
2Cr 14:4 Además, ordenó a los habitantes de Judá que acudieran al SEÑOR, Dios de sus antepasados, y que obedecieran su ley y sus mandamientos.
2Cr 14:5 De este modo Asá se deshizo de los santuarios paganos y de los altares de incienso que había en todas las ciudades de Judá, y durante su reinado hubo tranquilidad.
2Cr 14:6 Asá construyó en Judá ciudades fortificadas, pues durante esos años el SEÑOR le dio descanso, y el país disfrutó de paz y no estuvo en guerra con nadie.
2Cr 14:7 Asá les dijo a los de Judá: «Reconstruyamos esas ciudades, y levantemos a su alrededor murallas con torres, puertas y cerrojos. El país todavía es nuestro, porque hemos buscado al SEÑOR nuestro Dios; como lo hemos buscado, él nos ha concedido estar en paz con nuestros vecinos.» Y tuvieron mucho éxito en la reconstrucción de las ciudades.
2Cr 14:8 Asá contaba con un ejército de trescientos mil soldados de Judá, los cuales portaban lanzas y escudos grandes, y de doscientos ochenta mil benjaminitas, los cuales portaban arcos y escudos pequeños. Todos ellos eran guerreros valientes.
2Cr 14:9 Zera el cusita marchó contra ellos al frente de un ejército de un millón de soldados y trescientos carros de guerra, y llegó hasta Maresá.
2Cr 14:10 Asá le salió al encuentro en el valle de Sefata, y tomó posiciones cerca de Maresá.
2Cr 14:11 Allí Asá invocó al SEÑOR su Dios y le dijo: «SEÑOR, sólo tú puedes ayudar al débil y al poderoso. ¡Ayúdanos, SEÑOR y Dios nuestro, porque en ti confiamos, y en tu nombre hemos venido contra esta multitud! ¡Tú, SEÑOR, eres nuestro Dios! ¡No permitas que ningún mortal se alce contra ti!»
2Cr 14:12 El SEÑOR derrotó a los cusitas cuando éstos lucharon contra Asá y Judá. Los cusitas huyeron,
2Cr 14:13 pero Asá y su ejército los persiguieron hasta Guerar. Allí cayeron los cusitas, y ni uno de ellos quedó con vida, porque el SEÑOR y su ejército los aniquilaron. Los de Judá se llevaron un enorme botín,
2Cr 14:14 luego atacaron todas las ciudades que había alrededor de Guerar, las cuales estaban llenas de pánico ante el SEÑOR, y las saquearon, pues había en ellas un gran botín.
2Cr 14:15 Además, atacaron los campamentos, donde había mucho ganado, y se llevaron una gran cantidad de ovejas y camellos. Después de eso, regresaron a Jerusalén.
2 de Cronicas 15
Reformas religiosas de Asa
2Cr 15:1
Reformas de Asá
15:16-19—1R 15:13-16
El Espíritu de Dios vino sobre Azarías hijo de Oded,
2Cr 15:2 y éste salió al encuentro de Asá y le dijo: «Asá, y gente de Judá y de Benjamín, ¡escúchenme! El SEÑOR estará con ustedes, siempre y cuando ustedes estén con él. Si lo buscan, él dejará que ustedes lo hallen; pero si lo abandonan, él los abandonará.
2Cr 15:3 Por mucho tiempo Israel estuvo sin el Dios verdadero y sin instrucción,[a] pues no había sacerdote que le enseñara.
2Cr 15:4 Pero cuando en su tribulación se volvieron al SEÑOR, Dios de Israel, y lo buscaron, él les permitió que lo hallaran.
2Cr 15:5 En aquellos tiempos no había seguridad para ningún viajero, sino que los habitantes de todos los países sufrían grandes calamidades.
2Cr 15:6 Las naciones y las ciudades se destrozaban unas a otras, porque Dios las castigaba con toda clase de calamidades.
2Cr 15:7 Pero ustedes, ¡manténganse firmes y no bajen la guardia, porque sus obras serán recompensadas!»
2Cr 15:8 Cuando Asá oyó este mensaje del profeta Azarías hijo de Oded,[b] se animó a eliminar los detestables ídolos que había en todo el territorio de Judá y Benjamín, y en las ciudades que había conquistado en los montes de Efraín. Además, restauró el altar del SEÑOR que estaba frente al atrio del templo del SEÑOR.
2Cr 15:9 Después convocó a los habitantes de Judá y de Benjamín, como también a los de Efraín, Manasés y Simeón que vivían entre ellos, pues muchos israelitas se habían unido a Asá, al ver que el SEÑOR su Dios estaba con él.
2Cr 15:10 Se reunieron en Jerusalén en el mes tercero del año quince del reinado de Asá.
2Cr 15:11 Ese día ofrecieron al SEÑOR setecientos bueyes y siete mil ovejas del botín que habían tomado.
2Cr 15:12 Luego hicieron un pacto, mediante el cual se comprometieron a buscar de todo corazón y con toda el alma al SEÑOR, Dios de sus antepasados.
2Cr 15:13 Al que no buscara al SEÑOR, Dios de Israel, se le castigaría con la muerte, fuera grande o pequeño, hombre o mujer.
2Cr 15:14 Así lo juraron ante el SEÑOR, a voz en cuello y en medio de gritos y toques de trompetas y de cuernos.
2Cr 15:15 Todos los de Judá se alegraron de haber hecho este juramento, porque lo habían hecho de todo corazón y habían buscado al SEÑOR con voluntad sincera, y él se había dejado hallar de ellos y les había concedido vivir en paz con las naciones vecinas.
2Cr 15:16 Además, el rey Asá destituyó a su abuela Macá de su puesto como reina madre, porque ella había hecho una escandalosa imagen de la diosa Aserá. Asá derribó la imagen, la redujo a polvo y la quemó en el arroyo de Cedrón.
2Cr 15:17 Aunque no quitó de Israel los santuarios paganos, Asá se mantuvo siempre fiel[c] al SEÑOR,
2Cr 15:18 y llevó al templo de Dios el oro, la plata y los utensilios que él y su padre habían consagrado.
2Cr 15:19 Durante los primeros treinta y cinco años del reinado de Asá no hubo guerra.
2 de Cronicas 16
Los últimos años de Asa
2Cr 16:1
Pacto de Asá con Ben Adad
16:1-6—1R 15:17-22
16:11-17:1—1R 15:23-24
En el año treinta y seis del reinado de Asá, Basá, rey de Israel, atacó a Judá y fortificó Ramá para aislar totalmente a Asá, rey de Judá.
2Cr 16:2 Entonces Asá sacó plata y oro de los tesoros del templo del SEÑOR y del palacio real, y se los envió a Ben Adad, rey de Siria, que gobernaba en Damasco. También le envió este mensaje:
2Cr 16:3 «Hagamos un pacto entre tú y yo, como el que hicieron tu padre y el mío. Aquí te envío oro y plata. Anula tu pacto con Basá, rey de Israel, para que se marche de aquí.»
2Cr 16:4 Ben Adad estuvo de acuerdo con el rey Asá y dio a los jefes de su ejército la orden de atacar las ciudades de Israel. Así conquistaron Iyón, Dan y Abel Mayin, y todos los depósitos que había en las ciudades de Neftalí.
2Cr 16:5 Cuando Basá se enteró, suspendió las obras de fortificación de Ramá.
2Cr 16:6 Entonces el rey Asá movilizó a todo Judá y se llevó de Ramá las piedras y la madera con que había estado fortificando aquella ciudad, y fortificó más bien Gueba y Mizpa.
2Cr 16:7 En esa ocasión el vidente Jananí se presentó ante Asá, rey de Judá, y le dijo: «Por cuanto pusiste tu confianza en el rey de Siria en vez de confiar en el SEÑOR tu Dios, el ejército sirio se te ha escapado de las manos.
2Cr 16:8 También los cusitas y los libios formaban un ejército numeroso, y tenían muchos carros de combate y caballos, y sin embargo el SEÑOR los entregó en tus manos, porque en esa ocasión tú confiaste en él.
2Cr 16:9 El SEÑOR recorre con su mirada toda la tierra, y está listo para ayudar a quienes le son fieles.[a] Pero de ahora en adelante tendrás guerras, pues actuaste como un necio.»
2Cr 16:10 Asá se enfureció contra el vidente por lo que éste le dijo, y lo mandó encarcelar. En ese tiempo, Asá oprimió también a una parte del pueblo.
2Cr 16:11 Los hechos de Asá, desde el primero hasta el último, están escritos en el libro de los reyes de Judá e Israel.
2Cr 16:12 En el año treinta y nueve de su reinado, Asá se enfermó de los pies; y aunque su enfermedad era grave, no buscó al SEÑOR, sino que recurrió a los médicos.
2Cr 16:13 En el año cuarenta y uno de su reinado, Asá murió y fue sepultado con sus antepasados.
2Cr 16:14 Lo sepultaron en la tumba que él había mandado cavar en la Ciudad de David, y lo colocaron sobre un lecho lleno de perfumes y diversas clases de especias aromáticas, muy bien preparadas. En su honor encendieron una enorme hoguera.
2 de Cronicas 17
Josafat rey de Judá
2Cr 17:1
Josafat, rey de Judá
Al rey Asá lo sucedió en el trono su hijo Josafat, quien se impuso a la fuerza sobre Israel.
2Cr 17:2 Colocó tropas en todas las ciudades fortificadas de Judá, y guarniciones en el territorio de Judá y en las ciudades de Efraín que su padre Asá había conquistado.
2Cr 17:3 El SEÑOR estuvo con Josafat porque siguió el ejemplo inicial de su padre,[a] pues no buscó a los baales
2Cr 17:4 sino al Dios de su padre, obedeció los mandamientos de Dios, y no siguió las prácticas de los israelitas.
2Cr 17:5 Por eso el SEÑOR afirmó el reino en sus manos. Todo Judá le llevaba regalos, y Josafat llegó a tener muchas riquezas y recibió muchos honores.
2Cr 17:6 Anduvo con orgullo en los caminos del SEÑOR, y hasta quitó de Judá los santuarios paganos y las imágenes de la diosa Aserá.
2Cr 17:7 En el año tercero de su reinado, Josafat envió a sus oficiales Ben Jayil, Abdías, Zacarías, Natanael y Micaías, para que instruyeran a la gente en las ciudades de Judá.
2Cr 17:8 Con ellos fueron los levitas Semaías, Netanías, Zebadías, Asael, Semiramot, Jonatán, Adonías, Tobías y Tobadonías, y también los sacerdotes Elisama y Jorán.
2Cr 17:9 Llevaron consigo el libro de la ley del SEÑOR para instruir a los habitantes de Judá. Así que recorrieron todas las ciudades de Judá, enseñando al pueblo.
2Cr 17:10 Todos los reinos de las naciones vecinas de Judá sintieron un miedo profundo hacia el SEÑOR y no se atrevieron a declararle la guerra a Josafat.
2Cr 17:11 Aun algunos filisteos le llevaron a Josafat, como tributo, regalos y plata. Los árabes también le llevaron siete mil setecientos carneros y siete mil setecientos machos cabríos.
2Cr 17:12 Josafat se hizo cada vez más poderoso. Construyó en Judá fortalezas y lugares de almacenamiento,
2Cr 17:13 y tenía muchas provisiones en las ciudades. En Jerusalén contaba con un regimiento de soldados muy valientes,
2Cr 17:14 cuyo registro, según sus familias patriarcales, es el siguiente: Jefes de mil soldados en Judá: Adnás, el comandante, al frente de trescientos mil soldados.
2Cr 17:15 Le seguía Johanán, al frente de doscientos ochenta mil soldados;
2Cr 17:16 le seguía Amasías hijo de Zicrí, que se ofreció voluntariamente para servir al SEÑOR, y estaba al frente de doscientos mil soldados.
2Cr 17:17 De Benjamín: Eliadá, guerrero valiente, al frente de doscientos mil soldados que portaban arcos y escudos.
2Cr 17:18 Le seguía Jozabad, al frente de ciento ochenta mil soldados adiestrados para la guerra.
2Cr 17:19 Todos ellos estaban al servicio del rey, sin contar los que éste había destinado para las ciudades fortificadas de todo Judá.
Salmo 74
"Levántate, oh Dios, aboga tu causa"
Sal 74:1
Masquil de Asaf.
¿Por qué, oh Dios, nos has rechazado para siempre? ¿Por qué se ha encendido tu ira contra las ovejas de tu prado?
Sal 74:2 Acuérdate del pueblo que adquiriste desde tiempos antiguos, de la tribu que redimiste para que fuera tu posesión. Acuérdate de este monte Sión, que es donde tú habitas.
Sal 74:3 Dirige tus pasos hacia estas ruinas eternas; ¡todo en el santuario lo ha destruido el enemigo!
Sal 74:4 Tus adversarios rugen en el lugar de tus asambleas y plantan sus banderas en señal de victoria.
Sal 74:5 Parecen leñadores en el bosque, talando árboles con sus hachas.
Sal 74:6 Con sus hachas y martillos destrozaron todos los adornos de madera.
Sal 74:7 Prendieron fuego a tu santuario; profanaron el lugar donde habitas.
Sal 74:8 En su corazón dijeron: «¡Los haremos polvo!», y quemaron en el país todos tus santuarios.
Sal 74:9 Ya no vemos ondear nuestras banderas; ya no hay ningún profeta, y ni siquiera sabemos hasta cuándo durará todo esto.
Sal 74:10 ¿Hasta cuándo, oh Dios, se burlará el adversario? ¿Por siempre insultará tu nombre el enemigo?
Sal 74:11 ¿Por qué retraes tu mano, tu mano derecha? ¿Por qué te quedas cruzado de brazos?
Sal 74:12 Tú, oh Dios, eres mi rey desde tiempos antiguos; tú traes salvación sobre la tierra.
Sal 74:13 Tú dividiste el mar con tu poder; les rompiste la cabeza a los monstruos marinos.
Sal 74:14 Tú aplastaste las cabezas de Leviatán y lo diste por comida a las jaurías del desierto.
Sal 74:15 Tú hiciste que brotaran fuentes y arroyos; secaste ríos de inagotables corrientes.
Sal 74:16 Tuyo es el día, tuya también la noche; tú estableciste la luna y el sol;
Sal 74:17 trazaste los límites de la tierra, y creaste el verano y el invierno.
Sal 74:18 Recuerda, SEÑOR, que tu enemigo se burla, y que un pueblo insensato ofende tu nombre.
Sal 74:19 No entregues a las fieras la vida de tu tórtola; no te olvides, ni ahora ni nunca, de la vida de tus pobres.
Sal 74:20 Toma en cuenta tu pacto, pues en todos los rincones del país abunda la violencia.
Sal 74:21 Que no vuelva humillado el oprimido; que alaben tu nombre el pobre y el necesitado.
Sal 74:22 Levántate, oh Dios, y defiende tu causa; recuerda que a todas horas te ofenden los necios.
Sal 74:23 No pases por alto el griterío de tus adversarios, el creciente tumulto de tus enemigos.