Día 179
Jeremias 40
Jeremías permanece en Judá
Jer 40:1
Liberación de Jeremías
La palabra del SEÑOR vino a Jeremías después de que Nabuzaradán, el comandante de la guardia, lo había dejado libre en Ramá. Allí lo había encontrado Nabuzaradán preso y encadenado, entre todos los cautivos de Judá y Jerusalén que eran deportados a Babilonia.
Jer 40:2 El comandante de la guardia tomó aparte a Jeremías, y le dijo: «El SEÑOR tu Dios decretó esta calamidad para este lugar,
Jer 40:3 y ahora el SEÑOR ha cumplido sus amenazas. Todo esto les ha pasado porque pecaron contra el SEÑOR y desobedecieron su voz.
Jer 40:4 No obstante, hoy te libero de las cadenas que te sujetan las manos. Si quieres venir conmigo a Babilonia, ven, que yo te cuidaré. Pero si no quieres, no lo hagas. Mira, tienes ante tus ojos toda la tierra: ve adonde más te convenga.»
Jer 40:5 Como Jeremías no se decidía, Nabuzaradán añadió: «Vuelve junto a Guedalías hijo de Ajicán, nieto de Safán, a quien el rey de Babilonia ha nombrado gobernador de las ciudades de Judá, y vive con él y con tu pueblo, o ve adonde más te convenga.»
Jer 40:6 Jeremías se fue entonces junto a Guedalías hijo de Ajicán, en Mizpa, y se quedó con él, en medio del pueblo que había permanecido en el país.
Jer 40:7
Asesinato de Guedalías
40:7-9; 41:1-3—2R 25:22-26
Cuando todos los jefes y soldados del ejército que estaban en el campo se enteraron de que el rey de Babilonia había puesto a Guedalías hijo de Ajicán como gobernador del país, y de que le había confiado el cuidado de hombres, mujeres y niños, así como de los más pobres del país que no habían sido deportados a Babilonia,
Jer 40:8 fueron a Mizpa para presentarse ante Guedalías. Entre ellos estaban: Ismael hijo de Netanías, Johanán y Jonatán hijos de Carea, Seraías hijo de Tanjumet, los hijos de Efay de Netofa, y Jezanías, hijo de un hombre de Macá, y sus hombres.
Jer 40:9 Guedalías hijo de Ajicán, nieto de Safán, les hizo este juramento a ellos y a sus tropas: «No teman a los babilonios. Si ustedes se quedan en el país y sirven al rey de Babilonia, les aseguro que les irá bien.
Jer 40:10 Yo me quedaré en Mizpa, para representarlos ante los babilonios que vengan hasta acá. Pero ustedes, comiencen a almacenar en recipientes vino, frutos de verano y aceite, y vivan en las ciudades que han ocupado.»
Jer 40:11 Todos los judíos que estaban en Moab, Amón y Edom, y en todos los otros países, se enteraron también de que el rey de Babilonia había dejado un remanente en Judá, y nombrado como gobernador a Guedalías hijo de Ajicán, nieto de Safán.
Jer 40:12 Entonces todos estos judíos regresaron a la tierra de Judá, de todos los países donde estaban dispersos. Al llegar, se presentaron en Mizpa ante Guedalías, y también almacenaron vino y frutos de verano en abundancia.
Jer 40:13 Johanán hijo de Carea, y todos los demás jefes militares que estaban en el campo, se presentaron ante Guedalías en Mizpa,
Jer 40:14 y le dijeron: —¿No sabes que Balís, rey de Amón, ha mandado a Ismael hijo de Netanías, para matarte? Pero Guedalías hijo de Ajicán no les creyó.
Jer 40:15 Y allí en Mizpa, Johanán hijo de Carea le propuso en secreto a Guedalías: —Déjame ir a matar a Ismael hijo de Netanías. ¡Nadie tiene que enterarse! ¿Por qué vamos a permitir que te asesine? Eso causaría la dispersión de todos los judíos que se han reunido a tu alrededor, y acabaría con lo que queda de Judá.
Jer 40:16 Pero Guedalías hijo de Ajicán le respondió a Johanán hijo de Carea: —¡Ni lo pienses! ¡Lo que dices acerca de Ismael es mentira!
Jeremias 41
Gedalías asesinado
Jer 41:1 En el mes séptimo Ismael, hijo de Netanías y nieto de Elisama, que era de estirpe real y había sido uno de los oficiales del rey, vino a Mizpa con diez hombres y se presentó ante Guedalías hijo de Ajicán. Y ahí en Mizpa, mientras comían juntos,
Jer 41:2 Ismael hijo de Netanías se levantó y, junto con los diez hombres que lo acompañaban, hirió a filo de espada a Guedalías hijo de Ajicán, nieto de Safán, quitándole la vida. Así hicieron con quien había sido nombrado gobernador del país por el rey de Babilonia.
Jer 41:3 Ismael mató también a todos los judíos y soldados que se encontraban en Mizpa con Guedalías.
Jer 41:4 Al día siguiente del asesinato de Guedalías, cuando todavía nadie se había enterado,
Jer 41:5 llegaron de Siquén, Siló y Samaria ochenta hombres con la barba afeitada, la ropa rasgada, y el cuerpo lleno de cortaduras que ellos mismos se habían hecho. Traían ofrendas de cereales, e incienso, para presentarlas en la casa del SEÑOR.
Jer 41:6 Desde Mizpa salió a su encuentro Ismael hijo de Netanías; iba llorando y, cuando los encontró, les dijo: —Vengan a ver a Guedalías hijo de Ajicán.
Jer 41:7 Pero no habían llegado al centro de la ciudad cuando Ismael hijo de Netanías y sus secuaces los mataron y los arrojaron en una cisterna.
Jer 41:8 Había entre ellos diez hombres, que le rogaron a Ismael: —¡No nos mates; tenemos escondidos en el campo trigo, cebada, aceite y miel! Ismael accedió, y no los mató como a sus compañeros.
Jer 41:9 El rey Asá había hecho una fosa para defenderse de Basá, rey de Israel, y en esa fosa fue donde Ismael arrojó los cadáveres de los hombres que había matado, junto con Guedalías, llenándola de cadáveres.
Jer 41:10 Después Ismael se llevó en cautiverio a las hijas del rey y a todo el resto del pueblo que había quedado en Mizpa, a quienes Nabuzaradán, comandante de la guardia, había puesto bajo el mando de Guedalías hijo de Ajicán. Ismael hijo de Netanías salió con sus cautivos hacia el territorio de los amonitas.
Jer 41:11 Cuando Johanán hijo de Carea, y todos los jefes militares que estaban con él, se enteraron del crimen que había cometido Ismael hijo de Netanías,
Jer 41:12 reunieron a todos sus hombres y fueron a pelear contra él. Lo encontraron cerca del gran estanque que está en Gabaón.
Jer 41:13 Y sucedió que toda la gente que estaba con Ismael se alegró al ver a Johanán hijo de Carea, acompañado de todos los jefes militares.
Jer 41:14 Todo el pueblo que Ismael llevaba cautivo desde Mizpa se dio la vuelta y se fue con Johanán hijo de Carea.
Jer 41:15 Pero Ismael hijo de Netanías y ocho de sus hombres se escaparon de Johanán y huyeron hacia Amón.
Jer 41:16
Huida a Egipto
Entonces Johanán hijo de Carea, junto con todos los jefes militares que lo acompañaban, tomaron y rescataron al resto del pueblo que desde Mizpa se había llevado Ismael hijo de Netanías, luego de haber asesinado a Guedalías hijo de Ajicán: eran soldados, mujeres, niños y altos funcionarios.
Jer 41:17 Se pusieron en marcha hasta llegar a Guerut Quimán, que está junto a Belén, desde donde pensaban continuar a Egipto
Jer 41:18 para huir de los babilonios. Estaban con temor, ya que Ismael hijo de Netanías había matado a Guedalías hijo de Ajicán, a quien el rey de Babilonia había nombrado gobernador del país.
Jeremias 42
Advertencia en contra de ir a Egipto
Jer 42:1 Entonces se acercaron Johanán hijo de Carea y Azarías[a] hijo de Osaías, junto con los jefes militares y todo el pueblo, desde el más chico hasta el más grande,
Jer 42:2 y le dijeron al profeta Jeremías: —Por favor, atiende a nuestra súplica y ruega al SEÑOR tu Dios por todos nosotros los que quedamos. Como podrás darte cuenta, antes éramos muchos, pero ahora quedamos sólo unos cuantos.
Jer 42:3 Ruega para que el SEÑOR tu Dios nos indique el camino que debemos seguir, y lo que debemos hacer.
Jer 42:4 Jeremías les respondió: —Ya los he oído. Voy a rogar al SEÑOR, al Dios de ustedes, tal como me lo han pedido. Les comunicaré todo lo que el SEÑOR me diga, y no les ocultaré absolutamente nada.
Jer 42:5 Ellos le dijeron a Jeremías: —Que el SEÑOR tu Dios sea un testigo fiel y verdadero contra nosotros, si no actuamos conforme a todo lo que él nos ordene por medio de ti.
Jer 42:6 Sea o no de nuestro agrado, obedeceremos la voz del SEÑOR nuestro Dios, a quien te enviamos a consultar. Así, al obedecer la voz del SEÑOR nuestro Dios, nos irá bien.
Jer 42:7 Diez días después, la palabra del SEÑOR vino a Jeremías.
Jer 42:8 Éste llamó a Johanán hijo de Carea, a todos los jefes militares que lo acompañaban, y a todo el pueblo, desde el más chico hasta al más grande,
Jer 42:9 y les dijo: «Así dice el SEÑOR, Dios de Israel, a quien ustedes me enviaron para interceder por ustedes:
Jer 42:10 “Si se quedan en este país, yo los edificaré y no los derribaré, los plantaré y no los arrancaré, porque me duele haberles causado esa calamidad.
Jer 42:11 No teman al rey de Babilonia, al que ahora temen —afirma el SEÑOR—; no le teman, porque yo estoy con ustedes para salvarlos y librarlos de su poder.
Jer 42:12 Tendré compasión de ustedes, y de esa manera él también les tendrá compasión y les permitirá volver a su tierra.”
Jer 42:13 »Pero si desobedecen la voz del SEÑOR, Dios de ustedes, y dicen: “No nos quedaremos en esta tierra,
Jer 42:14 sino que nos iremos a Egipto, donde no veremos guerra, ni escucharemos el sonido de la trompeta, ni pasaremos hambre, y allí nos quedaremos a vivir”,
Jer 42:15 entonces presten atención a la palabra del SEÑOR, ustedes los que quedan en Judá: Así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: “Si ustedes insisten en trasladarse a Egipto para vivir allá,
Jer 42:16 la guerra que tanto temen los alcanzará, y el hambre que los aterra los seguirá de cerca hasta Egipto, y en ese lugar morirán.
Jer 42:17 Todos los que están empecinados en trasladarse a Egipto para vivir allá, morirán por la guerra, el hambre y la peste. Ninguno sobrevivirá ni escapará a la calamidad que haré caer sobre ellos.”
Jer 42:18 Porque así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: “Así como se ha derramado mi ira y mi furor sobre los habitantes de Jerusalén, así se derramará mi furor sobre ustedes, si se van a Egipto. Se convertirán en objeto de maldición, de horror, de imprecación y de oprobio, y nunca más volverán a ver este lugar.”
Jer 42:19 »¡Remanente de Judá! El SEÑOR les ha dicho que no vayan a Egipto. Sepan bien que hoy les hago una advertencia seria.
Jer 42:20 Ustedes cometieron un error fatal cuando me enviaron al SEÑOR, Dios de ustedes, y me dijeron: “Ruega al SEÑOR, nuestro Dios, por nosotros, y comunícanos todo lo que él te diga, para que lo cumplamos.”
Jer 42:21 Hoy se lo he hecho saber a ustedes, pero no han querido obedecer la voz del SEÑOR su Dios en nada de lo que él me encargó comunicarles.
Jer 42:22 Por lo tanto, sepan bien que en el lugar donde quieren residir morirán por la guerra, el hambre y la peste.»
Jeremias 43
Jeremías llevado a Egipto
Jer 43:1 Cuando Jeremías terminó de comunicarle al pueblo todo lo que el SEÑOR su Dios le había encomendado decirles,
Jer 43:2 Azarías hijo de Osaías, Johanán hijo de Carea, y todos los arrogantes le respondieron a Jeremías: «¡Lo que dices es una mentira! El SEÑOR nuestro Dios no te mandó a decirnos que no vayamos a vivir a Egipto.
Jer 43:3 Es Baruc hijo de Nerías el que te incita contra nosotros, para entregarnos en poder de los babilonios, para que nos maten o nos lleven cautivos a Babilonia.»
Jer 43:4 Así que ni Johanán hijo de Carea, ni los jefes militares, ni nadie del pueblo, obedecieron el mandato del SEÑOR, de quedarse a vivir en el país de Judá.
Jer 43:5 Por el contrario, Johanán hijo de Carea y todos los jefes militares se llevaron a la gente que aún quedaba en Judá, es decir, a los que habían vuelto para vivir en Judá luego de haber sido dispersados por todas las naciones:
Jer 43:6 los hombres, las mujeres y los niños, las hijas del rey, y toda la gente que Nabuzaradán, comandante de la guardia, había confiado a Guedalías hijo de Ajicán, nieto de Safán, y también a Jeremías el profeta y a Baruc hijo de Nerías;
Jer 43:7 y contrariando el mandato del SEÑOR se dirigieron al país de Egipto, llegando hasta la ciudad de Tafnes.
Jer 43:8 En Tafnes, la palabra del SEÑOR vino a Jeremías:
Jer 43:9 «Toma en tus manos unas piedras grandes y, a la vista de los judíos, entiérralas con argamasa en el pavimento, frente a la entrada del palacio del faraón en Tafnes.
Jer 43:10 Luego comunícales que así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: “Voy a mandar a buscar a mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia; voy a colocar su trono sobre estas piedras que he enterrado, y él armará sobre ellas su toldo real.
Jer 43:11 Vendrá al país de Egipto y lo atacará: el que esté destinado a la muerte, morirá; el que esté destinado al exilio, será exiliado; el que esté destinado a la guerra, a la guerra irá.
Jer 43:12 Prenderá[a] fuego a los templos de los dioses de Egipto; los quemará y los llevará cautivos. Sacudirá a Egipto, como un pastor que se sacude los piojos de la ropa, y luego se irá de allí sin inmutarse.
Jer 43:13 Destruirá los obeliscos de Bet Semes,[b] y prenderá fuego a los templos de los dioses de Egipto.” »
Jeremias 44
Juicio contra la idolatría
Jer 44:1
Desastre causado por la idolatría
La palabra del SEÑOR vino a Jeremías para todos los judíos que habitaban en Egipto, es decir, para los que vivían en las ciudades de Migdol, Tafnes y Menfis,[a] y en la región del sur:
Jer 44:2 «Así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: “Ustedes han visto todas las calamidades que yo provoqué sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá. Hoy yacen en ruinas, sin morador alguno,
Jer 44:3 a causa de las maldades que cometieron. Ellos provocaron mi enojo al adorar y ofrecer incienso a otros dioses, que ni ellos ni sus antepasados conocieron.
Jer 44:4 Una y otra vez les envié a mis siervos los profetas, para que les advirtieran que no incurrieran en estas cosas tan abominables que yo detesto.
Jer 44:5 Pero ellos no escucharon ni prestaron atención; no se arrepintieron de sus maldades, sino que siguieron ofreciendo incienso a otros dioses.
Jer 44:6 Por eso se derramó mi ira contra las ciudades de Judá; por eso se encendió mi furor contra las calles de Jerusalén, las cuales se convirtieron en desolación hasta el día de hoy.”
Jer 44:7 »Y ahora, así dice el SEÑOR, el Dios Todopoderoso, el Dios de Israel: “¿Por qué se provocan ustedes mismos un mal tan grande? ¿Por qué provocan la muerte de la gente de Judá, de hombres, mujeres, niños y recién nacidos, hasta acabar con todos?
Jer 44:8 Me agravian con las obras de sus manos, al ofrecer incienso a otros dioses en el país de Egipto, donde han ido a vivir. Lo único que están logrando es ganarse su propia destrucción, y convertirse en maldición y oprobio entre todas las naciones de la tierra.
Jer 44:9 ¿Acaso ya se han olvidado de todas las maldades que cometieron sus antepasados, de las que cometieron los reyes de Judá y sus esposas, y de las que ustedes y sus esposas cometieron en Judá y en las calles de Jerusalén?
Jer 44:10 Sin embargo, hasta el día de hoy no se han humillado ni han sentido temor; no se han comportado según mi ley y mis preceptos, que les di a ustedes y a sus antepasados.”
Jer 44:11 »Por eso, así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: “He decidido ponerme en contra de ustedes, para su mal, y destruir a todo Judá.
Jer 44:12 Tomaré al resto de Judá, que se empecinó en ir a vivir a Egipto, y todos perecerán allí; caerán a filo de espada, o el hambre los exterminará. Desde el más pequeño hasta el más grande, morirán de hambre o a filo de espada. Se convertirán en objeto de maldición, de horror, de imprecación y de oprobio.
Jer 44:13 Con hambre, peste y espada castigaré a los que habitan en Egipto, como castigué a Jerusalén.
Jer 44:14 No escapará ninguno del resto de Judá que se fue a vivir a Egipto, ni sobrevivirá para volver a Judá. Aunque deseen y añoren volver a vivir en Judá, no podrán regresar, salvo algunos fugitivos.” »
Jer 44:15 Entonces los hombres que sabían que sus esposas ofrecían incienso a otros dioses, así como las mujeres que estaban presentes, es decir, un grupo numeroso, y todo el pueblo que vivía en la región sur de Egipto, respondieron a Jeremías:
Jer 44:16 —No le haremos caso al mensaje que nos diste en el nombre del SEÑOR.
Jer 44:17 Al contrario, seguiremos haciendo lo que ya hemos dicho: Ofreceremos incienso y libaciones a la Reina del Cielo,[b] como lo hemos hecho nosotros, y como antes lo hicieron nuestros antepasados, nuestros reyes y nuestros funcionarios, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. En aquel tiempo teníamos comida en abundancia, nos iba muy bien y no sufríamos ninguna calamidad.
Jer 44:18 Pero desde que dejamos de ofrecer incienso y libaciones a la Reina del Cielo nos ha faltado todo, y el hambre y la espada están acabando con nosotros.
Jer 44:19 Y las mujeres añadieron: —Cuando nosotras ofrecíamos incienso y libaciones a la Reina del Cielo, ¿acaso no sabían nuestros maridos que hacíamos tortas con su imagen, y que les ofrecíamos libaciones?
Jer 44:20 Entonces Jeremías le respondió a todo el pueblo, es decir, a los hombres y mujeres que le habían contestado:
Jer 44:21 —¿Piensan ustedes que el SEÑOR no se acuerda, o no se daba cuenta de que ustedes y sus antepasados, sus reyes y sus funcionarios, y todo el pueblo, ofrecían incienso en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén?
Jer 44:22 Cuando el SEÑOR ya no pudo soportar más las malas acciones y las cosas abominables que ustedes hacían, su país se convirtió en objeto de maldición, en un lugar desértico, desolado y sin habitantes, tal como está hoy.
Jer 44:23 Ustedes ofrecieron incienso y pecaron contra el SEÑOR, y no obedecieron su voz ni cumplieron con su ley, sus preceptos y estipulaciones. Por eso en este día les ha sobrevenido esta desgracia.
Jer 44:24 Jeremías le dijo a todo el pueblo, incluyendo a las mujeres: —Escuchen la palabra del SEÑOR todos ustedes, gente de Judá que vive en Egipto:
Jer 44:25 Así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: “Cuando ustedes y sus mujeres dicen: ‘Ciertamente cumpliremos nuestros votos de ofrecer incienso y libaciones a la Reina del Cielo’, demuestran con sus acciones que cumplen lo que prometen. ¡Está bien, vayan y cumplan sus promesas, lleven a cabo sus votos!
Jer 44:26 Pero escuchen la palabra del SEÑOR todos ustedes, gente de Judá que vive en Egipto: ‘Juro por mi nombre soberano —dice el SEÑOR—que ninguno de los de Judá que vive en Egipto volverá a invocar mi nombre, ni a jurar diciendo: ¡Por la vida del SEÑOR omnipotente!
Jer 44:27 Porque yo los estoy vigilando, para mal y no para bien. El hambre y la espada acabarán con todos los judíos que viven en Egipto.
Jer 44:28 Tan sólo unos pocos lograrán escapar de la espada y regresar a Judá. Entonces todo el resto de Judá que se fue a vivir a Egipto sabrá si se cumple mi palabra o la de ellos.’
Jer 44:29 » ”Ésta será la señal de que voy a castigarlos en este lugar, para que sepan que mis amenazas contra ustedes se habrán de cumplir —afirma el SEÑOR—.
Jer 44:30 Así dice el SEÑOR: ‘Voy a entregar al faraón Hofra, rey de Egipto, en poder de los enemigos que atentan contra su vida, tal como entregué a Sedequías, rey de Judá, en poder de su enemigo Nabucodonosor, rey de Babilonia, que atentaba contra su vida.’” »
Salmo 24
El Rey de gloria
Sal 24:1
Salmo de David.
Del SEÑOR es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan;
Sal 24:2 porque él la afirmó sobre los mares, la estableció sobre los ríos.
Sal 24:3 ¿Quién puede subir al monte del SEÑOR? ¿Quién puede estar en su lugar santo?
Sal 24:4 Sólo el de manos limpias y corazón puro, el que no adora ídolos vanos ni jura por dioses falsos.[a]
Sal 24:5 Quien es así recibe bendiciones del SEÑOR; Dios su Salvador le hará justicia
Sal 24:6 Tal es la generación de los que a ti acuden, de los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob.[b] Selah
Sal 24:7 Eleven, puertas, sus dinteles; levántense, puertas antiguas, que va a entrar el Rey de la gloria.
Sal 24:8 ¿Quién es este Rey de la gloria? El SEÑOR, el fuerte y valiente, el SEÑOR, el valiente guerrero.
Sal 24:9 Eleven, puertas, sus dinteles; levántense, puertas antiguas, que va a entrar el Rey de la gloria.
Sal 24:10 ¿Quién es este Rey de la gloria? Es el SEÑOR Todopoderoso; ¡él es el Rey de la gloria! Selah