Día 171

10 Los Profetas del Exilio

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Jeremias 10

Los ídolos y el Dios vivo

Jer 10:1

Dios y los ídolos

10:12-16—Jer 51:15-19

Escucha, pueblo de Israel, la palabra del SEÑOR.

Jer 10:2 Dice así: «No aprendan ustedes la conducta de las naciones, ni se aterroricen ante las señales del cielo, aunque las naciones les tengan miedo.

Jer 10:3 Las costumbres de los pueblos no tienen valor alguno. Cortan un tronco en el bosque, y un artífice lo labra con un cincel.

Jer 10:4 Lo adornan con oro y plata, y lo afirman con clavos y martillo para que no se tambalee.

Jer 10:5 »Sus ídolos no pueden hablar; ¡parecen espantapájaros en un campo sembrado de melones! Tienen que ser transportados, porque no pueden caminar. No les tengan miedo, que ningún mal pueden hacerles, pero tampoco ningún bien.»

Jer 10:6 ¡No hay nadie como tú, SEÑOR! ¡Grande eres tú, y grande y poderoso es tu nombre!

Jer 10:7 ¿Quién no te temerá, Rey de las naciones? ¡Es lo que te corresponde! Entre todos los sabios de las naciones, y entre todos los reinos, no hay nadie como tú.

Jer 10:8 Todos son necios e insensatos, educados por inútiles ídolos de palo.

Jer 10:9 De Tarsis se trae plata laminada, y de Ufaz se importa oro. Los ídolos, vestidos de púrpura y carmesí, son obra de artífices y orfebres; ¡todos ellos son obra de artesanos!

Jer 10:10 Pero el SEÑOR es el Dios verdadero, el Dios viviente, el Rey eterno. Cuando se enoja, tiembla la tierra; las naciones no pueden soportar su ira.

Jer 10:11 «Así les dirás: “Los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra, desaparecerán de la tierra y de debajo del cielo.” »[a]

Jer 10:12 Dios hizo la tierra con su poder, afirmó el mundo con su sabiduría, ¡extendió los cielos con su inteligencia!

Jer 10:13 Cuando él deja oír su voz, rugen las aguas en los cielos; hace que vengan las nubes desde los confines de la tierra. Entre relámpagos hace llover, y saca de sus depósitos al viento.

Jer 10:14 La humanidad es necia e ignorante; todo orfebre se avergüenza de sus ídolos. Sus imágenes son un engaño, y no hay en ellas aliento de vida.

Jer 10:15 No valen nada, son obras ridículas; cuando llegue el día de su castigo, serán destruidas.

Jer 10:16 La heredad de Jacob no es como ellos, porque él es quien hace todas las cosas; su nombre es el SEÑOR Todopoderoso, e Israel es la tribu de su herencia.

Jer 10:17

Destrucción inminente

Recoge del suelo tus cosas, tú que te encuentras sitiado.

Jer 10:18 Porque así dice el SEÑOR: «Esta vez arrojaré a los habitantes del país como si los lanzara con una honda. Los pondré en aprietos y dejaré que los capturen.»

Jer 10:19 ¡Ay de mí, que estoy quebrantado! ¡Mi herida es incurable! Pero es mi enfermedad, y me toca soportarla.

Jer 10:20 Devastada está mi carpa, y rotas todas mis cuerdas. Mis hijos me han abandonado; han dejado de existir. Ya no hay nadie que arme mi carpa, y que levante mis toldos.

Jer 10:21 Los pastores se han vuelto necios, no buscan al SEÑOR; por eso no han prosperado, y su rebaño anda disperso.

Jer 10:22 ¡Escuchen! ¡Llega un mensaje! Un gran estruendo viene de un país del norte, que convertirá las ciudades de Judá en guarida de chacales, en un montón de ruinas.

Jer 10:23

Oración de Jeremías

SEÑOR, yo sé que el hombre no es dueño de su destino, que no le es dado al caminante dirigir sus propios pasos.

Jer 10:24 Corrígeme, SEÑOR, pero con justicia, y no según tu ira, pues me destruirías.

Jer 10:25 Derrama tu furor sobre las naciones que no te reconocen, y sobre las familias que no invocan tu nombre. Porque se han devorado a Jacob; se lo han tragado por completo, y han asolado su morada.

Jeremias 11

El pacto roto

Jer 11:1

Violación del pacto

Ésta es la palabra que vino a Jeremías de parte del SEÑOR:

Jer 11:2 «Atiende a los términos de este pacto, y comunícaselos a la gente de Judá y a los habitantes de Jerusalén.

Jer 11:3 Diles que así ha dicho el SEÑOR, Dios de Israel: “Maldito sea el hombre que no obedezca los términos de este pacto,

Jer 11:4 que yo mismo prescribí a los antepasados de ustedes el día que los hice salir de Egipto, de esa caldera para fundir hierro.” Les dije: “Obedézcanme y cumplan con todo lo que les prescribo, y ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios.

Jer 11:5 Así cumpliré el juramento que les hice a sus antepasados, de darles una tierra donde abundan la leche y la miel, como la que hoy tienen ustedes.” » Yo respondí: «Amén, SEÑOR.»

Jer 11:6 El SEÑOR me dijo: «Proclama todo esto en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, diciendo: “Escuchen los términos de este pacto, y cúmplanlos.

Jer 11:7 Desde el día en que hice salir a sus antepasados de la tierra de Egipto hasta el día de hoy, una y otra vez les he advertido: ‘Obedézcanme.’

Jer 11:8 Pero no obedecieron ni prestaron atención, sino que siguieron la terquedad de su malvado corazón. Por eso hice caer sobre ellos todo el peso de las palabras de este pacto, que yo les había ordenado cumplir, pero que no cumplieron.” »

Jer 11:9 El SEÑOR también me dijo: «Se está fraguando una conspiración entre los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén.

Jer 11:10 Han vuelto a los mismos pecados de sus antepasados, quienes se negaron a obedecerme. Se han ido tras otros dioses para servirles. Tanto el pueblo de Israel como la tribu de Judá han quebrantado el pacto que hice con sus antepasados.

Jer 11:11 Por eso, así dice el SEÑOR: “Les enviaré una calamidad de la cual no podrán escapar. Aunque clamen a mí, no los escucharé.

Jer 11:12 Entonces las ciudades de Judá y los habitantes de Jerusalén irán a clamar a los dioses a los que quemaron incienso, pero ellos no podrán salvarlos cuando llegue el tiempo de su calamidad.

Jer 11:13 Tú, Judá, tienes tantos dioses como ciudades. Erigiste tantos altares como calles hay en Jerusalén; altares para quemar incienso a Baal, para vergüenza tuya.”

Jer 11:14 »Pero en cuanto a ti, Jeremías, no intercedas por este pueblo. No me ruegues ni me supliques por ellos, porque yo no escucharé cuando clamen a mí por causa de su calamidad.

Jer 11:15 »¿Qué hace mi amada en mi casa, después de haber cometido tantas vilezas? ¿Acaso la carne consagrada alejará de ti la calamidad? ¿Podrás así regocijarte?»

Jer 11:16 El SEÑOR te puso por nombre: «Olivo frondoso, lleno de hermosos frutos». Pero en medio de grandes estruendos, te ha prendido fuego, y tus ramas se consumen.

Jer 11:17 El SEÑOR Todopoderoso, el que te plantó, ha decretado una calamidad contra ti, por causa de la maldad que cometieron el pueblo de Israel y la tribu de Judá. Dice el SEÑOR: «Me han agraviado al quemar incienso a Baal.»

Jer 11:18 El SEÑOR me lo hizo saber y lo comprendí. Me mostró las maldades que habían cometido.

Jer 11:19 Pero yo era como un manso cordero que es llevado al matadero; no sabía lo que estaban maquinando contra mí, y que decían: «Destruyamos el árbol con su fruto, arranquémoslo de la tierra de los vivientes, para que nadie recuerde más su nombre.»

Jer 11:20 Pero tú, SEÑOR Todopoderoso, que juzgas con justicia, que pruebas los sentimientos y la mente, ¡Déjame ver cómo te vengas de ellos, porque en tus manos he puesto mi causa!

Jer 11:21 «Por eso, así dice el SEÑOR en contra de los hombres de Anatot, que buscan quitarte la vida y afirman: “¡No profetices en nombre del SEÑOR, si no quieres morir a manos nuestras!”

Jer 11:22 Por eso, así dice el SEÑOR Todopoderoso: “Voy a castigarlos. Los jóvenes morirán a filo de espada, y sus hijos y sus hijas se morirán de hambre.

Jer 11:23 No quedará ni uno solo de ellos. En el año de su castigo haré venir una calamidad sobre los hombres de Anatot.” »

Jeremias 12

Lamento de Jeremías

Jer 12:1

Queja de Jeremías

Tú, SEÑOR, eres justo cuando argumento contigo. Sin embargo, quisiera exponerte algunas cuestiones de justicia. ¿Por qué prosperan los malvados? ¿Por qué viven tranquilos los traidores?

Jer 12:2 Tú los plantas, y ellos echan raíces; crecen y dan fruto. Te tienen a flor de labio, pero estás lejos de su corazón.

Jer 12:3 A mí, SEÑOR, tú me conoces; tú me ves y sabes lo que siento por ti. Arrástralos, como ovejas, al matadero; apártalos para el día de la matanza.

Jer 12:4 ¿Hasta cuándo estará seca la tierra, y marchita la hierba de todos los campos? Los animales y las aves se mueren por la maldad de los que habitan el país, quienes se atreven a decir: «Dios no verá nuestro fin.»

El Señor responde a Jeremías

Jer 12:5

Respuesta de Dios

«Si los que corren a pie han hecho que te canses, ¿cómo competirás con los caballos? Si te sientes confiado en una tierra tranquila, ¿qué harás en la espesura del Jordán?

Jer 12:6 Aun tus hermanos, los de tu propia familia, te han traicionado y gritan contra ti. Por más que te digan cosas agradables, no confíes en ellos.

Jer 12:7 »He abandonado mi casa, he rechazado mi herencia, he entregado a mi pueblo amado en poder de sus enemigos.

Jer 12:8 Mis herederos se han comportado conmigo como leones en la selva. Lanzan rugidos contra mí; por eso los aborrezco.

Jer 12:9 Mi heredad es para mí como un ave de muchos colores acosada por las aves de rapiña. ¡Vayan y reúnan a todos los animales salvajes! ¡Tráiganlos para que la devoren!

Jer 12:10 Muchos pastores han destruido mi viña, han pisoteado mi terreno; han hecho de mi hermosa parcela un desierto desolado.

Jer 12:11 La han dejado en ruinas, seca y desolada ante mis ojos; todo el país ha sido arrasado porque a nadie le importa.

Jer 12:12 Sobre todas las lomas del desierto vinieron depredadores. La espada del SEÑOR destruirá al país de un extremo al otro, y para nadie habrá paz.

Jer 12:13 Sembraron trigo y cosecharon espinos; ¡de nada les valió su esfuerzo! Por causa de la ardiente ira del SEÑOR se avergonzarán de sus cosechas.»

Jer 12:14 Así dice el SEÑOR: «En cuanto a todos los vecinos malvados que tocaron la heredad que le di a mi pueblo Israel, los arrancaré de sus tierras, y a la tribu de Judá la quitaré de en medio de ellos.

Jer 12:15 Después que los haya desarraigado, volveré a tener compasión de ellos, y los haré regresar, cada uno a su heredad y a su propio país.

Jer 12:16 Y si aprenden bien los caminos de mi pueblo y, si así como enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, aprenden a jurar por mi nombre y dicen: “Por la vida del SEÑOR”, entonces serán establecidos en medio de mi pueblo.

Jer 12:17 Pero a la nación que no obedezca, la desarraigaré por completo y la destruiré», afirma el SEÑOR.

Jeremias 13

El cinto arruinado

Jer 13:1

El cinturón de lino

Así me dijo el SEÑOR: «Ve y cómprate un cinturón de lino, y póntelo en la cintura, pero no lo metas en agua.»

Jer 13:2 Conforme a las instrucciones del SEÑOR, compré el cinturón y me lo puse en la cintura.

Jer 13:3 Entonces el SEÑOR me dijo por segunda vez:

Jer 13:4 «Toma el cinturón que has comprado y que tienes puesto en la cintura, y ve a Perat,[a] y escóndelo allí, en la grieta de una roca.»

Jer 13:5 Fui entonces y lo escondí en Perat, tal como el SEÑOR me lo había ordenado.

Jer 13:6 Al cabo de muchos días, el SEÑOR me dijo: «Ve a Perat y busca el cinturón que te mandé a esconder allí.»

Jer 13:7 Fui a Perat, cavé y saqué el cinturón del lugar donde lo había escondido, pero ya estaba podrido y no servía para nada.

Jer 13:8 Entonces el SEÑOR volvió a decirme:

Jer 13:9 «Así dice el SEÑOR: “De esta misma manera destruiré el orgullo de Judá y el gran orgullo de Jerusalén.

Jer 13:10 Este pueblo malvado, que se niega a obedecerme, que sigue la terquedad de su corazón y va tras otros dioses para servirlos y adorarlos, será como este cinturón, que no sirve para nada.

Jer 13:11 Porque así como el cinturón se ajusta a la cintura del hombre, así procuré que todo el pueblo de Israel y toda la tribu de Judá se ajustaran a mí —afirma el SEÑOR—para que fueran mi pueblo y mi renombre, mi honor y mi gloria. ¡Pero no obedecieron!”

Las tinajas llenas de vino

Jer 13:12

Los cántaros rotos

»Diles también lo siguiente: “Así dice el SEÑOR, el Dios de Israel: ‘Todo cántaro se llenará de vino.’ Y si ellos te dicen: ‘¿Acaso no sabemos bien que todo cántaro se debe llenar de vino?’,

Jer 13:13 entonces les responderás que así dice el SEÑOR: ‘Voy a llenar de vino a todos los habitantes de este país: a los reyes que se sientan en el trono de David, a los sacerdotes y a todos los habitantes de Jerusalén.

Jer 13:14 Haré que se despedacen unos a otros, padres e hijos por igual. No les tendré piedad ni lástima, sino que los destruiré sin compasión.’ Lo afirma el SEÑOR.” »

Amenaza de exilio

Jer 13:15

Advertencia oportuna

¡Escúchenme, préstenme atención! ¡No sean soberbios, que el SEÑOR mismo lo ha dicho!

Jer 13:16 Glorifiquen al SEÑOR su Dios, antes de que haga venir la oscuridad y ustedes tropiecen contra los montes sombríos. Ustedes esperan la luz, pero Él la cambiará en densas tinieblas; ¡la convertirá en profunda oscuridad!

Jer 13:17 Pero si ustedes no obedecen, lloraré en secreto por causa de su orgullo; mis ojos llorarán amargamente y se desharán en lágrimas, porque el rebaño del SEÑOR será llevado al cautiverio.

Jer 13:18 Di al rey y a la reina madre: «¡Humíllense, siéntense en el suelo, que ya no ostentan sobre su cabeza la corona de gloria!»

Jer 13:19 Las ciudades del Néguev están cerradas, y no hay quien abra sus puertas. Todo Judá se ha ido al destierro, exiliado en su totalidad.

Jer 13:20 Alcen los ojos y miren a los que vienen del norte. ¿Dónde está el rebaño que te fue confiado, el rebaño que era tu orgullo?

Jer 13:21 ¿Qué dirás cuando el SEÑOR te imponga como jefes a los que tú mismo enseñaste a ser tus aliados predilectos? ¿No tendrás dolores como de mujer de parto?

Jer 13:22 Y si preguntas: «¿Por qué me pasa esto?», ¡por tus muchos pecados te han arrancado las faldas y te han violado![b]

Jer 13:23 ¿Puede el etíope cambiar de piel, o el leopardo quitarse sus manchas? ¡Pues tampoco ustedes pueden hacer el bien, acostumbrados como están a hacer el mal!

Jer 13:24 «Los dispersaré como a la paja que arrastra el viento del desierto.

Jer 13:25 Esto es lo que te ha tocado en suerte, ¡la porción que he medido para ti! —afirma el SEÑOR—. Ya que me has olvidado, y has confiado en la mentira,

Jer 13:26 ¡yo también te alzaré las faldas hasta cubrirte el rostro y descubrir tus vergüenzas!

Jer 13:27 He visto tus adulterios, tus relinchos, tu vergonzosa prostitución y tus abominaciones, en los campos y sobre las colinas. ¡Ay de ti, Jerusalén! ¿Hasta cuándo seguirás en tu impureza?»

Salmo 16

No dejarás mi alma en el Seol

Sal 16:1

Mictam de David.

Cuídame, oh Dios, porque en ti busco refugio.

Sal 16:2 Yo le he dicho al SEÑOR: «Mi SEÑOR eres tú. Fuera de ti, no poseo bien alguno.»

Sal 16:3 Poderosos son los sacerdotes paganos del país, según todos sus seguidores.[a]

Sal 16:4 Pero aumentarán los dolores de los que corren tras ellos. ¡Jamás derramaré sus sangrientas libaciones, ni con mis labios pronunciaré sus nombres!

Sal 16:5 Tú, SEÑOR, eres mi porción y mi copa; eres tú quien ha afirmado mi suerte.

Sal 16:6 Bellos lugares me han tocado en suerte; ¡preciosa herencia me ha correspondido!

Sal 16:7 Bendeciré al SEÑOR, que me aconseja; aun de noche me reprende mi conciencia.

Sal 16:8 Siempre tengo presente al SEÑOR; con él a mi derecha, nada me hará caer.

Sal 16:9 Por eso mi corazón se alegra, y se regocijan mis entrañas;[b] todo mi ser se llena de confianza.

Sal 16:10 No dejarás que mi vida termine en el sepulcro; no permitirás que sufra corrupción tu siervo fiel.

Sal 16:11 Me has dado a conocer la senda de la vida; me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha.