Día 304
15 El Pueblo del Reino
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1 Corintios 7
Principios para el matrimonio
1Co 7:1
Consejos matrimoniales
Paso ahora a los asuntos que me plantearon por escrito: «Es mejor no tener relaciones sexuales.»[a]
1Co 7:2 Pero en vista de tanta inmoralidad, cada hombre debe tener su propia esposa, y cada mujer su propio esposo.
1Co 7:3 El hombre debe cumplir su deber conyugal con su esposa, e igualmente la mujer con su esposo.
1Co 7:4 La mujer ya no tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposo. Tampoco el hombre tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposa.
1Co 7:5 No se nieguen el uno al otro, a no ser de común acuerdo, y sólo por un tiempo, para dedicarse a la oración. No tarden en volver a unirse nuevamente; de lo contrario, pueden caer en tentación de Satanás, por falta de dominio propio.
1Co 7:6 Ahora bien, esto lo digo como una concesión y no como una orden.
1Co 7:7 En realidad, preferiría que todos fueran como yo. No obstante, cada uno tiene de Dios su propio don: éste posee uno; aquél, otro.
1Co 7:8 A los solteros y a las viudas les digo que sería mejor que se quedaran como yo.
1Co 7:9 Pero si no pueden dominarse, que se casen, porque es preferible casarse que quemarse de pasión.
1Co 7:10 A los casados les doy la siguiente orden (no yo sino el Señor): que la mujer no se separe de su esposo.
1Co 7:11 Sin embargo, si se separa, que no se vuelva a casar; de lo contrario, que se reconcilie con su esposo. Así mismo, que el hombre no se divorcie de su esposa.
1Co 7:12 A los demás les digo yo (no es mandamiento del Señor): Si algún hermano tiene una esposa que no es creyente, y ella consiente en vivir con él, que no se divorcie de ella.
1Co 7:13 Y si una mujer tiene un esposo que no es creyente, y él consiente en vivir con ella, que no se divorcie de él.
1Co 7:14 Porque el esposo no creyente ha sido santificado por la unión con su esposa, y la esposa no creyente ha sido santificada por la unión con su esposo creyente. Si así no fuera, sus hijos serían impuros, mientras que, de hecho, son santos.
1Co 7:15 Sin embargo, si el cónyuge no creyente decide separarse, no se lo impidan. En tales circunstancias, el cónyuge creyente queda sin obligación; Dios nos ha llamado a vivir en paz.
1Co 7:16 ¿Cómo sabes tú, mujer, si acaso salvarás a tu esposo? ¿O cómo sabes tú, hombre, si acaso salvarás a tu esposa?
Vivid como Dios os llamó
1Co 7:17 En cualquier caso, cada uno debe vivir conforme a la condición que el Señor le asignó y a la cual Dios lo ha llamado. Ésta es la norma que establezco en todas las iglesias.
1Co 7:18 ¿Fue llamado alguno estando ya circuncidado? Que no disimule su condición. ¿Fue llamado alguno sin estar circuncidado? Que no se circuncide.
1Co 7:19 Para nada cuenta estar o no estar circuncidado; lo que importa es cumplir los mandatos de Dios.
1Co 7:20 Que cada uno permanezca en la condición en que estaba cuando Dios lo llamó.
1Co 7:21 ¿Eras esclavo cuando fuiste llamado? No te preocupes, aunque si tienes la oportunidad de conseguir tu libertad, aprovéchala.
1Co 7:22 Porque el que era esclavo cuando el Señor lo llamó es un liberto del Señor; del mismo modo, el que era libre cuando fue llamado es un esclavo de Cristo.
1Co 7:23 Ustedes fueron comprados por un precio; no se vuelvan esclavos de nadie.
1Co 7:24 Hermanos, cada uno permanezca ante Dios en la condición en que estaba cuando Dios lo llamó.
Solteros y viudos
1Co 7:25 En cuanto a las personas solteras,[b] no tengo ningún mandato del Señor, pero doy mi opinión como quien por la misericordia del Señor es digno de confianza.
1Co 7:26 Pienso que, a causa de la crisis actual, es bueno que cada persona se quede como está.
1Co 7:27 ¿Estás casado? No procures divorciarte. ¿Estás soltero? No busques esposa.
1Co 7:28 Pero si te casas, no pecas; y si una joven[c] se casa, tampoco comete pecado. Sin embargo, los que se casan tendrán que pasar por muchos aprietos,[d] y yo quiero evitárselos.
1Co 7:29 Lo que quiero decir, hermanos, es que nos queda poco tiempo. De aquí en adelante los que tienen esposa deben vivir como si no la tuvieran;
1Co 7:30 los que lloran, como si no lloraran; los que se alegran, como si no se alegraran; los que compran algo, como si no lo poseyeran;
1Co 7:31 los que disfrutan de las cosas de este mundo, como si no disfrutaran de ellas; porque este mundo, en su forma actual, está por desaparecer.
1Co 7:32 Yo preferiría que estuvieran libres de preocupaciones. El soltero se preocupa de las cosas del Señor y de cómo agradarlo.
1Co 7:33 Pero el casado se preocupa de las cosas de este mundo y de cómo agradar a su esposa;
1Co 7:34 sus intereses están divididos. La mujer no casada, lo mismo que la joven soltera,[e] se preocupa[f] de las cosas del Señor; se afana por consagrarse al Señor tanto en cuerpo como en espíritu. Pero la casada se preocupa de las cosas de este mundo y de cómo agradar a su esposo.
1Co 7:35 Les digo esto por su propio bien, no para ponerles restricciones sino para que vivan con decoro y plenamente dedicados al Señor.
1Co 7:36 Si alguno piensa que no está tratando a su prometida[g] como es debido, y ella ha llegado ya a su madurez, por lo cual él se siente obligado a casarse, que lo haga. Con eso no peca; que se casen.
1Co 7:37 Pero el que se mantiene firme en su propósito, y no está dominado por sus impulsos sino que domina su propia voluntad, y ha resuelto no casarse con su prometida, también hace bien.
1Co 7:38 De modo que el que se casa con su prometida hace bien, pero el que no se casa hace mejor.[h]
1Co 7:39 La mujer está ligada a su esposo mientras él vive; pero si el esposo muere, ella queda libre para casarse con quien quiera, con tal de que sea en el Señor.
1Co 7:40 En mi opinión, ella será más feliz si no se casa, y creo que yo también tengo el Espíritu de Dios.
1 Corintios 8
Alimentos sacrificados a ídolos
1Co 8:1
Lo sacrificado a los ídolos
En cuanto a lo sacrificado a los ídolos, es cierto que todos tenemos conocimiento. El conocimiento envanece, mientras que el amor edifica.
1Co 8:2 El que cree que sabe algo, todavía no sabe como debiera saber.
1Co 8:3 Pero el que ama a Dios es conocido por él.
1Co 8:4 De modo que, en cuanto a comer lo sacrificado a los ídolos, sabemos que un ídolo no es absolutamente nada, y que hay un solo Dios.
1Co 8:5 Pues aunque haya los así llamados dioses, ya sea en el cielo o en la tierra (y por cierto que hay muchos «dioses» y muchos «señores»),
1Co 8:6 para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y para el cual vivimos; y no hay más que un solo Señor, es decir, Jesucristo, por quien todo existe y por medio del cual vivimos.
1Co 8:7 Pero no todos tienen conocimiento de esto. Algunos siguen tan acostumbrados a los ídolos, que comen carne a sabiendas de que ha sido sacrificada a un ídolo, y su conciencia se contamina por ser débil.
1Co 8:8 Pero lo que comemos no nos acerca a Dios; no somos mejores por comer ni peores por no comer.
1Co 8:9 Sin embargo, tengan cuidado de que su libertad no se convierta en motivo de tropiezo para los débiles.
1Co 8:10 Porque si alguien de conciencia débil te ve a ti, que tienes este conocimiento, comer en el templo de un ídolo, ¿no se sentirá animado a comer lo que ha sido sacrificado a los ídolos?
1Co 8:11 Entonces ese hermano débil, por quien Cristo murió, se perderá a causa de tu conocimiento.
1Co 8:12 Al pecar así contra los hermanos, hiriendo su débil conciencia, pecan ustedes contra Cristo.
1Co 8:13 Por lo tanto, si mi comida ocasiona la caída de mi hermano, no comeré carne jamás, para no hacerlo caer en pecado.
Salmo 144
Mi roca y mi castillo
Sal 144:1
Salmo de David.
Bendito sea el SEÑOR, mi Roca, que adiestra mis manos para la guerra, mis dedos para la batalla.
Sal 144:2 Él es mi Dios amoroso, mi amparo, mi más alto escondite, mi libertador, mi escudo, en quien me refugio. Él es quien pone los pueblos[a] a mis pies.
Sal 144:3 SEÑOR, ¿qué es el mortal para que lo cuides? ¿Qué es el ser humano para que en él pienses?
Sal 144:4 Todo mortal es como un suspiro; sus días son fugaces como una sombra.
Sal 144:5 Abre tus cielos, SEÑOR, y desciende; toca los montes y haz que echen humo.
Sal 144:6 Lanza relámpagos y dispersa al enemigo; dispara tus flechas y ponlo en retirada.
Sal 144:7 Extiende tu mano desde las alturas y sálvame de las aguas tumultuosas; líbrame del poder de gente extraña.
Sal 144:8 Cuando abren la boca, dicen mentiras; cuando levantan su diestra, juran en falso.[b]
Sal 144:9 Te cantaré, oh Dios, un cántico nuevo; con el arpa de diez cuerdas te cantaré salmos.
Sal 144:10 Tú das la victoria a los reyes; a tu siervo David lo libras de la cruenta espada.
Sal 144:11 Ponme a salvo, líbrame del poder de gente extraña. Cuando abren la boca, dicen mentiras; cuando levantan su diestra, juran en falso.
Sal 144:12 Que nuestros hijos, en su juventud, crezcan como plantas frondosas; que sean nuestras hijas como columnas esculpidas para adornar un palacio.
Sal 144:13 Que nuestros graneros se llenen con provisiones de toda especie. Que nuestros rebaños aumenten por millares, por decenas de millares en nuestros campos.
Sal 144:14 Que nuestros bueyes arrastren cargas pesadas;[c] que no haya brechas ni salidas, ni gritos de angustia en nuestras calles.
Sal 144:15 ¡Dichoso el pueblo que recibe todo esto! ¡Dichoso el pueblo cuyo Dios es el SEÑOR!