Día 205
Nehemías 7
Neh 7:1
Plan para defender a Jerusalén
Una vez que se terminó la reconstrucción de la muralla y se colocaron sus puertas, se nombraron porteros, cantores y levitas.
Neh 7:2 A mi hermano Jananí, que era un hombre fiel y temeroso de Dios como pocos, lo puse a cargo de Jerusalén, junto con Jananías, comandante de la ciudadela.
Neh 7:3 A los dos les dije: «Las puertas de Jerusalén se abrirán cuando ya haya salido el sol, y volverán a cerrarse y se asegurarán con sus barras cuando los porteros estén en sus puestos. Además, los habitantes de Jerusalén montarán guardia, unos en sus puestos y otros frente a su propia casa.»
Neh 7:4 La ciudad ocupaba una gran extensión, pero tenía pocos habitantes porque no todas las casas se habían reconstruido.
Listas de los que volvieron del exilio
Neh 7:5
Lista de los repatriados
Mi Dios puso en mi corazón el deseo de reunir a los nobles, a los oficiales y al pueblo, para registrarlos según su descendencia; y encontré el registro genealógico de los que habían regresado en la primera repatriación. Allí estaba escrito:
Neh 7:6 La siguiente es la lista de la gente de la provincia, es decir, de aquellos que Nabucodonosor, rey de Babilonia, se había llevado cautivos, y a quienes se les permitió regresar a Jerusalén y a Judá. Cada uno volvió a su propia ciudad,
Neh 7:7 bajo el mando de Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Azarías, Raamías, Najamani, Mardoqueo, Bilsán, Mispéret, Bigvay, Nehúm y Baná. Ésta es la lista de los israelitas que regresaron:
Neh 7:8 de Parós 2.172
Neh 7:9 de Sefatías 372
Neh 7:10 de Araj 652
Neh 7:11 de Pajat Moab, es decir, los de Jesúa y de Joab 2.818
Neh 7:12 de Elam 1.254
Neh 7:13 de Zatú 845
Neh 7:14 de Zacay 760
Neh 7:15 de Binuy 648
Neh 7:16 de Bebay 628
Neh 7:17 de Azgad 2.322
Neh 7:18 de Adonicán 667
Neh 7:19 de Bigvay 2.067
Neh 7:20 de Adín 655
Neh 7:21 de Ater, es decir, los de Ezequías 98
Neh 7:22 de Jasún 328
Neh 7:23 de Bezay 324
Neh 7:24 de Jarif 112
Neh 7:25 de Gabaón 95
Neh 7:26 de Belén y de Netofa 188
Neh 7:27 de Anatot 128
Neh 7:28 de Bet Azmávet 42
Neh 7:29 de Quiriat Yearín, Cafira y Berot 743
Neh 7:30 de Ramá y de Gueba 721
Neh 7:31 de Micmás 122
Neh 7:32 de Betel y de Hai 123
Neh 7:33 del otro Nebo 52
Neh 7:34 del otro Elam 1.254
Neh 7:35 de Jarín 320
Neh 7:36 de Jericó 345
Neh 7:37 de Lod, Jadid y Ono 721
Neh 7:38 de Sená 3.930
Neh 7:39 De los sacerdotes descendientes de Jedaías, de la familia de Jesúa 973
Neh 7:40 de Imer 1.052
Neh 7:41 de Pasur 1.247
Neh 7:42 de Jarín 1.017
Neh 7:43 De los levitas descendientes de Jesúa y de Cadmiel, que pertenecían a la familia de Hodavías 74
Neh 7:44 De los cantores descendientes de Asaf 148
Neh 7:45 De los porteros descendientes de Salún, Ater, Talmón, Acub, Jatitá y Sobay 138
Neh 7:46 Los servidores del templo eran descendientes de Zijá, Jasufá, Tabaot,
Neh 7:47 Querós, Sigajá, Padón,
Neh 7:48 Lebaná, Jagabá, Salmay,
Neh 7:49 Janán, Guidel, Gajar,
Neh 7:50 Reaías, Rezín, Necoda,
Neh 7:51 Gazán, Uza, Paseaj,
Neh 7:52 Besay, Meunín, Nefisesín,
Neh 7:53 Bacbuc, Jacufá, Jarjur,
Neh 7:54 Baslut, Mejidá, Jarsa,
Neh 7:55 Barcós, Sísara, Temá,
Neh 7:56 Neziaj y Jatifá.
Neh 7:57 Los descendientes de los servidores de Salomón eran de las familias de Sotay, Soféret, Peruda,
Neh 7:58 Jalá, Darcón, Guidel,
Neh 7:59 Sefatías, Jatil, Poquéret Hasebayin y Amón.
Neh 7:60 Los servidores del templo y de los descendientes de los servidores de Salomón 392
Neh 7:61 Los siguientes regresaron de Tel Melaj, Tel Jarsá, Querub, Adón e Imer, pero no pudieron demostrar ascendencia israelita:
Neh 7:62 De los descendientes de Delaías, Tobías y Necoda 642
Neh 7:63 De entre los sacerdotes, tampoco pudieron demostrar su ascendencia israelita los siguientes: los descendientes de Jabaías, Cos y Barzilay (este último se casó con una de las hijas de un galaadita llamado Barzilay, del cual tomó su nombre).
Neh 7:64 Éstos buscaron sus registros genealógicos, pero como no los encontraron, fueron excluidos del sacerdocio.
Neh 7:65 A ellos el gobernador les prohibió comer de los alimentos sagrados hasta que un sacerdote decidiera su suerte por medio del urimy el tumim.
Total de personas y regalos
Neh 7:66 El número total de los miembros de la asamblea ascendía a cuarenta y dos mil trescientas sesenta personas,
Neh 7:67 sin contar a esclavos y esclavas, que sumaban siete mil trescientos treinta y siete; y tenían doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras.
Neh 7:68 Tenían además setecientos treinta y seis caballos, doscientas cuarenta y cinco mulas,[a]
Neh 7:69 cuatrocientos treinta y cinco camellos y seis mil setecientos veinte burros.
Neh 7:70 Algunos jefes de familia entregaron al tesoro donativos para la obra: el gobernador entregó al tesoro ocho kilos de oro, cincuenta tazones y quinientas treinta túnicas sacerdotales;
Neh 7:71 los jefes de familia entregaron ciento sesenta kilos de oro y mil doscientos diez kilos de plata,
Neh 7:72 y el resto del pueblo entregó ciento sesenta kilos de oro, mil cien kilos[b] de plata y sesenta y siete túnicas sacerdotales.
Neh 7:73 Los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, la gente del pueblo, los servidores del templo y los demás israelitas se establecieron en sus propias ciudades.
Esdras lee la ley
Al llegar el mes séptimo, los israelitas ya estaban establecidos en sus ciudades.
Nehemías 8
Esdras lee la Ley
Neh 8:1 Entonces todo el pueblo, como un solo hombre, se reunió en la plaza que está frente a la puerta del Agua y le pidió al maestro Esdras traer el libro de la ley que el SEÑOR le había dado a Israel por medio de Moisés.
Neh 8:2 Así que el día primero del mes séptimo, el sacerdote Esdras llevó la ley ante la asamblea, que estaba compuesta de hombres y mujeres y de todos los que podían comprender la lectura,
Neh 8:3 y la leyó en presencia de ellos en la plaza que está frente a la puerta del Agua. Todo el pueblo estaba muy atento a la lectura del libro de la ley.
Neh 8:4 El maestro Esdras se puso de pie sobre una plataforma de madera construida para la ocasión. A su derecha estaban Matatías, Semá, Anías, Urías, Jilquías y Maseías; a su izquierda, Pedaías, Misael, Malquías, Jasún, Jasbadana, Zacarías y Mesulán.
Neh 8:5 Esdras, a quien la gente podía ver porque él estaba en un lugar más alto, abrió el libro y todo el pueblo se puso de pie.
Neh 8:6 Entonces Esdras bendijo al SEÑOR, el gran Dios. Y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: «¡Amén y amén!». Luego adoraron al SEÑOR, inclinándose hasta tocar el suelo con la frente.
Neh 8:7 Los levitas Jesúa, Baní, Serebías, Jamín, Acub, Sabetay, Hodías, Maseías, Quelitá, Azarías, Jozabed, Janán y Pelaías le explicaban la ley al pueblo, que no se movía de su sitio.
Neh 8:8 Ellos leían con claridad el libro de la ley de Dios y lo interpretaban de modo que se comprendiera su lectura.
Hoy es un día santo
Neh 8:9 Al oír las palabras de la ley, la gente comenzó a llorar. Por eso el gobernador Nehemías, el sacerdote y maestro Esdras, y los levitas que enseñaban al pueblo, les dijeron: «No lloren ni se pongan tristes, porque este día ha sido consagrado al SEÑOR su Dios.»
Neh 8:10 Luego Nehemías añadió: «Ya pueden irse. Coman bien, tomen bebidas dulces y compartan su comida con quienes no tengan nada, porque este día ha sido consagrado a nuestro Señor. No estén tristes, pues el gozo del Señor es nuestra fortaleza.»
Neh 8:11 También los levitas tranquilizaban a todo el pueblo. Les decían: «¡Tranquilos! ¡No estén tristes, que éste es un día santo!»
Neh 8:12 Así que todo el pueblo se fue a comer y beber y compartir su comida, felices de haber comprendido lo que se les había enseñado.
Celebración de la fiesta de los tabernáculos
Neh 8:13
La fiesta de las Enramadas
Al día siguiente, los jefes de familia, junto con los sacerdotes y los levitas, se reunieron con el maestro Esdras para estudiar los términos de la ley.
Neh 8:14 Y en ésta encontraron escrito que el SEÑOR le había mandado a Moisés que durante la fiesta del mes séptimo los israelitas debían habitar en enramadas
Neh 8:15 y pregonar en todas sus ciudades y en Jerusalén esta orden: «Vayan a la montaña y traigan ramas de olivo, de olivo silvestre, de arrayán, de palmera y de todo árbol frondoso, para hacer enramadas, conforme a lo que está escrito.»
Neh 8:16 De modo que la gente fue y trajo ramas, y con ellas hizo enramadas en las azoteas, en los patios, en el atrio del templo de Dios, en la plaza de la puerta del Agua y en la plaza de la puerta de Efraín.
Neh 8:17 Toda la asamblea de los que habían regresado del cautiverio hicieron enramadas y habitaron en ellas. Como los israelitas no habían hecho esto desde los días de Josué hijo de Nun, hicieron una gran fiesta.
Neh 8:18 Todos los días, desde el primero hasta el último, se leyó el libro de la ley de Dios. Celebraron la fiesta durante siete días, y en el día octavo hubo una asamblea solemne, según lo ordenado.
Nehemías 9
El pueblo de Israel confiesa sus pecados
Neh 9:1
Los israelitas confiesan sus pecados
El día veinticuatro de ese mes los israelitas se reunieron para ayunar, se vistieron de luto y se echaron ceniza sobre la cabeza.
Neh 9:2 Habiéndose separado de los extranjeros, confesaron públicamente sus propios pecados y la maldad de sus antepasados,
Neh 9:3 y asumieron así su responsabilidad. Durante tres horas leyeron el libro de la ley del SEÑOR su Dios, y en las tres horas siguientes[a] le confesaron sus pecados y lo adoraron.
Neh 9:4 Luego los levitas Jesúa, Baní, Cadmiel, Sebanías, Buní, Serebías, Baní y Quenaní subieron a la plataforma y en alta voz invocaron al SEÑOR su Dios.
Neh 9:5 Y los levitas Jesúa, Cadmiel, Baní, Jasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías clamaron: «¡Vamos, bendigan al SEÑOR su Dios desde ahora y para siempre! ¡Bendito seas, Señor! ¡Sea exaltado tu glorioso nombre, que está por encima de toda bendición y alabanza!
Neh 9:6 »¡Sólo tú eres el SEÑOR! Tú has hecho los cielos, y los cielos de los cielos con todas sus estrellas.[b] Tú le das vida a todo lo creado: la tierra y el mar con todo lo que hay en ellos. ¡Por eso te adoran los ejércitos del cielo!
Neh 9:7 »Tú, SEÑOR y Dios, fuiste quien escogió a Abram. Tú lo sacaste de Ur de los caldeos y le pusiste por nombre Abraham.
Neh 9:8 Descubriste en él un corazón fiel; por eso hiciste con él un pacto. Le prometiste que a sus descendientes les darías la tierra de los cananeos, de los hititas, amorreos y ferezeos, de los jebuseos y gergeseos. Y cumpliste tu palabra porque eres justo.
Neh 9:9 »En Egipto viste la aflicción de nuestros padres; junto al Mar Rojo escuchaste sus lamentos.
Neh 9:10 Lanzaste grandes señales y maravillas contra el faraón, sus siervos y toda su gente, porque viste la insolencia con que habían tratado a tu pueblo. Fue así como te ganaste la buena fama que hoy tienes.
Neh 9:11 A la vista de ellos abriste el mar, y lo cruzaron sobre terreno seco. Pero arrojaste a sus perseguidores en lo más profundo del mar, como piedra en aguas caudalosas.
Neh 9:12 Con una columna de nube los guiaste de día, con una columna de fuego los guiaste de noche: les alumbraste el camino que debían seguir.
Neh 9:13 »Descendiste al monte Sinaí; desde el cielo les hablaste. Les diste juicios rectos y leyes verdaderas, estatutos y mandamientos buenos.
Neh 9:14 Les diste a conocer tu sábado santo, y por medio de tu servidor Moisés les entregaste tus mandamientos, estatutos y leyes.
Neh 9:15 »Saciaste su hambre con pan del cielo; calmaste su sed con agua de la roca. Les diste posesión de la tierra que bajo juramento les habías prometido.
Neh 9:16 Pero ellos y nuestros padres fueron altivos; no quisieron obedecer tus mandamientos.
Neh 9:17 Se negaron a escucharte; no se acordaron de las maravillas que hiciste por ellos. Fue tanta su terquedad y rebeldía que hasta se nombraron un jefe para que los hiciera volver a la esclavitud de Egipto. Pero tú no los abandonaste porque eres Dios perdonador, clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor.
Neh 9:18 »Y a pesar de que se hicieron un becerro de metal fundido y dijeron: “Éste es tu dios que te hizo subir de Egipto”, y aunque fueron terribles las ofensas que cometieron,
Neh 9:19 tú no los abandonaste en el desierto porque eres muy compasivo. »Jamás se apartó de ellos la columna de nube que los guiaba de día por el camino; ni dejó de alumbrarlos la columna de fuego que de noche les mostraba por dónde ir.
Neh 9:20 »Con tu buen Espíritu les diste entendimiento. No les quitaste tu maná de la boca; les diste agua para calmar su sed.
Neh 9:21 Cuarenta años los sustentaste en el desierto. ¡Nada les faltó! No se desgastaron sus vestidos ni se les hincharon los pies.
Neh 9:22 »Les entregaste reinos y pueblos, y asignaste a cada cual su territorio. Conquistaron las tierras de Og y de Sijón, que eran reyes de Hesbón y de Basán.
Neh 9:23 Multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo; los hiciste entrar en la tierra que bajo juramento les prometiste a sus padres.
Neh 9:24 Y sus hijos entraron en la tierra y tomaron posesión de ella. Ante ellos sometiste a los cananeos que la habitaban; les entregaste reyes y pueblos de esa tierra, para que hicieran con ellos lo que quisieran.
Neh 9:25 Conquistaron ciudades fortificadas y una tierra fértil; se adueñaron de casas repletas de bienes, de cisternas, viñedos y olivares, y de gran cantidad de árboles frutales. Comieron y se hartaron y engordaron; ¡disfrutaron de tu gran bondad!
Neh 9:26 »Pero fueron desobedientes: se rebelaron contra ti, rechazaron tu ley, mataron a tus profetas que los convocaban a volverse a ti; ¡te ofendieron mucho!
Neh 9:27 Por eso los entregaste a sus enemigos, y éstos los oprimieron. En tiempo de angustia clamaron a ti, y desde el cielo los escuchaste; por tu inmensa compasión les enviaste salvadores para que los liberaran de sus enemigos.
Neh 9:28 Pero en cuanto eran liberados, volvían a hacer lo que te ofende; tú los entregabas a sus enemigos, y ellos los dominaban. De nuevo clamaban a ti, y desde el cielo los escuchabas. ¡Por tu inmensa compasión muchas veces los libraste!
Neh 9:29 Les advertiste que volvieran a tu ley, pero ellos actuaron con soberbia y no obedecieron tus mandamientos. Pecaron contra tus normas, que dan vida a quien las obedece. En su rebeldía, te rechazaron; fueron tercos y no quisieron escuchar.
Neh 9:30 »Por años les tuviste paciencia; con tu Espíritu los amonestaste por medio de tus profetas, pero ellos no quisieron escuchar. Por eso los dejaste caer en manos de los pueblos de esa tierra.
Neh 9:31 Sin embargo, es tal tu compasión que no los destruiste ni abandonaste, porque eres Dios clemente y compasivo.
Neh 9:32 »Y ahora, Dios nuestro, Dios grande, temible y poderoso, que cumples el pacto y eres fiel, no tengas en poco los sufrimientos que han padecido nuestros reyes, gobernantes, sacerdotes y profetas, nuestros padres y todo tu pueblo, desde los reyes de Asiria hasta hoy.
Neh 9:33 Tú has sido justo en todo lo que nos ha sucedido, porque actúas con fidelidad. Nosotros, en cambio, actuamos con maldad.
Neh 9:34 Nuestros reyes y gobernantes, nuestros sacerdotes y antepasados desobedecieron tu ley y no acataron tus mandamientos ni las advertencias con que los amonestabas.
Neh 9:35 Pero ellos, durante su reinado, no quisieron servirte ni abandonar sus malas obras, a pesar de que les diste muchos bienes y les regalaste una tierra extensa y fértil.
Neh 9:36 »Por eso ahora somos esclavos, esclavos en la tierra que les diste a nuestros padres para que gozaran de sus frutos y sus bienes.
Neh 9:37 Sus abundantes cosechas son ahora de los reyes que nos has impuesto por nuestro pecado. Como tienen el poder, hacen lo que quieren con nosotros y con nuestro ganado. ¡Grande es nuestra aflicción!
Neh 9:38 »Por todo esto, nosotros hacemos este pacto y lo ponemos por escrito, firmado por nuestros gobernantes, levitas y sacerdotes.»
Salmo 50
Dios es el juez
Sal 50:1
Salmo de Asaf.
Habla el SEÑOR, el Dios de dioses: convoca a la tierra de oriente a occidente.
Sal 50:2 Dios resplandece desde Sión, la ciudad bella y perfecta.
Sal 50:3 Nuestro Dios viene, pero no en silencio; lo precede un fuego que todo lo destruye, y en torno suyo ruge la tormenta.
Sal 50:4 El SEÑOR convoca a los cielos y a la tierra, para que presencien el juicio de su pueblo:
Sal 50:5 «Reúnanme a los consagrados, a los que pactaron conmigo mediante un sacrificio.»
Sal 50:6 El cielo proclama la justicia divina: ¡Dios mismo es el juez! Selah
Sal 50:7 «Escucha, pueblo mío, que voy a hablar; Israel, voy a testificar contra ti: ¡Yo soy tu Dios, el único Dios!
Sal 50:8 No te reprendo por tus sacrificios ni por tus holocaustos, que siempre me ofreces.
Sal 50:9 No necesito becerros de tu establo ni machos cabríos de tus apriscos,
Sal 50:10 pues míos son los animales del bosque, y mío también el ganado de los cerros.
Sal 50:11 Conozco a las aves de las alturas; todas las bestias del campo son mías.
Sal 50:12 Si yo tuviera hambre, no te lo diría, pues mío es el mundo, y todo lo que contiene.
Sal 50:13 ¿Acaso me alimento con carne de toros, o con sangre de machos cabríos?
Sal 50:14 ¡Ofrece a Dios tu gratitud, cumple tus promesas al Altísimo!
Sal 50:15 Invócame en el día de la angustia; yo te libraré y tú me honrarás.»
Sal 50:16 Pero Dios le dice al malvado: «¿Qué derecho tienes tú de recitar mis leyes o de mencionar mi pacto con tus labios?
Sal 50:17 Mi instrucción, la aborreces; mis palabras, las desechas.
Sal 50:18 Ves a un ladrón, y lo acompañas; con los adúlteros te identificas.
Sal 50:19 Para lo malo, das rienda suelta a tu boca; tu lengua está siempre dispuesta al engaño.
Sal 50:20 Tienes por costumbre hablar contra tu prójimo, y aun calumnias a tu propio hermano.
Sal 50:21 Has hecho todo esto, y he guardado silencio; ¿acaso piensas que soy como tú? Pero ahora voy a reprenderte; cara a cara voy a denunciarte.
Sal 50:22 »Ustedes que se olvidan de Dios, consideren lo que he dicho; de lo contrario, los haré pedazos, y no habrá nadie que los salve.
Sal 50:23 Quien me ofrece su gratitud, me honra; al que enmiende su conducta le mostraré mi salvación.»