Día 76

06 La Tierra Prometida

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Jueces 19

Un levita y su concubina

Jue 19:1

El levita y su concubina

En la época en que no había rey en Israel, un levita que vivía en una zona remota de la región montañosa de Efraín tomó como concubina a una mujer de Belén de Judá.

Jue 19:2 Pero ella le fue infiel y lo dejó, volviéndose a la casa de su padre, en Belén de Judá. Había estado allí cuatro meses

Jue 19:3 cuando su esposo fue a verla para convencerla de que regresara. Con él llevó a un criado suyo y dos asnos. Ella lo hizo pasar a la casa de su propio padre, quien se alegró mucho de verlo.

Jue 19:4 Su suegro, padre de la muchacha, lo convenció de que se quedara, y él se quedó con él tres días, comiendo, bebiendo y durmiendo allí.

Jue 19:5 Al cuarto día madrugaron y él se dispuso a salir, pero el padre de la muchacha le dijo a su yerno: «Repón tus fuerzas con algo de comida; luego podrás irte.»

Jue 19:6 Así que se sentaron a comer y a beber los dos juntos. Después el padre de la muchacha le pidió: «Por favor, quédate esta noche para pasarla bien.»

Jue 19:7 Cuando el levita se levantó para irse, su suegro le insistió de tal manera que se vio obligado a quedarse allí esa noche.

Jue 19:8 Al quinto día madrugó para irse, pero el padre de la muchacha le dijo: «Repón tus fuerzas. ¡Espera hasta la tarde!» Así que los dos comieron juntos.

Jue 19:9 Cuando el hombre se levantó para irse con su concubina y su criado, su suegro, que era el padre de la muchacha, le dijo: «Mira, está a punto de oscurecer, y el día ya se termina. Pasa aquí la noche; quédate para pasarla bien. Mañana podrás madrugar y emprender tu camino a casa.»

Jue 19:10 No queriendo quedarse otra noche, el hombre salió y partió rumbo a Jebús, es decir, Jerusalén, con sus dos asnos ensillados y su concubina.

Jue 19:11 Cuando estaban cerca de Jebús, y ya era casi de noche, el criado le dijo a su amo: —Vamos, desviémonos hacia esta ciudad de los jebuseos y pasemos la noche en ella.

Jue 19:12 Pero su amo le replicó: —No. No nos desviaremos para entrar en una ciudad extranjera, cuyo pueblo no sea israelita. Seguiremos hasta Guibeá.

Jue 19:13 Luego añadió: —Ven, tratemos de acercarnos a Guibeá o a Ramá, y pasemos la noche en uno de esos lugares.

Jue 19:14 Así que siguieron de largo, y al ponerse el sol estaban frente a Guibeá de Benjamín.

Jue 19:15 Entonces se desviaron para pasar la noche en Guibeá. El hombre fue y se sentó en la plaza de la ciudad, pero nadie les ofreció alojamiento para pasar la noche.

Jue 19:16 Aquella noche volvía de trabajar en el campo un anciano de la región montañosa de Efraín, que vivía en Guibeá como forastero, pues los hombres del lugar eran benjaminitas.

Jue 19:17 Cuando el anciano miró y vio en la plaza de la ciudad al viajero, le preguntó: —¿A dónde vas? ¿De dónde vienes?

Jue 19:18 El viajero le respondió: —Estamos de paso. Venimos de Belén de Judá, y vamos a una zona remota de la región montañosa de Efraín, donde yo vivo. He estado en Belén de Judá, y ahora me dirijo a la casa del SEÑOR, pero nadie me ha ofrecido alojamiento.

Jue 19:19 Tenemos paja y forraje para nuestros asnos, y también pan y vino para mí y para tu sierva, y para el joven que está conmigo. No nos hace falta nada.

Jue 19:20 —En mi casa serás bienvenido —le dijo el anciano—. Yo me encargo de todo lo que necesites. Pero no pases la noche en la plaza.

Jue 19:21 Así que lo llevó a su casa y dio de comer a sus asnos y, después de lavarse los pies, comieron y bebieron.

El crimen de Gabaa

Jue 19:22 Mientras pasaban un momento agradable, algunos hombres perversos de la ciudad rodearon la casa. Golpeando la puerta, le gritaban al anciano dueño de la casa: —¡Saca al hombre que llegó a tu casa! ¡Queremos tener relaciones sexuales con él!

Jue 19:23 El dueño de la casa salió y les dijo: —No, hermanos míos, no sean tan viles, pues este hombre es mi huésped. ¡No cometan con él tal infamia!

Jue 19:24 Miren, aquí está mi hija, que todavía es virgen, y la concubina de este hombre. Las voy a sacar ahora, para que las usen y hagan con ellas lo que bien les parezca. Pero con este hombre no cometan tal infamia.

Jue 19:25 Aquellos perversos no quisieron hacerle caso, así que el levita tomó a su concubina y la echó a la calle. Los hombres la violaron y la ultrajaron toda la noche, hasta el amanecer; ya en la madrugada la dejaron ir.

Jue 19:26 Despuntaba el alba cuando la mujer volvió, y se desplomó a la entrada de la casa donde estaba hospedado su marido. Allí se quedó hasta que amaneció.

Jue 19:27 Cuando por la mañana su marido se levantó y abrió la puerta de la casa, dispuesto a seguir su camino, vio allí a su concubina, tendida a la entrada de la casa y con las manos en el umbral.

Jue 19:28 «¡Levántate, vámonos!», le dijo, pero no obtuvo respuesta. Entonces el hombre la puso sobre su asno y partió hacia su casa.

Jue 19:29 Cuando llegó a su casa, tomó un cuchillo y descuartizó a su concubina en doce pedazos, después de lo cual distribuyó los pedazos por todas las regiones de Israel.

Jue 19:30 Todo el que veía esto decía: «Nunca se ha visto, ni se ha hecho semejante cosa, desde el día que los israelitas salieron de la tierra de Egipto. ¡Piensen en esto! ¡Considérenlo y dígannos qué hacer!»

Jueces 20

Israel lucha contra la tribu de Benjamín

Jue 20:1

Los israelitas derrotan a los benjaminitas

Todos los israelitas desde Dan hasta Berseba, incluso los de la tierra de Galaad, salieron como un solo hombre y se reunieron ante el SEÑOR en Mizpa.

Jue 20:2 Los jefes de todo el pueblo, es decir, de todas las tribus de Israel, tomaron sus puestos en la asamblea del pueblo de Dios. Eran cuatrocientos mil soldados armados con espadas.

Jue 20:3 A su vez, los de la tribu de Benjamín se enteraron de que los israelitas habían subido a Mizpa. Entonces los israelitas le dijeron al levita: —Cuéntanos cómo sucedió esta infamia.

Jue 20:4 El levita, esposo de la mujer asesinada, respondió: —Mi concubina y yo llegamos a Guibeá de Benjamín para pasar la noche.

Jue 20:5 Durante la noche los hombres de Guibeá se levantaron contra mí y rodearon la casa, con la intención de matarme. Luego violaron a mi concubina de tal manera que murió.

Jue 20:6 Entonces la tomé, la corté en pedazos, y envié un pedazo a cada tribu en el territorio israelita, porque esa gente cometió un acto depravado e infame en Israel.

Jue 20:7 Ahora, todos ustedes israelitas, opinen y tomen una decisión aquí mismo.

Jue 20:8 Todo el pueblo se levantó como un solo hombre, y dijo: —¡Ninguno de nosotros volverá a su carpa! ¡Nadie regresará a su casa!

Jue 20:9 Y esto es lo que le haremos ahora a Guibeá: Echaremos suertes para ver quiénes subirán contra ella.

Jue 20:10 De entre todas las tribus de Israel, tomaremos a diez hombres de cada cien, a cien de cada mil, y a mil de cada diez mil, para conseguir provisiones para el ejército. Cuando el ejército llegue a Guibeá de Benjamín, les dará su merecido por toda la infamia cometida en Israel.

Jue 20:11 Así que todos los israelitas, como un solo hombre, unieron sus fuerzas para atacar la ciudad.

Jue 20:12 Las tribus de Israel enviaron mensajeros por toda la tribu de Benjamín, diciendo: «¿Qué les parece este crimen que se cometió entre ustedes?

Jue 20:13 Entreguen ahora a esos malvados de Guibeá, para que los matemos y eliminemos así la maldad en Israel.» Pero los de la tribu de Benjamín no quisieron hacerles caso a sus hermanos israelitas.

Jue 20:14 Al contrario, gente de todas sus ciudades se reunió en Guibeá para luchar contra los israelitas.

Jue 20:15 En aquel día los de Benjamín movilizaron de entre sus ciudades veintiséis mil soldados armados de espada, además de setecientos hombres escogidos de los que vivían en Guibeá.

Jue 20:16 Entre todos ellos había setecientos soldados escogidos que eran zurdos, todos ellos capaces de lanzar con la honda una piedra contra un cabello, sin errar.

Jue 20:17 Israel, sin contar a Benjamín, movilizó a cuatrocientos mil soldados armados de espada, todos ellos expertos guerreros.

Jue 20:18 Los israelitas subieron a Betel[a] y consultaron a Dios. Le preguntaron: —¿Cuál de nosotros será el primero en combatir a los de la tribu de Benjamín? El SEÑOR respondió: —Judá será el primero.

Jue 20:19 Los israelitas se levantaron temprano y acamparon frente a Guibeá;

Jue 20:20 salieron a luchar contra los de Benjamín, y frente a Guibeá se dispusieron contra ellos en orden de batalla.

Jue 20:21 Pero los de Benjamín salieron de Guibeá y abatieron aquel día a veintidós mil israelitas en el campo de batalla.

Jue 20:22 Los israelitas se animaron unos a otros, y volvieron a presentar batalla donde se habían apostado el primer día,

Jue 20:23 pues habían subido a llorar en presencia del SEÑOR hasta el anochecer, y le habían consultado: —¿Debemos subir y volver a luchar contra los de Benjamín, nuestros hermanos? Y el SEÑOR les había contestado: —Suban contra ellos.

Jue 20:24 Fue así como los israelitas se acercaron a Benjamín el segundo día.

Jue 20:25 Los de Benjamín salieron de Guibeá para combatirlos, abatiendo esta vez a dieciocho mil israelitas más, todos ellos armados con espadas.

Jue 20:26 Entonces los israelitas, con todo el pueblo, subieron a Betel, y allí se sentaron y lloraron en presencia del SEÑOR. Ayunaron aquel día hasta el anochecer y presentaron al SEÑOR holocaustos y sacrificios de comunión.

Jue 20:27 Después consultaron al SEÑOR, pues en aquel tiempo estaba allí el arca del pacto de Dios,

Jue 20:28 y Finés, hijo de Eleazar y nieto de Aarón, ministraba delante de ella. Preguntaron: —¿Debemos subir y volver a luchar contra los de Benjamín, nuestros hermanos, o nos retiramos? El SEÑOR respondió: —Suban, porque mañana los entregaré en sus manos.

Jue 20:29 Israel tendió una emboscada alrededor de Guibeá.

Jue 20:30 Al tercer día subieron contra los de Benjamín y se pusieron en orden de batalla contra Guibeá, como lo habían hecho antes.

Jue 20:31 Los de Benjamín salieron a su encuentro, y se vieron obligados a alejarse de la ciudad. Comenzaron a causar bajas entre los israelitas, como en las ocasiones anteriores, y alcanzaron a matar a unos treinta hombres en el campo abierto y por el camino que lleva a Betel, y también por el que lleva a Guibeá.

Jue 20:32 Los benjaminitas decían: «Los estamos derrotando como antes», pero los israelitas decían: «Huyamos, para que se alejen de la ciudad hasta los caminos.»

Jue 20:33 De pronto, los israelitas cambiaron de táctica y presentaron batalla en Baal Tamar, y los israelitas que estaban emboscados salieron a atacar al oeste[b] de Guibeá.

Jue 20:34 Diez mil de los mejores guerreros de Israel lanzaron un ataque frontal contra Guibeá, y fue tan intenso el combate que los benjaminitas no se dieron cuenta de que la calamidad se les venía encima.

Jue 20:35 El SEÑOR derrotó a Benjamín delante de Israel, y aquel día los israelitas mataron a veinticinco mil cien hombres de la tribu de Benjamín, todos ellos armados con espadas.

Jue 20:36 Allí los de Benjamín cayeron en cuenta de que habían sido vencidos. Los hombres de Israel habían cedido terreno delante de Benjamín, porque confiaban en la emboscada que habían tendido contra Guibeá.

Jue 20:37 De repente los hombres que habían estado emboscados asaltaron a Guibeá, se desplegaron, y mataron a filo de espada a todos los habitantes de la ciudad.

Jue 20:38 Los israelitas habían acordado con los que estaban emboscados que, cuando éstos levantaran una gran nube de humo desde la ciudad,

Jue 20:39 los hombres de Israel volverían a la batalla. Cuando los de Benjamín comenzaron a causar bajas entre los israelitas, matando a unos treinta, se decían: «¡Los estamos derrotando, como en la primera batalla!»

Jue 20:40 Pero cuando la columna de humo comenzó a levantarse de la ciudad, los de Benjamín se dieron vuelta y vieron que el fuego de la ciudad entera subía al cielo.

Jue 20:41 En ese momento atacaron los israelitas, y los hombres de Benjamín se aterrorizaron al darse cuenta de que la calamidad se les venía encima.

Jue 20:42 Así que huyeron ante los israelitas por el camino del desierto; pero no pudieron escapar de la batalla, pues a los que salían de las ciudades los abatieron allí.

Jue 20:43 Rodearon a los de Benjamín; los persiguieron y los aplastaron con facilidad[c] en las inmediaciones de Guibeá, hacia el lado oriental.

Jue 20:44 Cayeron dieciocho mil de la tribu de Benjamín, todos ellos guerreros valientes.

Jue 20:45 Cuando se volvieron y huyeron hacia el desierto, a la peña de Rimón, los israelitas abatieron a cinco mil hombres junto a los caminos. Continuaron persiguiéndolos hasta Guidón, y mataron a dos mil más.

Jue 20:46 Aquel día cayeron en combate veinticinco mil soldados benjaminitas armados con espada, todos ellos guerreros valientes.

Jue 20:47 Pero seiscientos hombres se volvieron y huyeron por el desierto hasta la peña de Rimón, donde permanecieron cuatro meses.

Jue 20:48 Los israelitas se volvieron contra los de Benjamín y mataron a filo de espada a los habitantes de todas las ciudades, incluso a los animales, y destrozaron todo lo que encontraron a su paso. También les prendieron fuego a todas las ciudades.

Jueces 21

Esposas para la tribu de Benjamín

Jue 21:1

Esposas para los benjaminitas

Los israelitas habían jurado en Mizpa: «Ninguno de nosotros dará su hija en matrimonio a un benjaminita.»

Jue 21:2 El pueblo fue a Betel,[a] y allí permanecieron hasta el anochecer, clamando y llorando amargamente en presencia de Dios.

Jue 21:3 «Oh SEÑOR, Dios de Israel —clamaban—, ¿por qué le ha sucedido esto a Israel? ¡Hoy ha desaparecido una de nuestras tribus!»

Jue 21:4 Al día siguiente el pueblo se levantó de madrugada, construyó allí un altar, y presentaron holocaustos y sacrificios de comunión.

Jue 21:5 Luego preguntaron los israelitas: «¿Quién de entre todas las tribus de Israel no se presentó a la asamblea del SEÑOR?» Porque habían pronunciado un juramento solemne contra cualquiera que no se presentara ante el SEÑOR en Mizpa, diciendo: «Tendrá que morir.»

Jue 21:6 Los israelitas se afligieron por sus hermanos, los benjaminitas. «Hoy ha sido arrancada una tribu de Israel —dijeron ellos—.

Jue 21:7 ¿Cómo podemos proveerles esposas a los que quedan, si ya hemos jurado ante el SEÑOR no darles ninguna de nuestras hijas en matrimonio?»

Jue 21:8 Entonces preguntaron: «¿Cuál de las tribus de Israel no se presentó ante el SEÑOR en Mizpa?» Y resultó que ninguno de Jabés Galaad había llegado al campamento para la asamblea,

Jue 21:9 porque al pasar revista al pueblo notaron que de los habitantes de Jabés Galaad no había allí ninguno.

Jue 21:10 Así que la asamblea envió doce mil de los mejores guerreros con la siguiente orden: «Vayan y maten a filo de espada a los habitantes de Jabés Galaad. Maten también a las mujeres y a los niños.

Jue 21:11 Esto es lo que van a hacer: Exterminarán a todos los hombres y a todas las mujeres que no sean vírgenes.»

Jue 21:12 Entre los habitantes de Jabés Galaad encontraron a cuatrocientas muchachas que no habían tenido relaciones sexuales con ningún hombre, y las llevaron al campamento de Siló, que está en la tierra de Canaán.

Jue 21:13 Entonces toda la comunidad envió una oferta de paz a los benjaminitas que estaban en la peña de Rimón.

Jue 21:14 En esa ocasión regresaron los benjaminitas, y se les dieron las mujeres de Jabés Galaad que habían dejado con vida. Pero no hubo mujeres para todos.

Jue 21:15 El pueblo todavía se afligía por Benjamín, porque el SEÑOR había dejado un vacío en las tribus de Israel.

Jue 21:16 Y los ancianos de la asamblea dijeron: «¿Cómo podemos darles mujeres a los hombres que quedaron, si las mujeres de Benjamín fueron exterminadas?

Jue 21:17 ¡Los sobrevivientes benjaminitas deben tener herederos —exclamaron—, para que no sea aniquilada una tribu de Israel!

Jue 21:18 Pero nosotros no podemos darles nuestras hijas como esposas, porque hemos jurado diciendo: “Maldito sea el que dé una mujer a un benjaminita.”

Jue 21:19 Pero miren, se acerca la fiesta del SEÑOR que todos los años se celebra en Siló, al norte de Betel, y al este del camino que va de Betel a Siquén, y al sur de Leboná.»

Jue 21:20 Así que dieron estas instrucciones a los de Benjamín: «Vayan, escóndanse en los viñedos

Jue 21:21 y estén atentos. Cuando las muchachas de Siló salgan a bailar, salgan ustedes de los viñedos y róbese cada uno de ustedes una de esas muchachas para esposa, y váyase a la tierra de Benjamín.

Jue 21:22 Y si sus padres o sus hermanos vienen a reclamarnos algo, les diremos: “Sean bondadosos con ellos, porque no conseguimos esposas para todos ellos durante la guerra. Además, ustedes son inocentes, ya que no les dieron sus hijas.” »

Jue 21:23 Así lo hicieron los de la tribu de Benjamín. Mientras bailaban las muchachas, cada uno de ellos se robó una y se la llevó. Luego regresaron a sus propias tierras, reconstruyeron las ciudades y se establecieron en ellas.

Jue 21:24 Luego de eso los israelitas también se fueron de aquel lugar y regresaron a sus tribus y a sus clanes, cada uno a su propia tierra.

Jue 21:25 En aquella época no había rey en Israel; cada uno hacía lo que le parecía mejor.

Salmo 76

¿Y quién podrá estar en pie delante de ti?

Sal 76:1

Al director musical. Acompáñese con instrumentos de cuerda. Salmo de Asaf. Cántico.

Dios es conocido en Judá; su nombre es exaltado en Israel.

Sal 76:2 En Salén se halla su santuario; en Sión está su morada.

Sal 76:3 Allí hizo pedazos las centelleantes saetas, los escudos, las espadas, las armas de guerra. Selah

Sal 76:4 Estás rodeado de esplendor; eres más imponente que las montañas eternas.[a]

Sal 76:5 Los valientes yacen ahora despojados; han caído en el sopor de la muerte. Ninguno de esos hombres aguerridos volverá a levantar sus manos.

Sal 76:6 Cuando tú, Dios de Jacob, los reprendiste, quedaron pasmados jinetes y corceles.

Sal 76:7 Tú, y sólo tú, eres de temer. ¿Quién puede hacerte frente cuando se enciende tu enojo?

Sal 76:8 Desde el cielo diste a conocer tu veredicto; la tierra, temerosa, guardó silencio

Sal 76:9 cuando tú, oh Dios, te levantaste para juzgar, para salvar a los pobres de la tierra. Selah

Sal 76:10 La furia de Edom se vuelve tu alabanza; lo que aún queda de Jamat se vuelve tu corona.[b]

Sal 76:11 Hagan votos al SEÑOR su Dios, y cúmplanlos; que todos los países vecinos paguen tributo al Dios temible,

Sal 76:12 al que acaba con el valor de los gobernantes, ¡al que es temido por los reyes de la tierra!