Día 248

14 Jesús & el Reino

236 - 237 - 238 - 239 - 240 - 241 - 242 - 243 - 244 - 245 - 246 - 247 - 248 - 249 - 250 - 251 - 252 - 253 - 254 - 255 - 256 - 257 - 258 - 259 - 260 - 261 - 262 - 263 - 264 - 265 - 266 - 267 - 268 - 269 - 270 - 271 - 272 - 273 - 274 - 275 - 276 - 277 - 278 - 279 - 280 - 281 - 282 - 283 - 284 - 285 - 286 - 287 - 288 - 289 - 290 - 291 - 292

Mateo 25

La parábola de las diez vírgenes

Mat 25:1

Parábola de las diez jóvenes

»El reino de los cielos será entonces como diez jóvenes solteras que tomaron sus lámparas y salieron a recibir al novio.

Mat 25:2 Cinco de ellas eran insensatas y cinco prudentes.

Mat 25:3 Las insensatas llevaron sus lámparas, pero no se abastecieron de aceite.

Mat 25:4 En cambio, las prudentes llevaron vasijas de aceite junto con sus lámparas.

Mat 25:5 Y como el novio tardaba en llegar, a todas les dio sueño y se durmieron.

Mat 25:6 A medianoche se oyó un grito: “¡Ahí viene el novio! ¡Salgan a recibirlo!”

Mat 25:7 Entonces todas las jóvenes se despertaron y se pusieron a preparar sus lámparas.

Mat 25:8 Las insensatas dijeron a las prudentes: “Dennos un poco de su aceite porque nuestras lámparas se están apagando.”

Mat 25:9 “No —respondieron éstas—, porque así no va a alcanzar ni para nosotras ni para ustedes. Es mejor que vayan a los que venden aceite, y compren para ustedes mismas.”

Mat 25:10 Pero mientras iban a comprar el aceite llegó el novio, y las jóvenes que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas. Y se cerró la puerta.

Mat 25:11 Después llegaron también las otras. “¡Señor! ¡Señor! —suplicaban—. ¡Ábrenos la puerta!”

Mat 25:12 “¡No, no las conozco!”, respondió él.

Mat 25:13 »Por tanto —agregó Jesús—, manténganse despiertos porque no saben ni el día ni la hora.

La Parábola de los talentos

Mat 25:14

Parábola de las monedas de oro

»El reino de los cielos será también como un hombre que, al emprender un viaje, llamó a sus siervos y les encargó sus bienes.

Mat 25:15 A uno le dio cinco mil monedas de oro,[a] a otro dos mil y a otro sólo mil, a cada uno según su capacidad. Luego se fue de viaje.

Mat 25:16 El que había recibido las cinco mil fue en seguida y negoció con ellas y ganó otras cinco mil.

Mat 25:17 Así mismo, el que recibió dos mil ganó otras dos mil.

Mat 25:18 Pero el que había recibido mil fue, cavó un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.

Mat 25:19 »Después de mucho tiempo volvió el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos.

Mat 25:20 El que había recibido las cinco mil monedas llegó con las otras cinco mil. “Señor —dijo—, usted me encargó cinco mil monedas. Mire, he ganado otras cinco mil.”

Mat 25:21 Su señor le respondió: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!”

Mat 25:22 Llegó también el que recibió dos mil monedas. “Señor —informó—, usted me encargó dos mil monedas. Mire, he ganado otras dos mil.”

Mat 25:23 Su señor le respondió: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!”

Mat 25:24 »Después llegó el que había recibido sólo mil monedas. “Señor —explicó—, yo sabía que usted es un hombre duro, que cosecha donde no ha sembrado y recoge donde no ha esparcido.

Mat 25:25 Así que tuve miedo, y fui y escondí su dinero en la tierra. Mire, aquí tiene lo que es suyo.”

Mat 25:26 Pero su señor le contestó: “¡Siervo malo y perezoso! ¿Así que sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido?

Mat 25:27 Pues debías haber depositado mi dinero en el banco, para que a mi regreso lo hubiera recibido con intereses.

Mat 25:28 » ” Quítenle las mil monedas y dénselas al que tiene las diez mil.

Mat 25:29 Porque a todo el que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia. Al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.

Mat 25:30 Y a ese siervo inútil échenlo afuera, a la oscuridad, donde habrá llanto y rechinar de dientes.”

El Juicio Final

Mat 25:31

Las ovejas y las cabras

»Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, con todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso.

Mat 25:32 Todas las naciones se reunirán delante de él, y él separará a unos de otros, como separa el pastor las ovejas de las cabras.

Mat 25:33 Pondrá las ovejas a su derecha, y las cabras a su izquierda.

Mat 25:34 »Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: “Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo.

Mat 25:35 Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento;

Mat 25:36 necesité ropa, y me vistieron; estuve enfermo, y me atendieron; estuve en la cárcel, y me visitaron.”

Mat 25:37 Y le contestarán los justos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber?

Mat 25:38 ¿Cuándo te vimos como forastero y te dimos alojamiento, o necesitado de ropa y te vestimos?

Mat 25:39 ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te visitamos?”

Mat 25:40 El Rey les responderá: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí.”

Mat 25:41 »Luego dirá a los que estén a su izquierda: “Apártense de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.

Mat 25:42 Porque tuve hambre, y ustedes no me dieron nada de comer; tuve sed, y no me dieron nada de beber;

Mat 25:43 fui forastero, y no me dieron alojamiento; necesité ropa, y no me vistieron; estuve enfermo y en la cárcel, y no me atendieron.”

Mat 25:44 Ellos también le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, o como forastero, o necesitado de ropa, o enfermo, o en la cárcel, y no te ayudamos?”

Mat 25:45 Él les responderá: “Les aseguro que todo lo que no hicieron por el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron por mí.”

Mat 25:46 »Aquéllos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

Mateo 26

Complot para matar a Jesús

Mat 26:1

La conspiración contra Jesús

26:2-5—Mr 14:1-2; Lc 22:1-2

Después de exponer todas estas cosas, Jesús les dijo a sus discípulos:

Mat 26:2 «Como ya saben, faltan dos días para la Pascua, y el Hijo del hombre será entregado para que lo crucifiquen.»

Mat 26:3 Se reunieron entonces los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo en el palacio de Caifás, el sumo sacerdote,

Mat 26:4 y con artimañas buscaban cómo arrestar a Jesús para matarlo.

Mat 26:5 «Pero no durante la fiesta —decían—, no sea que se amotine el pueblo.»

Jesús es ungido en Betania

Mat 26:6

Una mujer unge a Jesús en Betania

26:6-13—Mr 14:3-9

Estando Jesús en Betania, en casa de Simón llamado el Leproso,

Mat 26:7 se acercó una mujer con un frasco de alabastro lleno de un perfume muy caro, y lo derramó sobre la cabeza de Jesús mientras él estaba sentado a la mesa.

Mat 26:8 Al ver esto, los discípulos se indignaron. —¿Para qué este desperdicio? —dijeron—.

Mat 26:9 Podía haberse vendido este perfume por mucho dinero para darlo a los pobres.

Mat 26:10 Consciente de ello, Jesús les dijo: —¿Por qué molestan a esta mujer? Ella ha hecho una obra hermosa conmigo.

Mat 26:11 A los pobres siempre los tendrán con ustedes, pero a mí no me van a tener siempre.

Mat 26:12 Al derramar ella este perfume sobre mi cuerpo, lo hizo a fin de prepararme para la sepultura.

Mat 26:13 Les aseguro que en cualquier parte del mundo donde se predique este evangelio, se contará también, en memoria de esta mujer, lo que ella hizo.

Judas prepara su traición

Mat 26:14

Judas acuerda traicionar a Jesús

26:14-16—Mr 14:10-11; Lc 22:3-6

Uno de los doce, el que se llamaba Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes.

Mat 26:15 —¿Cuánto me dan, y yo les entrego a Jesús? —les propuso. Decidieron pagarle treinta monedas de plata.

Mat 26:16 Y desde entonces Judas buscaba una oportunidad para entregarlo.

La Pascua con los discípulos

Mat 26:17

La Cena del Señor

26:17-19—Mr 14:12-16; Lc 22:7-13

26:20-24—Mr 14:17-21

26:26-29—Mr 14:22-25; Lc 22:17-20; 1Co 11:23-25

El primer día de la fiesta de los Panes sin levadura, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: —¿Dónde quieres que hagamos los preparativos para que comas la Pascua?

Mat 26:18 Él les respondió que fueran a la ciudad, a la casa de cierto hombre, y le dijeran: «El Maestro dice: “Mi tiempo está cerca. Voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos.” »

Mat 26:19 Los discípulos hicieron entonces como Jesús les había mandado, y prepararon la Pascua.

Mat 26:20 Al anochecer, Jesús estaba sentado a la mesa con los doce.

Mat 26:21 Mientras comían, les dijo: —Les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar.

Mat 26:22 Ellos se entristecieron mucho, y uno por uno comenzaron a preguntarle: —¿Acaso seré yo, Señor?

Mat 26:23 —El que mete la mano conmigo en el plato es el que me va a traicionar —respondió Jesús—.

Mat 26:24 A la verdad el Hijo del hombre se irá, tal como está escrito de él, pero ¡ay de aquel que lo traiciona! Más le valdría a ese hombre no haber nacido.

Mat 26:25 —¿Acaso seré yo, Rabí? —le dijo Judas, el que lo iba a traicionar. —Tú lo has dicho —le contestó Jesús.

Institución de la Cena del Señor

Mat 26:26 Mientras comían, Jesús tomó pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciéndoles: —Tomen y coman; esto es mi cuerpo.

Mat 26:27 Después tomó la copa, dio gracias, y se la ofreció diciéndoles: —Beban de ella todos ustedes.

Mat 26:28 Esto es mi sangre del pacto,[a] que es derramada por muchos para el perdón de pecados.

Mat 26:29 Les digo que no beberé de este fruto de la vid desde ahora en adelante, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el reino de mi Padre.

Jesús predice la negación de Pedro

Mat 26:30 Después de cantar los salmos, salieron al monte de los Olivos.

Mat 26:31

Jesús predice la negación de Pedro

26:31-35—Mr 14:27-31; Lc 22:31-34

—Esta misma noche —les dijo Jesús—todos ustedes me abandonarán, porque está escrito: »“Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño.”[b]

Mat 26:32 Pero después de que yo resucite, iré delante de ustedes a Galilea.

Mat 26:33 —Aunque todos te abandonen —declaró Pedro—, yo jamás lo haré.

Mat 26:34 —Te aseguro —le contestó Jesús—que esta misma noche, antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.

Mat 26:35 —Aunque tenga que morir contigo —insistió Pedro—, jamás te negaré. Y los demás discípulos dijeron lo mismo.

Jesús ora en Getsemaní

Mat 26:36

Jesús en Getsemaní

26:36-46—Mr 14:32-42; Lc 22:40-46

Luego fue Jesús con sus discípulos a un lugar llamado Getsemaní, y les dijo: «Siéntense aquí mientras voy más allá a orar.»

Mat 26:37 Se llevó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a sentirse triste y angustiado.

Mat 26:38 «Es tal la angustia que me invade, que me siento morir —les dijo—. Quédense aquí y manténganse despiertos conmigo.»

Mat 26:39 Yendo un poco más allá, se postró sobre su rostro y oró: «Padre mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo.[c] Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.»

Mat 26:40 Luego volvió adonde estaban sus discípulos y los encontró dormidos. «¿No pudieron mantenerse despiertos conmigo ni una hora? —le dijo a Pedro—.

Mat 26:41 Estén alerta y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo[d] es débil.»

Mat 26:42 Por segunda vez se retiró y oró: «Padre mío, si no es posible evitar que yo beba este trago amargo,[e] hágase tu voluntad.»

Mat 26:43 Cuando volvió, otra vez los encontró dormidos, porque se les cerraban los ojos de sueño.

Mat 26:44 Así que los dejó y se retiró a orar por tercera vez, diciendo lo mismo.

Mat 26:45 Volvió de nuevo a los discípulos y les dijo: «¿Siguen durmiendo y descansando? Miren, se acerca la hora, y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores.

Mat 26:46 ¡Levántense! ¡Vámonos! ¡Ahí viene el que me traiciona!»

Traición y arresto de Jesús

Mat 26:47

Arresto de Jesús

26:47-56—Mr 14:43-50; Lc 22:47-53

Todavía estaba hablando Jesús cuando llegó Judas, uno de los doce. Lo acompañaba una gran turba armada con espadas y palos, enviada por los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo.

Mat 26:48 El traidor les había dado esta contraseña: «Al que le dé un beso, ése es; arréstenlo.»

Mat 26:49 En seguida Judas se acercó a Jesús y lo saludó. —¡Rabí! —le dijo, y lo besó.

Mat 26:50 —Amigo —le replicó Jesús—, ¿a qué vienes?[f] Entonces los hombres se acercaron y prendieron a Jesús.

Mat 26:51 En eso, uno de los que estaban con él extendió la mano, sacó la espada e hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole una oreja.

Mat 26:52 —Guarda tu espada —le dijo Jesús—, porque los que a hierro matan, a hierro mueren.[g]

Mat 26:53 ¿Crees que no puedo acudir a mi Padre, y al instante pondría a mi disposición más de doce batallones[h] de ángeles?

Mat 26:54 Pero entonces, ¿cómo se cumplirían las Escrituras que dicen que así tiene que suceder?

Mat 26:55 Y de inmediato dijo a la turba: —¿Acaso soy un bandido,[i] para que vengan con espadas y palos a arrestarme? Todos los días me sentaba a enseñar en el templo, y no me prendieron.

Mat 26:56 Pero todo esto ha sucedido para que se cumpla lo que escribieron los profetas. Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.

Jesús ante Caifás y el consejo

Mat 26:57

Jesús ante el Consejo

26:57-68—Mr 14:53-65; Jn 18:12-13, 19-24

Los que habían arrestado a Jesús lo llevaron ante Caifás, el sumo sacerdote, donde se habían reunido los maestros de la ley y los ancianos.

Mat 26:58 Pero Pedro lo siguió de lejos hasta el patio del sumo sacerdote. Entró y se sentó con los guardias para ver en qué terminaba aquello.

Mat 26:59 Los jefes de los sacerdotes y el Consejo en pleno buscaban alguna prueba falsa contra Jesús para poder condenarlo a muerte.

Mat 26:60 Pero no la encontraron, a pesar de que se presentaron muchos falsos testigos. Por fin se presentaron dos,

Mat 26:61 que declararon: —Este hombre dijo: “Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días.”

Mat 26:62 Poniéndose en pie, el sumo sacerdote le dijo a Jesús: —¿No vas a responder? ¿Qué significan estas denuncias en tu contra?

Mat 26:63 Pero Jesús se quedó callado. Así que el sumo sacerdote insistió: —Te ordeno en el nombre del Dios viviente que nos digas si eres el Cristo, el Hijo de Dios.

Mat 26:64 —Tú lo has dicho —respondió Jesús—. Pero yo les digo a todos: De ahora en adelante verán ustedes al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso, y viniendo en las nubes del cielo.

Mat 26:65 —¡Ha blasfemado! —exclamó el sumo sacerdote, rasgándose las vestiduras—. ¿Para qué necesitamos más testigos? ¡Miren, ustedes mismos han oído la blasfemia!

Mat 26:66 ¿Qué piensan de esto? —Merece la muerte —le contestaron.

Mat 26:67 Entonces algunos le escupieron en el rostro y le dieron puñetazos. Otros lo abofeteaban

Mat 26:68 y decían: —A ver, Cristo, ¡adivina quién te pegó!

Pedro niega a Jesús

Mat 26:69

Pedro niega a Jesús

26:69-75—Mr 14:66-72; Lc 22:55-62; Jn 18:16-18, 25-27

Mientras tanto, Pedro estaba sentado afuera, en el patio, y una criada se le acercó. —Tú también estabas con Jesús de Galilea —le dijo.

Mat 26:70 Pero él lo negó delante de todos, diciendo: —No sé de qué estás hablando.

Mat 26:71 Luego salió a la puerta, donde otra criada lo vio y dijo a los que estaban allí: —Éste estaba con Jesús de Nazaret.

Mat 26:72 Él lo volvió a negar, jurándoles: —¡A ese hombre ni lo conozco!

Mat 26:73 Poco después se acercaron a Pedro los que estaban allí y le dijeron: —Seguro que eres uno de ellos; se te nota por tu acento.

Mat 26:74 Y comenzó a echarse maldiciones, y les juró: —¡A ese hombre ni lo conozco! En ese instante cantó un gallo.

Mat 26:75 Entonces Pedro se acordó de lo que Jesús había dicho: «Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.» Y saliendo de allí, lloró amargamente.

Salmo 93

El Señor reina

Sal 93:1

El SEÑOR reina, revestido de esplendor; el SEÑOR se ha revestido de grandeza y ha desplegado su poder. Ha establecido el mundo con firmeza; jamás será removido.

Sal 93:2 Desde el principio se estableció tu trono, y tú desde siempre has existido.

Sal 93:3 Se levantan las aguas, SEÑOR; se levantan las aguas con estruendo; se levantan las aguas y sus batientes olas.

Sal 93:4 Pero el SEÑOR, en las alturas, se muestra poderoso: más poderoso que el estruendo de las muchas aguas, más poderoso que los embates del mar.

Sal 93:5 Dignos de confianza son, SEÑOR, tus estatutos; ¡la santidad es para siempre el adorno de tu casa!