Día 314
15 El Pueblo del Reino
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2 Corintios 11
Pablo y los falsos apóstoles
2Co 11:1
Pablo y los falsos apóstoles
¡Ojalá me aguanten unas cuantas tonterías! ¡Sí, aguántenmelas![a]
2Co 11:2 El celo que siento por ustedes proviene de Dios, pues los tengo prometidos a un solo esposo, que es Cristo, para presentárselos como una virgen pura.
2Co 11:3 Pero me temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, los pensamientos de ustedes sean desviados de un compromiso puro y[b] sincero con Cristo.
2Co 11:4 Si alguien llega a ustedes predicando a un Jesús diferente del que les hemos predicado nosotros, o si reciben un espíritu o un evangelio diferentes de los que ya recibieron, a ése lo aguantan con facilidad.
2Co 11:5 Pero considero que en nada soy inferior a esos «superapóstoles».
2Co 11:6 Quizás yo sea un mal orador, pero tengo conocimiento. Esto se lo hemos demostrado a ustedes de una y mil maneras.
2Co 11:7 ¿Es que cometí un pecado al humillarme yo para enaltecerlos a ustedes, predicándoles el evangelio de Dios gratuitamente?
2Co 11:8 De hecho, despojé a otras iglesias al recibir de ellas ayuda para servirles a ustedes.
2Co 11:9 Cuando estuve entre ustedes y necesité algo, no fui una carga para nadie, ya que los hermanos que llegaron de Macedonia suplieron mis necesidades. He evitado serles una carga en cualquier sentido, y seguiré evitándolo.
2Co 11:10 Es tan cierto que la verdad de Cristo está en mí, como lo es que nadie en las regiones de Acaya podrá privarme de este motivo de orgullo.
2Co 11:11 ¿Por qué? ¿Porque no los amo? ¡Dios sabe que sí!
2Co 11:12 Pero seguiré haciendo lo que hago, a fin de quitar todo pretexto a aquellos que, buscando una oportunidad para hacerse iguales a nosotros, se jactan de lo que hacen.
2Co 11:13 Tales individuos son falsos apóstoles, obreros estafadores, que se disfrazan de apóstoles de Cristo.
2Co 11:14 Y no es de extrañar, ya que Satanás mismo se disfraza de ángel de luz.
2Co 11:15 Por eso no es de sorprenderse que sus servidores se disfracen de servidores de la justicia. Su fin corresponderá con lo que merecen sus acciones.
Los sufrimientos de Pablo como apóstol
2Co 11:16
Los sufrimientos de Pablo
Lo repito: Que nadie me tenga por insensato. Pero aun cuando así me consideren, de todos modos recíbanme, para poder jactarme un poco.
2Co 11:17 Al jactarme tan confiadamente, no hablo como quisiera el Señor sino con insensatez.
2Co 11:18 Ya que muchos se ufanan como lo hace el mundo,[c] yo también lo haré.
2Co 11:19 Por ser tan sensatos, ustedes de buena gana aguantan a los insensatos.
2Co 11:20 Aguantan incluso a cualquiera que los esclaviza, o los explota, o se aprovecha de ustedes, o se comporta con altanería, o les da de bofetadas.
2Co 11:21 ¡Para vergüenza mía, confieso que hemos sido demasiado débiles! Si alguien se atreve a dárselas de algo, también yo me atrevo a hacerlo; lo digo como un insensato.
2Co 11:22 ¿Son ellos hebreos? Pues yo también. ¿Son israelitas? También yo lo soy. ¿Son descendientes de Abraham? Yo también.
2Co 11:23 ¿Son servidores de Cristo? ¡Qué locura! Yo lo soy más que ellos. He trabajado más arduamente, he sido encarcelado más veces, he recibido los azotes más severos, he estado en peligro de muerte repetidas veces.
2Co 11:24 Cinco veces recibí de los judíos los treinta y nueve azotes.
2Co 11:25 Tres veces me golpearon con varas, una vez me apedrearon, tres veces naufragué, y pasé un día y una noche como náufrago en alta mar.
2Co 11:26 Mi vida ha sido un continuo ir y venir de un sitio a otro; en peligros de ríos, peligros de bandidos, peligros de parte de mis compatriotas, peligros a manos de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el campo, peligros en el mar y peligros de parte de falsos hermanos.
2Co 11:27 He pasado muchos trabajos y fatigas, y muchas veces me he quedado sin dormir; he sufrido hambre y sed, y muchas veces me he quedado en ayunas; he sufrido frío y desnudez.
2Co 11:28 Y como si fuera poco, cada día pesa sobre mí la preocupación por todas las iglesias.
2Co 11:29 ¿Cuando alguien se siente débil, no comparto yo su debilidad? ¿Y cuando a alguien se le hace tropezar, no ardo yo de indignación?
2Co 11:30 Si me veo obligado a jactarme, me jactaré de mi debilidad.
2Co 11:31 El Dios y Padre del Señor Jesús (¡sea por siempre alabado!) sabe que no miento.
2Co 11:32 En Damasco, el gobernador bajo el rey Aretas mandó que se vigilara la ciudad de los damascenos con el fin de arrestarme;
2Co 11:33 pero me bajaron en un canasto por una ventana de la muralla, y así escapé de las manos del gobernador.
2 Corintios 12
Visiones de Pablo y su aguijón en la carne
2Co 12:1
Visión y debilidad de Pablo
Me veo obligado a jactarme, aunque nada se gane con ello. Paso a referirme a las visiones y revelaciones del Señor.
2Co 12:2 Conozco a un seguidor de Cristo que hace catorce años fue llevado al tercer cielo (no sé si en el cuerpo o fuera del cuerpo; Dios lo sabe).
2Co 12:3 Y sé que este hombre (no sé si en el cuerpo o aparte del cuerpo; Dios lo sabe)
2Co 12:4 fue llevado al paraíso y escuchó cosas indecibles que a los humanos no se nos permite expresar.
2Co 12:5 De tal hombre podría hacer alarde; pero de mí no haré alarde sino de mis debilidades.
2Co 12:6 Sin embargo, no sería insensato si decidiera jactarme, porque estaría diciendo la verdad. Pero no lo hago, para que nadie suponga que soy más de lo que aparento o de lo que digo.
2Co 12:7 Para evitar que me volviera presumido por estas sublimes revelaciones, una espina me fue clavada en el cuerpo, es decir, un mensajero de Satanás, para que me atormentara.
2Co 12:8 Tres veces le rogué al Señor que me la quitara;
2Co 12:9 pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.» Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.
2Co 12:10 Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Preocupación por la iglesia de Corinto
2Co 12:11
Preocupación de Pablo por los corintios
Me he portado como un insensato, pero ustedes me han obligado a ello. Ustedes debían haberme elogiado, pues de ningún modo soy inferior a los «superapóstoles», aunque yo no soy nada.
2Co 12:12 Las marcas distintivas de un apóstol, tales como señales, prodigios y milagros, se dieron constantemente entre ustedes.
2Co 12:13 ¿En qué fueron ustedes inferiores a las demás iglesias? Pues sólo en que yo mismo nunca les fui una carga. ¡Perdónenme si los ofendo!
2Co 12:14 Miren que por tercera vez estoy listo para visitarlos, y no les seré una carga, pues no me interesa lo que ustedes tienen sino lo que ustedes son. Después de todo, no son los hijos los que deben ahorrar para los padres, sino los padres para los hijos.
2Co 12:15 Así que de buena gana gastaré todo lo que tengo, y hasta yo mismo me desgastaré del todo por ustedes. Si los amo hasta el extremo, ¿me amarán menos?
2Co 12:16 En todo caso, no les he sido una carga. ¿Es que, como soy tan astuto, les tendí una trampa para estafarlos?
2Co 12:17 ¿Acaso los exploté por medio de alguno de mis enviados?
2Co 12:18 Le rogué a Tito que fuera a verlos y con él envié al hermano. ¿Acaso se aprovechó Tito de ustedes? ¿No procedimos los dos con el mismo espíritu y seguimos el mismo camino?
2Co 12:19 ¿Todo este tiempo han venido pensando que nos estábamos justificando ante ustedes? ¡Más bien, hemos estado hablando delante de Dios en Cristo! Todo lo que hacemos, queridos hermanos, es para su edificación.
2Co 12:20 En realidad, me temo que cuando vaya a verlos no los encuentre como quisiera, ni ustedes me encuentren a mí como quisieran. Temo que haya peleas, celos, arrebatos de ira, rivalidades, calumnias, chismes, insultos y alborotos.
2Co 12:21 Temo que, al volver a visitarlos, mi Dios me humille delante de ustedes, y que yo tenga que llorar por muchos que han pecado desde hace algún tiempo pero no se han arrepentido de la impureza, de la inmoralidad sexual y de los vicios a que se han entregado.
2 Corintios 13
Advertencias finales
2Co 13:1
Advertencias finales
Ésta será la tercera vez que los visito. «Todo asunto se resolverá mediante el testimonio de dos o tres testigos.»[a]
2Co 13:2 Cuando estuve con ustedes por segunda vez les advertí, y ahora que estoy ausente se lo repito: Cuando vuelva a verlos, no seré indulgente con los que antes pecaron ni con ningún otro,
2Co 13:3 ya que están exigiendo una prueba de que Cristo habla por medio de mí. Él no se muestra débil en su trato con ustedes, sino que ejerce su poder entre ustedes.
2Co 13:4 Es cierto que fue crucificado en debilidad, pero ahora vive por el poder de Dios. De igual manera, nosotros participamos de su debilidad, pero por el poder de Dios viviremos con Cristo para ustedes.
2Co 13:5 Examínense para ver si están en la fe; pruébense a sí mismos. ¿No se dan cuenta de que Cristo Jesús está en ustedes? ¡A menos que fracasen en la prueba!
2Co 13:6 Espero que reconozcan que nosotros no hemos fracasado.
2Co 13:7 Pedimos a Dios que no hagan nada malo, no para demostrar mi éxito, sino para que hagan lo bueno, aunque parezca que nosotros hemos fracasado.
2Co 13:8 Pues nada podemos hacer contra la verdad, sino a favor de la verdad.
2Co 13:9 De hecho, nos alegramos cuando nosotros somos débiles y ustedes fuertes; y oramos a Dios para que los restaure plenamente.
2Co 13:10 Por eso les escribo todo esto en mi ausencia, para que cuando vaya no tenga que ser severo en el uso de mi autoridad, la cual el Señor me ha dado para edificación y no para destrucción.
Saludos finales
2Co 13:11
Saludos finales
En fin, hermanos, alégrense, busquen[b] su restauración, hagan caso de mi exhortación, sean de un mismo sentir, vivan en paz. Y el Dios de amor y de paz estará con ustedes.
2Co 13:12 Salúdense unos a otros con un beso santo.
2Co 13:13 Todos los santos les mandan saludos.
2Co 13:14 Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes.
Salmo 4
Respóndeme cuando clamo
Sal 4:1
Al director musical. Acompáñese con instrumentos de cuerda. Salmo de David.
Responde a mi clamor, Dios mío y defensor mío. Dame alivio cuando esté angustiado, apiádate de mí y escucha mi oración.
Sal 4:2 Y ustedes, señores, ¿hasta cuándo cambiarán mi gloria en vergüenza? ¿Hasta cuándo amarán ídolos vanos e irán en pos de lo ilusorio? Selah
Sal 4:3 Sepan que el SEÑOR honra al que le es fiel; el SEÑOR me escucha cuando lo llamo.
Sal 4:4 Si se enojan, no pequen; en la quietud del descanso nocturno examínense el corazón. Selah
Sal 4:5 Ofrezcan sacrificios de justicia y confíen en el SEÑOR.
Sal 4:6 Muchos son los que dicen: «¿Quién puede mostrarnos algún bien?» ¡Haz, SEÑOR, que sobre nosotros brille la luz de tu rostro!
Sal 4:7 Tú has hecho que mi corazón rebose de alegría, alegría mayor que la que tienen los que disfrutan de trigo y vino en abundancia.
Sal 4:8 En paz me acuesto y me duermo, porque sólo tú, SEÑOR, me haces vivir confiado.