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10 Los Profetas del Exilio

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Ezequiel 31

Faraón morirá

Eze 31:1

El cedro del Líbano

El día primero del mes tercero del año undécimo, el SEÑOR me dirigió la palabra:

Eze 31:2 «Hijo de hombre, dile al faraón y a toda su gente: »“¿Quién se puede comparar con tu grandeza?

Eze 31:3 Fíjate en Asiria, que alguna vez fue cedro del Líbano, con bello y frondoso ramaje; su copa llegaba hasta las nubes.

Eze 31:4 Las aguas lo hicieron crecer; las corrientes profundas lo nutrieron. Sus ríos corrían en torno a sus raíces; sus acequias regaban todos los árboles del campo.

Eze 31:5 Así el cedro creció más alto que todos los árboles. Gracias a las abundantes aguas, se extendió su frondoso ramaje.

Eze 31:6 Todas las aves del cielo anidaban en sus ramas. Todas las bestias del campo parían bajo su follaje. Todas las naciones vivían bajo su sombra.

Eze 31:7 Era un árbol imponente y majestuoso, de ramas extendidas; sus raíces se hundían hasta las aguas caudalosas.

Eze 31:8 Ningún cedro en el jardín de Dios se le podía comparar; ningún pino ostentaba un follaje parecido, ni tenían su fronda los castaños. Ningún árbol del jardín de Dios se le comparaba en hermosura.

Eze 31:9 Yo lo hice bello y con un ramaje majestuoso. En el Edén, jardín de Dios, era la envidia de todos los árboles.

Eze 31:10 » ” Por eso, así dice el SEÑOR omnipotente: ‘Por cuanto el árbol creció tan alto, y ufano de su altura irguió su copa hasta las nubes,

Eze 31:11 yo lo he desechado; lo he dejado en manos de un déspota invasor, para que lo trate según su maldad.

Eze 31:12 Los extranjeros más crueles lo han talado, abandonándolo a su suerte. Sus ramas han caído en los montes y en los valles; yacen rotas por todas las cañadas del país. Huyeron y lo abandonaron todas las naciones que buscaban protección bajo su sombra.

Eze 31:13 Ahora las aves del cielo se posan sobre su tronco caído, y los animales salvajes se meten entre sus ramas.

Eze 31:14 Y esto es para que ningún árbol que esté junto a las aguas vuelva a crecer tanto; para que ningún árbol, por bien regado que esté, vuelva a elevar su copa hasta las nubes. Todos están destinados a la muerte, a bajar a las regiones profundas de la tierra y quedarse entre los mortales que descienden a la fosa.

Eze 31:15 » “’ Así dice el SEÑOR omnipotente: El día en que el cedro bajó al abismo, hice que el mar subterráneo se secara en señal de duelo. Detuve sus corrientes, y contuve sus ríos; por él cubrí de luto al Líbano, y todos los árboles del campo se marchitaron.

Eze 31:16 Cuando lo hice bajar al abismo, junto con los que descienden a la fosa, con el estruendo de su caída hice temblar a las naciones. Todos los árboles del Edén, los más selectos y hermosos del Líbano, los que estaban mejor regados, se consolaron en las regiones subterráneas.

Eze 31:17 Sus aliados entre las naciones que buscaban protección bajo su sombra también descendieron con él al abismo, junto con los que habían muerto a filo de espada.

Eze 31:18 Ningún árbol del Edén se le podía comparar en grandeza y majestad. No obstante, también él descendió con los árboles del Edén a las regiones subterráneas. Allí quedó tendido en medio de los paganos, junto con los que murieron a filo de espada. ¡Y así será la muerte del faraón y de todos sus súbditos! Lo afirma el SEÑOR omnipotente.’” »

Ezequiel 32

Lamento por Faraón y Egipto

Eze 32:1

Lamento por el faraón

El día primero del mes duodécimo del año duodécimo, el SEÑOR me dirigió la palabra:

Eze 32:2 «Hijo de hombre, entona este lamento dedicado al faraón, rey de Egipto: »“Pareces un león entre las naciones; pareces un monstruo marino chapoteando en el río; con tus patas enturbias el agua y revuelves sus corrientes.

Eze 32:3 » ” Así dice el SEÑOR omnipotente: » ”‘Aunque estés entre numerosos pueblos, tenderé sobre ti mi red y te atraparé con ella.

Eze 32:4 Te arrastraré por tierra, y en pleno campo te dejaré tendido. Dejaré que sobre ti se posen todas las aves del cielo. Dejaré que con tu carne se sacien todas las bestias salvajes.

Eze 32:5 Desparramaré tu carne por los montes, y con tu carroña llenaré los valles.

Eze 32:6 Con tu sangre empaparé la tierra hasta la cima de las montañas; con tu sangre llenaré los cauces de los ríos.

Eze 32:7 Cuando te hayas consumido, haré que el cielo se oscurezca y se apaguen las estrellas; cubriré el sol con una nube, y no brillará más la luna.

Eze 32:8 Por ti haré que se oscurezcan todos los astros luminosos de los cielos, y que tu país quede envuelto en las tinieblas. Lo afirma el SEÑOR omnipotente.

Eze 32:9 » “’ Cuando yo haga que la noticia de tu destrucción llegue hasta tierras que tú no conocías, haré temblar a muchas naciones.

Eze 32:10 También haré que por tu causa muchos pueblos queden consternados. Cuando yo esgrima mi espada delante de ellos, sus reyes se estremecerán. En el día de tu debacle, en todo momento temblarán de miedo por temor a perder la vida.

Eze 32:11 » “’ Así dice el SEÑOR omnipotente: La espada del rey de Babilonia vendrá contra ti.

Eze 32:12 Haré que tu pueblo numeroso caiga a filo de espada, empuñada por los guerreros más crueles entre las naciones. Ellos arrasarán la soberbia de Egipto, y toda su multitud será derrotada.

Eze 32:13 Voy a destruir a todo el ganado que pasta junto a las aguas abundantes, y éstas nunca más serán enturbiadas por hombres ni animales.

Eze 32:14 Entonces dejaré que las aguas se asienten y que corran tranquilas, como el aceite. Lo afirma el SEÑOR omnipotente.

Eze 32:15 Cuando convierta en desolación la tierra de Egipto, y la despoje de todo lo que hay en ella, y hiera a todos lo que la habitan, entonces sabrán que yo soy el SEÑOR.’”

Eze 32:16 »Éste es el lamento que las ciudades de las naciones entonarán sobre Egipto y toda su multitud. Lo afirma el SEÑOR omnipotente.»

Eze 32:17 En el día quince del mes duodécimo del año duodécimo, el SEÑOR me dirigió la palabra:

Eze 32:18 «Hijo de hombre, entona un lamento sobre las multitudes de Egipto, y junto con las ciudades de las naciones más poderosas hazlas descender con los que bajan a la fosa, a las regiones más profundas.

Eze 32:19 Pregúntales: “¿Se creen acaso más privilegiados que otros? ¡Pues bajen y tiéndanse entre los paganos!”

Eze 32:20 Y caerán entre los que murieron a filo de espada. Ya tienen la espada en la mano: ¡que se arrastre a Egipto y a sus multitudes!

Eze 32:21 En medio del abismo, los guerreros más fuertes y valientes hablarán de Egipto y de sus aliados. Y dirán: “¡Ya han descendido a la fosa! ¡Yacen tendidos entre los paganos que murieron a filo de espada!”

Eze 32:22 »Allí está Asiria, con toda su multitud en torno a su sepulcro. Todos ellos murieron a filo de espada.

Eze 32:23 Todos los que sembraban el terror en la tierra de los vivientes yacen muertos, víctimas de la espada. Ahora están sepultados en lo más profundo de la fosa, ¡tendidos alrededor de su tumba!

Eze 32:24 »Allí está Elam, con toda su multitud en torno a su sepulcro. Todos ellos murieron a filo de espada. Todos los que sembraban el terror en la tierra de los vivientes bajaron como paganos a lo más profundo de la fosa. Yacen tendidos sin honor entre los que descendieron a la fosa.

Eze 32:25 A Elam le han preparado una cama en medio de los muertos, entre los paganos que murieron a filo de espada y que ahora rodean su tumba. Ellos sembraron el terror en la tierra de los vivientes, pero ahora yacen tendidos sin honor entre los que descendieron a la fosa. Allí quedaron, entre gente que murió asesinada.

Eze 32:26 »Allí están Mésec y Tubal, con toda su multitud en torno a su sepulcro. Todos ellos son paganos, muertos a filo de espada porque sembraron el terror en la tierra de los vivientes.

Eze 32:27 No yacen con los héroes caídos de entre los paganos, que bajaron al abismo con sus armas de guerra y que tienen sus espadas bajo la cabeza. El castigo de sus pecados cayó sobre sus huesos, porque estos héroes sembraron el terror en la tierra de los vivientes.

Eze 32:28 »Ahí estarás tú, Egipto, en medio de los paganos, quebrado y sepultado junto con los que murieron a filo de espada.

Eze 32:29 »Allí está Edom, con sus reyes y príncipes. A pesar de todo su poder, también ellos yacen tendidos junto a los que murieron a filo de espada. Yacen entre los paganos, con los que descendieron a la fosa.

Eze 32:30 »Allí están todos los príncipes del norte, y todos los de Sidón. A pesar del terror que sembraron con su poderío, también ellos bajaron, envueltos en deshonra, con los que murieron a filo de espada. Son paganos, y ahora yacen tendidos entre los que murieron a filo de espada, en medio de los que descendieron a la fosa.

Eze 32:31 »El faraón los verá y se consolará de la muerte de toda su gente, pues él y todo su ejército morirán a filo de espada. Lo afirma el SEÑOR omnipotente.

Eze 32:32 »Aunque yo hice que el faraón sembrara el terror en la tierra de los vivientes, él y todo su ejército serán sepultados entre los paganos, con los que murieron a filo de espada. Lo afirma el SEÑOR omnipotente.»

Ezequiel 33

"Ezequiel, atalaya de Israel"

Eze 33:1

El profeta centinela de su pueblo

El SEÑOR me dirigió la palabra:

Eze 33:2 «Hijo de hombre, habla con tu pueblo y dile: “Cuando yo envío la guerra a algún país, y la gente de ese país escoge a un hombre y lo pone por centinela,

Eze 33:3 si éste ve acercarse al ejército enemigo, toca la trompeta para advertir al pueblo.

Eze 33:4 Entonces, si alguien escucha la trompeta pero no se da por advertido, y llega la espada y lo mata, él mismo será el culpable de su propia muerte.

Eze 33:5 Como escuchó el sonido de la trompeta pero no le hizo caso, será responsable de su propia muerte, pues si hubiera estado atento se habría salvado.

Eze 33:6 » ” Ahora bien, si el centinela ve que se acerca el enemigo y no toca la trompeta para prevenir al pueblo, y viene la espada y mata a alguien, esa persona perecerá por su maldad, pero al centinela yo le pediré cuentas de esa muerte.”

Eze 33:7 »A ti, hijo de hombre, te he puesto por centinela del pueblo de Israel. Por lo tanto, oirás la palabra de mi boca, y advertirás de mi parte al pueblo.

Eze 33:8 Cuando yo le diga al malvado: “¡Vas a morir!”, si tú no le adviertes que cambie su mala conducta, el malvado morirá por su pecado, pero a ti te pediré cuentas de su sangre.

Eze 33:9 En cambio, si le adviertes al malvado que cambie su mala conducta, y no lo hace, él morirá por su pecado pero tú habrás salvado tu vida.

"¿Por qué has de morir, Israel?"

Eze 33:10 »Hijo de hombre, diles a los israelitas: “Ustedes dicen: ‘Nuestras rebeliones y nuestros pecados pesan sobre nosotros, y nos estamos consumiendo en vida. ¿Cómo podremos vivir?’”

Eze 33:11 Diles: “Tan cierto como que yo vivo —afirma el SEÑOR omnipotente—, que no me alegro con la muerte del malvado, sino con que se convierta de su mala conducta y viva. ¡Conviértete, pueblo de Israel; conviértete de tu conducta perversa! ¿Por qué habrás de morir?”

Eze 33:12 »Tú, hijo de hombre, diles a los hijos de tu pueblo: “Al justo no lo salvará su propia justicia si comete algún pecado; y la maldad del impío no le será motivo de tropiezo si se convierte. Si el justo peca, no se podrá salvar por su justicia anterior.

Eze 33:13 Si yo le digo al justo: ‘¡Vivirás!’, pero él se atiene a su propia justicia y hace lo malo, no se le tomará en cuenta su justicia, sino que morirá por la maldad que cometió.

Eze 33:14 En cambio, si le digo al malvado: ‘¡Morirás!’, pero luego él se convierte de su pecado y actúa con justicia y rectitud,

Eze 33:15 y devuelve lo que tomó en prenda y restituye lo que robó, y obedece los preceptos de vida, sin cometer ninguna iniquidad, ciertamente vivirá y no morirá.

Eze 33:16 No se le tomará en cuenta ninguno de los pecados que antes cometió, sino que vivirá por haber actuado con justicia y rectitud.”

Eze 33:17 »Los hijos de tu pueblo dicen: “El SEÑOR no actúa con justicia.” En realidad, los que no actúan con justicia son ellos.

Eze 33:18 Si el justo se aparta de su justicia y hace lo malo, morirá a causa de ello.

Eze 33:19 Y si el malvado deja de hacer lo malo y actúa con justicia y rectitud, vivirá.

Eze 33:20 A pesar de esto, ustedes siguen repitiendo: “El SEÑOR no actúa con justicia.” Pero yo, israelitas, los juzgaré a cada uno de ustedes según su conducta.»

Jerusalén derribada

Eze 33:21

La caída de Jerusalén

El día quinto del mes décimo del año duodécimo de nuestro exilio, un fugitivo que había huido de Jerusalén vino y me dio esta noticia: «La ciudad ha sido conquistada.»

Eze 33:22 La noche antes de que llegara el fugitivo, la mano del SEÑOR vino sobre mí y me dejó mudo. A la mañana siguiente, cuando vino el hombre, el SEÑOR me devolvió el habla.

Eze 33:23 Luego el SEÑOR me dirigió la palabra:

Eze 33:24 «Hijo de hombre, la gente que vive en esas ruinas en la tierra de Israel, anda diciendo: “Si Abraham, que era uno solo, llegó a poseer todo el país, con mayor razón nosotros, que somos muchos, habremos de recibir la tierra en posesión.”

Eze 33:25 Por tanto, adviérteles que así dice el SEÑOR omnipotente: “Ustedes comen carne con sangre, adoran a sus ídolos, y derraman sangre, ¿y aun así pretenden poseer el país?

Eze 33:26 Además, confían en sus espadas, cometen abominaciones, viven en adulterio con la mujer de su prójimo, ¿y aun así pretenden poseer el país?”

Eze 33:27 »Por tanto, adviérteles que así dice el SEÑOR omnipotente: “Tan cierto como que yo vivo, que los que habitan en las ruinas morirán a filo de espada; a los que andan por el campo abierto se los daré como pasto a las fieras, y los que están en las fortalezas y en las cuevas morirán de peste.

Eze 33:28 Convertiré al país en un desierto desolado, y se acabará el orgullo de su poder. Los montes de Israel quedarán devastados, y nadie más pasará por ellos.

Eze 33:29 Y cuando yo deje a este país como un desierto desolado por culpa de los actos detestables que ellos cometieron, sabrán que yo soy el SEÑOR.”

Eze 33:30 »En cuanto a ti, hijo de hombre, los de tu pueblo hablan de ti junto a los muros y en las puertas de las casas, y se dicen unos a otros: “Vamos a escuchar el mensaje que nos envía el SEÑOR.”

Eze 33:31 Y se te acercan en masa, y se sientan delante de ti y escuchan tus palabras, pero luego no las practican. Me halagan de labios para afuera, pero después sólo buscan las ganancias injustas.

Eze 33:32 En realidad, tú eres para ellos tan sólo alguien que entona canciones de amor con una voz hermosa, y que toca bien un instrumento; oyen tus palabras, pero no las ponen en práctica.

Eze 33:33 No obstante, cuando todo esto suceda —y en verdad está a punto de cumplirse—, sabrán que hubo un profeta entre ellos.»

Salmo 40

Mi ayuda y mi libertador

Sal 40:1

Al director musical. Salmo de David.

Puse en el SEÑOR toda mi esperanza; él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor

Sal 40:2 Me sacó de la fosa de la muerte, del lodo y del pantano; puso mis pies sobre una roca, y me plantó en terreno firme

Sal 40:3 Puso en mis labios un cántico nuevo, un himno de alabanza a nuestro Dios. Al ver esto, muchos tuvieron miedo y pusieron su confianza en el SEÑOR.

Sal 40:4 Dichoso el que pone su confianza en el SEÑOR y no recurre a los idólatras ni a los que adoran dioses falsos

Sal 40:5 Muchas son, SEÑOR mi Dios, las maravillas que tú has hecho. No es posible enumerar tus bondades en favor nuestro. Si quisiera anunciarlas y proclamarlas, serían más de lo que puedo contar.

Sal 40:6 A ti no te complacen sacrificios ni ofrendas, pero me has hecho obediente;[a] tú no has pedido holocaustos ni sacrificios por el pecado

Sal 40:7 Por eso dije: «Aquí me tienes —como el libro dice de mí—

Sal 40:8 Me agrada, Dios mío, hacer tu voluntad; tu ley la llevo dentro de mí.»

Sal 40:9 En medio de la gran asamblea he dado a conocer tu justicia. Tú bien sabes, SEÑOR, que no he sellado mis labios

Sal 40:10 No escondo tu justicia en mi corazón, sino que proclamo tu fidelidad y tu salvación. No oculto en la gran asamblea tu gran amor y tu verdad

Sal 40:11 No me niegues, SEÑOR, tu misericordia; que siempre me protejan tu amor y tu verdad

Sal 40:12 Muchos males me han rodeado; tantos son que no puedo contarlos. Me han alcanzado mis iniquidades, y ya ni puedo ver. Son más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón desfallece.

Sal 40:13 Por favor, SEÑOR, ¡ven a librarme! ¡Ven pronto, SEÑOR, en mi auxilio!

Sal 40:14 Sean confundidos y avergonzados todos los que tratan de matarme; huyan derrotados todos los que procuran mi mal;

Sal 40:15 que la vergüenza de su derrota humille a los que se burlan de mí

Sal 40:16 Pero que todos los que te buscan se alegren en ti y se regocijen; que los que aman tu salvación digan siempre: «¡Cuán grande es el SEÑOR!»

Sal 40:17 Y a mí, pobre y necesitado, quiera el Señor tomarme en cuenta. Tú eres mi socorro y mi libertador; ¡no te tardes, Dios mío!