Día 348

15 El Pueblo del Reino

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2 Juan 1

Saludo

2Jn 1:1 El anciano, a la iglesia elegida y a sus miembros,[a] a quienes amo en la verdad —y no sólo yo sino todos los que han conocido la verdad—,

2Jn 1:2 a causa de esa verdad que permanece en nosotros y que estará con nosotros para siempre:

2Jn 1:3 La gracia, la misericordia y la paz de Dios el Padre y de Jesucristo, el Hijo del Padre, estarán con nosotros en verdad y en amor.

Caminad en la verdad y el amor

2Jn 1:4 Me alegré muchísimo al encontrarme con algunos de ustedes[b] que están practicando la verdad, según el mandamiento que nos dio el Padre.

2Jn 1:5 Y ahora, hermanos, les ruego que nos amemos los unos a los otros. Y no es que les[c] esté escribiendo un mandamiento nuevo sino el que hemos tenido desde el principio.

2Jn 1:6 En esto consiste el amor: en que pongamos en práctica sus mandamientos. Y éste es el mandamiento: que vivan en este amor, tal como ustedes lo han escuchado desde el principio.

2Jn 1:7 Es que han salido por el mundo muchos engañadores que no reconocen que Jesucristo ha venido en cuerpo humano. El que así actúa es el engañador y el anticristo.

2Jn 1:8 Cuídense de no echar a perder el fruto de nuestro trabajo;[d] procuren más bien recibir la recompensa completa.

2Jn 1:9 Todo el que se descarría y no permanece en la enseñanza de Cristo, no tiene a Dios; el que permanece en la enseñanza[e] sí tiene al Padre y al Hijo.

2Jn 1:10 Si alguien los visita y no lleva esta enseñanza, no lo reciban en casa ni le den la bienvenida,

2Jn 1:11 pues quien le da la bienvenida se hace cómplice de sus malas obras.

Saludos finales

2Jn 1:12 Aunque tengo muchas cosas que decirles, no he querido hacerlo por escrito, pues espero visitarlos y hablar personalmente con ustedes para que nuestra alegría sea completa.

2Jn 1:13 Los miembros de la iglesia hermana, la elegida, les[f] mandan saludos.

3 Juan 1

Saludo

3Jn 1:1 El anciano, al querido hermano Gayo, a quien amo en la verdad.

3Jn 1:2 Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente.

3Jn 1:3 Me alegré mucho cuando vinieron unos hermanos y dieron testimonio de tu fidelidad,[a] y de cómo estás poniendo en práctica la verdad.

3Jn 1:4 Nada me produce más alegría que oír que mis hijos practican la verdad.

Apoyo y oposición

3Jn 1:5 Querido hermano, te comportas fielmente en todo lo que haces por los hermanos, aunque no los conozcas.[b]

3Jn 1:6 Delante de la iglesia ellos han dado testimonio de tu amor. Harás bien en ayudarlos a seguir su viaje, como es digno de Dios.

3Jn 1:7 Ellos salieron por causa del Nombre, sin nunca recibir nada de los paganos;

3Jn 1:8 nosotros, por lo tanto, debemos brindarles hospitalidad, y así colaborar con ellos en la verdad.

3Jn 1:9 Le escribí algunas líneas a la iglesia, pero Diótrefes, a quien le encanta ser el primero entre ellos, no nos recibe.

3Jn 1:10 Por eso, si voy no dejaré de reprocharle su comportamiento, ya que, con palabras malintencionadas, habla contra nosotros sólo por hablar. Como si fuera poco, ni siquiera recibe a los hermanos, y a quienes quieren hacerlo, no los deja y los expulsa de la iglesia.

3Jn 1:11 Querido hermano, no imites lo malo sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; el que hace lo malo no ha visto a Dios.

3Jn 1:12 En cuanto a Demetrio, todos dan buen testimonio de él, incluso la verdad misma. También nosotros lo recomendamos, y bien sabes que nuestro testimonio es verdadero.

Saludos finales

3Jn 1:13 Tengo muchas cosas que decirte, pero prefiero no hacerlo por escrito;

3Jn 1:14 espero verte muy pronto, y entonces hablaremos personalmente.


15 La paz sea contigo. Tus amigos aquí te mandan saludos. Saluda a los amigos allá, a cada uno en particular.

Salmo 38

"No me desampares, Señor"

Sal 38:1

Salmo de David, para las ofrendas memoriales.

SEÑOR, no me reprendas en tu enojo ni me castigues en tu ira

Sal 38:2 Porque tus flechas me han atravesado, y sobre mí ha caído tu mano

Sal 38:3 Por causa de tu indignación no hay nada sano en mi cuerpo; por causa de mi pecado mis huesos no hallan descanso

Sal 38:4 Mis maldades me abruman, son una carga demasiado pesada.

Sal 38:5 Por causa de mi insensatez mis llagas hieden y supuran

Sal 38:6 Estoy agobiado, del todo abatido; todo el día ando acongojado

Sal 38:7 Estoy ardiendo de fiebre; no hay nada sano en mi cuerpo

Sal 38:8 Me siento débil, completamente deshecho; mi corazón gime angustiado.

Sal 38:9 Ante ti, Señor, están todos mis deseos; no te son un secreto mis anhelos

Sal 38:10 Late mi corazón con violencia, las fuerzas me abandonan, hasta la luz de mis ojos se apaga

Sal 38:11 Mis amigos y vecinos se apartan de mis llagas; mis parientes se mantienen a distancia

Sal 38:12 Tienden sus trampas los que quieren matarme; maquinan mi ruina los que buscan mi mal y todo el día urden engaños.

Sal 38:13 Pero yo me hago el sordo, y no los escucho; me hago el mudo, y no les respondo

Sal 38:14 Soy como los que no oyen ni pueden defenderse

Sal 38:15 Yo, SEÑOR, espero en ti; tú, Señor y Dios mío, serás quien responda

Sal 38:16 Tan sólo pido que no se burlen de mí, que no se crean superiores si resbalo.

Sal 38:17 Estoy por desfallecer; el dolor no me deja un solo instante

Sal 38:18 Voy a confesar mi iniquidad, pues mi pecado me angustia

Sal 38:19 Muchos son mis enemigos gratuitos;[a] abundan los que me odian sin motivo

Sal 38:20 Por hacer el bien, me pagan con el mal; por procurar lo bueno, se ponen en mi contra.

Sal 38:21 SEÑOR, no me abandones; Dios mío, no te alejes de mí

Sal 38:22 Señor de mi salvación, ¡ven pronto en mi ayuda!