Día 266
14 Jesús & el Reino
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Juan 19
Jesús entregado para ser crucificado
Jua 19:1
La sentencia
19:1-16—Mt 27:27-31; Mr 15:16-20
Pilato tomó entonces a Jesús y mandó que lo azotaran.
Jua 19:2 Los soldados, que habían tejido una corona de espinas, se la pusieron a Jesús en la cabeza y lo vistieron con un manto de color púrpura.
Jua 19:3 —¡Viva el rey de los judíos! —le gritaban, mientras se le acercaban para abofetearlo.
Jua 19:4 Pilato volvió a salir. —Aquí lo tienen —dijo a los judíos—. Lo he sacado para que sepan que no lo encuentro culpable de nada.
Jua 19:5 Cuando salió Jesús, llevaba puestos la corona de espinas y el manto de color púrpura. —¡Aquí tienen al hombre! —les dijo Pilato.
Jua 19:6 Tan pronto como lo vieron, los jefes de los sacerdotes y los guardias gritaron a voz en cuello: —¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! —Pues llévenselo y crucifíquenlo ustedes —replicó Pilato—. Por mi parte, no lo encuentro culpable de nada.
Jua 19:7 —Nosotros tenemos una ley, y según esa ley debe morir, porque se ha hecho pasar por Hijo de Dios —insistieron los judíos.
Jua 19:8 Al oír esto, Pilato se atemorizó aún más,
Jua 19:9 así que entró de nuevo en el palacio y le preguntó a Jesús: —¿De dónde eres tú? Pero Jesús no le contestó nada.
Jua 19:10 —¿Te niegas a hablarme? —le dijo Pilato—. ¿No te das cuenta de que tengo poder para ponerte en libertad o para mandar que te crucifiquen?
Jua 19:11 —No tendrías ningún poder sobre mí si no se te hubiera dado de arriba —le contestó Jesús—. Por eso el que me puso en tus manos es culpable de un pecado más grande.
Jua 19:12 Desde entonces Pilato procuraba poner en libertad a Jesús, pero los judíos gritaban desaforadamente: —Si dejas en libertad a este hombre, no eres amigo del emperador. Cualquiera que pretende ser rey se hace su enemigo.
Jua 19:13 Al oír esto, Pilato llevó a Jesús hacia fuera y se sentó en el tribunal, en un lugar al que llamaban el Empedrado (que en arameo se dice Gabatá).
Jua 19:14 Era el día de la preparación para la Pascua, cerca del mediodía.[a] —Aquí tienen a su rey —dijo Pilato a los judíos.
Jua 19:15 —¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo! —vociferaron. —¿Acaso voy a crucificar a su rey? —replicó Pilato. —No tenemos más rey que el emperador romano —contestaron los jefes de los sacerdotes.
La crucifixión
Jua 19:16 Entonces Pilato se lo entregó para que lo crucificaran, y los soldados se lo llevaron.
Jua 19:17
La crucifixión
19:17-24—Mt 27:33-44; Mr 15:22-32; Lc 23:33-43
Jesús salió cargando su propia cruz hacia el lugar de la Calavera (que en arameo se llama Gólgota).
Jua 19:18 Allí lo crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en medio.
Jua 19:19 Pilato mandó que se pusiera sobre la cruz un letrero en el que estuviera escrito: «Jesús de Nazaret, Rey de los judíos.»
Jua 19:20 Muchos de los judíos lo leyeron, porque el sitio en que crucificaron a Jesús estaba cerca de la ciudad. El letrero estaba escrito en arameo, latín y griego.
Jua 19:21 —No escribas “Rey de los judíos” —protestaron ante Pilato los jefes de los sacerdotes judíos—. Era él quien decía ser rey de los judíos.
Jua 19:22 —Lo que he escrito, escrito queda —les contestó Pilato.
Jua 19:23 Cuando los soldados crucificaron a Jesús, tomaron su manto y lo partieron en cuatro partes, una para cada uno de ellos. Tomaron también la túnica, la cual no tenía costura, sino que era de una sola pieza, tejida de arriba abajo.
Jua 19:24 —No la dividamos —se dijeron unos a otros—. Echemos suertes para ver a quién le toca. Y así lo hicieron los soldados. Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura que dice: «Se repartieron entre ellos mi manto, y sobre mi ropa echaron suertes.»[b]
Jua 19:25 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la esposa de Cleofas, y María Magdalena.
Jua 19:26 Cuando Jesús vio a su madre, y a su lado al discípulo a quien él amaba, dijo a su madre: —Mujer, ahí tienes a tu hijo.
Jua 19:27 Luego dijo al discípulo: —Ahí tienes a tu madre. Y desde aquel momento ese discípulo la recibió en su casa.
La muerte de Jesús
Jua 19:28
Muerte de Jesús
19:29-30—Mt 27:48, 50; Mr 15:36-37; Lc 23:36
Después de esto, como Jesús sabía que ya todo había terminado, y para que se cumpliera la Escritura, dijo: —Tengo sed.
Jua 19:29 Había allí una vasija llena de vinagre; así que empaparon una esponja en el vinagre, la pusieron en una caña[c] y se la acercaron a la boca.
Jua 19:30 Al probar Jesús el vinagre, dijo: —Todo se ha cumplido. Luego inclinó la cabeza y entregó el espíritu.
El costado de Jesús es traspasado
Jua 19:31 Era el día de la preparación para la Pascua. Los judíos no querían que los cuerpos permanecieran en la cruz en sábado, por ser éste un día muy solemne. Así que le pidieron a Pilato ordenar que les quebraran las piernas a los crucificados y bajaran sus cuerpos.
Jua 19:32 Fueron entonces los soldados y le quebraron las piernas al primer hombre que había sido crucificado con Jesús, y luego al otro.
Jua 19:33 Pero cuando se acercaron a Jesús y vieron que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas,
Jua 19:34 sino que uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante le brotó sangre y agua.
Jua 19:35 El que lo vio ha dado testimonio de ello, y su testimonio es verídico. Él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean.
Jua 19:36 Estas cosas sucedieron para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán ningún hueso»[d]
Jua 19:37 y, como dice otra Escritura: «Mirarán al que han traspasado.»[e]
Jesús es sepultado
Jua 19:38
Sepultura de Jesús
19:38-42—Mt 27:57-61; Mr 15:42-47; Lc 23:50-56
Después de esto, José de Arimatea le pidió a Pilato el cuerpo de Jesús. José era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos. Con el permiso de Pilato, fue y retiró el cuerpo.
Jua 19:39 También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, llegó con unos treinta y cuatro kilos[f] de una mezcla de mirra y áloe.
Jua 19:40 Ambos tomaron el cuerpo de Jesús y, conforme a la costumbre judía de dar sepultura, lo envolvieron en vendas con las especias aromáticas.
Jua 19:41 En el lugar donde crucificaron a Jesús había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo en el que todavía no se había sepultado a nadie.
Jua 19:42 Como era el día judío de la preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.
Juan 20
La resurrección
Jua 20:1
El sepulcro vacío
20:1-8—Mt 28:1-8; Mr 16:1-8; Lc 24:1-10
El primer día de la semana, muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que habían quitado la piedra que cubría la entrada.
Jua 20:2 Así que fue corriendo a ver a Simón Pedro y al otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: —¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto!
Jua 20:3 Pedro y el otro discípulo se dirigieron entonces al sepulcro.
Jua 20:4 Ambos fueron corriendo, pero como el otro discípulo corría más aprisa que Pedro, llegó primero al sepulcro.
Jua 20:5 Inclinándose, se asomó y vio allí las vendas, pero no entró.
Jua 20:6 Tras él llegó Simón Pedro, y entró en el sepulcro. Vio allí las vendas
Jua 20:7 y el sudario que había cubierto la cabeza de Jesús, aunque el sudario no estaba con las vendas sino enrollado en un lugar aparte.
Jua 20:8 En ese momento entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; y vio y creyó.
Jua 20:9 Hasta entonces no habían entendido la Escritura, que dice que Jesús tenía que resucitar.
Jua 20:10
Jesús se aparece a María Magdalena
Los discípulos regresaron a su casa,
Jesús se aparece a María Magdalena
Jua 20:11 pero María se quedó afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro,
Jua 20:12 y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies.
Jua 20:13 —¿Por qué lloras, mujer? —le preguntaron los ángeles. —Es que se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto —les respondió.
Jua 20:14 Apenas dijo esto, volvió la mirada y allí vio a Jesús de pie, aunque no sabía que era él.
Jua 20:15 Jesús le dijo: —¿Por qué lloras, mujer? ¿A quién buscas? Ella, pensando que se trataba del que cuidaba el huerto, le dijo: —Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, y yo iré por él.
Jua 20:16 —María —le dijo Jesús. Ella se volvió y exclamó: —¡Raboni! (que en arameo significa: Maestro).
Jua 20:17 —Suéltame,[a] porque todavía no he vuelto al Padre. Ve más bien a mis hermanos y diles: “Vuelvo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes.”
Jua 20:18 María Magdalena fue a darles la noticia a los discípulos. «¡He visto al Señor!», exclamaba, y les contaba lo que él le había dicho.
Jesús se aparece a los discípulos
Jua 20:19
Jesús se aparece a sus discípulos
Al atardecer de aquel primer día de la semana, estando reunidos los discípulos a puerta cerrada por temor a los judíos, entró Jesús y, poniéndose en medio de ellos, los saludó. —¡La paz sea con ustedes!
Jua 20:20 Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Al ver al Señor, los discípulos se alegraron.
Jua 20:21 —¡La paz sea con ustedes! —repitió Jesús—. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.
Jua 20:22 Acto seguido, sopló sobre ellos y les dijo: —Reciban el Espíritu Santo.
Jua 20:23 A quienes les perdonen sus pecados, les serán perdonados; a quienes no se los perdonen, no les serán perdonados.
Jesús y Tomás
Jua 20:24
Jesús se aparece a Tomás
Tomás, al que apodaban el Gemelo,[b] y que era uno de los doce, no estaba con los discípulos cuando llegó Jesús.
Jua 20:25 Así que los otros discípulos le dijeron: —¡Hemos visto al Señor! —Mientras no vea yo la marca de los clavos en sus manos, y meta mi dedo en las marcas y mi mano en su costado, no lo creeré —repuso Tomás.
Jua 20:26 Una semana más tarde estaban los discípulos de nuevo en la casa, y Tomás estaba con ellos. Aunque las puertas estaban cerradas, Jesús entró y, poniéndose en medio de ellos, los saludó. —¡La paz sea con ustedes!
Jua 20:27 Luego le dijo a Tomás: —Pon tu dedo aquí y mira mis manos. Acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo, sino hombre de fe.
Jua 20:28 —¡Señor mío y Dios mío! —exclamó Tomás.
Jua 20:29 —Porque me has visto, has creído —le dijo Jesús—; dichosos los que no han visto y sin embargo creen.
El propósito de este libro
Jua 20:30 Jesús hizo muchas otras señales milagrosas en presencia de sus discípulos, las cuales no están registradas en este libro.
Jua 20:31 Pero éstas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que al creer en su nombre tengan vida.
Juan 21
Jesús se aparece a siete discípulos
Jua 21:1
Jesús y la pesca milagrosa
Después de esto Jesús se apareció de nuevo a sus discípulos, junto al lago de Tiberíades.[a] Sucedió de esta manera:
Jua 21:2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás (al que apodaban el Gemelo[b] ), Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos discípulos.
Jua 21:3 —Me voy a pescar —dijo Simón Pedro. —Nos vamos contigo —contestaron ellos. Salieron, pues, de allí y se embarcaron, pero esa noche no pescaron nada.
Jua 21:4 Al despuntar el alba Jesús se hizo presente en la orilla, pero los discípulos no se dieron cuenta de que era él.
Jua 21:5 —Muchachos, ¿no tienen algo de comer? —les preguntó Jesús. —No —respondieron ellos.
Jua 21:6 —Tiren la red a la derecha de la barca, y pescarán algo. Así lo hicieron, y era tal la cantidad de pescados que ya no podían sacar la red.
Jua 21:7 —¡Es el Señor! —dijo a Pedro el discípulo a quien Jesús amaba. Tan pronto como Simón Pedro le oyó decir: «Es el Señor», se puso la ropa, pues estaba semidesnudo, y se tiró al agua.
Jua 21:8 Los otros discípulos lo siguieron en la barca, arrastrando la red llena de pescados, pues estaban a escasos cien metros[c] de la orilla.
Jua 21:9 Al desembarcar, vieron unas brasas con un pescado encima, y un pan.
Jua 21:10 —Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar —les dijo Jesús.
Jua 21:11 Simón Pedro subió a bordo y arrastró hasta la orilla la red, la cual estaba llena de pescados de buen tamaño. Eran ciento cincuenta y tres, pero a pesar de ser tantos la red no se rompió.
Jua 21:12 —Vengan a desayunar —les dijo Jesús. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?», porque sabían que era el Señor.
Jua 21:13 Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio a ellos, e hizo lo mismo con el pescado.
Jua 21:14 Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de haber resucitado.
Jesús y Pedro
Jua 21:15
Jesús restituye a Pedro
Cuando terminaron de desayunar, Jesús le preguntó a Simón Pedro: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? —Sí, Señor, tú sabes que te quiero —contestó Pedro. —Apacienta mis corderos —le dijo Jesús.
Jua 21:16 Y volvió a preguntarle: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas? —Sí, Señor, tú sabes que te quiero. —Cuida de mis ovejas.
Jua 21:17 Por tercera vez Jesús le preguntó: —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? A Pedro le dolió que por tercera vez Jesús le hubiera preguntado: «¿Me quieres?» Así que le dijo: —Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. —Apacienta mis ovejas —le dijo Jesús—.
Jua 21:18 De veras te aseguro que cuando eras más joven te vestías tú mismo e ibas adonde querías; pero cuando seas viejo, extenderás las manos y otro te vestirá y te llevará adonde no quieras ir.
Jua 21:19 Esto dijo Jesús para dar a entender la clase de muerte con que Pedro glorificaría a Dios. Después de eso añadió: —¡Sígueme!
Jesús y el apóstol amado
Jua 21:20 Al volverse, Pedro vio que los seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la cena se había reclinado sobre Jesús y le había dicho: «Señor, ¿quién es el que va a traicionarte?»
Jua 21:21 Al verlo, Pedro preguntó: —Señor, ¿y éste, qué?
Jua 21:22 —Si quiero que él permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Tú sígueme no más.
Jua 21:23 Por este motivo corrió entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no dijo que no moriría, sino solamente: «Si quiero que él permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué?»
Jua 21:24 Éste es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y las escribió. Y estamos convencidos de que su testimonio es verídico.
Jua 21:25 Jesús hizo también muchas otras cosas, tantas que, si se escribiera cada una de ellas, pienso que los libros escritos no cabrían en el mundo entero.
Salmo 111
Grandes son las obras de Jehová
Sal 111:1
¡Aleluya! ¡Alabado sea el SEÑOR!
Álef
Alabaré al SEÑOR con todo el corazón
Bet
en la asamblea, en compañía de los rectos.
Sal 111:2
Guímel
Grandes son las obras del SEÑOR;
Dálet
estudiadas por los que en ellas se deleitan.
Sal 111:3
He
Gloriosas y majestuosas son sus obras;
Vav
su justicia permanece para siempre.
Sal 111:4
Zayin
Ha hecho memorables sus maravillas.
Jet
¡El SEÑOR es clemente y compasivo!
Sal 111:5
Tet
Da de comer a quienes le temen;
Yod
siempre recuerda su pacto.
Sal 111:6
Caf
Ha mostrado a su pueblo el poder de sus obras
Lámed
al darle la heredad de otras naciones.
Sal 111:7
Mem
Las obras de sus manos son fieles y justas;
Nun
todos sus preceptos son dignos de confianza,
Sal 111:8
Sámej
inmutables por los siglos de los siglos,
Ayin
establecidos con fidelidad y rectitud.
Sal 111:9
Pe
Pagó el precio del rescate de su pueblo
Tsade
y estableció su pacto para siempre.
Qof
¡Su nombre es santo e imponente!
Sal 111:10
Resh
El principio de la sabiduría es el temor del SEÑOR;
Shin
buen juicio demuestran quienes cumplen sus preceptos.[b]
Tav
¡Su alabanza permanece para siempre!