Día 217
El Día del Señor
¿Le importa a Dios todo el mal que los humanos realizan en nuestro mundo y, de ser así, qué está haciendo Él al respecto? En este video, trazamos las diferentes formas en que Dios confronta el mal humano y el aún mas profundo mal espiritual que lo subyace. En última instancia, vemos cómo Jesús da cumplimiento a esta historia y supera al mal permitiendo que este lo derrote.
Zacarías 9
Sentencia contra los enemigos de Israel
Zac 9:1
Juicio contra los enemigos de Israel
Esta profecía es la palabra del SEÑOR, la cual caerá sobre la tierra de Jadrac y sobre Damasco. Ciertamente el SEÑOR tiene puestos los ojos sobre la humanidad y sobre todas las tribus de Israel,[a]
Zac 9:2 como también sobre Jamat, su vecina, y sobre Tiro y Sidón, aunque sean muy sabias.
Zac 9:3 Tiro se ha edificado una fortaleza; ha amontonado plata como polvo, y oro como lodo de las calles.
Zac 9:4 Pero el Señor le quitará sus posesiones; arrojará al mar sus riquezas, y el fuego la devorará.
Zac 9:5 Lo verá Ascalón, y se llenará de miedo; Gaza se retorcerá en agonía, y lo mismo hará Ecrón al ver marchita su esperanza. Gaza se quedará sin rey, y Ascalón sin habitantes.
Zac 9:6 Bastardos habitarán en Asdod, y yo aniquilaré el orgullo de los filisteos.
Zac 9:7 De la boca les quitaré la sangre, y de entre los dientes el alimento prohibido. También los filisteos serán un remanente de nuestro Dios; se convertirán en jefes de Judá, y Ecrón será como los jebuseos.
Zac 9:8 Montaré guardia junto a mi casa para que nadie entre ni salga. ¡Nunca más un opresor invadirá a mi pueblo, porque ahora me mantengo vigilante!
El rey venidero de Sión
Zac 9:9
El rey de Sión
¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de alegría, hija de Jerusalén! Mira, tu rey viene hacia ti, justo, salvador y humilde. Viene montado en un asno, en un pollino, cría de asna.
Zac 9:10 Destruirá los carros de Efraín y los caballos de Jerusalén. Quebrará el arco de combate y proclamará paz a las naciones. Su dominio se extenderá de mar a mar, ¡desde el río Éufrates hasta los confines de la tierra!
Zac 9:11
Restauración de Israel
En cuanto a ti, por la sangre de mi pacto contigo libraré de la cisterna seca a tus cautivos.
Zac 9:12 Vuelvan a su fortaleza, cautivos de la esperanza, pues hoy mismo les hago saber que les devolveré el doble.
Zac 9:13 Tensaré a Judá como mi arco, y pondré a Efraín como mi flecha. Incitaré a tus hijos, a los hijos de Sión, contra tus hijos, los hijos de Grecia, y te usaré como espada de guerrero.
El Señor salvará a su pueblo
Zac 9:14 El SEÑOR se aparecerá sobre ellos, y como un relámpago saldrá su flecha. ¡El SEÑOR omnipotente tocará la trompeta y marchará sobre las tempestades del sur!
Zac 9:15 El SEÑOR Todopoderoso los protegerá, y ellos destruirán por completo los proyectiles de la honda. Beberán y reirán como embriagados de vino; se llenarán como un tazón de libaciones, como los cuernos del altar.
Zac 9:16 En aquel día el SEÑOR su Dios salvará a su pueblo como a un rebaño, y en la tierra del SEÑOR brillarán como las joyas de una corona.
Zac 9:17 ¡Qué bueno y hermoso será todo ello! El trigo dará nuevos bríos a los jóvenes, y el mosto alegrará a las muchachas.
Zacarías 10
La restauración de Judá e Israel
Zac 10:1
El SEÑOR cuidará de Judá
¡Pídanle al SEÑOR que llueva en primavera! ¡Él es quien hace los nubarrones y envía los aguaceros! ¡Él es quien da a todo hombre la hierba del campo!
Zac 10:2 Los ídolos hablan con engaño, los adivinos tienen sueños falsos; hablan de visiones engañosas y consuelan con fantasías. ¡Y el pueblo vaga como rebaño agobiado porque carece de pastor!
Zac 10:3 Se enciende mi ira contra los pastores; castigaré a esos machos cabríos. Ciertamente el SEÑOR Todopoderoso cuida de Judá, que es su rebaño, ¡y lo convertirá en su corcel de honor el día de la batalla!
Zac 10:4 De Judá saldrán la piedra angular y la estaca de la carpa, el arco de guerra y todo gobernante.
Zac 10:5 Juntos serán como héroes que combaten sobre el lodo de las calles, que luchan contra jinetes y los derriban porque el SEÑOR está con ellos.
Zac 10:6 «Yo fortaleceré a la tribu de Judá y salvaré a los descendientes de José. Me he compadecido de ellos y los haré volver. Será como si nunca los hubiera rechazado, porque yo soy el SEÑOR su Dios, y les responderé.
Zac 10:7 Efraín se volverá como un guerrero, y su corazón se alegrará como si tomara vino. Sus hijos lo verán y se pondrán felices; su corazón se alegrará en el SEÑOR.
Zac 10:8 Yo los llamaré y los recogeré. Cuando los haya redimido, serán tan numerosos como antes.
Zac 10:9 Aunque los dispersé entre los pueblos, en tierras remotas se acordarán de mí. Aunque vivieron allí con sus hijos, regresarán a su tierra.
Zac 10:10 Los traeré de Egipto, los recogeré de Asiria, los llevaré a Galaad y al Líbano, y hasta espacio les faltará.
Zac 10:11 Cruzarán el mar de la angustia, pero yo heriré sus olas, y las profundidades del Nilo se secarán. Abatiré el orgullo de Asiria, y pondré fin al dominio de Egipto.
Zac 10:12 Yo mismo los fortaleceré, y ellos caminarán en mi nombre», afirma el SEÑOR.
Zacarías 11
Las ovejas destinadas a la matanza
Zac 11:1 ¡Abre tus puertas, monte Líbano, para que el fuego devore tus cedros!
Zac 11:2 ¡Gime tú, ciprés, porque los cedros se han caído y los majestuosos árboles se han derrumbado! ¡Giman, robles de Basán! ¡Los tupidos bosques han sido derribados!
Zac 11:3 Escuchen el gemido de los pastores; ¡sus ricos pastizales han sido destruidos! Escuchen el rugido de los leones; ¡la espesura del Jordán ha quedado devastada!
Zac 11:4
Los dos pastores
Así dice el SEÑOR mi Dios: «Cuida de las ovejas destinadas al matadero.
Zac 11:5 Quienes las compran las matan impunemente, y quienes las venden dicen: “¡Bendito sea el SEÑOR, porque me he enriquecido!” Ni sus propios pastores se compadecen de ellas.
Zac 11:6 Pero ya no tendré piedad de los que habitan este país —afirma el SEÑOR—, sino que los entregaré en manos de su prójimo y de su rey. Aunque devasten el país, no los rescataré de sus manos.»
Zac 11:7 Así que me dediqué a cuidar las ovejas que los mercaderes habían destinado al matadero. Tomé dos varas de pastor: a una le puse por nombre Gracia, y a la otra Unión, y me dediqué a cuidar del rebaño.
Zac 11:8 En un solo mes me deshice de tres pastores. Pero me cansé de las ovejas, y ellas se cansaron de mí.
Zac 11:9 Así que les dije:[a] «Ya no voy a ser su pastor. Las que se vayan a morir, que se mueran; las que deban perecer, que perezcan; y las que queden con vida, que se devoren unas a otras.»
Zac 11:10 Tomé entonces la vara a la que había llamado Gracia, y la quebré. De ese modo anulé el pacto que había hecho con todas las naciones.
Zac 11:11 Ese mismo día quedó anulado, y los mercaderes de ovejas que me observaban supieron que se trataba de la palabra del SEÑOR.
Zac 11:12 Les dije: «Si les parece bien, páguenme mi jornal; de lo contrario, quédense con él.» Y me pagaron sólo treinta monedas de plata.[b]
Zac 11:13 ¡Valiente precio el que me pusieron! Entonces el SEÑOR me dijo: «Entrégaselas al fundidor.» Así que tomé las treinta monedas de plata y se las di al fundidor del templo del SEÑOR.
Zac 11:14 Quebré luego la segunda vara, a la que había llamado Unión, y anulé el vínculo fraternal entre Judá e Israel.
Zac 11:15 El SEÑOR me dijo entonces: «Vístete ahora como uno de esos pastores insensatos,
Zac 11:16 porque voy a poner sobre el país a un pastor que no se preocupará por las ovejas moribundas, ni buscará a las ovejas pequeñas, ni curará a las ovejas heridas ni dará de comer a las ovejas sanas, sino que devorará a las más gordas y les arrancará las pezuñas.»
Zac 11:17 ¡Ay del pastor inútil que abandona su rebaño! ¡Que la espada le hiera el brazo, y el puñal le saque el ojo derecho! ¡Que del brazo quede tullido, y del ojo derecho, ciego!
Zacarías 12
El Señor dará salvación
Zac 12:1
Destrucción de los enemigos de Jerusalén
Esta profecía es la palabra del SEÑOR con respecto a Israel. Afirma el SEÑOR, que extendió los cielos, que echó los cimientos de la tierra, y que puso en el hombre aliento de vida:
Zac 12:2 «Convertiré a Jerusalén en una copa que embriagará a todos los pueblos vecinos. Judá será sitiada, lo mismo que Jerusalén,
Zac 12:3 y todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella. »En aquel día convertiré a Jerusalén en una roca inconmovible para todos los pueblos. Los que intenten moverla quedarán despedazados.
Zac 12:4 »En aquel día espantaré a todos los caballos y enloqueceré a sus jinetes —afirma el SEÑOR—. Me mantendré vigilante sobre Judá, pero dejaré ciegos a los caballos de todas las naciones.
Zac 12:5 Entonces los jefes de Judá proclamarán: “La fortaleza de los habitantes de Jerusalén es su Dios, el SEÑOR Todopoderoso.”
Zac 12:6 »En aquel día convertiré a los jefes de Judá en un brasero ardiente dentro de un bosque, en una antorcha encendida entre las gavillas. A diestra y a siniestra devorarán a todos los pueblos vecinos, pero Jerusalén misma volverá a ser habitada.
Zac 12:7 El SEÑOR salvará primero las viviendas de Judá, para que no sea mayor la gloria de la casa real de David, y la de los habitantes de Jerusalén, que la de Judá.
Zac 12:8 »En aquel día yo, el SEÑOR, protegeré a los habitantes de Jerusalén. El más débil entre ellos será como David, y la casa real de David será como Dios mismo, como el ángel del SEÑOR que marcha al frente de ellos.
Zac 12:9
Lamento por el que fue traspasado
»En aquel día me dispondré a destruir a todas las naciones que ataquen a Jerusalén.
Mirarán al que traspasaron
Zac 12:10 Sobre la casa real de David y los habitantes de Jerusalén derramaré un espíritu[a] de gracia y de súplica, y entonces pondrán sus ojos en mí. Harán lamentación por el que traspasaron, como quien hace lamentación por su hijo único; llorarán amargamente, como quien llora por su primogénito.
Zac 12:11 »En aquel día habrá una gran lamentación en Jerusalén, como la de Hadad Rimón en la llanura de Meguido.
Zac 12:12 Todo el país hará duelo, familia por familia: »la parentela de David y sus esposas, la parentela de Natán y sus esposas,
Zac 12:13 la parentela de Leví y sus esposas, la parentela de Simí y sus esposas,
Zac 12:14 y todas las demás familias y sus esposas.
Zacarías 13
Zac 13:1
Limpieza del pecado
»En aquel día se abrirá una fuente para lavar del pecado y de la impureza a la casa real de David y a los habitantes de Jerusalén.
Quitaré la idolatría de la tierra
Zac 13:2 »En aquel día arrancaré del país los nombres de los ídolos, y nunca más volverán a ser invocados —afirma el SEÑOR Todopoderoso—. También eliminaré del país a los profetas y la impureza que los inspira.
Zac 13:3 Y si hubiera todavía alguno que quisiera profetizar, sus propios padres le dirán: “Has mentido en el nombre del SEÑOR. Por tanto, debes morir.” Y por meterse a profeta, sus propios padres lo apuñalarán.
Zac 13:4 »En aquel día los profetas se avergonzarán de sus visiones proféticas. Ya no engañarán a nadie vistiéndose con mantos de piel,
Zac 13:5 sino que cada cual dirá: “Yo no soy profeta sino agricultor. Desde mi juventud, la tierra ha sido mi ocupación.”[a]
Zac 13:6 Y si alguien le pregunta: “¿Por qué tienes esas heridas en las manos?”, él responderá: “Son las heridas que me hicieron en casa de mis amigos.”
El pastor herido
Zac 13:7
El pastor herido, las ovejas dispersas
»¡Despierta, espada, contra mi pastor, contra el hombre en quien confío! —afirma el SEÑOR Todopoderoso—. Hiere al pastor para que se dispersen las ovejas y vuelva yo mi mano contra los corderitos.
Zac 13:8 Las dos terceras partes del país serán abatidas y perecerán; sólo una tercera parte quedará con vida —afirma el SEÑOR—.
Zac 13:9 Pero a esa parte restante la pasaré por el fuego; la refinaré como se refina la plata, la probaré como se prueba el oro. Entonces ellos me invocarán y yo les responderé. Yo diré: “Ellos son mi pueblo”, y ellos dirán: “El SEÑOR es nuestro Dios.”
Zacarías 14
La llegada del día del Señor
Zac 14:1
El reinado venidero del SEÑOR
»¡Jerusalén! Viene un día para el SEÑOR cuando tus despojos serán repartidos en tus propias calles.
Zac 14:2 Movilizaré a todas las naciones para que peleen contra ti. Te conquistarán, saquearán tus casas y violarán a tus mujeres. La mitad de tus habitantes irá al exilio, pero el resto del pueblo se quedará contigo.
Zac 14:3 Entonces saldrá el SEÑOR y peleará contra aquellas naciones, como cuando pelea en el día de la batalla.
Zac 14:4 »En aquel día pondrá el SEÑOR sus pies en el monte de los Olivos, que se encuentra al este de Jerusalén, y el monte de los Olivos se partirá en dos de este a oeste, y formará un gran valle, con una mitad del monte desplazándose al norte y la otra mitad al sur.
Zac 14:5 Ustedes huirán por el valle de mi monte, porque se extenderá hasta Asal. Huirán como huyeron del terremoto en los días de Uzías, rey de Judá. Entonces vendrá el SEÑOR mi Dios, acompañado de todos sus fieles.
Zac 14:6 »En aquel día no habrá luz, ni hará frío.
Zac 14:7 Será un día excepcional, que sólo el SEÑOR conoce: no tendrá día ni noche, pues cuando llegue la noche, seguirá alumbrando la luz.
Zac 14:8 »En aquel día fluirá agua viva desde Jerusalén, tanto en verano como en invierno. Y una mitad correrá hacia el Mar Muerto, y la otra hacia el mar Mediterráneo.
Zac 14:9 El SEÑOR reinará sobre toda la tierra. En aquel día el SEÑOR será el único Dios, y su nombre será el único nombre.
Zac 14:10 »Desde Gueba hasta Rimón, al sur de Jerusalén, todo el país se volverá un desierto.[a] Pero Jerusalén se levantará y permanecerá en su lugar, desde la puerta de Benjamín hasta el sitio de la puerta Primera, hasta la puerta del Ángulo, y desde la torre de Jananel hasta los lagares del rey.
Zac 14:11 Jerusalén volverá a ser habitada, tendrá tranquilidad, y nunca más será destruida.
Zac 14:12 »Ésta es la plaga con la que el SEÑOR herirá a todos los pueblos que pelearon contra Jerusalén: Se les pudrirá la carne en vida, se les pudrirán los ojos en las cuencas, y se les pudrirá la lengua en la boca.
Zac 14:13 En aquel día el SEÑOR los llenará de pánico. Cada uno levantará la mano contra el otro, y se atacarán entre sí.
Zac 14:14 También Judá peleará en Jerusalén, y se recogerán las riquezas de todas las naciones vecinas, y grandes cantidades de oro y plata y de ropa.
Zac 14:15 Una plaga semejante herirá también a caballos y mulos, camellos y asnos, y a todo animal que esté en aquellos campamentos.
Zac 14:16 »Entonces los sobrevivientes de todas las naciones que atacaron a Jerusalén subirán año tras año para adorar al Rey, al SEÑOR Todopoderoso, y para celebrar la fiesta de las Enramadas.
Zac 14:17 Si alguno de los pueblos de la tierra no sube a Jerusalén para adorar al Rey, al SEÑOR Todopoderoso, tampoco recibirá lluvia.
Zac 14:18 Y si el pueblo egipcio no sube ni participa, tampoco recibirá lluvia. El SEÑOR enviará una plaga para castigar a las naciones que no suban a celebrar la fiesta de las Enramadas.
Zac 14:19 ¡Así será castigado Egipto, y todas las naciones que no suban a celebrar la fiesta de las Enramadas!
Zac 14:20 »En aquel día los cascabeles de los caballos llevarán esta inscripción: Consagrado al Señor. Las ollas de cocina del templo del SEÑOR serán como los tazones sagrados que están frente al altar del sacrificio.
Zac 14:21 Toda olla de Jerusalén y de Judá será consagrada al SEÑOR Todopoderoso, y todo el que vaya a sacrificar tomará algunas de esas ollas y cocinará en ellas. En aquel día no habrá más mercaderes[b] en el templo del SEÑOR Todopoderoso.»
Salmo 62
En Dios solamente está acallada mi alma
Sal 62:1
Al director musical. Para Jedutún. Salmo de David.
Sólo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi salvación.
Sal 62:2 Sólo él es mi roca y mi salvación; él es mi protector. ¡Jamás habré de caer!
Sal 62:3 ¿Hasta cuándo atacarán todos ustedes a un hombre para derribarlo? Es como un muro inclinado, ¡como una cerca a punto de derrumbarse!
Sal 62:4 Sólo quieren derribarlo de su lugar de preeminencia. Se complacen en la mentira: bendicen con la boca, pero maldicen con el corazón. Selah
Sal 62:5 Sólo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi esperanza.
Sal 62:6 Sólo él es mi roca y mi salvación; él es mi protector y no habré de caer.
Sal 62:7 Dios es mi salvación y mi gloria; es la roca que me fortalece; ¡mi refugio está en Dios!
Sal 62:8 Confía siempre en él, pueblo mío; ábrele tu corazón cuando estés ante él. ¡Dios es nuestro refugio! Selah
Sal 62:9 Una quimera es la gente de humilde cuna, y una mentira la gente de alta alcurnia; si se les pone juntos en la balanza, todos ellos no pesan nada.
Sal 62:10 No confíen en la extorsión ni se hagan ilusiones con sus rapiñas; y aunque se multipliquen sus riquezas, no pongan el corazón en ellas.
Sal 62:11 Una cosa ha dicho Dios, y dos veces lo he escuchado: Que tú, oh Dios, eres poderoso;
Sal 62:12 que tú, Señor, eres todo amor; que tú pagarás a cada uno según lo que merezcan sus obras.