Día 125
Isaías 61
El año de gracia del Señor
Isa 61:1
El año del favor del SEÑOR
El Espíritu del SEÑOR omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros,
Isa 61:2 a pregonar el año del favor del SEÑOR y el día de la venganza de nuestro Dios, a consolar a todos los que están de duelo,
Isa 61:3 y a confortar a los dolientes de Sión. Me ha enviado a darles una corona en vez de cenizas, aceite de alegría en vez de luto, traje de fiesta en vez de espíritu de desaliento. Serán llamados robles de justicia, plantío del SEÑOR, para mostrar su gloria.
Isa 61:4 Reconstruirán las ruinas antiguas, y restaurarán los escombros de antaño; repararán las ciudades en ruinas, y los escombros de muchas generaciones.
Isa 61:5 Gente extraña pastoreará los rebaños de ustedes, y sus campos y viñedos serán labrados por un pueblo extranjero.
Isa 61:6 Pero a ustedes los llamarán «sacerdotes del SEÑOR»; les dirán «ministros de nuestro Dios». Se alimentarán de las riquezas de las naciones, y se jactarán de los tesoros de ellas.
Isa 61:7 En vez de su vergüenza, mi pueblo recibirá doble porción; en vez de deshonra, se regocijará en su herencia; y así en su tierra recibirá doble herencia, y su alegría será eterna.
Isa 61:8 «Yo, el SEÑOR, amo la justicia, pero odio el robo y la iniquidad. En mi fidelidad los recompensaré y haré con ellos un pacto eterno.
Isa 61:9 Sus descendientes serán conocidos entre las naciones, y sus vástagos, entre los pueblos. Quienes los vean, reconocerán que ellos son descendencia bendecida del SEÑOR.»
Isa 61:10 Me deleito mucho en el SEÑOR; me regocijo en mi Dios. Porque él me vistió con ropas de salvación y me cubrió con el manto de la justicia. Soy semejante a un novio que luce su diadema, o una novia adornada con sus joyas.
Isa 61:11 Porque así como la tierra hace que broten los retoños, y el huerto hace que germinen las semillas, así el SEÑOR omnipotente hará que broten la justicia y la alabanza ante todas las naciones.
Isaías 62
La salvación viene de Sion
Isa 62:1
El nuevo nombre de Sión
Por amor a Sión no guardaré silencio, por amor a Jerusalén no desmayaré, hasta que su justicia resplandezca como la aurora, y como antorcha encendida su salvación.
Isa 62:2 Las naciones verán tu justicia, y todos los reyes tu gloria; recibirás un nombre nuevo, que el Señor mismo te dará.
Isa 62:3 Serás en la mano del SEÑOR como una corona esplendorosa, ¡como una diadema real en la palma de tu Dios!
Isa 62:4 Ya no te llamarán «Abandonada», ni a tu tierra la llamarán «Desolada», sino que serás llamada «Mi deleite»; tu tierra se llamará «Mi esposa»; porque el SEÑOR se deleitará en ti, y tu tierra tendrá esposo.
Isa 62:5 Como un joven que se casa con una doncella, así el que te edifica se casará contigo; como un novio que se regocija por su novia, así tu Dios se regocijará por ti.
Isa 62:6 Jerusalén, sobre tus muros he puesto centinelas que nunca callarán, ni de día ni de noche. Ustedes, los que invocan al SEÑOR, no se den descanso;
Isa 62:7 ni tampoco lo dejen descansar, hasta que establezca a Jerusalén y la convierta en la alabanza de la tierra.
Isa 62:8 Por su mano derecha, por su brazo poderoso, ha jurado el SEÑOR: «Nunca más daré a tus enemigos tu grano como alimento, ni se beberá gente extranjera el vino nuevo por el que trabajaste.
Isa 62:9 Alabando al Señor comerán el grano quienes lo hayan cosechado; en los atrios de mi santuario beberán el vino quienes hayan trabajado en la vendimia.»
Isa 62:10 ¡Pasen, pasen por las puertas! Preparen el camino para el pueblo. ¡Construyan la carretera! ¡Quítenle todas las piedras! ¡Desplieguen sobre los pueblos la bandera!
Isa 62:11 He aquí lo que el SEÑOR ha proclamado hasta los confines de la tierra: «Digan a la hija de Sión: “¡Ahí viene tu Salvador! Trae su premio consigo; su recompensa lo acompaña.” »
Isa 62:12 Serán llamados «Pueblo santo», «Redimidos del SEÑOR»; y tú serás llamada «Ciudad anhelada», «Ciudad nunca abandonada».
Isaías 63
El día de venganza del Señor
Isa 63:1
El día de la venganza y la redención de Dios
¿Quién es este que viene de Edom, desde Bosra, vestido de púrpura? ¿Quién es este de espléndido ropaje, que avanza[a] con fuerza arrolladora? «Soy yo, el que habla con justicia, el que tiene poder para salvar.»
Isa 63:2 ¿Por qué están rojos tus vestidos, como los del que pisa las uvas en el lagar?
Isa 63:3 «He pisado el lagar yo solo; ninguno de los pueblos estuvo conmigo. Los he pisoteado en mi enojo; los he aplastado en mi ira. Su sangre salpicó mis vestidos, y me manché toda la ropa.
Isa 63:4 ¡Ya tengo planeado el día de la venganza! ¡El año de mi redención ha llegado!
Isa 63:5 Miré, pero no hubo quien me ayudara, me asombró que nadie me diera apoyo. Mi propio brazo me dio la victoria; ¡mi propia ira me sostuvo!
Isa 63:6 En mi enojo pisoteé a los pueblos, y los embriagué con la copa de mi ira; ¡hice correr su sangre sobre la tierra!»
Se recuerda la misericordia de Dios.
Isa 63:7
Alabanza y oración
Recordaré el gran amor del SEÑOR, y sus hechos dignos de alabanza, por todo lo que hizo por nosotros, por su compasión y gran amor. ¡Sí, por la multitud de cosas buenas que ha hecho por los descendientes de Israel!
Isa 63:8 Declaró: «Verdaderamente son mi pueblo, hijos que no me engañarán.» Así se convirtió en el Salvador
Isa 63:9 de todas sus angustias. Él mismo los salvó; no envió un emisario ni un ángel.[b] En su amor y misericordia los rescató; los levantó y los llevó en sus brazos como en los tiempos de antaño.
Isa 63:10 Pero ellos se rebelaron y afligieron a su santo Espíritu. Por eso se convirtió en su enemigo, y luchó él mismo contra ellos.
Isa 63:11 Su pueblo recordó los tiempos pasados, los tiempos de Moisés: ¿Dónde está el que los guió a través del mar, como guía el pastor a su rebaño?[c] ¿Dónde está el que puso su santo Espíritu entre ellos,
Isa 63:12 el que hizo que su glorioso brazo marchara a la derecha de Moisés, el que separó las aguas a su paso, para ganarse renombre eterno?
Isa 63:13 ¿Dónde está el que los guió a través del mar,[d] como a caballo en el desierto, sin que ellos tropezaran?
Isa 63:14 El Espíritu del SEÑOR les dio descanso, como a ganado que pasta en la llanura. Fue así como guiaste a tu pueblo, para hacerte un nombre glorioso.
Ruego de misericordia
Isa 63:15 Mira bien desde el cielo; observa desde tu morada santa y gloriosa. ¿Dónde están tu celo y tu poder? ¡Se nos niega tu abundante compasión y ternura!
Isa 63:16 Pero tú eres nuestro Padre, aunque Abraham no nos conozca ni nos reconozca Israel; tú, SEÑOR, eres nuestro Padre; ¡tu nombre ha sido siempre «nuestro Redentor»!
Isa 63:17 ¿Por qué, SEÑOR, nos desvías de tus caminos, y endureces nuestro corazón para que no te temamos? Vuelve por amor a tus siervos, por las tribus que son tu herencia.
Isa 63:18 Tu pueblo poseyó por un tiempo tu santuario, pero ahora lo han pisoteado nuestros enemigos.
Isa 63:19 Estamos como si nunca nos hubieras gobernado, como si nunca hubiéramos llevado tu nombre.
Isaías 64
Isa 64:1 ¡Ojalá rasgaras los cielos, y descendieras! ¡Las montañas temblarían ante ti,
Isa 64:2 como cuando el fuego enciende la leña y hace que hierva el agua! Así darías a conocer tu nombre entre tus enemigos, y ante ti temblarían las naciones.
Isa 64:3 Hiciste portentos inesperados cuando descendiste; ante tu presencia temblaron las montañas.
Isa 64:4 Fuera de ti, desde tiempos antiguos nadie ha escuchado ni percibido, ni ojo alguno ha visto, a un Dios que, como tú, actúe en favor de quienes en él confían.
Isa 64:5 Sales al encuentro de los que, alegres, practican la justicia y recuerdan tus caminos. Pero te enojas si persistimos en desviarnos de ellos.[a] ¿Cómo podremos ser salvos?
Isa 64:6 Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia. Todos nos marchitamos como hojas: nuestras iniquidades nos arrastran como el viento.
Isa 64:7 Nadie invoca tu nombre, ni se esfuerza por aferrarse a ti. Pues nos has dado la espalda y nos has entregado[b] en poder de nuestras iniquidades.
Isa 64:8 A pesar de todo, SEÑOR, tú eres nuestro Padre; nosotros somos el barro, y tú el alfarero. Todos somos obra de tu mano.
Isa 64:9 No te enojes demasiado, SEÑOR; no te acuerdes siempre de nuestras iniquidades. ¡Considera, por favor, que todos somos tu pueblo!
Isa 64:10 Tus ciudades santas han quedado devastadas, y hasta Sión se ha vuelto un desierto; Jerusalén es una desolación.
Isa 64:11 Nuestro santo y glorioso templo, donde te alababan nuestros padres, ha sido devorado por el fuego. Ha quedado en ruinas todo lo que más queríamos.
Isa 64:12 Ante todo esto, SEÑOR, ¿no vas a hacer nada? ¿Vas a guardar silencio y afligirnos sin medida?
Salmo 120
"Libra mi alma, oh Jehová"
Sal 120:1
Cántico de los peregrinos.
En mi angustia invoqué al SEÑOR, y él me respondió.
Sal 120:2 SEÑOR, líbrame de los labios mentirosos y de las lenguas embusteras.
Sal 120:3 ¡Ah, lengua embustera! ¿Qué se te habrá de dar? ¿Qué se te habrá de añadir?
Sal 120:4 ¡Puntiagudas flechas de guerrero, con ardientes brasas de retama!
Sal 120:5 ¡Ay de mí, que soy extranjero en Mésec, que he acampado entre las tiendas de Cedar!
Sal 120:6 ¡Ya es mucho el tiempo que he acampado entre los que aborrecen la paz!
Sal 120:7 Yo amo la paz, pero si hablo de paz, ellos hablan de guerra.