Día 80
1 Samuel 9
Saúl elegido para ser rey
1Sa 9:1
Samuel unge a Saúl
Había un hombre de la tribu de Benjamín, muy respetado, cuyo nombre era Quis hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afía, también benjaminita.
1Sa 9:2 Quis tenía un hijo llamado Saúl, que era buen mozo y apuesto como ningún otro israelita, tan alto que los demás apenas le llegaban al hombro.
1Sa 9:3 En cierta ocasión se extraviaron las burras de su padre Quis, y éste le dijo a Saúl: «Toma a uno de los criados y ve a buscar las burras.»
1Sa 9:4 Saúl y el criado se fueron y cruzaron la sierra de Efraín, hasta pasar por la región de Salisá, pero no las encontraron. Pasaron también por la región de Salín, y después por el territorio de Benjamín, pero tampoco allí las encontraron.
1Sa 9:5 Cuando llegaron al territorio de Zuf, Saúl le dijo al criado que lo acompañaba: —Vámonos. Debemos regresar, no sea que mi padre comience a preocuparse más por nosotros que por las burras.
1Sa 9:6 El criado le contestó: —En este pueblo vive un hombre de Dios que es muy famoso. Todo lo que dice se cumple sin falta. ¿Por qué no vamos allá? A lo mejor nos indica el camino que debemos seguir.
1Sa 9:7 —Pero si vamos, ¿qué le podemos llevar? —preguntó Saúl—. En las alforjas no nos queda nada de comer, ni tenemos ningún regalo que ofrecerle.
1Sa 9:8 —Aquí tengo casi tres gramos[a] de plata —respondió el criado—. Se los puedo dar al hombre de Dios para que nos indique el camino.
1Sa 9:9 (Antiguamente, cuando alguien en Israel iba a consultar a Dios, solía decir: «Vamos a ver al vidente», porque así se le llamaba entonces al que ahora se le llama profeta.)
1Sa 9:10 —Muy bien —dijo Saúl—, vamos. Dicho esto, se dirigieron al pueblo donde vivía el hombre de Dios.
1Sa 9:11 Subían por la cuesta de la ciudad cuando se encontraron con unas jóvenes que iban a sacar agua. Les preguntaron: —¿Se encuentra por aquí el vidente?
1Sa 9:12 —Sí, está más adelante —contestaron ellas—. Dense prisa, que acaba de llegar a la ciudad, y el pueblo va a ofrecer un sacrificio en el santuario del cerro.
1Sa 9:13 Cuando entren en la ciudad lo encontrarán, si llegan antes de que suba al santuario para comer. La gente no empezará a comer hasta que él llegue, pues primero tiene que bendecir el sacrificio, y luego los invitados comerán. Así que vayan de inmediato, que hoy mismo lo van a encontrar.
1Sa 9:14 Saúl y su criado se dirigieron entonces a la ciudad. Iban entrando cuando Samuel se encontró con ellos, camino al santuario del cerro.
1Sa 9:15 Un día antes de que Saúl llegara, el SEÑOR le había hecho esta revelación a Samuel:
1Sa 9:16 «Mañana, a esta hora, te voy a enviar un hombre de la tierra de Benjamín. Lo ungirás como gobernante de mi pueblo Israel, para que lo libre del poder de los filisteos. Me he compadecido de mi pueblo, pues sus gritos de angustia han llegado hasta mí.»
1Sa 9:17 Cuando Samuel vio a Saúl, el SEÑOR le dijo: «Ahí tienes al hombre de quien te hablé; él gobernará a mi pueblo.»
1Sa 9:18 Al llegar a la puerta de la ciudad, Saúl se acercó a Samuel y le preguntó: —¿Podría usted indicarme dónde está la casa del vidente?
1Sa 9:19 —Yo soy el vidente —respondió Samuel—. Acompáñame al santuario del cerro, que hoy comerán ustedes conmigo. Ya mañana, cuando te deje partir, responderé a todas tus inquietudes.
1Sa 9:20 En cuanto a las burras que se te perdieron hace tres días, ni te preocupes, que ya las encontraron. Y agregó: —Lo que Israel más desea, ¿no tiene que ver contigo y con toda la familia de tu padre?
1Sa 9:21 —¿Por qué me dices eso? —respondió Saúl—. ¿No soy yo de la tribu de Benjamín, que es la más pequeña de Israel? ¿Y no es mi familia la más insignificante de la tribu de Benjamín?
1Sa 9:22 No obstante, Samuel tomó a Saúl y a su criado, los llevó al salón y les dio un lugar especial entre los invitados, que eran unos treinta.
1Sa 9:23 Luego Samuel le dijo al cocinero: —Trae la ración de carne que te pedí que apartaras, y que yo mismo te entregué.
1Sa 9:24 El cocinero sacó un pernil entero, y se lo sirvió a Saúl. Entonces Samuel dijo: —Ahí tienes lo que estaba reservado para ti. Come, pues antes de invitar a los otros, tu ración ya había sido apartada para esta ocasión. Así fue como Saúl comió aquel día con Samuel.
1Sa 9:25 Luego bajaron del santuario a la ciudad, y Samuel conversó con Saúl en la azotea de su casa.
1Sa 9:26 Al amanecer, a la hora de levantarse, Samuel habló con Saúl en ese mismo lugar: —¡Levántate! —le dijo—; ya debes partir. Saúl se levantó, y salieron de la casa juntos.
1Sa 9:27 Mientras se dirigían a las afueras de la ciudad, Samuel le dijo a Saúl: —Dile al criado que se adelante, pero tú quédate un momento, que te voy a dar un mensaje de parte de Dios. El criado se adelantó.
1 Samuel 10
Saúl ungido rey
1Sa 10:1 Entonces Samuel tomó un frasco de aceite y lo derramó sobre la cabeza de Saúl. Luego lo besó y le dijo: —¡Es el SEÑOR quien te ha ungido para que gobiernes a su pueblo![a]
1Sa 10:2 Hoy mismo, cuando te alejes de mí y llegues a Selsa, en el territorio de Benjamín, cerca de la tumba de Raquel verás a dos hombres. Ellos te dirán: “Ya encontramos las burras que andabas buscando. Pero tu padre ya no piensa en las burras, sino que ahora está preocupado por ustedes y se pregunta: ‘¿Qué puedo hacer para encontrar a mi hijo?’”
1Sa 10:3 »Más adelante, cuando llegues a la encina de Tabor, te encontrarás con tres hombres que se dirigen a Betel para adorar a Dios. Uno de ellos lleva tres cabritos; otro, tres panes; y el otro, un odre de vino.
1Sa 10:4 Después de saludarte, te entregarán dos panes. Acéptalos.
1Sa 10:5 »De ahí llegarás a Guibeá de Dios, donde hay una guarnición filistea. Al entrar en la ciudad te encontrarás con un grupo de profetas que bajan del santuario en el cerro. Vendrán profetizando, precedidos por músicos que tocan liras, panderetas, flautas y arpas.
1Sa 10:6 Entonces el Espíritu del SEÑOR vendrá sobre ti con poder, y tú profetizarás con ellos y serás una nueva persona.
1Sa 10:7 Cuando se cumplan estas señales que has recibido, podrás hacer todo lo que esté a tu alcance, pues Dios estará contigo.
1Sa 10:8 »Baja luego a Guilgal antes que yo. Allí me reuniré contigo para ofrecer holocaustos y sacrificios de comunión, y cuando llegue, te diré lo que tienes que hacer. Pero tú debes esperarme siete días.
1Sa 10:9
Saúl es proclamado rey
Cuando Saúl se dio vuelta para alejarse de Samuel, Dios le cambió el corazón, y ese mismo día se cumplieron todas esas señales.
1Sa 10:10 En efecto, al llegar Saúl y su criado a Guibeá, un grupo de profetas les salió al encuentro. Entonces el Espíritu de Dios vino con poder sobre Saúl, quien cayó en trance profético junto con ellos.
1Sa 10:11 Los que desde antes lo conocían, al verlo profetizar junto con los profetas se preguntaban unos a otros: —¿Qué le pasa a Saúl hijo de Quis? ¿Acaso él también es uno de los profetas?
1Sa 10:12 Alguien que vivía allí replicó: —¿Y quién es el responsable[b] de ellos? De ahí viene el dicho: «¿Acaso también Saúl es uno de los profetas?»
1Sa 10:13 Cuando Saúl acabó de profetizar, subió al santuario del cerro.
1Sa 10:14 Su tío les preguntó a él y a su criado: —¿Y ustedes dónde estaban? —Andábamos buscando las burras —respondió Saúl—; pero como no dábamos con ellas, fuimos a ver a Samuel.
1Sa 10:15 —Cuéntame lo que les dijo Samuel —pidió el tío de Saúl.
1Sa 10:16 —Nos aseguró que ya habían encontrado las burras. Sin embargo, Saúl no le contó a su tío lo que Samuel le había dicho acerca del reino.
Saúl proclamado rey
1Sa 10:17 Después de esto, Samuel convocó al pueblo de Israel para que se presentara ante el SEÑOR en Mizpa.
1Sa 10:18 Allí les dijo a los israelitas: «Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: “Yo saqué a Israel de Egipto. Yo los libré a ustedes del poder de los egipcios y de todos los reinos que los oprimían.”
1Sa 10:19 Ahora, sin embargo, ustedes han rechazado a su Dios, quien los libra de todas las calamidades y aflicciones. Han dicho: “¡No! ¡Danos un rey que nos gobierne!” Por tanto, preséntense ahora ante el SEÑOR por tribus y por familias.»
1Sa 10:20 Dicho esto, Samuel hizo que se acercaran todas las tribus de Israel y, al echar la suerte, fue escogida la tribu de Benjamín.
1Sa 10:21 Luego mandó que se acercara la tribu de Benjamín, familia por familia, y la suerte cayó sobre la familia de Matri, y finalmente sobre Saúl hijo de Quis. Entonces fueron a buscar a Saúl, pero no lo encontraron,
1Sa 10:22 de modo que volvieron a consultar al SEÑOR: —¿Ha venido aquí ese hombre? —Sí —respondió el SEÑOR—, pero se ha escondido entre el equipaje.
1Sa 10:23 Fueron corriendo y lo sacaron de allí. Y cuando Saúl se puso en medio de la gente, vieron que era tan alto que nadie le llegaba al hombro.
1Sa 10:24 Dijo entonces Samuel a todo el pueblo: —¡Miren al hombre que el SEÑOR ha escogido! ¡No hay nadie como él en todo el pueblo! —¡Viva el rey! —exclamaron todos.
1Sa 10:25 A continuación, Samuel le explicó al pueblo las leyes del reino y las escribió en un libro que depositó ante el SEÑOR. Luego mandó que todos regresaran a sus casas.
1Sa 10:26 También Saúl se fue a su casa en Guibeá, acompañado por un grupo de hombres leales, a quienes el SEÑOR les había movido el corazón.
1Sa 10:27 Pero algunos insolentes protestaron: «¿Y éste es el que nos va a salvar?» Y fue tanto su desprecio por Saúl, que ni le ofrecieron regalos. Saúl, por su parte, no les hizo caso.
1 Samuel 11
Saúl derrota a los amonitas
1Sa 11:1
Saúl libera la ciudad de Jabés
Najás el amonita subió contra Jabés de Galaad y la sitió. Los habitantes de la ciudad le dijeron: —Haz un pacto con nosotros, y seremos tus siervos.
1Sa 11:2 —Haré un pacto con ustedes —contestó Najás el amonita—, pero con una condición: que les saque a cada uno de ustedes el ojo derecho. Así dejaré en desgracia a todo Israel.
1Sa 11:3 —Danos siete días para que podamos enviar mensajeros por todo el territorio de Israel —respondieron los ancianos de Jabés—. Si no hay quien nos libre de ustedes, nos rendiremos.
1Sa 11:4 Cuando los mensajeros llegaron a Guibeá, que era la ciudad de Saúl, y le comunicaron el mensaje al pueblo, todos se echaron a llorar.
1Sa 11:5 En esos momentos Saúl regresaba del campo arreando sus bueyes, y preguntó: «¿Qué le pasa a la gente? ¿Por qué están llorando?» Entonces le contaron lo que habían dicho los habitantes de Jabés.
1Sa 11:6 Cuando Saúl escuchó la noticia, el Espíritu de Dios vino sobre él con poder. Enfurecido,
1Sa 11:7 agarró dos bueyes y los descuartizó, y con los mensajeros envió los pedazos por todo el territorio de Israel, con esta advertencia: «Así se hará con los bueyes de todo el que no salga para unirse a Saúl y Samuel.» El temor del SEÑOR se apoderó del pueblo, y todos ellos, como un solo hombre, salieron a la guerra.
1Sa 11:8 Saúl los reunió en Bézec para pasar revista, y había trescientos mil soldados de Israel y treinta mil de Judá.
1Sa 11:9 Luego les dijo[a] a los mensajeros que habían venido: «Vayan y díganles a los habitantes de Jabés de Galaad: “Mañana, cuando más calor haga, serán librados.” » Los mensajeros fueron y les comunicaron el mensaje a los de Jabés. Éstos se llenaron de alegría
1Sa 11:10 y les dijeron a los amonitas: «Mañana nos rendiremos, y podrán hacer con nosotros lo que bien les parezca.»
1Sa 11:11 Al día siguiente, antes del amanecer,[b] Saúl organizó a los soldados en tres columnas. Invadieron el campamento de los amonitas, e hicieron una masacre entre ellos hasta la hora más calurosa del día. Los que sobrevivieron fueron dispersados, así que no quedaron dos hombres juntos.
El Reino se renueva
1Sa 11:12
Saúl es confirmado como rey
El pueblo le dijo entonces a Samuel: —¿Quiénes son los que no querían que Saúl reinara sobre nosotros? Entréguenlos, que vamos a matarlos.
1Sa 11:13 —¡Nadie va a morir hoy! —intervino Saúl—. En este día el SEÑOR ha librado a Israel.
1Sa 11:14 —¡Vengan! —le dijo Samuel al pueblo—. Vamos a Guilgal para confirmar a Saúl como rey.
1Sa 11:15 Todos se fueron a Guilgal, y allí, ante el SEÑOR, confirmaron a Saúl como rey. También allí, ante el SEÑOR, ofrecieron sacrificios de comunión, y Saúl y todos los israelitas celebraron la ocasión con gran alegría.
1 Samuel 12
Despedida de Samuel
1Sa 12:1
Discurso de despedida de Samuel
Samuel le habló a todo Israel: —¡Préstenme atención! Yo les he hecho caso en todo lo que me han pedido, y les he dado un rey que los gobierne.
1Sa 12:2 Ya tienen al rey que va a dirigirlos. En cuanto a mí, ya estoy viejo y lleno de canas, y mis hijos son parte del pueblo. Yo los he guiado a ustedes desde mi juventud hasta la fecha.
1Sa 12:3 Aquí me tienen. Pueden acusarme en la presencia del SEÑOR y de su ungido. ¿A quién le he robado un buey o un asno? ¿A quién he defraudado? ¿A quién he oprimido? ¿Por quién me he dejado sobornar? Acúsenme, y pagaré lo que corresponda.
1Sa 12:4 —No nos has defraudado —respondieron—; tampoco nos has oprimido ni le has robado nada a nadie.
1Sa 12:5 Samuel insistió: —¡Que el SEÑOR y su ungido sean hoy testigos de que ustedes no me han hallado culpable de nada! —¡Que lo sean! —fue la respuesta del pueblo.
1Sa 12:6 Además Samuel les dijo: —Testigo es el SEÑOR, que escogió a Moisés y a Aarón para sacar de Egipto a los antepasados de ustedes.
1Sa 12:7 Y ahora, préstenme atención. El SEÑOR los ha colmado de beneficios a ustedes y a sus antepasados, pero yo tengo una querella contra ustedes.
1Sa 12:8 »Después de que Jacob entró en Egipto, sus descendientes clamaron al SEÑOR. Entonces el SEÑOR envió a Moisés y a Aarón para sacarlos de Egipto y establecerlos en este lugar.
1Sa 12:9 Pero como se olvidaron de su SEÑOR y Dios, él los entregó al poder de Sísara, comandante del ejército de Jazor, y al poder de los filisteos y del rey de Moab, y ellos les hicieron la guerra.
1Sa 12:10 Por eso ustedes clamaron al SEÑOR: “Hemos pecado al abandonar al SEÑOR y adorar a los ídolos de Baal y a las imágenes de Astarté. Pero ahora, si nos libras del poder de nuestros enemigos, sólo a ti te serviremos.”
1Sa 12:11 Entonces el SEÑOR envió a Yerubaal, Barac,[a] Jefté y Samuel, y los libró a ustedes del poder de los enemigos que los rodeaban, para que vivieran seguros.
1Sa 12:12 »No obstante, cuando ustedes vieron que Najás, rey de los amonitas, los amenazaba, me dijeron: “¡No! ¡Queremos que nos gobierne un rey!” Y esto, a pesar de que el SEÑOR su Dios es el rey de ustedes.
1Sa 12:13 Pues bien, aquí tienen al rey que pidieron y que han escogido. Pero tengan en cuenta que es el SEÑOR quien les ha dado ese rey.
1Sa 12:14 Si ustedes y el rey que los gobierne temen al SEÑOR su Dios, y le sirven y le obedecen, acatando sus mandatos y manteniéndose fieles a él, ¡magnífico!
1Sa 12:15 En cambio, si lo desobedecen y no acatan sus mandatos, él descargará su mano sobre ustedes como la descargó contra sus antepasados.
1Sa 12:16 »Y ahora, préstenme atención y observen con sus propios ojos algo grandioso que el SEÑOR va a hacer.
1Sa 12:17 Ahora no es tiempo de lluvias sino de cosecha.[b] Sin embargo, voy a invocar al SEÑOR, y él enviará truenos y lluvia; así se darán cuenta de la gran maldad que han cometido ante el SEÑOR al pedir un rey.
1Sa 12:18 Samuel invocó al SEÑOR, y ese mismo día el SEÑOR mandó truenos y lluvia. Todo el pueblo sintió un gran temor ante el SEÑOR y ante Samuel,
1Sa 12:19 y le dijeron a Samuel: —Ora al SEÑOR tu Dios por nosotros, tus siervos, para que no nos quite la vida. A todos nuestros pecados hemos añadido la maldad de pedirle un rey.
1Sa 12:20 —No teman —replicó Samuel—. Aunque ustedes han cometido una gran maldad, no se aparten del SEÑOR; más bien, sírvanle de todo corazón.
1Sa 12:21 No se alejen de él por seguir a ídolos inútiles, que no los pueden ayudar ni rescatar, pues no sirven para nada.
1Sa 12:22 Por amor a su gran nombre, el SEÑOR no rechazará a su pueblo; de hecho él se ha dignado hacerlos a ustedes su propio pueblo.
1Sa 12:23 En cuanto a mí, que el SEÑOR me libre de pecar contra él dejando de orar por ustedes. Yo seguiré enseñándoles el camino bueno y recto.
1Sa 12:24 Pero los exhorto a temer al SEÑOR y a servirle fielmente y de todo corazón, recordando los grandes beneficios que él ha hecho en favor de ustedes.
1Sa 12:25 Si persisten en la maldad, tanto ustedes como su rey serán destruidos.
Salmo 80
"Oh Dios, restáuranos"
Sal 80:1
Al director musical. Sígase la tonada de «Los lirios del pacto». Salmo de Asaf.
Pastor de Israel, tú que guías a José como a un rebaño, tú que reinas entre los querubines, ¡escúchanos! ¡Resplandece
Sal 80:2 delante de Efraín, Benjamín y Manasés! ¡Muestra tu poder, y ven a salvarnos!
Sal 80:3 Restáuranos, oh Dios; haz resplandecer tu rostro sobre nosotros, y sálvanos.
Sal 80:4 ¿Hasta cuándo, SEÑOR, Dios Todopoderoso, arderá tu ira contra las oraciones de tu pueblo?
Sal 80:5 Por comida, le has dado pan de lágrimas; por bebida, lágrimas en abundancia.
Sal 80:6 Nos has hecho motivo de contienda para nuestros vecinos; nuestros enemigos se burlan de nosotros.
Sal 80:7 Restáuranos, oh Dios Todopoderoso; haz resplandecer tu rostro sobre nosotros, y sálvanos.
Sal 80:8 De Egipto trajiste una vid; expulsaste a los pueblos paganos, y la plantaste.
Sal 80:9 Le limpiaste el terreno, y ella echó raíces y llenó la tierra.
Sal 80:10 Su sombra se extendía hasta las montañas, su follaje cubría los más altos cedros.
Sal 80:11 Sus ramas se extendieron hasta el Mediterráneo y sus renuevos hasta el Éufrates.
Sal 80:12 ¿Por qué has derribado sus muros? ¡Todos los que pasan le arrancan uvas!
Sal 80:13 Los jabalíes del bosque la destruyen, los animales salvajes la devoran.
Sal 80:14 ¡Vuélvete a nosotros, oh Dios Todopoderoso! ¡Asómate a vernos desde el cielo y brinda tus cuidados a esta vid!
Sal 80:15 ¡Es la raíz que plantaste con tu diestra! ¡Es el vástago que has criado para ti!
Sal 80:16 Tu vid está derribada, quemada por el fuego; a tu reprensión perece tu pueblo.[a]
Sal 80:17 Bríndale tu apoyo al hombre de tu diestra, al ser humano[b] que para ti has criado.
Sal 80:18 Nosotros no nos apartaremos de ti; reavívanos, e invocaremos tu nombre.
Sal 80:19 Restáuranos, SEÑOR, Dios Todopoderoso; haz resplandecer tu rostro sobre nosotros, y sálvanos.