Día 174
Jeremias 23
El renuevo justo
Jer 23:1
El Rey justo
«¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan el rebaño de mis praderas!», afirma el SEÑOR.
Jer 23:2 Por eso, así dice el SEÑOR, el Dios de Israel, a los pastores que apacientan a mi pueblo: «Ustedes han dispersado a mis ovejas; las han expulsado y no se han encargado de ellas. Pues bien, yo me encargaré de castigarlos a ustedes por sus malas acciones —afirma el SEÑOR—.
Jer 23:3 Al resto de mis ovejas yo mismo las reuniré de todos los países adonde las expulsé; y las haré volver a sus pastos, donde crecerán y se multiplicarán.
Jer 23:4 Pondré sobre ellas pastores que las pastorearán, y ya no temerán ni se espantarán, ni faltará ninguna de ellas —afirma el SEÑOR—.
Jer 23:5 »Vienen días —afirma el SEÑOR—, en que de la simiente de David haré surgir un vástago justo; él reinará con sabiduría en el país, y practicará el derecho y la justicia.
Jer 23:6 En esos días Judá será salvada, Israel morará seguro. Y éste es el nombre que se le dará: “El SEÑOR es nuestra salvación.”
Jer 23:7 »Por eso —afirma el SEÑOR—vienen días en que ya no se dirá: “Por la vida del SEÑOR, que hizo salir a los israelitas de la tierra de Egipto”,
Jer 23:8 sino: “Por la vida del SEÑOR, que hizo salir a los descendientes de la familia de Israel, y los hizo llegar del país del norte, y de todos los países adonde los había expulsado.” Y habitarán en su propia tierra.»
Profetas mentirosos
Jer 23:9
Profetas mentirosos
En cuanto a los profetas: Se me parte el corazón en el pecho y se me estremecen los huesos. Por causa del SEÑOR y de sus santas palabras, hasta parezco un borracho, alguien dominado por el vino.
Jer 23:10 A causa de la maldición, el país está lleno de adúlteros, la tierra está de luto y los pastos del desierto se han secado. Los profetas corren tras la maldad, y usan su poder para la injusticia.
Jer 23:11 «Impíos son los profetas y los sacerdotes; aun en mi propia casa encuentro su maldad —afirma el SEÑOR—.
Jer 23:12 »Por eso su camino será resbaladizo; serán empujados a las tinieblas, y en ellas se hundirán. Yo traeré sobre ellos una calamidad en el año de su castigo —afirma el SEÑOR—.
Jer 23:13 »Algo insólito he observado entre los profetas de Samaria: profetizaron en nombre de Baal, y descarriaron a mi pueblo Israel.
Jer 23:14 Y entre los profetas de Jerusalén he observado cosas terribles: cometen adulterio, y viven en la mentira; fortalecen las manos de los malhechores, ninguno se convierte de su maldad. Todos ellos son para mí como Sodoma; los habitantes de Jerusalén son como Gomorra.»
Jer 23:15 Por tanto, así dice el SEÑOR Todopoderoso contra los profetas: «Haré que coman alimentos amargos y que beban agua envenenada, porque los profetas de Jerusalén han llenado de corrupción todo el país.»
Jer 23:16 Así dice el SEÑOR Todopoderoso: «No hagan caso de lo que dicen los profetas, pues alientan en ustedes falsas esperanzas; cuentan visiones que se han imaginado y que no proceden de la boca del SEÑOR.
Jer 23:17 A los que me desprecian les aseguran que yo digo que gozarán de bienestar; a los que obedecen los dictados de su terco corazón les dicen que no les sobrevendrá ningún mal.
Jer 23:18 ¿Quién de ellos ha estado en el consejo del SEÑOR? ¿Quién ha recibido o escuchado su palabra? ¿Quién ha atendido y escuchado su palabra?
Jer 23:19 El huracán del SEÑOR se ha desatado con furor; un torbellino se cierne amenazante sobre la cabeza de los malvados.
Jer 23:20 La ira del SEÑOR no cesará hasta que haya realizado por completo los propósitos de su corazón. Al final de los tiempos lo comprenderán con claridad.
Jer 23:21 Yo no envié a esos profetas, pero ellos corrieron; ni siquiera les hablé, pero ellos profetizaron.
Jer 23:22 Si hubieran estado en mi consejo, habrían proclamado mis palabras a mi pueblo; lo habrían hecho volver de su mal camino y de sus malas acciones.
Jer 23:23 »¿Soy acaso Dios sólo de cerca? ¿No soy Dios también de lejos? —afirma el SEÑOR—.
Jer 23:24 ¿Podrá el hombre hallar un escondite donde yo no pueda encontrarlo? —afirma el SEÑOR—. ¿Acaso no soy yo el que llena los cielos y la tierra? —afirma el SEÑOR—.
Jer 23:25 »He escuchado lo que dicen los profetas que profieren mentiras en mi nombre, los cuales dicen: “¡He tenido un sueño, he tenido un sueño!”
Jer 23:26 ¿Hasta cuándo seguirán dándole valor de profecía a las mentiras y delirios de su mente?
Jer 23:27 Con los sueños que se cuentan unos a otros pretenden hacer que mi pueblo se olvide de mi nombre, como sus antepasados se olvidaron de mi nombre por el de Baal.
Jer 23:28 El profeta que tenga un sueño, que lo cuente; pero el que reciba mi palabra, que la proclame con fidelidad. ¿Qué tiene que ver la paja con el grano? —afirma el SEÑOR—.
Jer 23:29 ¿No es acaso mi palabra como fuego, y como martillo que pulveriza la roca? —afirma el SEÑOR—.
Jer 23:30 »Por eso yo estoy contra los profetas que se roban mis palabras entre sí —afirma el SEÑOR—.
Jer 23:31 Yo estoy contra los profetas que sueltan la lengua y hablan por hablar —afirma el SEÑOR—.
Jer 23:32 Yo estoy contra los profetas que cuentan sueños mentirosos, y que al contarlos hacen que mi pueblo se extravíe con sus mentiras y sus presunciones —afirma el SEÑOR—. Yo no los he enviado ni les he dado ninguna orden. Son del todo inútiles para este pueblo —afirma el SEÑOR—.
Jer 23:33
Profecías falsas
»Y si este pueblo, o algún profeta o sacerdote, te pregunta: “¿Qué mensaje[a] tenemos del SEÑOR?”, tú les responderás: “¿De qué mensaje hablan?” Yo los abandonaré —afirma el SEÑOR—.
Jer 23:34 Y si un profeta o un sacerdote, o alguien del pueblo, dice: “Éste es el mensaje del SEÑOR”, yo castigaré a ese hombre y a su casa.
Jer 23:35 Así deberán hablarse entre amigos y hermanos: “¿Qué ha respondido el SEÑOR?”, o “¿Qué ha dicho el SEÑOR?”
Jer 23:36 Pero no deberán mencionar más la frase “Mensaje del SEÑOR”, porque el mensaje de cada uno será su propia palabra, ya que ustedes han distorsionado las palabras del Dios viviente, del SEÑOR Todopoderoso, nuestro Dios.
Jer 23:37 Así les dirás a los profetas: “¿Qué les ha respondido el SEÑOR? ¿Qué les ha dicho?”
Jer 23:38 Pero si ustedes responden: “¡Mensaje del SEÑOR!”, el SEÑOR dice: “Por cuanto ustedes han dicho: ‘¡Mensaje del SEÑOR!’, siendo que yo les había prohibido que pronunciaran esta frase,
Jer 23:39 entonces me olvidaré de ustedes y los echaré de mi presencia, junto con la ciudad que les di a ustedes y a sus antepasados.
Jer 23:40 Y los afligiré con un oprobio eterno, con una humillación eterna que jamás será olvidada.” »
Jeremias 24
Los higos buenos y los higos malos
Jer 24:1
Dos canastas de higos
Después de que Nabucodonosor, rey de Babilonia, deportó de Jerusalén a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, junto con los jefes de Judá y con los artesanos y herreros, el SEÑOR me mostró dos canastas de higos colocadas frente al templo del SEÑOR.
Jer 24:2 Una de ellas tenía higos muy buenos, como los que maduran primero; la otra tenía higos muy malos, tan malos que no se podían comer.
Jer 24:3 Entonces el SEÑOR me preguntó: «¿Qué ves, Jeremías?» Yo respondí: «Veo higos. Unos están muy buenos, pero otros están tan malos que no se pueden comer.»
Jer 24:4 Y la palabra del SEÑOR vino a mí:
Jer 24:5 «Así dice el SEÑOR, el Dios de Israel: “A los deportados de Judá, que envié de este lugar al país de los babilonios, los consideraré como a estos higos buenos.
Jer 24:6 Los miraré favorablemente, y los haré volver a este país. Los edificaré y no los derribaré, los plantaré y no los arrancaré.
Jer 24:7 Les daré un corazón que me conozca, porque yo soy el SEÑOR. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios, porque volverán a mí de todo corazón.
Jer 24:8 » ” Pero a Sedequías, rey de Judá, y a sus jefes y a los sobrevivientes de Jerusalén —lo mismo a los que se quedaron en este país como a los que viven en Egipto—los trataré como a los higos malos, que de tan malos no se pueden comer —afirma el SEÑOR—.
Jer 24:9 Los convertiré en motivo de espanto y de calamidad, para todos los reinos de la tierra. En todos los lugares por donde yo los disperse, serán objeto de escarnio, desprecio, burla y maldición.
Jer 24:10 Enviaré contra ellos espada, hambre y pestilencia, hasta que sean exterminados de la tierra que les di a ellos y a sus antepasados.” »
Jeremias 25
Setenta años de cautiverio
Jer 25:1
Setenta años de cautiverio
Ésta es la palabra que vino a Jeremías con relación a todo el pueblo de Judá. La recibió en el año cuarto del reinado de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, es decir, durante el año primero del reinado de Nabucodonosor, rey de Babilonia.
Jer 25:2 El profeta Jeremías les dijo lo siguiente a todo el pueblo de Judá y a todos los habitantes de Jerusalén:
Jer 25:3 «Desde el año trece de Josías hijo de Amón, rey de Judá, hasta el día de hoy —¡y conste que ya han pasado veintitrés años!—, el SEÑOR me ha dirigido su palabra, y yo les he hablado en repetidas ocasiones, pero ustedes no me han hecho caso.
Jer 25:4 »Además, una y otra vez el SEÑOR les ha enviado a sus siervos los profetas, pero ustedes no los han escuchado ni les han prestado atención.
Jer 25:5 Ellos los exhortaban: “Dejen ya su mal camino y sus malas acciones. Así podrán habitar en la tierra que, desde siempre y para siempre, el SEÑOR les ha dado a ustedes y a sus antepasados.
Jer 25:6 No vayan tras otros dioses para servirles y adorarlos; no me irriten con la obra de sus manos, y no les haré ningún mal.”
Jer 25:7 »Pero ustedes no me obedecieron —afirma el SEÑOR—, sino que me irritaron con la obra de sus manos, para su propia desgracia.
Jer 25:8 »Por eso, así dice el SEÑOR Todopoderoso: “Por cuanto no han obedecido mis palabras,
Jer 25:9 yo haré que vengan todos los pueblos del norte, y también mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia. Los traeré contra este país, contra sus habitantes y contra todas las naciones vecinas, y los destruiré por completo: ¡los convertiré en objeto de horror, de burla y de eterna desolación! —afirma el SEÑOR—.
Jer 25:10 Haré que desaparezcan entre ellos los gritos de gozo y alegría, los cantos de bodas, el ruido del molino y la luz de la lámpara.
Jer 25:11 Todo este país quedará reducido a horror y desolación, y estas naciones servirán al rey de Babilonia durante setenta años.”
Jer 25:12 »Pero cuando se hayan cumplido los setenta años, yo castigaré por su iniquidad al rey de Babilonia y a aquella nación, país de los caldeos, y los convertiré en desolación perpetua —afirma el SEÑOR—.
Jer 25:13 Haré que vengan sobre ese país todas las amenazas que le anuncié, y todo lo que está registrado en este libro y que Jeremías ha profetizado contra las naciones.
Jer 25:14 Los caldeos, a su vez, caerán bajo el yugo de muchas naciones y reyes poderosos. Así les daré lo que merecen su conducta y sus hechos.»
La copa del furor de Dios
Jer 25:15 El SEÑOR, el Dios de Israel, me dijo: «Toma de mi mano esta copa del vino de mi ira, y dásela a beber a todas las naciones a las que yo te envíe.
Jer 25:16 Cuando ellas la beban, se tambalearán y perderán el juicio, a causa de la espada que voy a enviar contra ellos.»
Jer 25:17 Tomé de la mano del SEÑOR la copa, y se la di a beber a todas las naciones a las cuales el SEÑOR me envió:
Jer 25:18 a Jerusalén y a las ciudades de Judá, a sus reyes y a sus jefes, para convertirlos en ruinas, en motivo de horror, burla y maldición, como hoy se puede ver.
Jer 25:19 También se la di a beber al faraón, rey de Egipto, y a sus siervos y jefes y a todo su pueblo;
Jer 25:20 a todos los forasteros, a todos los reyes del país de Uz, y a todos los reyes del país de los filisteos: a los de Ascalón, Gaza y Ecrón, y a los sobrevivientes de Asdod;
Jer 25:21 a Edom y Moab, y a los hijos de Amón;
Jer 25:22 a todos los reyes de Tiro y de Sidón; a todos los reyes de las costas al otro lado del mar;
Jer 25:23 a Dedán, Temá y Buz; a todos los pueblos que se rapan las sienes;
Jer 25:24 a todos los reyes de Arabia; a todos los reyes de las diferentes tribus del desierto;
Jer 25:25 a todos los reyes de Zimri, Elam y Media;
Jer 25:26 a todos los reyes del norte, cercanos o lejanos entre sí, y a todos los reinos que están sobre la faz de la tierra. Y después de ellos beberá el rey de Sesac.[a]
Jer 25:27 «Tú les dirás: “Así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: ‘Beban, emborráchense, vomiten y caigan para no levantarse más, por causa de la espada que estoy por mandar contra ustedes.’”
Jer 25:28 Pero si se niegan a tomar de tu mano la copa y beberla, tú les dirás: “Así dice el SEÑOR Todopoderoso: ‘¡Tendrán que beberla!’
Jer 25:29 Desataré calamidades contra la ciudad que lleva mi nombre. ¿Y creen ustedes que no los voy a castigar? Al contrario, serán castigados —afirma el SEÑOR Todopoderoso—, porque yo desenvaino la espada contra todos los habitantes de la tierra.”
Jer 25:30 »Tú, Jeremías, profetiza contra ellos todas estas palabras: »“Ruge el SEÑOR desde lo alto; desde su santa morada hace tronar su voz. Ruge violento contra su rebaño; grita como los que pisan la uva, contra todos los habitantes del mundo.
Jer 25:31 El estruendo llega hasta los confines de la tierra, porque el SEÑOR litiga contra las naciones; enjuicia a todos los mortales, y pasa por la espada a los malvados” », afirma el SEÑOR.
Jer 25:32 Así dice el SEÑOR Todopoderoso: «La calamidad se extiende de nación en nación; una terrible tempestad se desata desde los confines de la tierra.»
Jer 25:33 En aquel día, las víctimas del SEÑOR quedarán tendidas de un extremo a otro de la tierra. Nadie las llorará ni las recogerá ni las enterrará; se quedarán sobre la faz de la tierra, como el estiércol.
Jer 25:34 Giman, pastores, y clamen; revuélquense en el polvo, jefes del rebaño, porque les ha llegado el día de la matanza; serán dispersados, y caerán como carneros escogidos.[b]
Jer 25:35 Los pastores no tendrán escapatoria; no podrán huir los jefes del rebaño.
Jer 25:36 Escuchen el clamor de los pastores y el gemido de los jefes del rebaño, porque el SEÑOR destruye sus pastizales.
Jer 25:37 Las hermosas praderas son asoladas, a causa de la ardiente ira del SEÑOR.
Jer 25:38 Como león que deja abandonada su guarida, el SEÑOR ha dejado desolado su país, a causa de la espada[c] devastadora, a causa de la ardiente ira del SEÑOR.
Salmo 19
La ley del Señor es perfecta
Sal 19:1
Al director musical. Salmo de David.
Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos
Sal 19:2 Un día comparte al otro la noticia, una noche a la otra se lo hace saber
Sal 19:3 Sin palabras, sin lenguaje, sin una voz perceptible,
Sal 19:4 por toda la tierra resuena su eco, ¡sus palabras llegan hasta los confines del mundo! Dios ha plantado en los cielos un pabellón para el sol
Sal 19:5 Y éste, como novio que sale de la cámara nupcial, se apresta, cual atleta, a recorrer el camino
Sal 19:6 Sale de un extremo de los cielos y, en su recorrido, llega al otro extremo, sin que nada se libre de su calor.
Sal 19:7 La ley del SEÑOR es perfecta: infunde nuevo aliento. El mandato del SEÑOR es digno de confianza: da sabiduría al sencillo
Sal 19:8 Los preceptos del SEÑOR son rectos: traen alegría al corazón. El mandamiento del SEÑOR es claro: da luz a los ojos
Sal 19:9 El temor del SEÑOR es puro: permanece para siempre. Las sentencias del SEÑOR son verdaderas: todas ellas son justas
Sal 19:10 Son más deseables que el oro, más que mucho oro refinado; son más dulces que la miel, la miel que destila del panal
Sal 19:11 Por ellas queda advertido tu siervo; quien las obedece recibe una gran recompensa.
Sal 19:12 ¿Quién está consciente de sus propios errores? ¡Perdóname aquellos de los que no estoy consciente!
Sal 19:13 Libra, además, a tu siervo de pecar a sabiendas; no permitas que tales pecados me dominen. Así estaré libre de culpa y de multiplicar mis pecados.
Sal 19:14 Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis pensamientos, oh SEÑOR, roca mía y redentor mío.