350

16 El Apocalipsis

350 - 351 - 352 -353 - 354 - 355 - 356 - 357 - 358

Lee la Biblia: Apocalipsis 1-11

Mira nuestro video Lee la Biblia sobre el libro de Revelación, que desglosa el diseño literario del libro y su línea de pensamiento. En Revelación, las visiones de Juan revelan que Jesús ha derrotado el mal con su muerte y resurrección y que regresará un día como el verdadero rey del mundo.

Apocalipsis 1

Prólogo

Apo 1:1

Prólogo

Ésta es la revelación de Jesucristo, que Dios le dio para mostrar a sus siervos lo que sin demora tiene que suceder. Jesucristo envió a su ángel para dar a conocer la revelación a su siervo Juan,

Apo 1:2 quien por su parte da fe de la verdad, escribiendo todo lo que vio, a saber, la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.

Apo 1:3 Dichoso el que lee y dichosos los que escuchan las palabras de este mensaje profético y hacen caso de lo que aquí está escrito, porque el tiempo de su cumplimiento está cerca.

Saludo a las siete iglesias

Apo 1:4

Saludos y doxología

Yo, Juan, escribo a las siete iglesias que están en la provincia de Asia: Gracia y paz a ustedes de parte de aquel que es y que era y que ha de venir; y de parte de los siete espíritus que están delante de su trono;

Apo 1:5 y de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de la resurrección, el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y que por su sangre nos ha librado de nuestros pecados,

Apo 1:6 al que ha hecho de nosotros un reino, sacerdotes al servicio de Dios su Padre, ¡a él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos! Amén.

Apo 1:7 ¡Miren que viene en las nubes! Y todos lo verán con sus propios ojos, incluso quienes lo traspasaron; y por él harán lamentación todos los pueblos de la tierra. ¡Así será! Amén.

Apo 1:8 «Yo soy el Alfa y la Omega —dice el Señor Dios—, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.»

Visión del Hijo del Hombre

Apo 1:9

Alguien semejante al Hijo del hombre

Yo, Juan, hermano de ustedes y compañero en el sufrimiento, en el reino y en la perseverancia que tenemos en unión con Jesús, estaba en la isla de Patmos por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús.

Apo 1:10 En el día del Señor vino sobre mí el Espíritu, y oí detrás de mí una voz fuerte, como de trompeta,

Apo 1:11 que decía: «Escribe en un libro lo que veas y envíalo a las siete iglesias: a Éfeso, a Esmirna, a Pérgamo, a Tiatira, a Sardis, a Filadelfia y a Laodicea.»

Apo 1:12 Me volví para ver de quién era la voz que me hablaba y, al volverme, vi siete candelabros de oro.

Apo 1:13 En medio de los candelabros estaba alguien «semejante al Hijo del hombre»,[a] vestido con una túnica que le llegaba hasta los pies y ceñido con una banda de oro a la altura del pecho.

Apo 1:14 Su cabellera lucía blanca como la lana, como la nieve; y sus ojos resplandecían como llama de fuego.

Apo 1:15 Sus pies parecían bronce al rojo vivo en un horno, y su voz era tan fuerte como el estruendo de una catarata.

Apo 1:16 En su mano derecha tenía siete estrellas, y de su boca salía una aguda espada de dos filos. Su rostro era como el sol cuando brilla en todo su esplendor.

Apo 1:17 Al verlo, caí a sus pies como muerto; pero él, poniendo su mano derecha sobre mí, me dijo: «No tengas miedo. Yo soy el Primero y el Último,

Apo 1:18 y el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del infierno.[b]

Apo 1:19 »Escribe, pues, lo que has visto, lo que sucede ahora y lo que sucederá después.

Apo 1:20 Ésta es la explicación del misterio de las siete estrellas que viste en mi mano derecha, y de los siete candelabros de oro: las siete estrellas son los ángeles[c] de las siete iglesias, y los siete candelabros son las siete iglesias.

Apocalipsis 2

A la iglesia de Éfeso

Apo 2:1

A la iglesia de Éfeso

»Escribe al ángel[a] de la iglesia de Éfeso: Esto dice el que tiene las siete estrellas en su mano derecha y se pasea en medio de los siete candelabros de oro:

Apo 2:2 Conozco tus obras, tu duro trabajo y tu perseverancia. Sé que no puedes soportar a los malvados, y que has puesto a prueba a los que dicen ser apóstoles pero no lo son; y has descubierto que son falsos.

Apo 2:3 Has perseverado y sufrido por mi nombre, sin desanimarte.

Apo 2:4 Sin embargo, tengo en tu contra que has abandonado tu primer amor.

Apo 2:5 ¡Recuerda de dónde has caído! Arrepiéntete y vuelve a practicar las obras que hacías al principio. Si no te arrepientes, iré y quitaré de su lugar tu candelabro.

Apo 2:6 Pero tienes a tu favor que aborreces las prácticas de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco.

Apo 2:7 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que salga vencedor le daré derecho a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.

A la iglesia de Esmirna

Apo 2:8

A la iglesia de Esmirna

»Escribe al ángel de la iglesia de Esmirna: Esto dice el Primero y el Último, el que murió y volvió a vivir:

Apo 2:9 Conozco tus sufrimientos y tu pobreza. ¡Sin embargo, eres rico! Sé cómo te calumnian los que dicen ser judíos pero que, en realidad, no son más que una sinagoga de Satanás.

Apo 2:10 No tengas miedo de lo que estás por sufrir. Te advierto que a algunos de ustedes el diablo los meterá en la cárcel para ponerlos a prueba, y sufrirán persecución durante diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.

Apo 2:11 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que salga vencedor no sufrirá daño alguno de la segunda muerte.

A la iglesia de Pérgamo

Apo 2:12

A la iglesia de Pérgamo

»Escribe al ángel de la iglesia de Pérgamo: Esto dice el que tiene la aguda espada de dos filos:

Apo 2:13 Sé dónde vives: allí donde Satanás tiene su trono. Sin embargo, sigues fiel a mi nombre. No renegaste de tu fe en mí, ni siquiera en los días en que Antipas, mi testigo fiel, sufrió la muerte en esa ciudad donde vive Satanás.

Apo 2:14 No obstante, tengo unas cuantas cosas en tu contra: que toleras ahí a los que se aferran a la doctrina de Balaam, el que enseñó a Balac a poner tropiezos a los israelitas, incitándolos a comer alimentos sacrificados a los ídolos y a cometer inmoralidades sexuales.

Apo 2:15 Toleras así mismo a los que sostienen la doctrina de los nicolaítas.

Apo 2:16 Por lo tanto, ¡arrepiéntete! De otra manera, iré pronto a ti para pelear contra ellos con la espada que sale de mi boca.

Apo 2:17 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que salga vencedor le daré del maná escondido, y le daré también una piedrecita blanca en la que está escrito un nombre nuevo que sólo conoce el que lo recibe.

A la iglesia de Tiatira

Apo 2:18

A la iglesia de Tiatira

»Escribe al ángel de la iglesia de Tiatira: Esto dice el Hijo de Dios, el que tiene ojos que resplandecen como llamas de fuego y pies que parecen bronce al rojo vivo:

Apo 2:19 Conozco tus obras, tu amor y tu fe, tu servicio y tu perseverancia, y sé que tus últimas obras son más abundantes que las primeras.

Apo 2:20 Sin embargo, tengo en tu contra que toleras a Jezabel, esa mujer que dice ser profetisa. Con su enseñanza engaña a mis siervos, pues los induce a cometer inmoralidades sexuales y a comer alimentos sacrificados a los ídolos.

Apo 2:21 Le he dado tiempo para que se arrepienta de su inmoralidad, pero no quiere hacerlo.

Apo 2:22 Por eso la voy a postrar en un lecho de dolor, y a los que cometen adulterio con ella los haré sufrir terriblemente, a menos que se arrepientan de lo que aprendieron de ella.

Apo 2:23 A los hijos de esa mujer los heriré de muerte. Así sabrán todas las iglesias que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y a cada uno de ustedes lo trataré de acuerdo con sus obras.

Apo 2:24 Ahora, al resto de los que están en Tiatira, es decir, a ustedes que no siguen esa enseñanza ni han aprendido los mal llamados “profundos secretos de Satanás”, les digo que ya no les impondré ninguna otra carga.

Apo 2:25 Eso sí, retengan con firmeza lo que ya tienen, hasta que yo venga.

Apo 2:26 Al que salga vencedor y cumpla mi voluntad[b] hasta el fin, le daré autoridad sobre las naciones

Apo 2:27 —así como yo la he recibido de mi Padre—y “él las gobernará con puño de hierro;[c] las hará pedazos como a vasijas de barro” .[d]

Apo 2:28 También le daré la estrella de la mañana.

Apo 2:29 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

Apocalipsis 3

A la iglesia de Sardis

Apo 3:1

A la iglesia de Sardis

»Escribe al ángel[a] de la iglesia de Sardis: Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: Conozco tus obras; tienes fama de estar vivo, pero en realidad estás muerto.

Apo 3:2 ¡Despierta! Reaviva lo que aún es rescatable,[b] pues no he encontrado que tus obras sean perfectas delante de mi Dios.

Apo 3:3 Así que recuerda lo que has recibido y oído; obedécelo y arrepiéntete. Si no te mantienes despierto, cuando menos lo esperes caeré sobre ti como un ladrón.

Apo 3:4 Sin embargo, tienes en Sardis a unos cuantos que no se han manchado la ropa. Ellos, por ser dignos, andarán conmigo vestidos de blanco.

Apo 3:5 El que salga vencedor se vestirá de blanco. Jamás borraré su nombre del libro de la vida, sino que reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles.

Apo 3:6 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

A la iglesia de Filadelfia

Apo 3:7

A la iglesia de Filadelfia

»Escribe al ángel de la iglesia de Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie puede cerrar, el que cierra y nadie puede abrir:

Apo 3:8 Conozco tus obras. Mira que delante de ti he dejado abierta una puerta que nadie puede cerrar. Ya sé que tus fuerzas son pocas, pero has obedecido mi palabra y no has renegado de mi nombre.

Apo 3:9 Voy a hacer que los de la sinagoga de Satanás, que dicen ser judíos pero que en realidad mienten, vayan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado.

Apo 3:10 Ya que has guardado mi mandato de ser constante, yo por mi parte te guardaré de la hora de tentación, que vendrá sobre el mundo entero para poner a prueba a los que viven en la tierra.

Apo 3:11 Vengo pronto. Aférrate a lo que tienes, para que nadie te quite la corona.

Apo 3:12 Al que salga vencedor lo haré columna del templo de mi Dios, y ya no saldrá jamás de allí. Sobre él grabaré el nombre de mi Dios y el nombre de la nueva Jerusalén, ciudad de mi Dios, la que baja del cielo de parte de mi Dios; y también grabaré sobre él mi nombre nuevo.

Apo 3:13 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

A la iglesia de Laodicea

Apo 3:14

A la iglesia de Laodicea

»Escribe al ángel de la iglesia de Laodicea: Esto dice el Amén, el testigo fiel y veraz, el soberano[c] de la creación de Dios:

Apo 3:15 Conozco tus obras; sé que no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras lo uno o lo otro!

Apo 3:16 Por tanto, como no eres ni frío ni caliente, sino tibio, estoy por vomitarte de mi boca.

Apo 3:17 Dices: “Soy rico; me he enriquecido y no me hace falta nada” ; pero no te das cuenta de que el infeliz y miserable, el pobre, ciego y desnudo eres tú.

Apo 3:18 Por eso te aconsejo que de mí compres oro refinado por el fuego, para que te hagas rico; ropas blancas para que te vistas y cubras tu vergonzosa desnudez; y colirio para que te lo pongas en los ojos y recobres la vista.

Apo 3:19 Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé fervoroso y arrepiéntete.

Apo 3:20 Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo.

Apo 3:21 Al que salga vencedor le daré el derecho de sentarse conmigo en mi trono, como también yo vencí y me senté con mi Padre en su trono.

Apo 3:22 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.»

Salmo 40

Mi ayuda y mi libertador

Sal 40:1

Al director musical. Salmo de David.

Puse en el SEÑOR toda mi esperanza; él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor

Sal 40:2 Me sacó de la fosa de la muerte, del lodo y del pantano; puso mis pies sobre una roca, y me plantó en terreno firme

Sal 40:3 Puso en mis labios un cántico nuevo, un himno de alabanza a nuestro Dios. Al ver esto, muchos tuvieron miedo y pusieron su confianza en el SEÑOR.

Sal 40:4 Dichoso el que pone su confianza en el SEÑOR y no recurre a los idólatras ni a los que adoran dioses falsos

Sal 40:5 Muchas son, SEÑOR mi Dios, las maravillas que tú has hecho. No es posible enumerar tus bondades en favor nuestro. Si quisiera anunciarlas y proclamarlas, serían más de lo que puedo contar.

Sal 40:6 A ti no te complacen sacrificios ni ofrendas, pero me has hecho obediente;[a] tú no has pedido holocaustos ni sacrificios por el pecado

Sal 40:7 Por eso dije: «Aquí me tienes —como el libro dice de mí—

Sal 40:8 Me agrada, Dios mío, hacer tu voluntad; tu ley la llevo dentro de mí.»

Sal 40:9 En medio de la gran asamblea he dado a conocer tu justicia. Tú bien sabes, SEÑOR, que no he sellado mis labios

Sal 40:10 No escondo tu justicia en mi corazón, sino que proclamo tu fidelidad y tu salvación. No oculto en la gran asamblea tu gran amor y tu verdad

Sal 40:11 No me niegues, SEÑOR, tu misericordia; que siempre me protejan tu amor y tu verdad

Sal 40:12 Muchos males me han rodeado; tantos son que no puedo contarlos. Me han alcanzado mis iniquidades, y ya ni puedo ver. Son más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón desfallece.

Sal 40:13 Por favor, SEÑOR, ¡ven a librarme! ¡Ven pronto, SEÑOR, en mi auxilio!

Sal 40:14 Sean confundidos y avergonzados todos los que tratan de matarme; huyan derrotados todos los que procuran mi mal;

Sal 40:15 que la vergüenza de su derrota humille a los que se burlan de mí

Sal 40:16 Pero que todos los que te buscan se alegren en ti y se regocijen; que los que aman tu salvación digan siempre: «¡Cuán grande es el SEÑOR!»

Sal 40:17 Y a mí, pobre y necesitado, quiera el Señor tomarme en cuenta. Tú eres mi socorro y mi libertador; ¡no te tardes, Dios mío!