Día 247

14 Jesús & el Reino

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Mateo 23

Siete ayes a los escribas y fariseos

Mat 23:1

Jesús denuncia a los fariseos y a los maestros de la ley

23:1-7—Mr 12:38-39; Lc 20:45-46

23:37-39—Lc 13:34-35

Después de esto, Jesús dijo a la gente y a sus discípulos:

Mat 23:2 «Los maestros de la ley y los fariseos tienen la responsabilidad de interpretar a Moisés.[a]

Mat 23:3 Así que ustedes deben obedecerlos y hacer todo lo que les digan. Pero no hagan lo que hacen ellos, porque no practican lo que predican.

Mat 23:4 Atan cargas pesadas y las ponen sobre la espalda de los demás, pero ellos mismos no están dispuestos a mover ni un dedo para levantarlas.

Mat 23:5 »Todo lo hacen para que la gente los vea: Usan filacterias grandes y adornan sus ropas con borlas vistosas;[b]

Mat 23:6 se mueren por el lugar de honor en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas,

Mat 23:7 y porque la gente los salude en las plazas y los llame “Rabí” .

Mat 23:8 »Pero no permitan que a ustedes se les llame “Rabí”, porque tienen un solo Maestro y todos ustedes son hermanos.

Mat 23:9 Y no llamen “padre” a nadie en la tierra, porque ustedes tienen un solo Padre, y él está en el cielo.

Mat 23:10 Ni permitan que los llamen “maestro”, porque tienen un solo Maestro, el Cristo.

Mat 23:11 El más importante entre ustedes será siervo de los demás.

Mat 23:12 Porque el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

Mat 23:13 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Les cierran a los demás el reino de los cielos, y ni entran ustedes ni dejan entrar a los que intentan hacerlo.[c]

Mat 23:14 --

Mat 23:15 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Recorren tierra y mar para ganar un solo adepto, y cuando lo han logrado lo hacen dos veces más merecedor del infierno[d] que ustedes.

Mat 23:16 »¡Ay de ustedes, guías ciegos!, que dicen: “Si alguien jura por el templo, no significa nada; pero si jura por el oro del templo, queda obligado por su juramento.”

Mat 23:17 ¡Ciegos insensatos! ¿Qué es más importante: el oro, o el templo que hace sagrado al oro?

Mat 23:18 También dicen ustedes: “Si alguien jura por el altar, no significa nada; pero si jura por la ofrenda que está sobre él, queda obligado por su juramento.”

Mat 23:19 ¡Ciegos! ¿Qué es más importante: la ofrenda, o el altar que hace sagrada la ofrenda?

Mat 23:20 Por tanto, el que jura por el altar, jura no sólo por el altar sino por todo lo que está sobre él.

Mat 23:21 El que jura por el templo, jura no sólo por el templo sino por quien habita en él.

Mat 23:22 Y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por aquel que lo ocupa.

Mat 23:23 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Dan la décima parte de sus especias: la menta, el anís y el comino. Pero han descuidado los asuntos más importantes de la ley, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad. Debían haber practicado esto sin descuidar aquello.

Mat 23:24 ¡Guías ciegos! Cuelan el mosquito pero se tragan el camello.

Mat 23:25 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Limpian el exterior del vaso y del plato, pero por dentro están llenos de robo y de desenfreno.

Mat 23:26 ¡Fariseo ciego! Limpia primero por dentro el vaso y el plato, y así quedará limpio también por fuera.

Mat 23:27 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre.

Mat 23:28 Así también ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad.

Mat 23:29 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Construyen sepulcros para los profetas y adornan los monumentos de los justos.

Mat 23:30 Y dicen: “Si hubiéramos vivido nosotros en los días de nuestros antepasados, no habríamos sido cómplices de ellos para derramar la sangre de los profetas.”

Mat 23:31 Pero así quedan implicados ustedes al declararse descendientes de los que asesinaron a los profetas.

Mat 23:32 ¡Completen de una vez por todas lo que sus antepasados comenzaron!

Mat 23:33 »¡Serpientes! ¡Camada de víboras! ¿Cómo escaparán ustedes de la condenación del infierno?[e]

Mat 23:34 Por eso yo les voy a enviar profetas, sabios y maestros. A algunos de ellos ustedes los matarán y crucificarán; a otros los azotarán en sus sinagogas y los perseguirán de pueblo en pueblo.

Mat 23:35 Así recaerá sobre ustedes la culpa de toda la sangre justa que ha sido derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la de Zacarías, hijo de Berequías, a quien ustedes asesinaron entre el santuario y el altar de los sacrificios.

Mat 23:36 Les aseguro que todo esto vendrá sobre esta generación.

Lamento por Jerusalén

Mat 23:37 »¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste!

Mat 23:38 Pues bien, la casa de ustedes va a quedar abandonada.

Mat 23:39 Y les advierto que ya no volverán a verme hasta que digan: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”[f] »

Mateo 24

Jesús predice la destrucción del templo

Mat 24:1

Señales del fin del mundo

24:1-51—Mr 13:1-37; Lc 21:5-36

Jesús salió del templo y, mientras caminaba, se le acercaron sus discípulos y le mostraron los edificios del templo.

Mat 24:2 Pero él les dijo: —¿Ven todo esto? Les aseguro que no quedará piedra sobre piedra, pues todo será derribado.

Señales del fin de los tiempos

Mat 24:3 Más tarde estaba Jesús sentado en el monte de los Olivos, cuando llegaron los discípulos y le preguntaron en privado: —¿Cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo?

Mat 24:4 —Tengan cuidado de que nadie los engañe —les advirtió Jesús—.

Mat 24:5 Vendrán muchos que, usando mi nombre, dirán: “Yo soy el Cristo”, y engañarán a muchos.

Mat 24:6 Ustedes oirán de guerras y de rumores de guerras, pero procuren no alarmarse. Es necesario que eso suceda, pero no será todavía el fin.

Mat 24:7 Se levantará nación contra nación, y reino contra reino. Habrá hambres y terremotos por todas partes.

Mat 24:8 Todo esto será apenas el comienzo de los dolores.

Mat 24:9 »Entonces los entregarán a ustedes para que los persigan y los maten, y los odiarán todas las naciones por causa de mi nombre.

Mat 24:10 En aquel tiempo muchos se apartarán de la fe; unos a otros se traicionarán y se odiarán;

Mat 24:11 y surgirá un gran número de falsos profetas que engañarán a muchos.

Mat 24:12 Habrá tanta maldad que el amor de muchos se enfriará,

Mat 24:13 pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo.

Mat 24:14 Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.

La abominación desoladora

Mat 24:15 »Así que cuando vean en el lugar santo “el horrible sacrilegio”,[a] de la que habló el profeta Daniel (el que lee, que lo entienda),

Mat 24:16 los que estén en Judea huyan a las montañas.

Mat 24:17 El que esté en la azotea no baje a llevarse nada de su casa.

Mat 24:18 Y el que esté en el campo no regrese para buscar su capa.

Mat 24:19 ¡Qué terrible será en aquellos días para las que estén embarazadas o amamantando!

Mat 24:20 Oren para que su huida no suceda en invierno ni en sábado.

Mat 24:21 Porque habrá una gran tribulación, como no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás.

Mat 24:22 Si no se acortaran esos días, nadie sobreviviría, pero por causa de los elegidos se acortarán.

Mat 24:23 Entonces, si alguien les dice a ustedes: “¡Miren, aquí está el Cristo!” o “¡Allí está!”, no lo crean.

Mat 24:24 Porque surgirán falsos Cristos y falsos profetas que harán grandes señales y milagros para engañar, de ser posible, aun a los elegidos.

Mat 24:25 Fíjense que se lo he dicho a ustedes de antemano.

Mat 24:26 »Por eso, si les dicen: “¡Miren que está en el desierto!”, no salgan; o: “¡Miren que está en la casa!”, no lo crean.

Mat 24:27 Porque así como el relámpago que sale del oriente se ve hasta en el occidente, así será la venida del Hijo del hombre.

Mat 24:28 Donde esté el cadáver, allí se reunirán los buitres.

La venida del Hijo del Hombre

Mat 24:29 »Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, »“se oscurecerá el sol y no brillará más la luna; las estrellas caerán del cielo y los cuerpos celestes serán sacudidos” .[b]

Mat 24:30 »La señal del Hijo del hombre aparecerá en el cielo, y se angustiarán todas las razas de la tierra. Verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria.

Mat 24:31 Y al sonido de la gran trompeta mandará a sus ángeles, y reunirán de los cuatro vientos a los elegidos, de un extremo al otro del cielo.

La lección de la higuera

Mat 24:32 »Aprendan de la higuera esta lección: Tan pronto como se ponen tiernas sus ramas y brotan sus hojas, ustedes saben que el verano está cerca.

Mat 24:33 Igualmente, cuando vean todas estas cosas, sepan que el tiempo está cerca, a las puertas.

Mat 24:34 Les aseguro que no pasará esta generación hasta que todas estas cosas sucedan.

Mat 24:35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán.

Nadie sabe el día y la hora

Mat 24:36

Se desconocen el día y la hora

24:37-39—Lc 17:26-27

24:45-51—Lc 12:42-46

»Pero en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo,[c] sino sólo el Padre.

Mat 24:37 La venida del Hijo del hombre será como en tiempos de Noé.

Mat 24:38 Porque en los días antes del diluvio comían, bebían y se casaban y daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca;

Mat 24:39 y no supieron nada de lo que sucedería hasta que llegó el diluvio y se los llevó a todos. Así será en la venida del Hijo del hombre.

Mat 24:40 Estarán dos hombres en el campo: uno será llevado y el otro será dejado.

Mat 24:41 Dos mujeres estarán moliendo: una será llevada y la otra será dejada.

Mat 24:42 »Por lo tanto, manténganse despiertos, porque no saben qué día vendrá su Señor.

Mat 24:43 Pero entiendan esto: Si un dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, se mantendría despierto para no dejarlo forzar la entrada.

Mat 24:44 Por eso también ustedes deben estar preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen.

Mat 24:45 »¿Quién es el siervo fiel y prudente a quien su señor ha dejado encargado de los sirvientes para darles la comida a su debido tiempo?

Mat 24:46 Dichoso el siervo cuando su señor, al regresar, lo encuentra cumpliendo con su deber.

Mat 24:47 Les aseguro que lo pondrá a cargo de todos sus bienes.

Mat 24:48 Pero ¿qué tal si ese siervo malo se pone a pensar: “Mi señor se está demorando”,

Mat 24:49 y luego comienza a golpear a sus compañeros, y a comer y beber con los borrachos?

Mat 24:50 El día en que el siervo menos lo espere y a la hora menos pensada el señor volverá.

Mat 24:51 Lo castigará severamente y le impondrá la condena que reciben los hipócritas. Y habrá llanto y rechinar de dientes.

Salmo 92

¡Cuán grandes son tus obras!

Sal 92:1

Salmo para cantarse en sábado.

¡Cuán bueno, SEÑOR, es darte gracias y entonar, oh Altísimo, salmos a tu nombre;

Sal 92:2 proclamar tu gran amor por la mañana, y tu fidelidad por la noche,

Sal 92:3 al son del decacordio y de la lira; al son del arpa y del salterio!

Sal 92:4 Tú, SEÑOR, me llenas de alegría con tus maravillas; por eso alabaré jubiloso las obras de tus manos.

Sal 92:5 Oh SEÑOR, ¡cuán imponentes son tus obras, y cuán profundos tus pensamientos!

Sal 92:6 Los insensatos no lo saben, los necios no lo entienden:

Sal 92:7 aunque broten como hierba los impíos, y florezcan todos los malhechores, para siempre serán destruidos.

Sal 92:8 Sólo tú, SEÑOR, serás exaltado para siempre.

Sal 92:9 Ciertamente tus enemigos, SEÑOR, ciertamente tus enemigos perecerán; ¡dispersados por todas partes serán todos los malhechores!

Sal 92:10 Me has dado las fuerzas de un toro; me has ungido con el mejor perfume.

Sal 92:11 Me has hecho ver la caída de mis adversarios y oír la derrota de mis malvados enemigos.

Sal 92:12 Como palmeras florecen los justos; como cedros del Líbano crecen.

Sal 92:13 Plantados en la casa del SEÑOR, florecen en los atrios de nuestro Dios.

Sal 92:14 Aun en su vejez, darán fruto; siempre estarán vigorosos y lozanos,

Sal 92:15 para proclamar: «El SEÑOR es justo; él es mi Roca, y en él no hay injusticia.»