Día 295

15 El Pueblo del Reino

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Lee la Biblia: Romanos 5-16

Mira nuestro video de Lee la Biblia sobre el libro de Romanos, que desglosa el diseño literario del libro y su línea de pensamiento. Pablo muestra como Jesús creó la nueva familia del pacto de Abraham a través de su muerte, resurrección y del envío del Espíritu.

Romanos 5

La paz con Dios mediante la fe

Rom 5:1

Paz y alegría

En consecuencia, ya que hemos sido justificados mediante la fe, tenemos[a] paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Rom 5:2 También por medio de él, y mediante la fe, tenemos acceso a esta gracia en la cual nos mantenemos firmes. Así que nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios.

Rom 5:3 Y no sólo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia;

Rom 5:4 la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza.

Rom 5:5 Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.

Rom 5:6 A la verdad, como éramos incapaces de salvarnos,[b] en el tiempo señalado Cristo murió por los malvados.

Rom 5:7 Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena.

Rom 5:8 Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.

Rom 5:9 Y ahora que hemos sido justificados por su sangre, ¡con cuánta más razón, por medio de él, seremos salvados del castigo de Dios!

Rom 5:10 Porque si, cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, habiendo sido reconciliados, seremos salvados por su vida!

Rom 5:11 Y no sólo esto, sino que también nos regocijamos en Dios por nuestro Señor Jesucristo, pues gracias a él ya hemos recibido la reconciliación.

"Muerte en Adán, vida en Cristo"

Rom 5:12

De Adán, la muerte; de Cristo, la vida

Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron.[c]

Rom 5:13 Antes de promulgarse la ley, ya existía el pecado en el mundo. Es cierto que el pecado no se toma en cuenta cuando no hay ley;

Rom 5:14 sin embargo, desde Adán hasta Moisés la muerte reinó, incluso sobre los que no pecaron quebrantando un mandato, como lo hizo Adán, quien es figura de aquel que había de venir.

Rom 5:15 Pero la transgresión de Adán no puede compararse con la gracia de Dios. Pues si por la transgresión de un solo hombre murieron todos, ¡cuánto más el don que vino por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, abundó para todos!

Rom 5:16 Tampoco se puede comparar la dádiva de Dios con las consecuencias del pecado de Adán. El juicio que lleva a la condenación fue resultado de un solo pecado, pero la dádiva que lleva a la justificación tiene que ver con[d] una multitud de transgresiones.

Rom 5:17 Pues si por la transgresión de un solo hombre reinó la muerte, con mayor razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia reinarán en vida por medio de un solo hombre, Jesucristo.

Rom 5:18 Por tanto, así como una sola transgresión causó la condenación de todos, también un solo acto de justicia produjo la justificación que da vida a todos.

Rom 5:19 Porque así como por la desobediencia de uno solo muchos fueron constituidos pecadores, también por la obediencia de uno solo muchos serán constituidos justos.

Rom 5:20 En lo que atañe a la ley, ésta intervino para que aumentara la transgresión. Pero allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia,

Rom 5:21 a fin de que, así como reinó el pecado en la muerte, reine también la gracia que nos trae justificación y vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor.

Romanos 6

"Muertos para el pecado, pero vivos para Dios"

Rom 6:1

Muertos al pecado, vivos en Cristo

¿Qué concluiremos? ¿Vamos a persistir en el pecado, para que la gracia abunde?

Rom 6:2 ¡De ninguna manera! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo en él?

Rom 6:3 ¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús, en realidad fuimos bautizados para participar en su muerte?

Rom 6:4 Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder[a] del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva.

Rom 6:5 En efecto, si hemos estado unidos con él en su muerte, sin duda también estaremos unidos con él en su resurrección.

Rom 6:6 Sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado;

Rom 6:7 porque el que muere queda liberado del pecado.

Rom 6:8 Ahora bien, si hemos muerto con Cristo, confiamos que también viviremos con él.

Rom 6:9 Pues sabemos que Cristo, por haber sido levantado de entre los muertos, ya no puede volver a morir; la muerte ya no tiene dominio sobre él.

Rom 6:10 En cuanto a su muerte, murió al pecado una vez y para siempre; en cuanto a su vida, vive para Dios.

Rom 6:11 De la misma manera, también ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.

Rom 6:12 Por lo tanto, no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo mortal, ni obedezcan a sus malos deseos.

Rom 6:13 No ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia; al contrario, ofrézcanse más bien a Dios como quienes han vuelto de la muerte a la vida, presentando los miembros de su cuerpo como instrumentos de justicia.

Rom 6:14 Así el pecado no tendrá dominio sobre ustedes, porque ya no están bajo la ley sino bajo la gracia.

Esclavos de la justicia

Rom 6:15

Esclavos de la justicia

Entonces, ¿qué? ¿Vamos a pecar porque no estamos ya bajo la ley sino bajo la gracia? ¡De ninguna manera!

Rom 6:16 ¿Acaso no saben ustedes que, cuando se entregan a alguien para obedecerlo, son esclavos de aquel a quien obedecen? Claro que lo son, ya sea del pecado que lleva a la muerte, o de la obediencia que lleva a la justicia.

Rom 6:17 Pero gracias a Dios que, aunque antes eran esclavos del pecado, ya se han sometido de corazón a la enseñanza[b] que les fue transmitida.

Rom 6:18 En efecto, habiendo sido liberados del pecado, ahora son ustedes esclavos de la justicia.

Rom 6:19 Hablo en términos humanos, por las limitaciones de su naturaleza humana. Antes ofrecían ustedes los miembros de su cuerpo para servir a la impureza, que lleva más y más a la maldad; ofrézcanlos ahora para servir a la justicia que lleva a la santidad.

Rom 6:20 Cuando ustedes eran esclavos del pecado, estaban libres del dominio de la justicia.

Rom 6:21 ¿Qué fruto cosechaban entonces? ¡Cosas que ahora los avergüenzan y que conducen a la muerte!

Rom 6:22 Pero ahora que han sido liberados del pecado y se han puesto al servicio de Dios, cosechan la santidad que conduce a la vida eterna.

Rom 6:23 Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.

Salmo 135

"Oh Jehová, eterno es tu nombre"

Sal 135:1

¡Aleluya! ¡Alabado sea el SEÑOR! ¡Alaben el nombre del SEÑOR! ¡Siervos del SEÑOR, alábenlo!

Sal 135:2 Ustedes, que permanecen en la casa del SEÑOR, en los atrios de la casa del Dios nuestro.

Sal 135:3 Alaben al SEÑOR, porque el SEÑOR es bueno; canten salmos a su nombre, porque eso es agradable.

Sal 135:4 El SEÑOR escogió a Jacob como su propiedad, a Israel como su posesión.

Sal 135:5 Yo sé que el SEÑOR, nuestro Soberano, es más grande que todos los dioses.

Sal 135:6 El SEÑOR hace todo lo que quiere en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos sus abismos.

Sal 135:7 Levanta las nubes desde los confines de la tierra; envía relámpagos con la lluvia y saca de sus depósitos a los vientos.

Sal 135:8 A los primogénitos de Egipto hirió de muerte, tanto a hombres como a animales.

Sal 135:9 En tu corazón mismo, oh Egipto, Dios envió señales y maravillas contra el faraón y todos sus siervos.

Sal 135:10 A muchas naciones las hirió de muerte; a reyes poderosos les quitó la vida:

Sal 135:11 a Sijón, el rey amorreo; a Og, el rey de Basán, y a todos los reyes de Canaán.

Sal 135:12 Entregó sus tierras como herencia, ¡como herencia para su pueblo Israel!

Sal 135:13 Tu nombre, SEÑOR, es eterno; tu renombre, por todas las generaciones.

Sal 135:14 Ciertamente el SEÑOR juzgará a su pueblo, y de sus siervos tendrá compasión.

Sal 135:15 Los ídolos de los paganos son de oro y plata, producto de manos humanas.

Sal 135:16 Tienen boca, pero no pueden hablar; ojos, pero no pueden ver;

Sal 135:17 tienen oídos, pero no pueden oír; ¡ni siquiera hay aliento en su boca!

Sal 135:18 Semejantes a ellos son sus hacedores y todos los que confían en ellos.

Sal 135:19 Pueblo de Israel, bendice al SEÑOR; descendientes de Aarón, bendigan al SEÑOR;

Sal 135:20 descendientes de Leví, bendigan al SEÑOR; los que temen al SEÑOR, bendíganlo.

Sal 135:21 Desde Sión sea bendito el SEÑOR, el que habita en Jerusalén. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el SEÑOR!