Día 164

09 La Sabiduría de Israel

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Eclesiastes Sabiduría

En este libro, escuchamos la voz escéptica del "maestro". Este observa que vivir según el libro de Proverbios no siempre trae resultados positivos. A veces la vida es dura y desafía explicaciones racionales. ¿Cómo vives con esa tensión y a pesar de ello te esfuerzas por actuar con sabiduría? Eclesiastés es el segundo de los tres libros bíblicos de sabiduría.

Eclesiastes 5

Teme a Dios

Ecl 5:1

Hay que cumplir los votos

Cuando vayas a la casa de Dios, cuida tus pasos y acércate a escuchar en vez de ofrecer sacrificio de necios, que ni conciencia tienen de que hacen mal.

Ecl 5:2 No te apresures, ni con la boca ni con la mente, a proferir ante Dios palabra alguna; él está en el cielo y tú estás en la tierra. Mide, pues, tus palabras.

Ecl 5:3 Quien mucho se preocupa tiene pesadillas, y quien mucho habla dice tonterías.

Ecl 5:4 Cuando hagas un voto a Dios, no tardes en cumplirlo, porque a Dios no le agradan los necios. Cumple tus votos:

Ecl 5:5 Vale más no hacer votos que hacerlos y no cumplirlos.

Ecl 5:6 No permitas que tu boca te haga pecar, ni digas luego ante el mensajero de Dios[a] que lo hiciste sin querer. ¿Por qué ha de enojarse Dios por lo que dices, y destruir el fruto de tu trabajo?

Ecl 5:7 Más bien, entre tantos absurdos, pesadillas y palabrerías, muestra temor a Dios.

La vanidad de la riqueza y el honor

Ecl 5:8

Futilidad de las riquezas

Si en alguna provincia ves que se oprime al pobre, y que a la gente se le niega un juicio justo, no te asombres de tales cosas; porque a un alto oficial lo vigila otro más alto, y por encima de ellos hay otros altos oficiales.

Ecl 5:9 ¿Qué provecho hay en todo esto para el país? ¿Está el rey al servicio del campo?[b]

Ecl 5:10 Quien ama el dinero, de dinero no se sacia. Quien ama las riquezas nunca tiene suficiente. ¡También esto es absurdo!

Ecl 5:11 Donde abundan los bienes, sobra quien se los gaste; ¿y qué saca de esto su dueño, aparte de contemplarlos?

Ecl 5:12 El trabajador duerme tranquilo, coma mucho o coma poco. Al rico sus muchas riquezas no lo dejan dormir.

Ecl 5:13 He visto un mal terrible en esta vida: riquezas acumuladas que redundan en perjuicio de su dueño,

Ecl 5:14 y riquezas que se pierden en un mal negocio. Y si llega su dueño a tener un hijo, ya no tendrá nada que dejarle.

Ecl 5:15 Tal como salió del vientre de su madre, así se irá: desnudo como vino al mundo, y sin llevarse el fruto de tanto trabajo.

Ecl 5:16 Esto es un mal terrible: que tal como viene el hombre, así se va. ¿Y de qué le sirve afanarse tanto para nada?

Ecl 5:17 Además, toda su vida come en tinieblas, y en medio de muchas molestias, enfermedades y enojos.

Ecl 5:18 Esto es lo que he comprobado: que en esta vida lo mejor es comer y beber, y disfrutar del fruto de nuestros afanes. Es lo que Dios nos ha concedido; es lo que nos ha tocado.

Ecl 5:19 Además, a quien Dios le concede abundancia y riquezas, también le concede comer de ellas, y tomar su parte y disfrutar de sus afanes, pues esto es don de Dios.

Ecl 5:20 Y como Dios le llena de alegría el corazón, muy poco reflexiona el hombre en cuanto a su vida.

Eclesiastes 6

Teme a Dios

Ecl 5:1

Hay que cumplir los votos

Cuando vayas a la casa de Dios, cuida tus pasos y acércate a escuchar en vez de ofrecer sacrificio de necios, que ni conciencia tienen de que hacen mal.

Ecl 5:2 No te apresures, ni con la boca ni con la mente, a proferir ante Dios palabra alguna; él está en el cielo y tú estás en la tierra. Mide, pues, tus palabras.

Ecl 5:3 Quien mucho se preocupa tiene pesadillas, y quien mucho habla dice tonterías.

Ecl 5:4 Cuando hagas un voto a Dios, no tardes en cumplirlo, porque a Dios no le agradan los necios. Cumple tus votos:

Ecl 5:5 Vale más no hacer votos que hacerlos y no cumplirlos.

Ecl 5:6 No permitas que tu boca te haga pecar, ni digas luego ante el mensajero de Dios[a] que lo hiciste sin querer. ¿Por qué ha de enojarse Dios por lo que dices, y destruir el fruto de tu trabajo?

Ecl 5:7 Más bien, entre tantos absurdos, pesadillas y palabrerías, muestra temor a Dios.

La vanidad de la riqueza y el honor

Ecl 5:8

Futilidad de las riquezas

Si en alguna provincia ves que se oprime al pobre, y que a la gente se le niega un juicio justo, no te asombres de tales cosas; porque a un alto oficial lo vigila otro más alto, y por encima de ellos hay otros altos oficiales.

Ecl 5:9 ¿Qué provecho hay en todo esto para el país? ¿Está el rey al servicio del campo?[b]

Ecl 5:10 Quien ama el dinero, de dinero no se sacia. Quien ama las riquezas nunca tiene suficiente. ¡También esto es absurdo!

Ecl 5:11 Donde abundan los bienes, sobra quien se los gaste; ¿y qué saca de esto su dueño, aparte de contemplarlos?

Ecl 5:12 El trabajador duerme tranquilo, coma mucho o coma poco. Al rico sus muchas riquezas no lo dejan dormir.

Ecl 5:13 He visto un mal terrible en esta vida: riquezas acumuladas que redundan en perjuicio de su dueño,

Ecl 5:14 y riquezas que se pierden en un mal negocio. Y si llega su dueño a tener un hijo, ya no tendrá nada que dejarle.

Ecl 5:15 Tal como salió del vientre de su madre, así se irá: desnudo como vino al mundo, y sin llevarse el fruto de tanto trabajo.

Ecl 5:16 Esto es un mal terrible: que tal como viene el hombre, así se va. ¿Y de qué le sirve afanarse tanto para nada?

Ecl 5:17 Además, toda su vida come en tinieblas, y en medio de muchas molestias, enfermedades y enojos.

Ecl 5:18 Esto es lo que he comprobado: que en esta vida lo mejor es comer y beber, y disfrutar del fruto de nuestros afanes. Es lo que Dios nos ha concedido; es lo que nos ha tocado.

Ecl 5:19 Además, a quien Dios le concede abundancia y riquezas, también le concede comer de ellas, y tomar su parte y disfrutar de sus afanes, pues esto es don de Dios.

Ecl 5:20 Y como Dios le llena de alegría el corazón, muy poco reflexiona el hombre en cuanto a su vida.

Eclesiastes 7

El contraste de la sabiduría y la necedad

Ecl 7:1

Nueva escala de valores

Vale más el buen nombre que el buen perfume. Vale más el día en que se muere que el día en que se nace.

Ecl 7:2 Vale más ir a un funeral que a un festival. Pues la muerte es el fin de todo hombre, y los que viven debieran tenerlo presente.

Ecl 7:3 Vale más llorar que reír; pues entristece el rostro, pero le hace bien al corazón.

Ecl 7:4 El sabio tiene presente la muerte; el necio sólo piensa en la diversión.

Ecl 7:5 Vale más reprensión de sabios que lisonja de necios.

Ecl 7:6 Pues las carcajadas de los necios son como el crepitar de las espinas bajo la olla. ¡Y también esto es absurdo!

Ecl 7:7 La extorsión entorpece al sabio, y el soborno corrompe su corazón.

Ecl 7:8 Vale más el fin de algo que su principio. Vale más la paciencia que la arrogancia.

Ecl 7:9 No te dejes llevar por el enojo que sólo abriga el corazón del necio.

Ecl 7:10 Nunca preguntes por qué todo tiempo pasado fue mejor. No es de sabios hacer tales preguntas.

Ecl 7:11 Buena es la sabiduría sumada a la heredad, y provechosa para los que viven.

Ecl 7:12 Puedes ponerte a la sombra de la sabiduría o a la sombra del dinero, pero la sabiduría tiene la ventaja de dar vida a quien la posee.

Ecl 7:13 Contempla las obras de Dios: ¿quién puede enderezar lo que él ha torcido?

Ecl 7:14 Cuando te vengan buenos tiempos, disfrútalos; pero cuando te lleguen los malos, piensa que unos y otros son obra de Dios, y que el hombre nunca sabe con qué habrá de encontrarse después.

Ecl 7:15 Todo esto he visto durante mi absurda vida: hombres justos a quienes su justicia los destruye, y hombres malvados a quienes su maldad les alarga la vida.

Ecl 7:16 No seas demasiado justo, ni tampoco demasiado sabio. ¿Para qué destruirte a ti mismo?

Ecl 7:17 No hay que pasarse de malo, ni portarse como un necio. ¿Para qué morir antes de tiempo?

Ecl 7:18 Conviene asirse bien de esto, sin soltar de la mano aquello. Quien teme a Dios saldrá bien en todo.

Ecl 7:19 Más fortalece la sabiduría al sabio que diez gobernantes a una ciudad.

Ecl 7:20 No hay en la tierra nadie tan justo que haga el bien y nunca peque.

Ecl 7:21 No prestes atención a todo lo que se dice, y así no oirás cuando tu siervo hable mal de ti,

Ecl 7:22 aunque bien sabes que muchas veces también tú has hablado mal de otros.

Ecl 7:23

Tras la razón de las cosas

Todo esto lo examiné muy bien y con sabiduría, pues me dispuse a ser sabio, pero la sabiduría estaba fuera de mi alcance.

Ecl 7:24 Lejos y demasiado profundo está todo cuanto existe. ¿Quién puede dar con ello?

Ecl 7:25 Volví entonces mi atención hacia el conocimiento, para investigar e indagar acerca de la sabiduría y la razón de las cosas, y me di cuenta de la insensatez de la maldad y la locura de la necedad.

Ecl 7:26 Y encontré algo más amargo que la muerte: a la mujer que es una trampa, que por corazón tiene una red y por brazos tiene cadenas. Quien agrada a Dios se librará de ella, pero el pecador caerá en sus redes.

Ecl 7:27 Y dijo el Maestro: «Miren lo que he hallado al buscar la razón de las cosas, una por una:

Ecl 7:28 ¡que todavía estoy buscando lo que no he encontrado! Ya he dado con un hombre entre mil, pero entre todas las mujeres aún no he encontrado ninguna.

Ecl 7:29 Tan sólo he hallado lo siguiente: que Dios hizo perfecto al género humano, pero éste se ha buscado demasiadas complicaciones.»

Eclesiastes 8

Obedece la orden del rey

Ecl 8:1 ¿Quién como el sabio? ¿Quién conoce las respuestas? La sabiduría del hombre hace que resplandezca su rostro y se ablanden sus facciones.

Ecl 8:2

La obediencia al rey

Yo digo: Obedece al rey, porque lo has jurado ante Dios.

Ecl 8:3 No te apresures a salir de su presencia. No defiendas una mala causa, porque lo que él quiere hacer, lo hace.

Ecl 8:4 Puesto que la palabra del rey tiene autoridad, ¿quién puede pedirle cuentas?

Ecl 8:5 El que acata sus órdenes no sufrirá daño alguno. El corazón sabio sabe cuándo y cómo acatarlas.

Ecl 8:6 En realidad, para todo lo que se hace hay un cuándo y un cómo, aunque el hombre tiene en su contra un gran problema:

Ecl 8:7 que no sabe lo que está por suceder, ni hay quien se lo pueda decir.

Ecl 8:8 No hay quien tenga poder sobre el aliento de vida, como para retenerlo, ni hay quien tenga poder sobre el día de su muerte. No hay licencias durante la batalla, ni la maldad deja libre al malvado.

Ecl 8:9

Sinrazones de la vida

Todo esto vi al dedicarme de lleno a conocer todo lo que se hace en esta vida: hay veces que el hombre domina sobre el hombre, para su mal.

Les irá bien a los que a Dios temen

Ecl 8:10 Vi también a los malvados ser sepultados —los que solían ir y venir del lugar santo—; a ellos se les echó al olvido en la ciudad donde así se condujeron.[a] ¡Y también esto es absurdo!

Ecl 8:11 Cuando no se ejecuta rápidamente la sentencia de un delito, el corazón del pueblo se llena de razones para hacer lo malo.

Ecl 8:12 El pecador puede hacer lo malo cien veces, y vivir muchos años; pero sé también que le irá mejor a quien teme a Dios y le guarda reverencia.

Ecl 8:13 En cambio, a los malvados no les irá bien ni vivirán mucho tiempo. Serán como una sombra, porque no temen a Dios.

El hombre no puede alcanzar la obra de Dios

Ecl 8:14 En la tierra suceden cosas absurdas, pues hay hombres justos a quienes les va como si fueran malvados, y hay malvados a quienes les va como si fueran justos. ¡Y yo digo que también esto es absurdo!

Ecl 8:15 Por tanto, celebro la alegría, pues no hay para el hombre nada mejor en esta vida que comer, beber y divertirse, pues sólo eso le queda de tanto afanarse en esta vida que Dios le ha dado.

Ecl 8:16 Al dedicarme al conocimiento de la sabiduría y a la observación de todo cuanto se hace en la tierra, sin que pudiera conciliar el sueño ni de día ni de noche,

Ecl 8:17 pude ver todo lo hecho por Dios. ¡El hombre no puede comprender todo lo que Dios ha hecho en esta vida! Por más que se esfuerce por hallarle sentido, no lo encontrará; aun cuando el sabio diga conocerlo, no lo puede comprender.

Salmo 9

Contaré todas tus maravillas

Sal 9:1

Al director musical. Sígase la tonada de «La muerte del hijo». Salmo de David.

Álef

Quiero alabarte, SEÑOR, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas.

Sal 9:2 Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo.

Sal 9:3

Bet

Mis enemigos retroceden; tropiezan y perecen ante ti.

Sal 9:4 Porque tú me has hecho justicia, me has vindicado; tú, juez justo, ocupas tu trono.

Sal 9:5

Guímel

Reprendiste a los paganos, destruiste a los malvados; ¡para siempre borraste su memoria!

Sal 9:6 Desgracia sin fin cayó sobre el enemigo; arrancaste de raíz sus ciudades, y hasta su recuerdo se ha desvanecido.

Sal 9:7

He

Pero el SEÑOR reina por siempre; para emitir juicio ha establecido su trono.

Sal 9:8 Juzgará al mundo con justicia; gobernará a los pueblos con equidad.

Sal 9:9

Vav

El SEÑOR es refugio de los oprimidos; es su baluarte en momentos de angustia.

Sal 9:10 En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, SEÑOR, jamás abandonas a los que te buscan.

Sal 9:11

Zayin

Canten salmos al SEÑOR, el rey de Sión; proclamen sus proezas entre las naciones.

Sal 9:12 El vengador de los inocentes[b] se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos.

Sal 9:13

Jet

Ten compasión de mí, SEÑOR; mira cómo me afligen los que me odian. Sácame de las puertas de la muerte,

Sal 9:14 para que en las puertas de Jerusalén[c] proclame tus alabanzas y me regocije en tu salvación.

Sal 9:15

Tet

Han caído los paganos en la fosa que han cavado; sus pies quedaron atrapados en la red que ellos mismos escondieron.

Sal 9:16 Al SEÑOR se le conoce porque imparte justicia; el malvado cae en la trampa que él mismo tendió. Higaión. Selah

Sal 9:17

Yod

Bajan al sepulcro los malvados, todos los paganos que de Dios se olvidan.

Sal 9:18

Caf

Pero no se olvidará para siempre al necesitado, ni para siempre se perderá la esperanza del pobre.

Sal 9:19 ¡Levántate, SEÑOR! No dejes que el hombre prevalezca; ¡haz que las naciones comparezcan ante ti!

Sal 9:20 Infúndeles terror, SEÑOR; ¡que los pueblos sepan que son simples mortales! Selah