Día 284

14 Jesús & el Reino

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Hechos 11

Pedro informa a la Iglesia

Hch 11:1

Pedro explica su comportamiento

Los apóstoles y los hermanos de toda Judea se enteraron de que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios.

Hch 11:2 Así que cuando Pedro subió a Jerusalén, los defensores de la circuncisión lo criticaron

Hch 11:3 diciendo: —Entraste en casa de hombres incircuncisos y comiste con ellos.

Hch 11:4 Entonces Pedro comenzó a explicarles paso a paso lo que había sucedido:

Hch 11:5 —Yo estaba orando en la ciudad de Jope y tuve en éxtasis una visión. Vi que del cielo descendía algo parecido a una gran sábana que, suspendida por las cuatro puntas, bajaba hasta donde yo estaba.

Hch 11:6 Me fijé en lo que había en ella, y vi cuadrúpedos, fieras, reptiles y aves.

Hch 11:7 Luego oí una voz que me decía: “Levántate, Pedro; mata y come.”

Hch 11:8 Repliqué: “¡De ninguna manera, Señor! Jamás ha entrado en mi boca nada impuro o inmundo.”

Hch 11:9 Por segunda vez insistió la voz del cielo: “Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro.”

Hch 11:10 Esto sucedió tres veces, y luego todo volvió a ser llevado al cielo.

Hch 11:11 »En aquel momento se presentaron en la casa donde yo estaba tres hombres que desde Cesarea habían sido enviados a verme.

Hch 11:12 El Espíritu me dijo que fuera con ellos sin dudar. También fueron conmigo estos seis hermanos, y entramos en la casa de aquel hombre.

Hch 11:13 Él nos contó cómo en su casa se le había aparecido un ángel que le dijo: “Manda a alguien a Jope para hacer venir a Simón, apodado Pedro.

Hch 11:14 Él te traerá un mensaje mediante el cual serán salvos tú y toda tu familia.”

Hch 11:15 »Cuando comencé a hablarles, el Espíritu Santo descendió sobre ellos tal como al principio descendió sobre nosotros.

Hch 11:16 Entonces recordé lo que había dicho el Señor: “Juan bautizó con[a] agua, pero ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo.”

Hch 11:17 Por tanto, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros al creer en el Señor Jesucristo, ¿quién soy yo para pretender estorbar a Dios?

Hch 11:18 Al oír esto, se apaciguaron y alabaron a Dios diciendo: —¡Así que también a los gentiles les ha concedido Dios el arrepentimiento para vida!

La Iglesia en Antioquía

Hch 11:19

La iglesia en Antioquía

Los que se habían dispersado a causa de la persecución que se desató por el caso de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin anunciar a nadie el mensaje excepto a los judíos.

Hch 11:20 Sin embargo, había entre ellos algunas personas de Chipre y de Cirene que, al llegar a Antioquía, comenzaron a hablarles también a los de habla griega, anunciándoles las buenas nuevas acerca del Señor Jesús.

Hch 11:21 El poder del Señor estaba con ellos, y un gran número creyó y se convirtió al Señor.

Hch 11:22 La noticia de estos sucesos llegó a oídos de la iglesia de Jerusalén, y mandaron a Bernabé a Antioquía.

Hch 11:23 Cuando él llegó y vio las evidencias de la gracia de Dios, se alegró y animó a todos a hacerse el firme propósito de permanecer fieles al Señor,

Hch 11:24 pues era un hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe. Un gran número de personas aceptó al Señor.

Hch 11:25 Después partió Bernabé para Tarso en busca de Saulo,

Hch 11:26 y cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Durante todo un año se reunieron los dos con la iglesia y enseñaron a mucha gente. Fue en Antioquía donde a los discípulos se les llamó «cristianos» por primera vez.

Hch 11:27 Por aquel tiempo unos profetas bajaron de Jerusalén a Antioquía.

Hch 11:28 Uno de ellos, llamado Ágabo, se puso de pie y predijo por medio del Espíritu que iba a haber una gran hambre en todo el mundo, lo cual sucedió durante el reinado de Claudio.

Hch 11:29 Entonces decidieron que cada uno de los discípulos, según los recursos de cada cual, enviaría ayuda a los hermanos que vivían en Judea.

Hch 11:30 Así lo hicieron, mandando su ofrenda a los ancianos por medio de Bernabé y de Saulo.

Hechos 12

Santiago ejecutado y Pedro en prisión

Hch 12:1

Pedro escapa milagrosamente de la cárcel

En ese tiempo el rey Herodes hizo arrestar a algunos de la iglesia con el fin de maltratarlos.

Hch 12:2 A Jacobo, hermano de Juan, lo mandó matar a espada.

Hch 12:3 Al ver que esto agradaba a los judíos, procedió a prender también a Pedro. Esto sucedió durante la fiesta de los Panes sin levadura.

Hch 12:4 Después de arrestarlo, lo metió en la cárcel y lo puso bajo la vigilancia de cuatro grupos de cuatro soldados cada uno. Tenía la intención de hacerlo comparecer en juicio público después de la Pascua.

Hch 12:5 Pero mientras mantenían a Pedro en la cárcel, la iglesia oraba constante y fervientemente a Dios por él.

Pedro liberado

Hch 12:6 La misma noche en que Herodes estaba a punto de sacar a Pedro para someterlo a juicio, éste dormía entre dos soldados, sujeto con dos cadenas. Unos guardias vigilaban la entrada de la cárcel.

Hch 12:7 De repente apareció un ángel del Señor y una luz resplandeció en la celda. Despertó a Pedro con unas palmadas en el costado y le dijo: «¡Date prisa, levántate!» Las cadenas cayeron de las manos de Pedro.

Hch 12:8 Le dijo además el ángel: «Vístete y cálzate las sandalias.» Así lo hizo, y el ángel añadió: «Échate la capa encima y sígueme.»

Hch 12:9 Pedro salió tras él, pero no sabía si realmente estaba sucediendo lo que el ángel hacía. Le parecía que se trataba de una visión.

Hch 12:10 Pasaron por la primera y la segunda guardia, y llegaron al portón de hierro que daba a la ciudad. El portón se les abrió por sí solo, y salieron. Caminaron unas cuadras, y de repente el ángel lo dejó solo.

Hch 12:11 Entonces Pedro volvió en sí y se dijo: «Ahora estoy completamente seguro de que el Señor ha enviado a su ángel para librarme del poder de Herodes y de todo lo que el pueblo judío esperaba.»

Hch 12:12 Cuando cayó en cuenta de esto, fue a casa de María, la madre de Juan, apodado Marcos, donde muchas personas estaban reunidas orando.

Hch 12:13 Llamó a la puerta de la calle, y salió a responder una sierva llamada Rode.

Hch 12:14 Al reconocer la voz de Pedro, se puso tan contenta que volvió corriendo sin abrir. —¡Pedro está a la puerta! —exclamó.

Hch 12:15 —¡Estás loca! —le dijeron. Ella insistía en que así era, pero los otros decían: —Debe de ser su ángel.

Hch 12:16 Entre tanto, Pedro seguía llamando. Cuando abrieron la puerta y lo vieron, quedaron pasmados.

Hch 12:17 Con la mano Pedro les hizo señas de que se callaran, y les contó cómo el Señor lo había sacado de la cárcel. —Cuéntenles esto a Jacobo y a los hermanos —les dijo. Luego salió y se fue a otro lugar.

Hch 12:18 Al amanecer se produjo un gran alboroto entre los soldados respecto al paradero de Pedro.

Hch 12:19 Herodes hizo averiguaciones, pero al no encontrarlo, les tomó declaración a los guardias y mandó matarlos. Después viajó de Judea a Cesarea y se quedó allí.

La muerte de Herodes

Hch 12:20

Muerte de Herodes

Herodes estaba furioso con los de Tiro y de Sidón, pero ellos se pusieron de acuerdo y se presentaron ante él. Habiéndose ganado el favor de Blasto, camarero del rey, pidieron paz, porque su región dependía del país del rey para obtener sus provisiones.

Hch 12:21 El día señalado, Herodes, ataviado con su ropaje real y sentado en su trono, le dirigió un discurso al pueblo.

Hch 12:22 La gente gritaba: «¡Voz de un dios, no de hombre!»

Hch 12:23 Al instante un ángel del Señor lo hirió, porque no le había dado la gloria a Dios; y Herodes murió comido de gusanos.

Hch 12:24 Pero la palabra de Dios seguía extendiéndose y difundiéndose.

Hch 12:25 Cuando Bernabé y Saulo cumplieron su servicio, regresaron de[a] Jerusalén llevando con ellos a Juan, llamado también Marcos.

Salmo 124

Nuestro socorro está en el nombre de Jehová

Sal 124:1

Cántico de los peregrinos. De David.

Si el SEÑOR no hubiera estado de nuestra parte —que lo repita ahora Israel—,

Sal 124:2 si el SEÑOR no hubiera estado de nuestra parte cuando todo el mundo se levantó contra nosotros,

Sal 124:3 nos habrían tragado vivos al encenderse su furor contra nosotros;

Sal 124:4 nos habrían inundado las aguas, el torrente nos habría arrastrado,

Sal 124:5 ¡nos habrían arrastrado las aguas turbulentas!

Sal 124:6 Bendito sea el SEÑOR, que no dejó que nos despedazaran con sus dientes.

Sal 124:7 Como las aves, hemos escapado de la trampa del cazador; ¡la trampa se rompió, y nosotros escapamos!

Sal 124:8 Nuestra ayuda está en el nombre del SEÑOR, creador del cielo y de la tierra.