Día 272

14 Jesús & el Reino

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Lee la Biblia: Lucas 10-24

Mira nuestro video de Lee la Biblia sobre el libro de Lucas, que desglosa el diseño literario del libro y su línea de pensamiento. En Lucas, Jesús conduce a su culminación la historia del pacto de Dios con Israel y anuncia las buenas nuevas del reino de Dios a los pobres y ricos.

Lucas 10

Jesús envía a los setenta y dos

Luc 10:1

Jesús envía a los setenta y dos

10:4-12—Lc 9:3-5

10:13-15, 10—Mt 11:21-23, 25-27

10:23-24—Mt 13:16-17

Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dos[a] para enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde él pensaba ir.

Luc 10:2 «Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo.

Luc 10:3 ¡Vayan ustedes! Miren que los envío como corderos en medio de lobos.

Luc 10:4 No lleven monedero ni bolsa ni sandalias; ni se detengan a saludar a nadie por el camino.

Luc 10:5 »Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa.”

Luc 10:6 Si hay allí alguien digno de paz, gozará de ella; y si no, la bendición no se cumplirá.[b]

Luc 10:7 Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que ellos tengan, porque el trabajador tiene derecho a su sueldo. No anden de casa en casa.

Luc 10:8 »Cuando entren en un pueblo y los reciban, coman lo que les sirvan.

Luc 10:9 Sanen a los enfermos que encuentren allí y díganles: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes.”

Luc 10:10 Pero cuando entren en un pueblo donde no los reciban, salgan a las plazas y digan:

Luc 10:11 “Aun el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos en protesta contra ustedes. Pero tengan por seguro que ya está cerca el reino de Dios.”

Luc 10:12 Les digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para ese pueblo.

Ay de las ciudades impenitentes

Luc 10:13 »¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros que se hicieron en medio de ustedes, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con grandes lamentos.[c]

Luc 10:14 Pero en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para ustedes.

Luc 10:15 Y tú, Capernaúm, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descenderás hasta el abismo.

Luc 10:16 »El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió.»

El regreso de los setenta y dos

Luc 10:17 Cuando los setenta y dos regresaron, dijeron contentos: —Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.

Luc 10:18 —Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—.

Luc 10:19 Sí, les he dado autoridad a ustedes para pisotear serpientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño.

Luc 10:20 Sin embargo, no se alegren de que puedan someter a los espíritus, sino alégrense de que sus nombres están escritos en el cielo.

Jesús se regocija en la voluntad del Padre

Luc 10:21 En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad.

Luc 10:22 »Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárselo.»

Luc 10:23 Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven.

Luc 10:24 Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.»

La parábola del buen samaritano

Luc 10:25

Parábola del buen samaritano

10:25-28—Mt 22:34-40; Mr 12:28-31

En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta: —Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?

Luc 10:26 Jesús replicó: —¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú?

Luc 10:27 Como respuesta el hombre citó: —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”,[d] y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.”[e]

Luc 10:28 —Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás.

Luc 10:29 Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús: —¿Y quién es mi prójimo?

Luc 10:30 Jesús respondió: —Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto.

Luc 10:31 Resulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo.

Luc 10:32 Así también llegó a aquel lugar un levita, y al verlo, se desvió y siguió de largo.

Luc 10:33 Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él.

Luc 10:34 Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó.

Luc 10:35 Al día siguiente, sacó dos monedas de plata[f] y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.”

Luc 10:36 ¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?

Luc 10:37 —El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley. —Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

Marta y María

Luc 10:38

En casa de Marta y María

Mientras iba de camino con sus discípulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.

Luc 10:39 Tenía ella una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía.

Luc 10:40 Marta, por su parte, se sentía abrumada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo: —Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude!

Luc 10:41 —Marta, Marta —le contestó Jesús—, estás inquieta y preocupada por muchas cosas,

Luc 10:42 pero sólo una es necesaria.[g] María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará.

Lucas 11

El Padrenuestro

Luc 11:1

Jesús enseña sobre la oración

11:2-4—Mt 6:9-13

11:9-13—Mt 7:7-11

Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: —Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos.

Luc 11:2 Él les dijo: —Cuando oren, digan: »“Padre,[a] santificado sea tu nombre. Venga tu reino.[b]

Luc 11:3 Danos cada día nuestro pan cotidiano.[c]

Luc 11:4 Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden.[d] Y no nos metas en tentación.”[e]

Luc 11:5 »Supongamos —continuó—que uno de ustedes tiene un amigo, y a medianoche va y le dice: “Amigo, préstame tres panes,

Luc 11:6 pues se me ha presentado un amigo recién llegado de viaje, y no tengo nada que ofrecerle.”

Luc 11:7 Y el que está adentro le contesta: “No me molestes. Ya está cerrada la puerta, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.”

Luc 11:8 Les digo que, aunque no se levante a darle pan por ser amigo suyo, sí se levantará por su impertinencia y le dará cuanto necesite.

Luc 11:9 »Así que yo les digo: Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta.

Luc 11:10 Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.

Luc 11:11 »¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide[f] un pescado, le dará en cambio una serpiente?

Luc 11:12 ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?

Luc 11:13 Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!

Jesús y Beelzebú

Luc 11:14

Jesús y Beelzebú

11:14-15, 11, 11—Mt 12:22, 24-29, 43-45

11:17-22—Mr 3:23-27

En otra ocasión Jesús expulsaba de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo. Cuando salió el demonio, el mudo habló, y la gente se quedó asombrada.

Luc 11:15 Pero algunos dijeron: «Éste expulsa a los demonios por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios.»

Luc 11:16 Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo.

Luc 11:17 Como él conocía sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo quedará asolado, y una casa dividida contra sí misma se derrumbará.[g]

Luc 11:18 Por tanto, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo puede mantenerse en pie su reino? Lo pregunto porque ustedes dicen que yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú.

Luc 11:19 Ahora bien, si yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú, ¿los seguidores de ustedes por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos los juzgarán a ustedes.

Luc 11:20 Pero si expulso a los demonios con el poder[h] de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el reino de Dios.

Luc 11:21 »Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida su hacienda, sus bienes están seguros.

Luc 11:22 Pero si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín.

Luc 11:23 »El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmigo no recoge, esparce.

Regreso de un espíritu inmundo

Luc 11:24 »Cuando un espíritu maligno sale de una persona, va por lugares áridos buscando un descanso. Y al no encontrarlo, dice: “Volveré a mi casa, de donde salí.”

Luc 11:25 Cuando llega, la encuentra barrida y arreglada.

Luc 11:26 Luego va y trae otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial.»

La verdadera bienaventuranza

Luc 11:27 Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud exclamó: —¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó![i]

Luc 11:28 —Dichosos más bien —contestó Jesús—los que oyen la palabra de Dios y la obedecen.

La señal de Jonás

Luc 11:29

La señal de Jonás

11:29-32—Mt 12:39-42

Como crecía la multitud, Jesús se puso a decirles: «Ésta es una generación malvada. Pide una señal milagrosa, pero no se le dará más señal que la de Jonás.

Luc 11:30 Así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, también lo será el Hijo del hombre para esta generación.

Luc 11:31 La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condenará a esta gente; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Salomón.

Luc 11:32 Los ninivitas se levantarán en el día del juicio y condenarán a esta generación; porque ellos se arrepintieron al escuchar la predicación de Jonás, y aquí tienen ustedes a uno más grande que Jonás.

La luz dentro de ti

Luc 11:33

La lámpara del cuerpo

11:34-35—Mt 6:22-23

»Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz.

Luc 11:34 Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad.[j]

Luc 11:35 Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad.

Luc 11:36 Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.»

Ayes para los fariseos y los intérpretes de la Ley

Luc 11:37

Jesús denuncia a los fariseos y a los expertos en la ley

Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer con él; así que entró en la casa y se sentó a la mesa.

Luc 11:38 Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer.

Luc 11:39 —Resulta que ustedes los fariseos —les dijo el Señor—, limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes llenos de codicia y de maldad.

Luc 11:40 ¡Necios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro?

Luc 11:41 Den más bien a los pobres de lo que está dentro,[k] y así todo quedará limpio para ustedes.

Luc 11:42 »¡Ay de ustedes, fariseos!, que dan la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero descuidan la justicia y el amor de Dios. Debían haber practicado esto, sin dejar de hacer aquello.

Luc 11:43 »¡Ay de ustedes, fariseos!, que se mueren por los primeros puestos en las sinagogas y los saludos en las plazas.

Luc 11:44 »¡Ay de ustedes!, que son como tumbas sin lápida, sobre las que anda la gente sin darse cuenta.

Luc 11:45 Uno de los expertos en la ley le respondió: —Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros.

Luc 11:46 Contestó Jesús: —¡Ay de ustedes también, expertos en la ley! Abruman a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero ustedes mismos no levantan ni un dedo para ayudarlos.

Luc 11:47 »¡Ay de ustedes!, que construyen monumentos para los profetas, a quienes los antepasados de ustedes mataron.

Luc 11:48 En realidad[l] aprueban lo que hicieron sus antepasados; ellos mataron a los profetas, y ustedes les construyen los sepulcros.

Luc 11:49 Por eso dijo Dios en su sabiduría: “Les enviaré profetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros.”

Luc 11:50 Por lo tanto, a esta generación se le pedirán cuentas de la sangre de todos los profetas derramada desde el principio del mundo,

Luc 11:51 desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que murió entre el altar y el santuario. Sí, les aseguro que de todo esto se le pedirán cuentas a esta generación.

Luc 11:52 »¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conocimiento. Ustedes mismos no han entrado, y a los que querían entrar les han cerrado el paso.

Luc 11:53 Cuando Jesús salió de allí, los maestros de la ley y los fariseos, resentidos, se pusieron a acosarlo a preguntas.

Luc 11:54 Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo.

Salmo 117

La fidelidad de Jehová es para siempre

Sal 117:1

¡Alaben al SEÑOR, naciones todas! ¡Pueblos todos, cántenle alabanzas!

Sal 117:2 ¡Grande es su amor por nosotros! ¡La fidelidad del SEÑOR es eterna! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el SEÑOR!