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15 El Pueblo del Reino
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1Co 11:1 Imítenme a mí, como yo imito a Cristo.
Cobertura para la cabeza
1Co 11:2
Decoro en el culto
Los elogio porque se acuerdan de mí en todo y retienen las enseñanzas,[a] tal como se las transmití.
1Co 11:3 Ahora bien, quiero que entiendan que Cristo es cabeza de todo hombre, mientras que el hombre es cabeza de la mujer y Dios es cabeza de Cristo.
1Co 11:4 Todo hombre que ora o profetiza con la cabeza cubierta[b] deshonra al que es su cabeza.
1Co 11:5 En cambio, toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta deshonra al que es su cabeza; es como si estuviera rasurada.
1Co 11:6 Si la mujer no se cubre la cabeza, que se corte también el cabello; pero si es vergonzoso para la mujer tener el pelo corto o la cabeza rasurada, que se la cubra.
1Co 11:7 El hombre no debe cubrirse la cabeza, ya que él es imagen y gloria de Dios, mientras que la mujer es gloria del hombre.
1Co 11:8 De hecho, el hombre no procede de la mujer sino la mujer del hombre;
1Co 11:9 ni tampoco fue creado el hombre a causa de la mujer, sino la mujer a causa del hombre.
1Co 11:10 Por esta razón, y a causa de los ángeles, la mujer debe llevar sobre la cabeza señal de autoridad.[c]
1Co 11:11 Sin embargo, en el Señor, ni la mujer existe aparte del hombre ni el hombre aparte de la mujer.
1Co 11:12 Porque así como la mujer procede del hombre, también el hombre nace de la mujer; pero todo proviene de Dios.
1Co 11:13 Juzguen ustedes mismos: ¿Es apropiado que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza?
1Co 11:14 ¿No les enseña el mismo orden natural de las cosas que es una vergüenza para el hombre dejarse crecer el cabello,
1Co 11:15 mientras que es una gloria para la mujer llevar cabello largo? Es que a ella se le ha dado su cabellera como velo.
1Co 11:16 Si alguien insiste en discutir este asunto, tenga en cuenta que nosotros no tenemos otra costumbre, ni tampoco las iglesias de Dios.
La Cena del Señor
1Co 11:17
La Cena del Señor
11:23-25—Mt 26:26-28; Mr 14:22-24; Lc 22:17-20
Al darles las siguientes instrucciones, no puedo elogiarlos, ya que sus reuniones traen más perjuicio que beneficio.
1Co 11:18 En primer lugar, oigo decir que cuando se reúnen como iglesia hay divisiones entre ustedes, y hasta cierto punto lo creo.
1Co 11:19 Sin duda, tiene que haber grupos sectarios entre ustedes, para que se demuestre quiénes cuentan con la aprobación de Dios.
1Co 11:20 De hecho, cuando se reúnen, ya no es para comer la Cena del Señor,
1Co 11:21 porque cada uno se adelanta a comer su propia cena, de manera que unos se quedan con hambre mientras otros se emborrachan.
1Co 11:22 ¿Acaso no tienen casas donde comer y beber? ¿O es que menosprecian a la iglesia de Dios y quieren avergonzar a los que no tienen nada? ¿Qué les diré? ¿Voy a elogiarlos por esto? ¡Claro que no!
1Co 11:23 Yo recibí del Señor lo mismo que les transmití a ustedes: Que el Señor Jesús, la noche en que fue traicionado, tomó pan,
1Co 11:24 y después de dar gracias, lo partió y dijo: «Este pan es mi cuerpo, que por ustedes entrego; hagan esto en memoria de mí.»
1Co 11:25 De la misma manera, después de cenar, tomó la copa y dijo: «Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; hagan esto, cada vez que beban de ella, en memoria de mí.»
1Co 11:26 Porque cada vez que comen este pan y beben de esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que él venga.
1Co 11:27 Por lo tanto, cualquiera que coma el pan o beba de la copa del Señor de manera indigna, será culpable de pecar contra el cuerpo y la sangre del Señor.
1Co 11:28 Así que cada uno debe examinarse a sí mismo antes de comer el pan y beber de la copa.
1Co 11:29 Porque el que come y bebe sin discernir el cuerpo,[d] come y bebe su propia condena.
1Co 11:30 Por eso hay entre ustedes muchos débiles y enfermos, e incluso varios han muerto.
1Co 11:31 Si nos examináramos a nosotros mismos, no se nos juzgaría;
1Co 11:32 pero si nos juzga el Señor, nos disciplina para que no seamos condenados con el mundo.
1Co 11:33 Así que, hermanos míos, cuando se reúnan para comer, espérense unos a otros.
1Co 11:34 Si alguno tiene hambre, que coma en su casa, para que las reuniones de ustedes no resulten dignas de condenación. Los demás asuntos los arreglaré cuando los visite.
Dones espirituales
1Co 12:1
Los dones espirituales
En cuanto a los dones espirituales, hermanos, quiero que entiendan bien este asunto.
1Co 12:2 Ustedes saben que cuando eran paganos se dejaban arrastrar hacia los ídolos mudos.
1Co 12:3 Por eso les advierto que nadie que esté hablando por el Espíritu de Dios puede maldecir a Jesús; ni nadie puede decir: «Jesús es el Señor» sino por el Espíritu Santo.
1Co 12:4 Ahora bien, hay diversos dones, pero un mismo Espíritu.
1Co 12:5 Hay diversas maneras de servir, pero un mismo Señor.
1Co 12:6 Hay diversas funciones, pero es un mismo Dios el que hace todas las cosas en todos.
1Co 12:7 A cada uno se le da una manifestación especial del Espíritu para el bien de los demás.
1Co 12:8 A unos Dios les da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otros, por el mismo Espíritu, palabra de conocimiento;
1Co 12:9 a otros, fe por medio del mismo Espíritu; a otros, y por ese mismo Espíritu, dones para sanar enfermos;
1Co 12:10 a otros, poderes milagrosos; a otros, profecía; a otros, el discernir espíritus; a otros, el hablar en diversas lenguas; y a otros, el interpretar lenguas.
1Co 12:11 Todo esto lo hace un mismo y único Espíritu, quien reparte a cada uno según él lo determina.
Un cuerpo con muchos miembros
1Co 12:12
Un cuerpo con muchos miembros
De hecho, aunque el cuerpo es uno solo, tiene muchos miembros, y todos los miembros, no obstante ser muchos, forman un solo cuerpo. Así sucede con Cristo.
1Co 12:13 Todos fuimos bautizados por[a] un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo —ya seamos judíos o gentiles, esclavos o libres—, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
1Co 12:14 Ahora bien, el cuerpo no consta de un solo miembro sino de muchos.
1Co 12:15 Si el pie dijera: «Como no soy mano, no soy del cuerpo», no por eso dejaría de ser parte del cuerpo.
1Co 12:16 Y si la oreja dijera: «Como no soy ojo, no soy del cuerpo», no por eso dejaría de ser parte del cuerpo.
1Co 12:17 Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿qué sería del oído? Si todo el cuerpo fuera oído, ¿qué sería del olfato?
1Co 12:18 En realidad, Dios colocó cada miembro del cuerpo como mejor le pareció.
1Co 12:19 Si todos ellos fueran un solo miembro, ¿qué sería del cuerpo?
1Co 12:20 Lo cierto es que hay muchos miembros, pero el cuerpo es uno solo.
1Co 12:21 El ojo no puede decirle a la mano: «No te necesito.» Ni puede la cabeza decirles a los pies: «No los necesito.»
1Co 12:22 Al contrario, los miembros del cuerpo que parecen más débiles son indispensables,
1Co 12:23 y a los que nos parecen menos honrosos los tratamos con honra especial. Y se les trata con especial modestia a los miembros que nos parecen menos presentables,
1Co 12:24 mientras que los más presentables no requieren trato especial. Así Dios ha dispuesto los miembros de nuestro cuerpo, dando mayor honra a los que menos tenían,
1Co 12:25 a fin de que no haya división en el cuerpo, sino que sus miembros se preocupen por igual unos por otros.
1Co 12:26 Si uno de los miembros sufre, los demás comparten su sufrimiento; y si uno de ellos recibe honor, los demás se alegran con él.
1Co 12:27 Ahora bien, ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno es miembro de ese cuerpo.
1Co 12:28 En la iglesia Dios ha puesto, en primer lugar, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros; luego los que hacen milagros; después los que tienen dones para sanar enfermos, los que ayudan a otros, los que administran y los que hablan en diversas lenguas.
1Co 12:29 ¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Son todos maestros? ¿Hacen todos milagros?
1Co 12:30 ¿Tienen todos dones para sanar enfermos? ¿Hablan todos en lenguas? ¿Acaso interpretan todos?
1Co 12:31 Ustedes, por su parte, ambicionen[b] los mejores dones.
No confiéis en los príncipes
Sal 146:1
¡Aleluya! ¡Alabado sea el SEÑOR! Alaba, alma mía, al SEÑOR.
Sal 146:2 Alabaré al SEÑOR toda mi vida; mientras haya aliento en mí, cantaré salmos a mi Dios.
Sal 146:3 No pongan su confianza en gente poderosa, en simples mortales, que no pueden salvar.
Sal 146:4 Exhalan el espíritu y vuelven al polvo, y ese mismo día se desbaratan sus planes.
Sal 146:5 Dichoso aquel cuya ayuda es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en el SEÑOR su Dios,
Sal 146:6 creador del cielo y de la tierra, del mar y de todo cuanto hay en ellos, y que siempre mantiene la verdad.
Sal 146:7 El SEÑOR hace justicia a los oprimidos, da de comer a los hambrientos y pone en libertad a los cautivos.
Sal 146:8 El SEÑOR da vista a los ciegos, el SEÑOR sostiene a los agobiados, el SEÑOR ama a los justos.
Sal 146:9 El SEÑOR protege al extranjero y sostiene al huérfano y a la viuda, pero frustra los planes de los impíos.
Sal 146:10 ¡Oh Sión, que el SEÑOR reine para siempre! ¡Que tu Dios reine por todas las generaciones! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el SEÑOR!