Día 106
2 Reyes 18
Ezequías rey de Judá
2Re 18:1
Ezequías, rey de Judá
18:2-4—2Cr 29:1-2; 31:1
18:5-7—2Cr 31:20-21
18:9-12—2R 17:3-7
En el tercer año de Oseas hijo de Elá, rey de Israel, Ezequías hijo de Acaz, rey de Judá, ascendió al trono.
2Re 18:2 Tenía veinticinco años cuando ascendió al trono, y reinó en Jerusalén veintinueve años. Su madre era Abí hija de Zacarías.
2Re 18:3 Ezequías hizo lo que agrada al SEÑOR, pues en todo siguió el ejemplo de su antepasado David.
2Re 18:4 Quitó los altares paganos, destrozó las piedras sagradas y quebró las imágenes de la diosa Aserá. Además, destruyó la serpiente de bronce que Moisés había hecho, pues los israelitas todavía le quemaban incienso, y la llamaban Nejustán.[a]
2Re 18:5 Ezequías puso su confianza en el SEÑOR, Dios de Israel. No hubo otro como él entre todos los reyes de Judá, ni antes ni después.
2Re 18:6 Se mantuvo fiel al SEÑOR y no se apartó de él, sino que cumplió los mandamientos que el SEÑOR le había dado a Moisés.
2Re 18:7 El SEÑOR estaba con Ezequías, y por tanto éste tuvo éxito en todas sus empresas. Se rebeló contra el rey de Asiria y no se sometió a él.
2Re 18:8 Y derrotó a los filisteos, tanto en las torres de vigilancia como en las ciudades fortificadas, hasta llegar a Gaza y sus alrededores.
2Re 18:9 En el año cuarto del reinado de Ezequías, es decir, en el año séptimo del reinado de Oseas hijo de Elá, rey de Israel, Salmanasar, rey de Asiria, marchó contra Samaria y la sitió.
2Re 18:10 Al cabo de tres años logró conquistarla. Era el año sexto del reinado de Ezequías, es decir, el año noveno del reinado de Oseas, rey de Israel.
2Re 18:11 El rey de Asiria deportó a los israelitas a Asiria, y los estableció en Jalaj, en Gozán (que está junto al río Jabor) y en las ciudades de los medos.
2Re 18:12 Esto sucedió porque no obedecieron al SEÑOR su Dios, sino que violaron su pacto. No cumplieron ni pusieron en práctica lo que Moisés, siervo del SEÑOR, les había ordenado.
Senaquerib ataca a Judá
2Re 18:13 En el año catorce del reinado de Ezequías, Senaquerib, rey de Asiria, atacó y tomó todas las ciudades fortificadas de Judá.
2Re 18:14 Entonces Ezequías le envió este mensaje al rey de Asiria, que se encontraba en Laquis: «He actuado mal. Si te retiras, te pagaré cualquier tributo que me impongas.» El rey de Asiria le impuso a Ezequías, rey de Judá, un tributo de nueve mil novecientos kilos de plata y novecientos noventa kilos[b] de oro.
2Re 18:15 Así que Ezequías le entregó a Senaquerib toda la plata que había en el templo del SEÑOR y en los tesoros del palacio real.
2Re 18:16 Fue entonces cuando Ezequías, rey de Judá, les quitó a las puertas y los quiciales del templo del SEÑOR el oro con que él mismo los había cubierto, y se lo entregó al rey de Asiria.
2Re 18:17
Senaquerib amenaza a Jerusalén
18:13, 18—Is 36:1-22
18:17-35—2Cr 32:9-19
Desde Laquis el rey de Asiria envió a su virrey, al funcionario[c] principal y a su comandante en jefe,[d] al frente de un gran ejército, para hablar con el rey Ezequías en Jerusalén. Marcharon hacia Jerusalén y, al llegar, se detuvieron junto al acueducto del estanque superior, en el camino que lleva al Campo del Lavandero.
2Re 18:18 Entonces llamaron al rey, y salió a recibirlos Eliaquín hijo de Jilquías, que era el administrador del palacio, junto con el cronista Sebna y el secretario Joa hijo de Asaf.
2Re 18:19 El comandante en jefe les dijo: —Díganle a Ezequías que así dice el gran rey, el rey de Asiria: “¿En qué se basa tu confianza?
2Re 18:20 Tú dices que tienes estrategia y fuerza militar, pero éstas no son más que palabras sin fundamento. ¿En quién confías, que te rebelas contra mí?
2Re 18:21 Ahora bien, tú confías en Egipto, ¡ese bastón de caña astillada, que traspasa la mano y hiere al que se apoya en él! Porque eso es el faraón, el rey de Egipto, para todos los que en él confían.
2Re 18:22 Y si ustedes me dicen: ‘Nosotros confiamos en el SEÑOR, nuestro Dios’, ¿no se trata acaso, Ezequías, del Dios cuyos altares y santuarios paganos tú mismo quitaste, diciéndoles a Judá y a Jerusalén: ‘Deben adorar solamente ante este altar en Jerusalén’ ?”
2Re 18:23 »Ahora bien, Ezequías, haz este trato con mi señor, el rey de Asiria: Yo te doy dos mil caballos, si tú consigues otros tantos jinetes para montarlos.
2Re 18:24 ¿Cómo podrás rechazar el ataque de uno solo de los funcionarios más insignificantes de mi señor, si confías en obtener de Egipto carros de combate y jinetes?
2Re 18:25 ¿Acaso he venido a atacar y a destruir este lugar sin el apoyo del SEÑOR? ¡Si fue él mismo quien me ordenó: “Marcha contra este país y destrúyelo!”
2Re 18:26 Eliaquín hijo de Jilquías, Sebna y Joa le dijeron al comandante en jefe: —Por favor, hábleles usted a sus siervos en arameo, ya que lo entendemos. No nos hable en hebreo, que el pueblo que está sobre el muro nos escucha.
2Re 18:27 Pero el comandante en jefe respondió: —¿Acaso mi señor me envió a decirles estas cosas sólo a ti y a tu señor, y no a los que están sentados en el muro? ¡Si tanto ellos como ustedes tendrán que comerse su excremento y beberse su orina!
2Re 18:28 Dicho esto, el comandante en jefe se puso de pie y a voz en cuello gritó en hebreo: —¡Oigan las palabras del gran rey, el rey de Asiria!
2Re 18:29 Así dice el rey: “No se dejen engañar por Ezequías. ¡Él no puede librarlos de mis manos!
2Re 18:30 No dejen que Ezequías los persuada a confiar en el SEÑOR, diciendo: ‘Sin duda el SEÑOR nos librará; ¡esta ciudad no caerá en manos del rey de Asiria!’”
2Re 18:31 »No le hagan caso a Ezequías. Así dice el rey de Asiria: “Hagan las paces conmigo, y ríndanse. De este modo cada uno podrá comer de su vid y de su higuera, y beber agua de su propio pozo,
2Re 18:32 hasta que yo venga y los lleve a un país como el de ustedes, país de grano y de mosto, de pan y de viñedos, de aceite de oliva y de miel. Así vivirán en vez de morir.” »No le hagan caso a Ezequías, que los quiere seducir cuando dice: “El SEÑOR nos librará.”
2Re 18:33 ¿Acaso alguno de los dioses de las naciones pudo librar a su país de las manos del rey de Asiria?
2Re 18:34 ¿Dónde están los dioses de Jamat y de Arfad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvayin, de Hená y de Ivá? ¿Acaso libraron a Samaria de mis manos?
2Re 18:35 ¿Cuál de todos los dioses de estos países ha podido salvar de mis manos a su país? ¿Cómo entonces podrá el SEÑOR librar de mis manos a Jerusalén?
2Re 18:36 Pero el pueblo permaneció en silencio y no respondió ni una sola palabra, porque el rey había ordenado: «No le respondan.»
2Re 18:37 Entonces Eliaquín hijo de Jilquías, administrador del palacio, el cronista Sebna, y el secretario Joa hijo de Asaf, con las vestiduras rasgadas en señal de duelo, fueron a ver a Ezequías y le contaron lo que había dicho el comandante en jefe.
2 Reyes 19
Isaías tranquiliza a Ezequías
2Re 19:1
Isaías profetiza la liberación de Jerusalén
19:1-13—Is 37:1-13
Cuando el rey Ezequías escuchó esto, se rasgó las vestiduras, se vistió de luto y fue al templo del SEÑOR.
2Re 19:2 Además, envió a Eliaquín, administrador del palacio, al cronista Sebna y a los sacerdotes más ancianos, todos vestidos de luto, para hablar con el profeta Isaías hijo de Amoz.
2Re 19:3 Y le dijeron: «Así dice Ezequías: “Hoy es un día de angustia, castigo y deshonra, como cuando los hijos están a punto de nacer y no se tienen fuerzas para darlos a luz.
2Re 19:4 Tal vez el SEÑOR tu Dios oiga todas las palabras del comandante en jefe, a quien su señor, el rey de Asiria, envió para insultar al Dios viviente. ¡Que el SEÑOR tu Dios lo castigue por las palabras que ha oído! Eleva, pues, una oración por el remanente del pueblo que aún sobrevive.” »
2Re 19:5 Cuando los funcionarios del rey Ezequías fueron a ver a Isaías,
2Re 19:6 éste les dijo: «Díganle a su señor que así dice el SEÑOR: “No temas por las blasfemias que has oído, y que han pronunciado contra mí los subalternos del rey de Asiria.
2Re 19:7 ¡Mira! Voy a poner un espíritu en él, de manera que cuando oiga cierto rumor se regrese a su propio país. ¡Allí haré que lo maten a filo de espada!” »
Senaquerib desafía al Señor
2Re 19:8 Cuando el comandante en jefe se enteró de que el rey de Asiria había salido de Laquis, se retiró y encontró al rey luchando contra Libná.
2Re 19:9 Luego Senaquerib recibió el informe de que Tiracá, rey de Cus, había salido para luchar contra él, así que una vez más envió mensajeros a Ezequías
2Re 19:10 para que le dijeran: «Tú, Ezequías, rey de Judá: No dejes que tu Dios, en quien confías, te engañe cuando dice: “No caerá Jerusalén en manos del rey de Asiria.”
2Re 19:11 Sin duda te habrás enterado de lo que han hecho los reyes de Asiria en todos los países, destruyéndolos por completo. ¿Y acaso vas tú a librarte?
2Re 19:12 ¿Libraron sus dioses a las naciones que mis antepasados han destruido: Gozán, Jarán, Résef y la gente de Edén que vivía en Telasar?
2Re 19:13 ¿Dónde están el rey de Jamat, el rey de Arfad, el rey de la ciudad de Sefarvayin, o de Hená o Ivá?»
Oración de Ezequías
2Re 19:14
Oración de Ezequías
19:14-19—Is 37:14-20
Ezequías tomó la carta de mano de los mensajeros, y la leyó. Luego subió al templo del SEÑOR, la desplegó delante del SEÑOR,
2Re 19:15 y en su presencia oró así: «SEÑOR, Dios de Israel, entronizado sobre los querubines: sólo tú eres el Dios de todos los reinos de la tierra. Tú has hecho los cielos y la tierra.
2Re 19:16 Presta atención, SEÑOR, y escucha; abre tus ojos, SEÑOR, y mira; escucha las palabras que Senaquerib ha mandado a decir para insultar al Dios viviente.
2Re 19:17 »Es verdad, SEÑOR, que los reyes asirios han asolado todas estas naciones y sus tierras.
2Re 19:18 Han arrojado al fuego sus dioses, y los han destruido, porque no eran dioses sino sólo madera y piedra, obra de manos humanas.
2Re 19:19 Ahora, pues, SEÑOR y Dios nuestro, por favor, sálvanos de su mano, para que todos los reinos de la tierra sepan que sólo tú, SEÑOR, eres Dios.»
Isaías profetiza la caída de Senaquerib
2Re 19:20
Muerte de Senaquerib
19:20-37—Is 37:21-38
19:35-37—2Cr 32:20-21
Entonces Isaías hijo de Amoz le envió este mensaje a Ezequías: «Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: “Por cuanto me has rogado respecto a Senaquerib, rey de Asiria, te he escuchado.
2Re 19:21 Ésta es la palabra que yo, el SEÑOR, he pronunciado contra él: » ” La virginal hija de Sión te desprecia y se burla de ti. La hija de Jerusalén menea la cabeza al verte huir.
2Re 19:22 ¿A quién has insultado? ¿Contra quién has blasfemado? ¿Contra quién has alzado la voz y levantado los ojos con orgullo? ¡Contra el Santo de Israel!
2Re 19:23 Has enviado a tus mensajeros a insultar al Señor, diciendo: ‘Con mis numerosos carros de combate escalé las cumbres de las montañas, ¡las laderas del Líbano! Talé sus cedros más altos, sus cipreses más selectos. Alcancé sus refugios más lejanos, y sus bosques más frondosos.
2Re 19:24 Cavé pozos en tierras extranjeras, y en esas aguas apagué mi sed. Con las plantas de mis pies sequé todos los ríos de Egipto.’
2Re 19:25 » ”¿No te has dado cuenta? ¡Hace mucho tiempo que lo he preparado! Desde tiempo atrás lo vengo planeando, y ahora lo he llevado a cabo; por eso tú has dejado en ruinas a las ciudades fortificadas.
2Re 19:26 Sus habitantes, impotentes, están desalentados y avergonzados. Son como plantas en el campo, como tiernos pastos verdes, como hierba que brota sobre el techo y que se quema antes de crecer.
2Re 19:27 » ” Yo sé bien cuándo te sientas, cuándo sales, cuándo entras, y cuánto ruges contra mí.
2Re 19:28 Porque has rugido contra mí y tu insolencia ha llegado a mis oídos, te pondré una argolla en la nariz y un freno en la boca, y por el mismo camino por donde viniste te haré regresar.
2Re 19:29 » ”Ésta será la señal para ti, Ezequías: » ” Este año comerán lo que crezca por sí solo, y el segundo año lo que de allí brote. Pero al tercer año sembrarán y cosecharán, plantarán viñas y comerán su fruto.
2Re 19:30 Una vez más los sobrevivientes de la tribu de Judá echarán raíces abajo, y arriba darán fruto.
2Re 19:31 Porque de Jerusalén saldrá un remanente, del monte Sión un grupo de sobrevivientes. Esto lo hará mi celo, celo del SEÑOR Todopoderoso.
2Re 19:32 » ” Yo, el SEÑOR, declaro esto acerca del rey de Asiria: » ” No entrará en esta ciudad, ni lanzará contra ella una sola flecha. No se enfrentará a ella con escudos, ni construirá contra ella una rampa de asalto.
2Re 19:33 Volverá por el mismo camino que vino; ¡en esta ciudad no entrará! Yo, el SEÑOR, lo afirmo.
2Re 19:34 Por mi causa, y por consideración a David mi siervo, defenderé esta ciudad y la salvaré.” »
2Re 19:35 Esa misma noche el ángel del SEÑOR salió y mató a ciento ochenta y cinco mil hombres del campamento asirio. A la mañana siguiente, cuando los demás se levantaron, ¡allí estaban tendidos todos los cadáveres!
2Re 19:36 Así que Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento y se retiró. Volvió a Nínive y permaneció allí.
2Re 19:37 Pero un día, mientras adoraba en el templo de su dios Nisroc, sus hijos Adramélec y Sarézer lo mataron a espada y escaparon a la tierra de Ararat. Y su hijo Esarjadón lo sucedió en el trono.
Salmo 106
Alabad al Señor porque él es bueno
Sal 106:1
¡Aleluya! ¡Alabado sea el SEÑOR! Den gracias al SEÑOR, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.
Sal 106:2 ¿Quién puede proclamar las proezas del SEÑOR, o expresar toda su alabanza?
Sal 106:3 Dichosos los que practican la justicia y hacen siempre lo que es justo.
Sal 106:4 Recuérdame, SEÑOR, cuando te compadezcas de tu pueblo; ven en mi ayuda el día de tu salvación.
Sal 106:5 Hazme disfrutar del bienestar de tus escogidos, participar de la alegría de tu pueblo y expresar mis alabanzas con tu heredad.
Sal 106:6 Hemos pecado, lo mismo que nuestros padres; hemos hecho lo malo y actuado con iniquidad.
Sal 106:7 Cuando nuestros padres estaban en Egipto, no tomaron en cuenta tus maravillas; no tuvieron presente tu bondad infinita y se rebelaron junto al mar, el Mar Rojo.[a]
Sal 106:8 Pero Dios los salvó, haciendo honor a su nombre, para mostrar su gran poder.
Sal 106:9 Reprendió al Mar Rojo, y éste quedó seco; los condujo por las profundidades del mar como si cruzaran el desierto.
Sal 106:10 Los salvó del poder de sus enemigos, del poder de quienes los odiaban.
Sal 106:11 Las aguas envolvieron a sus adversarios, y ninguno de éstos quedó con vida.
Sal 106:12 Entonces ellos creyeron en sus promesas y le entonaron alabanzas.
Sal 106:13 Pero muy pronto olvidaron sus acciones y no esperaron a conocer sus planes.
Sal 106:14 En el desierto cedieron a sus propios deseos; en los páramos pusieron a prueba a Dios.
Sal 106:15 Y él les dio lo que pidieron, pero les envió una enfermedad devastadora.
Sal 106:16 En el campamento tuvieron envidia de Moisés y de Aarón, el que estaba consagrado al SEÑOR.
Sal 106:17 Se abrió la tierra y se tragó a Datán; sepultó a los seguidores de Abirán.
Sal 106:18 Un fuego devoró a esa pandilla; las llamas consumieron a los impíos.
Sal 106:19 En Horeb hicieron un becerro; se postraron ante un ídolo de fundición.
Sal 106:20 Cambiaron al que era su motivo de orgullo[b] por la imagen de un toro que come hierba.
Sal 106:21 Se olvidaron del Dios que los salvó y que había hecho grandes cosas en Egipto:
Sal 106:22 milagros en la tierra de Cam y portentos junto al Mar Rojo.
Sal 106:23 Dios amenazó con destruirlos, pero no lo hizo por Moisés, su escogido, que se puso ante él en la brecha e impidió que su ira los destruyera.
Sal 106:24 Menospreciaron esa bella tierra; no creyeron en la promesa de Dios.
Sal 106:25 Refunfuñaron en sus tiendas de campaña y no obedecieron al SEÑOR.
Sal 106:26 Por tanto, él levantó su mano contra ellos para hacerlos caer en el desierto,
Sal 106:27 para hacer caer a sus descendientes entre las naciones y dispersarlos por todos los países.
Sal 106:28 Se sometieron al yugo de Baal Peor y comieron de las ofrendas a ídolos sin vida.[c]
Sal 106:29 Provocaron al SEÑOR con sus malvadas acciones, y les sobrevino una plaga.
Sal 106:30 Pero Finés se levantó e hizo justicia, y la plaga se detuvo.
Sal 106:31 Esto se le acreditó como un acto de justicia para siempre, por todas las generaciones.
Sal 106:32 Junto a las aguas de Meribá hicieron enojar al SEÑOR, y a Moisés le fue mal por culpa de ellos,
Sal 106:33 pues lo sacaron de quicio y él habló sin pensar lo que decía.
Sal 106:34 No destruyeron a los pueblos que el SEÑOR les había señalado,
Sal 106:35 sino que se mezclaron con los paganos y adoptaron sus costumbres.
Sal 106:36 Rindieron culto a sus ídolos, y se les volvieron una trampa.
Sal 106:37 Ofrecieron a sus hijos y a sus hijas como sacrificio a esos demonios.
Sal 106:38 Derramaron sangre inocente, la sangre de sus hijos y sus hijas. Al ofrecerlos en sacrificio a los ídolos de Canaán, su sangre derramada profanó la tierra.
Sal 106:39 Tales hechos los contaminaron; tales acciones los corrompieron.
Sal 106:40 La ira del SEÑOR se encendió contra su pueblo; su heredad le resultó aborrecible.
Sal 106:41 Por eso los entregó a los paganos, y fueron dominados por quienes los odiaban.
Sal 106:42 Sus enemigos los oprimieron, los sometieron a su poder.
Sal 106:43 Muchas veces Dios los libró; pero ellos, empeñados en su rebeldía, se hundieron en la maldad.
Sal 106:44 Al verlos Dios angustiados, y al escuchar su clamor,
Sal 106:45 se acordó del pacto que había hecho con ellos y por su gran amor les tuvo compasión.
Sal 106:46 Hizo que todos sus opresores también se apiadaran de ellos.
Sal 106:47 Sálvanos, SEÑOR, Dios nuestro; vuelve a reunirnos de entre las naciones, para que demos gracias a tu santo nombre y orgullosos te alabemos.
Sal 106:48 ¡Bendito sea el SEÑOR, el Dios de Israel, eternamente y para siempre! ¡Que todo el pueblo diga: «Amén»! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el SEÑOR! LIBRO V
Salmos 107-150