Día 152
Lee la Biblia: Salmos
Mira nuestro video de Lee la Biblia sobre el libro de los Salmos, que analiza el diseño literario del libro y su flujo de pensamiento. El libro de los Salmos ha sido diseñado para ser el libro de oración del pueblo de Dios mientras esperan al Mesías y asu reino venidero.
Salmo 1
El camino del justo y del malvado
Sal 1:1
LIBRO I
Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos,
Sal 1:2 sino que en la ley del SEÑOR se deleita, y día y noche medita en ella.
Sal 1:3 Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera!
Sal 1:4 En cambio, los malvados son como paja arrastrada por el viento.
Sal 1:5 Por eso no se sostendrán los malvados en el juicio, ni los pecadores en la asamblea de los justos.
Sal 1:6 Porque el SEÑOR cuida el camino de los justos, mas la senda de los malos lleva a la perdición.
Salmo 2
El Reino del Ungido del Señor
Sal 2:1
¿Por qué se sublevan las naciones, y en vano conspiran los pueblos?
Sal 2:2 Los reyes de la tierra se rebelan; los gobernantes se confabulan contra el SEÑOR y contra su ungido.
Sal 2:3 Y dicen: «¡Hagamos pedazos sus cadenas! ¡Librémonos de su yugo!»
Sal 2:4 El rey de los cielos se ríe; el SEÑOR se burla de ellos.
Sal 2:5 En su enojo los reprende, en su furor los intimida y dice:
Sal 2:6 «He establecido a mi rey sobre Sión, mi santo monte.»
Sal 2:7 Yo proclamaré el decreto del SEÑOR: «Tú eres mi hijo», me ha dicho; «hoy mismo te he engendrado.
Sal 2:8 Pídeme, y como herencia te entregaré las naciones; ¡tuyos serán los confines de la tierra!
Sal 2:9 Las gobernarás con puño[a] de hierro; las harás pedazos como a vasijas de barro.»
Sal 2:10 Ustedes, los reyes, sean prudentes; déjense enseñar, gobernantes de la tierra.
Sal 2:11 Sirvan al SEÑOR con temor; con temblor ríndanle alabanza.
Sal 2:12 Bésenle los pies,[b] no sea que se enoje y sean ustedes destruidos en el camino, pues su ira se inflama de repente. ¡Dichosos los que en él buscan refugio!
Salmo 147
Él sana a los quebrantados de corazón
Sal 147:1
¡Aleluya! ¡Alabado sea el SEÑOR! ¡Cuán bueno es cantar salmos a nuestro Dios, cuán agradable y justo es alabarlo!
Sal 147:2 El SEÑOR reconstruye a Jerusalén y reúne a los exiliados de Israel;
Sal 147:3 restaura a los abatidos[a] y cubre con vendas sus heridas.
Sal 147:4 Él determina el número de las estrellas y a todas ellas les pone nombre.
Sal 147:5 Excelso es nuestro Señor, y grande su poder; su entendimiento es infinito;
Sal 147:6 El SEÑOR sostiene a los pobres, pero hace morder el polvo a los impíos.
Sal 147:7 Canten al SEÑOR con gratitud; canten salmos a nuestro Dios al son del arpa.
Sal 147:8 Él cubre de nubes el cielo, envía la lluvia sobre la tierra y hace crecer la hierba en los montes.
Sal 147:9 Él alimenta a los ganados y a las crías de los cuervos cuando graznan.
Sal 147:10 El SEÑOR no se deleita en los bríos del caballo, ni se complace en la agilidad[b] del hombre,
Sal 147:11 sino que se complace en los que le temen, en los que confían en su gran amor.
Sal 147:12 Alaba al SEÑOR, Jerusalén; alaba a tu Dios, oh Sión.
Sal 147:13 Él refuerza los cerrojos de tus puertas y bendice a los que en ti habitan.
Sal 147:14 Él trae la paz a tus fronteras y te sacia con lo mejor del trigo.
Sal 147:15 Envía su palabra a la tierra; su palabra corre a toda prisa.
Sal 147:16 Extiende la nieve cual blanco manto,[c] esparce la escarcha cual ceniza.
Sal 147:17 Deja caer el granizo como grava; ¿quién puede resistir sus ventiscas?
Sal 147:18 Pero envía su palabra y lo derrite; hace que el viento sople, y las aguas fluyen.
Sal 147:19 A Jacob le ha revelado su palabra; sus leyes y decretos a Israel.
Sal 147:20 Esto no lo ha hecho con ninguna otra nación; jamás han conocido ellas sus decretos. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el SEÑOR!