Día 223

13 La Historia Hasta Ahora

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1 de Cronicas 18

David derrota a sus enemigos

1Cr 18:1

Victorias de David

18:1-13—2S 8:1-14

Pasado algún tiempo, David derrotó a los filisteos y los subyugó, quitándoles el control de la ciudad de Gat y de sus aldeas.

1Cr 18:2 También derrotó y sometió a los moabitas, los cuales pasaron a ser vasallos tributarios de David.

1Cr 18:3 Además, David derrotó en Jamat a Hadad Ezer, rey de Sobá, cuando éste se dirigía a establecer su dominio sobre la región del río Éufrates.

1Cr 18:4 David le capturó mil carros, siete mil jinetes y veinte mil soldados de infantería; también desjarretó los caballos de tiro, aunque dejó los caballos suficientes para cien carros.

1Cr 18:5 Luego, cuando los sirios de Damasco acudieron en auxilio de Hadad Ezer, rey de Sobá, David aniquiló a veintidós mil de ellos.

1Cr 18:6 También puso guarniciones en Damasco, de modo que los sirios pasaron a ser vasallos tributarios de David. En todas las campañas de David, el SEÑOR le daba la victoria.

1Cr 18:7 En cuanto a los escudos de oro que llevaban los oficiales de Hadad Ezer, David se apropió de ellos y los trasladó a Jerusalén.

1Cr 18:8 Así mismo se apoderó de una gran cantidad de bronce que había en las ciudades de Tébaj[a] y de Cun, poblaciones de Hadad Ezer. Ése fue el bronce que Salomón usó para hacer la fuente, las columnas y todos los utensilios de bronce.

1Cr 18:9 Tou, rey de Jamat, se enteró de que David había derrotado por completo al ejército de Hadad Ezer, rey de Sobá.

1Cr 18:10 Como Tou también era enemigo de Hadad Ezer, envió a su hijo Adorán a desearle bienestar al rey David, y a felicitarlo por haber derrotado a Hadad Ezer en batalla. Y Tou envió toda clase de utensilios de oro, de plata y de bronce,

1Cr 18:11 los cuales el rey David consagró al SEÑOR, tal como lo había hecho con toda la plata y el oro que había tomado de las naciones de Edom, Moab, Amón, Filistea y Amalec.

1Cr 18:12 Por su parte, Abisay hijo de Sarvia derrotó a los edomitas en el valle de la Sal, y aniquiló a dieciocho mil de ellos.

1Cr 18:13 También puso guarniciones en Edom, de modo que los edomitas pasaron a ser vasallos tributarios de David. En todas sus campañas, el SEÑOR le daba la victoria.

Administración de David

1Cr 18:14

Oficiales de David

18:14-17—2S 8:15-18

David reinó sobre todo Israel, gobernando al pueblo entero con justicia y rectitud.

1Cr 18:15 Joab hijo de Sarvia era general del ejército; Josafat hijo de Ajilud era el secretario;

1Cr 18:16 Sadoc hijo de Ajitob y Ajimélec[b] hijo de Abiatar eran sacerdotes; Savsa era el cronista.

1Cr 18:17 Benaías hijo de Joyadá estaba al mando de los soldados quereteos y peleteos, y los hijos de David ocupaban los principales puestos junto al rey.

1 de Cronicas 19

Los amonitas humillan a los hombres de David

1Cr 19:1

Guerra contra los amonitas

19:1-19—2S 10:1-19

Pasado algún tiempo, murió Najás, rey de los amonitas, y su hijo lo sucedió en el trono.

1Cr 19:2 Entonces David pensó: «Debo ser leal con Janún hijo de Najás, pues su padre lo fue conmigo.» Así que envió a unos mensajeros para darle el pésame por la muerte de su padre. Cuando los mensajeros de David llegaron al país de los amonitas para darle el pésame a Janún,

1Cr 19:3 los jefes de ese pueblo le aconsejaron: «¿Y acaso cree Su Majestad que David ha enviado a estos mensajeros sólo para darle el pésame, y porque quiere honrar a su padre? ¿No será más bien que han venido a espiar y explorar el país para luego destruirlo?»

1Cr 19:4 Entonces Janún mandó que apresaran a los mensajeros de David y que les afeitaran la barba y les rasgaran la ropa por la mitad, a la altura de las nalgas. Y así los despidió.

1Cr 19:5 Los hombres de David se sentían muy avergonzados. Cuando David se enteró de lo que les había pasado, mandó que los recibieran y les dieran este mensaje de su parte: «Quédense en Jericó, y no regresen hasta que les crezca la barba.»

1Cr 19:6 Al darse cuenta Janún y los amonitas de que habían ofendido a David, enviaron treinta y tres mil kilos[a] de plata para contratar carros y jinetes en Aram Najarayin,[b] en Aram de Macá y en Sobá.

1Cr 19:7 Contrataron treinta y dos mil carros y al rey de Macá con su ejército, que acampó frente a Medeba. Por su parte, los amonitas salieron de sus ciudades y se dispusieron para el combate.

1Cr 19:8 Cuando David lo supo, despachó a Joab con todos los soldados del ejército.

1Cr 19:9 Los amonitas avanzaron hasta la entrada de su ciudad, pero los reyes que habían venido a reforzarlos se quedaron aparte, en campo abierto.

Amonitas y sirios derrotados

1Cr 19:10 Joab se vio amenazado por el frente y por la retaguardia, así que escogió a las mejores tropas israelitas para pelear contra los sirios,

1Cr 19:11 y el resto de las tropas las puso al mando de su hermano Abisay, para que enfrentaran a los amonitas.

1Cr 19:12 A Abisay le ordenó: «Si los sirios pueden más que yo, tú vendrás a rescatarme; y si los amonitas pueden más que tú, yo te rescataré.

1Cr 19:13 ¡Ánimo! Luchemos con valor por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios. ¡Y que el SEÑOR haga lo que bien le parezca!»

1Cr 19:14 En seguida Joab y sus tropas avanzaron contra los sirios, y éstos huyeron de él.

1Cr 19:15 Al ver que los sirios se daban a la fuga, también los amonitas huyeron de Abisay y se refugiaron en la ciudad. Entonces Joab regresó a Jerusalén.

1Cr 19:16 Los sirios, al verse derrotados por Israel, enviaron mensajeros para pedir ayuda a los sirios que vivían al otro lado del río Éufrates. Sofac, jefe del ejército de Hadad Ezer, se puso al frente de ellos.

1Cr 19:17 Cuando David se enteró de esto, reunió a todo Israel, cruzó el Jordán y tomó posición de batalla contra los sirios. Éstos lo atacaron,

1Cr 19:18 pero tuvieron que huir ante los israelitas. David mató a siete mil soldados sirios de caballería y cuarenta mil de infantería; también mató a Sofac, jefe del ejército.

1Cr 19:19 Al ver que los sirios habían sido derrotados por los israelitas, todos los vasallos de Hadad Ezer hicieron la paz con David y se sometieron a él. A partir de entonces, los sirios se negaron a ir en auxilio de los amonitas.

1 de Cronicas 20

La captura de Rabá

1Cr 20:1

Conquista de Rabá

20:1-3—2S 11:1; 12:29-31

En la primavera, que era la época en que los reyes salían de campaña, Joab sacó el grueso del ejército y devastó el país de los amonitas. Llegó hasta Rabá, la atacó y la destruyó; pero David se quedó en Jerusalén.

1Cr 20:2 Al rey de los amonitas[a] David le quitó la corona de oro que tenía puesta, la cual pesaba treinta y tres kilos[b] y estaba adornada con piedras preciosas. Luego se la pusieron a David. Además, David saqueó la ciudad y se llevó un botín inmenso.

1Cr 20:3 Expulsó de allí a sus habitantes y los puso a trabajar con sierras, rastrillos y hachas. Lo mismo hizo con todos los pueblos de los amonitas, después de lo cual regresó a Jerusalén con todas sus tropas.

Gigantes filisteos muertos

1Cr 20:4

Guerra contra los filisteos

20:4-8—2S 21:15-22

Después de esto, hubo una batalla contra los filisteos en Guézer. Fue en esa ocasión cuando Sibecay el jusatita mató a Sipay, descendiente de los gigantes. Así sometieron a los filisteos.

1Cr 20:5 Luego, en otra batalla que hubo contra los filisteos, Eljanán hijo de Yaír mató a Lajmí, hermano de Goliat el guitita, cuya lanza tenía un asta tan grande como el rodillo de un telar.

1Cr 20:6 Hubo una batalla más en Gat. Allí había otro gigante, un hombre altísimo que tenía seis dedos en cada mano y seis en cada pie, es decir, tenía veinticuatro dedos en total.

1Cr 20:7 Éste se puso a desafiar a los israelitas, pero Jonatán hijo de Simá, que era hermano de David, lo mató.

1Cr 20:8 Éstos fueron los descendientes de Rafá el guitita que cayeron a manos de David y de sus oficiales.

1 de Cronicas 21

El censo de David provoca la peste

1Cr 21:1

David hace un censo militar

21:1-17—2S 24:1-17

Satanás conspiró contra Israel e indujo a David a hacer un censo del pueblo.

1Cr 21:2 Por eso David les dijo a Joab y a los jefes del pueblo: —Vayan y hagan un censo militar que abarque desde Berseba hasta Dan, y tráiganme el informe para que yo sepa cuántos pueden servir en el ejército.

1Cr 21:3 Joab le respondió: —¡Que el SEÑOR multiplique cien veces a su pueblo! Pero ¿acaso no son todos ellos servidores suyos? ¿Para qué quiere hacer esto Su Majestad? ¿Por qué ha de hacer algo que traiga la desgracia sobre Israel?

1Cr 21:4 Sin embargo, la orden del rey prevaleció sobre la opinión de Joab, de modo que éste salió a recorrer todo el territorio de Israel. Después regresó a Jerusalén

1Cr 21:5 y le entregó a David los resultados del censo militar: En Israel había un millón cien mil que podían servir en el ejército, y en Judá, cuatrocientos setenta mil.

1Cr 21:6 Pero Joab no contó a los de las tribus de Leví ni de Benjamín, porque para él era detestable la orden del rey.

1Cr 21:7 Dios también la consideró como algo malo, por lo cual castigó a Israel.

1Cr 21:8 Entonces David le dijo a Dios: «He cometido un pecado muy grande al hacer este censo. He actuado como un necio. Yo te ruego que perdones la maldad de tu siervo.»

1Cr 21:9 El SEÑOR le dijo a Gad, el vidente de David:

1Cr 21:10 «Anda y dile a David que así dice el SEÑOR: “Te doy a escoger entre estos tres castigos: dime cuál de ellos quieres que te imponga.” »

1Cr 21:11 Gad fue adonde estaba David y le dijo: —Así dice el SEÑOR: “Elige una de estas tres cosas:

1Cr 21:12 tres años de hambre, o tres meses de persecución y derrota por la espada de tus enemigos, o tres días en los cuales el SEÑOR castigará con peste el país, y su ángel causará estragos en todos los rincones de Israel.” Piénsalo bien y dime qué debo responderle al que me ha enviado.

1Cr 21:13 —¡Estoy entre la espada y la pared! —respondió David—. Pero es mejor que yo caiga en las manos del SEÑOR, porque su amor es muy grande, y no que caiga en las manos de los hombres.

1Cr 21:14 Por lo tanto, el SEÑOR mandó contra Israel una peste, y murieron setenta mil israelitas.

1Cr 21:15 Luego envió un ángel a Jerusalén para destruirla. Y al ver el SEÑOR que el ángel la destruía, se arrepintió del castigo y le dijo al ángel destructor: «¡Basta! ¡Detén tu mano!» En ese momento, el ángel del SEÑOR se hallaba junto a la parcela de Ornán el jebuseo.

1Cr 21:16 David alzó la vista y vio que el ángel del SEÑOR estaba entre la tierra y el cielo, con una espada desenvainada en la mano que apuntaba hacia Jerusalén. Entonces David y los ancianos, vestidos de luto, se postraron sobre su rostro.

1Cr 21:17 Y David le dijo a Dios: «SEÑOR y Dios mío, ¿acaso no fui yo el que dio la orden de censar al pueblo? ¿Qué culpa tienen estas ovejas? ¡Soy yo el que ha pecado! ¡He actuado muy mal! ¡Descarga tu mano sobre mí y sobre mi familia, pero no sigas hiriendo a tu pueblo!»

David construye un altar

1Cr 21:18

David construye un altar

21:18-26—2S 24:18-25

Entonces el ángel del SEÑOR le dijo a Gad: «Dile a David que vaya y construya un altar para el SEÑOR en la parcela de Ornán el jebuseo.»

1Cr 21:19 David se puso en camino, conforme a la palabra que Gad le dio en nombre del SEÑOR.

1Cr 21:20 Ornán se encontraba trillando y, al mirar hacia atrás, vio al ángel. Los cuatro hijos que estaban con él corrieron a esconderse.

1Cr 21:21 Al ver Ornán que David se acercaba a su parcela, salió a recibirlo y se postró delante de él.

1Cr 21:22 David le dijo: —Véndeme una parte de esta parcela para construirle un altar al SEÑOR, a fin de que se detenga la plaga que está afligiendo al pueblo. Véndemela por su verdadero precio.

1Cr 21:23 Ornán le contestó a David: —Su Majestad, yo se la regalo, para que haga usted en ella lo que mejor le parezca. Yo mismo le daré los bueyes para los holocaustos, los trillos para la leña y el trigo para la ofrenda de cereal. Todo se lo regalo.

1Cr 21:24 Pero el rey David le respondió a Ornán: —Eso no puede ser. No tomaré lo que es tuyo para dárselo al SEÑOR, ni le ofreceré un holocausto que nada me cueste. Te lo compraré todo por su verdadero precio.

1Cr 21:25 Fue así como David le dio a Ornán seiscientas monedas[a] de oro por aquel lugar.

1Cr 21:26 Allí construyó un altar al SEÑOR y le ofreció holocaustos y sacrificios de comunión. Luego oró al SEÑOR, y en respuesta Dios envió fuego del cielo sobre el altar del holocausto.

1Cr 21:27 Entonces el SEÑOR le ordenó al ángel que envainara su espada.

1Cr 21:28 Al ver David que el SEÑOR le había respondido, le ofreció sacrificios.

1Cr 21:29 En aquel tiempo, tanto el santuario del SEÑOR que Moisés hizo en el desierto como el altar del holocausto se encontraban en el santuario de Gabaón.

1Cr 21:30 Pero David no fue a consultar al SEÑOR a ese lugar porque, por causa de la espada del ángel del SEÑOR, estaba aterrorizado.

Salmo 68

Dios esparcirá a sus enemigos

Sal 68:1

Al director musical. Salmo de David. Cántico.

Que se levante Dios, que sean dispersados sus enemigos, que huyan de su presencia los que le odian.

Sal 68:2 Que desaparezcan del todo, como humo que se disipa con el viento; que perezcan ante Dios los impíos, como cera que se derrite en el fuego.

Sal 68:3 Pero que los justos se alegren y se regocijen; que estén felices y alegres delante de Dios.

Sal 68:4 Canten a Dios, canten salmos a su nombre; aclamen a quien cabalga por las estepas, y regocíjense en su presencia. ¡Su nombre es el SEÑOR!

Sal 68:5 Padre de los huérfanos y defensor de las viudas es Dios en su morada santa.

Sal 68:6 Dios da un hogar a los desamparados y libertad a los cautivos; los rebeldes habitarán en el desierto.

Sal 68:7 Cuando saliste, oh Dios, al frente de tu pueblo, cuando a través de los páramos marchaste, Selah

Sal 68:8 la tierra se estremeció, los cielos se vaciaron, delante de Dios, el Dios de Sinaí, delante de Dios, el Dios de Israel.

Sal 68:9 Tú, oh Dios, diste abundantes lluvias; reanimaste a tu extenuada herencia.

Sal 68:10 Tu familia se estableció en la tierra que en tu bondad, oh Dios, preparaste para el pobre.

Sal 68:11 El Señor ha emitido la palabra, y millares de mensajeras la proclaman:

Sal 68:12 «Van huyendo los reyes y sus tropas; en las casas, las mujeres se reparten el botín:

Sal 68:13 alas de paloma cubiertas de plata, con plumas de oro resplandeciente. Tú te quedaste a dormir entre los rebaños.»

Sal 68:14 Cuando el Todopoderoso puso en fuga a los reyes de la tierra, parecían copos de nieve cayendo sobre la cumbre del Zalmón.

Sal 68:15 Montañas de Basán, montañas imponentes; montañas de Basán, montañas escarpadas:

Sal 68:16 ¿Por qué, montañas escarpadas, miran con envidia al monte donde a Dios le place residir, donde el SEÑOR habitará por siempre?

Sal 68:17 Los carros de guerra de Dios se cuentan por millares; del Sinaí vino en ellos el Señor para entrar en su santuario.

Sal 68:18 Cuando tú, Dios y SEÑOR, ascendiste a las alturas, te llevaste contigo a los cautivos; tomaste tributo de los hombres, aun de los rebeldes, para establecer tu morada.

Sal 68:19 Bendito sea el Señor, nuestro Dios y Salvador, que día tras día sobrelleva nuestras cargas. Selah

Sal 68:20 Nuestro Dios es un Dios que salva; el SEÑOR Soberano nos libra de la muerte.

Sal 68:21 Dios aplastará la cabeza de sus enemigos, la testa enmarañada de los que viven pecando.

Sal 68:22 El Señor nos dice: «De Basán los regresaré; de las profundidades del mar los haré volver,

Sal 68:23 para que se empapen los pies en la sangre de sus enemigos; para que, al lamerla, los perros tengan también su parte.»

Sal 68:24 En el santuario pueden verse las procesiones de mi Dios, las procesiones de mi Dios y rey.

Sal 68:25 Los cantores van al frente, seguidos de los músicos de cuerda, entre doncellas que tocan panderetas.

Sal 68:26 Bendigan a Dios en la gran congregación; alaben al SEÑOR, descendientes de Israel.

Sal 68:27 Los guía la joven tribu de Benjamín, seguida de los múltiples príncipes de Judá y de los príncipes de Zabulón y Neftalí.

Sal 68:28 Despliega tu poder, oh Dios; haz gala, oh Dios, de tu poder, que has manifestado en favor nuestro.

Sal 68:29 Por causa de tu templo en Jerusalén los reyes te ofrecerán presentes.

Sal 68:30 Reprende a esa bestia de los juncos, a esa manada de toros bravos entre naciones que parecen becerros. Haz que, humillada, te lleve barras de plata; dispersa a las naciones belicosas.

Sal 68:31 Egipto enviará embajadores, y Cus se someterá a Dios.

Sal 68:32 Cántenle a Dios, oh reinos de la tierra, cántenle salmos al Señor, Selah

Sal 68:33 al que cabalga por los cielos, los cielos antiguos, al que hace oír su voz, su voz de trueno.

Sal 68:34 Reconozcan el poder de Dios; su majestad está sobre Israel, su poder está en las alturas.

Sal 68:35 En tu santuario, oh Dios, eres imponente; ¡el Dios de Israel da poder y fuerza a su pueblo! ¡Bendito sea Dios!