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16 El Apocalipsis

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Lee la Biblia: Apocalipsis 12-22

Mira nuestro video de Lee la Biblia sobre el libro de Revelación, que desglosa el diseño literario del libro y su línea de pensamiento. En Revelación, las visiones de Juan revelan que Jesús ha derrotado el mal con su muerte y resurrección, y que regresará un día como el verdadero rey del mundo.

Apocalipsis 12

La mujer y el dragón

Apo 12:1

La mujer y el dragón

Apareció en el cielo una señal maravillosa: una mujer revestida del sol, con la luna debajo de sus pies y con una corona de doce estrellas en la cabeza.

Apo 12:2 Estaba encinta y gritaba por los dolores y angustias del parto.

Apo 12:3 Y apareció en el cielo otra señal: un enorme dragón de color rojo encendido que tenía siete cabezas y diez cuernos, y una diadema en cada cabeza.

Apo 12:4 Con la cola arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Cuando la mujer estaba a punto de dar a luz, el dragón se plantó delante de ella para devorar a su hijo tan pronto como naciera.

Apo 12:5 Ella dio a luz un hijo varón que gobernará a todas las naciones con puño de hierro.[a] Pero su hijo fue arrebatado y llevado hasta Dios, que está en su trono.

Apo 12:6 Y la mujer huyó al desierto, a un lugar que Dios le había preparado para que allí la sustentaran durante mil doscientos sesenta días.

Satanás arrojado a la tierra

Apo 12:7 Se desató entonces una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron al dragón; éste y sus ángeles, a su vez, les hicieron frente,

Apo 12:8 pero no pudieron vencer, y ya no hubo lugar para ellos en el cielo.

Apo 12:9 Así fue expulsado el gran dragón, aquella serpiente antigua que se llama Diablo y Satanás, y que engaña al mundo entero. Junto con sus ángeles, fue arrojado a la tierra.

Apo 12:10 Luego oí en el cielo un gran clamor: «Han llegado ya la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios; ha llegado ya la autoridad de su Cristo. Porque ha sido expulsado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche delante de nuestro Dios.

Apo 12:11 Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y por el mensaje del cual dieron testimonio; no valoraron tanto su vida como para evitar la muerte.

Apo 12:12 Por eso, ¡alégrense, cielos, y ustedes que los habitan! Pero ¡ay de la tierra y del mar! El diablo, lleno de furor, ha descendido a ustedes, porque sabe que le queda poco tiempo.»

Apo 12:13 Cuando el dragón se vio arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al varón.

Apo 12:14 Pero a la mujer se le dieron las dos alas de la gran águila, para que volara al desierto, al lugar donde sería sustentada durante un tiempo y tiempos y medio tiempo, lejos de la vista de la serpiente.

Apo 12:15 La serpiente, persiguiendo a la mujer, arrojó por sus fauces agua como un río, para que la corriente la arrastrara.

Apo 12:16 Pero la tierra ayudó a la mujer: abrió la boca y se tragó el río que el dragón había arrojado por sus fauces.

Apo 12:17 Entonces el dragón se enfureció contra la mujer, y se fue a hacer guerra contra el resto de sus descendientes, los cuales obedecen los mandamientos de Dios y se mantienen fieles al testimonio de Jesús.

Apocalipsis 13

La primera bestia

Apo 13:1 Y el dragón se plantó[a] a la orilla del mar.

La bestia que surge del mar

Entonces vi que del mar subía una bestia, la cual tenía diez cuernos y siete cabezas. En cada cuerno tenía una diadema, y en cada cabeza un nombre blasfemo contra Dios.

Apo 13:2 La bestia parecía un leopardo, pero tenía patas como de oso y fauces como de león. El dragón le confirió a la bestia su poder, su trono y gran autoridad.

Apo 13:3 Una de las cabezas de la bestia parecía haber sufrido una herida mortal, pero esa herida ya había sido sanada. El mundo entero, fascinado, iba tras la bestia

Apo 13:4 y adoraba al dragón porque había dado su autoridad a la bestia. También adoraban a la bestia y decían: «¿Quién como la bestia? ¿Quién puede combatirla?»

Apo 13:5 A la bestia se le permitió hablar con arrogancia y proferir blasfemias contra Dios, y se le confirió autoridad para actuar durante cuarenta y dos meses.

Apo 13:6 Abrió la boca para blasfemar contra Dios, para maldecir su nombre y su morada y a los que viven en el cielo.

Apo 13:7 También se le permitió hacer la guerra a los santos y vencerlos, y se le dio autoridad sobre toda raza, pueblo, lengua y nación.

Apo 13:8 A la bestia la adorarán todos los habitantes de la tierra, aquellos cuyos nombres no han sido escritos en el libro de la vida, el libro del Cordero que fue sacrificado desde la creación del mundo.[b]

Apo 13:9 El que tenga oídos, que oiga.

Apo 13:10 El que deba ser llevado cautivo, a la cautividad irá. El que deba morir[c] a espada, a filo de espada morirá. ¡En esto consisten[d] la perseverancia y la fidelidad de los santos!

La segunda bestia

Apo 13:11

La bestia que sube de la tierra

Después vi que de la tierra subía otra bestia. Tenía dos cuernos como de cordero, pero hablaba como dragón.

Apo 13:12 Ejercía toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hacía que la tierra y sus habitantes adoraran a la primera bestia, cuya herida mortal había sido sanada.

Apo 13:13 También hacía grandes señales milagrosas, incluso la de hacer caer fuego del cielo a la tierra, a la vista de todos.

Apo 13:14 Con estas señales que se le permitió hacer en presencia de la primera bestia, engañó a los habitantes de la tierra. Les ordenó que hicieran una imagen en honor de la bestia que, después de ser herida a espada, revivió.

Apo 13:15 Se le permitió infundir vida a la imagen de la primera bestia, para que hablara y mandara matar a quienes no adoraran la imagen.

Apo 13:16 Además logró que a todos, grandes y pequeños, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiera una marca en la mano derecha o en la frente,

Apo 13:17 de modo que nadie pudiera comprar ni vender, a menos que llevara la marca, que es el nombre de la bestia o el número de ese nombre.

Apo 13:18 En esto consiste[e] la sabiduría: el que tenga entendimiento, calcule el número de la bestia, pues es número de un ser humano: seiscientos sesenta y seis.

Salmo 44

Levántate para ayudarnos

Sal 44:1

Al director musical. Masquil de los hijos de Coré.

Oh Dios, nuestros oídos han oído y nuestros padres nos han contado las proezas que realizaste en sus días, en aquellos tiempos pasados:

Sal 44:2 Con tu mano echaste fuera a las naciones y en su lugar estableciste a nuestros padres; aplastaste a aquellos pueblos, y a nuestros padres los hiciste prosperar.[a]

Sal 44:3 Porque no fue su espada la que conquistó la tierra, ni fue su brazo el que les dio la victoria: fue tu brazo, tu mano derecha; fue la luz de tu rostro, porque tú los amabas.

Sal 44:4 Sólo tú eres mi rey y mi Dios. ¡Decreta las victorias de Jacob!

Sal 44:5 Por ti derrotamos a nuestros enemigos; en tu nombre aplastamos a nuestros agresores

Sal 44:6 Yo no confío en mi arco, ni puede mi espada darme la victoria;

Sal 44:7 tú nos das la victoria sobre nuestros enemigos, y dejas en vergüenza a nuestros adversarios

Sal 44:8 ¡Por siempre nos gloriaremos en Dios! ¡Por siempre alabaremos tu nombre! Selah

Sal 44:9 Pero ahora nos has rechazado y humillado; ya no sales con nuestros ejércitos

Sal 44:10 Nos hiciste retroceder ante el enemigo; nos han saqueado nuestros adversarios

Sal 44:11 Cual si fuéramos ovejas nos has entregado para que nos devoren, nos has dispersado entre las naciones

Sal 44:12 Has vendido a tu pueblo muy barato, y nada has ganado con su venta.

Sal 44:13 Nos has puesto en ridículo ante nuestros vecinos; somos la burla y el escarnio de los que nos rodean

Sal 44:14 Nos has hecho el hazmerreír de las naciones; todos los pueblos se burlan de nosotros

Sal 44:15 La ignominia no me deja un solo instante; se me cae la cara de vergüenza

Sal 44:16 por las burlas de los que me injurian y me ultrajan, por culpa del enemigo que está presto a la venganza.

Sal 44:17 Todo esto nos ha sucedido, a pesar de que nunca te olvidamos ni faltamos jamás a tu pacto

Sal 44:18 No te hemos sido infieles, ni nos hemos apartado de tu senda

Sal 44:19 Pero tú nos arrojaste a una cueva de chacales; ¡nos envolviste en la más densa oscuridad!

Sal 44:20 Si hubiéramos olvidado el nombre de nuestro Dios, o tendido nuestras manos a un dios extraño,

Sal 44:21 ¿acaso Dios no lo habría descubierto, ya que él conoce los más íntimos secretos?

Sal 44:22 Por tu causa, siempre nos llevan a la muerte; ¡nos tratan como a ovejas para el matadero!

Sal 44:23 ¡Despierta, Señor! ¿Por qué duermes? ¡Levántate! No nos rechaces para siempre

Sal 44:24 ¿Por qué escondes tu rostro y te olvidas de nuestro sufrimiento y opresión?

Sal 44:25 Estamos abatidos hasta el polvo; nuestro cuerpo se arrastra por el suelo

Sal 44:26 Levántate, ven a ayudarnos, y por tu gran amor, ¡rescátanos!