Día 118

Nueva Humanidad

En las páginas iniciales de la Biblia Dios designa a los humanos para gobernar el mundo en su nombre. Pero cuando se rebelan, la historia bíblica nos lleva a buscar una nueva humanidad que será la fiel compañera de Dios para siempre. Este es el conflicto argumental de la historia bíblica que conduce a Jesús, y lo exploramos en este video final de nuestra serie de seres espirituales.

08 Los Profetas Antes del Exilio

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Isaías 40-66 LLB

Mira nuestro video de Lee la Biblia sobre los capítulos 40-66 del libro de Isaías, que analiza el diseño literario del libro y su flujo de pensamiento. Isaías anuncia que el juicio de Dios purificará a Israel y preparará a su pueblo para la llegada del rey mesiánico y de la nueva Jerusalén.

Isaías 39

Los enviados de Babilonia

Isa 39:1

Mensajeros de Babilonia

39:1-8—2R 20:12-19

En aquel tiempo Merodac Baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, le envió cartas y un regalo a Ezequías, porque supo que había estado enfermo y que se había recuperado.

Isa 39:2 Ezequías se alegró al recibir esto, y les mostró a los mensajeros todos sus tesoros: la plata, el oro, las especias, el aceite fino, todo su arsenal y todo lo que había en ellos. No hubo nada en su palacio ni en todo su reino que Ezequías no les mostrara.

Isa 39:3 Entonces el profeta Isaías fue a ver al rey Ezequías y le preguntó: —¿Qué querían esos hombres? ¿De dónde vinieron? —De un país lejano —respondió Ezequías—. Vinieron a verme desde Babilonia.

Isa 39:4 —¿Y qué vieron en tu palacio? —preguntó el profeta. —Vieron todo lo que hay en él —contestó Ezequías—. No hay nada en mis tesoros que yo no les haya mostrado.

Isa 39:5 Entonces Isaías le dijo: —Oye la palabra del SEÑOR Todopoderoso:

Isa 39:6 “Sin duda vendrán días en que todo lo que hay en tu palacio, y todo lo que tus antepasados atesoraron hasta el día de hoy, será llevado a Babilonia. No quedará nada —dice el SEÑOR—.

Isa 39:7 Y algunos de tus hijos y de tus descendientes serán llevados para servir como eunucos en el palacio del rey de Babilonia.”

Isa 39:8 —El mensaje del SEÑOR que tú me has traído es bueno —respondió Ezequías. Y es que pensaba: «Al menos mientras yo viva, habrá paz y seguridad.»

Isaías 40

Consuelo para el pueblo de Dios

Isa 40:1

Consuelo para el pueblo de Dios

¡Consuelen, consuelen a mi pueblo! —dice su Dios—.

Isa 40:2 Hablen con cariño a Jerusalén, y anúncienle que ya ha cumplido su tiempo de servicio, que ya ha pagado por su iniquidad, que ya ha recibido de la mano del SEÑOR el doble por todos sus pecados.

Isa 40:3 Una voz proclama: «Preparen en el desierto un camino para el SEÑOR; enderecen en la estepa un sendero para nuestro Dios.

Isa 40:4 Que se levanten todos los valles, y se allanen todos los montes y colinas; que el terreno escabroso se nivele y se alisen las quebradas.

Isa 40:5 Entonces se revelará la gloria del SEÑOR, y la verá toda la humanidad. El SEÑOR mismo lo ha dicho.»

La Palabra de Dios permanece para siempre

Isa 40:6 Una voz dice: «Proclama.» «¿Y qué voy a proclamar?», respondo yo.[a] «Que todo mortal es como la hierba, y toda su gloria como la flor del campo.

Isa 40:7 La hierba se seca y la flor se marchita, porque el aliento del SEÑOR sopla sobre ellas. Sin duda, el pueblo es hierba.

Isa 40:8 La hierba se seca y la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre.»

La grandeza de Dios

Isa 40:9 Sión, portadora de buenas noticias, ¡súbete a una alta montaña! Jerusalén, portadora de buenas noticias, ¡alza con fuerza tu voz! Álzala, no temas; di a las ciudades de Judá: «¡Aquí está su Dios!»

Isa 40:10 Miren, el SEÑOR omnipotente llega con poder, y con su brazo gobierna. Su galardón lo acompaña; su recompensa lo precede.

Isa 40:11 Como un pastor que cuida su rebaño, recoge los corderos en sus brazos; los lleva junto a su pecho, y guía con cuidado a las recién paridas.

Isa 40:12 ¿Quién ha medido las aguas con la palma de su mano, y abarcado entre sus dedos la extensión de los cielos? ¿Quién metió en una medida el polvo de la tierra? ¿Quién pesó en una balanza las montañas y los cerros?

Isa 40:13 ¿Quién puede medir el alcance del espíritu del SEÑOR, o quién puede servirle de consejero?

Isa 40:14 ¿A quién consultó el SEÑOR para ilustrarse, y quién le enseñó el camino de la justicia? ¿Quién le impartió conocimiento o le hizo conocer la senda de la inteligencia?

Isa 40:15 A los ojos de Dios, las naciones son como una gota de agua en un balde, como una brizna de polvo en una balanza. El SEÑOR pesa las islas como si fueran polvo fino.

Isa 40:16 El Líbano no alcanza para el fuego de su altar, ni todos sus animales para los holocaustos.

Isa 40:17 Todas las naciones no son nada en su presencia; no tienen para él valor alguno.

Isa 40:18 ¿Con quién compararán a Dios? ¿Con qué imagen lo representarán?

Isa 40:19 Al ídolo un escultor lo funde; un joyero lo enchapa en oro y le labra cadenas de plata.

Isa 40:20 El que es muy pobre para ofrendar escoge madera que no se pudra, y busca un hábil artesano para erigir un ídolo que no se caiga.

Isa 40:21 ¿Acaso no lo sabían ustedes? ¿No se habían enterado? ¿No se les dijo desde el principio? ¿No lo entendieron desde la fundación del mundo?

Isa 40:22 Él reina sobre la bóveda de la tierra, cuyos habitantes son como langostas. Él extiende los cielos como un toldo, y los despliega como carpa para ser habitada.

Isa 40:23 Él anula a los poderosos, y a nada reduce a los gobernantes de este mundo.

Isa 40:24 Escasamente han sido plantados, apenas han sido sembrados, apenas echan raíces en la tierra, cuando él sopla sobre ellos y se marchitan; ¡y el huracán los arrasa como paja!

Isa 40:25 «¿Con quién, entonces, me compararán ustedes? ¿Quién es igual a mí?», dice el Santo.

Isa 40:26 Alcen los ojos y miren a los cielos: ¿Quién ha creado todo esto? El que ordena la multitud de estrellas una por una, y llama a cada una por su nombre. ¡Es tan grande su poder, y tan poderosa su fuerza, que no falta ninguna de ellas!

Isa 40:27 ¿Por qué murmuras, Jacob? ¿Por qué refunfuñas, Israel: «Mi camino está escondido del SEÑOR; mi Dios ignora mi derecho»?

Isa 40:28 ¿Acaso no lo sabes? ¿Acaso no te has enterado? El SEÑOR es el Dios eterno, creador de los confines de la tierra. No se cansa ni se fatiga, y su inteligencia es insondable.

Isa 40:29 Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil.

Isa 40:30 Aun los jóvenes se cansan, se fatigan, y los muchachos tropiezan y caen;

Isa 40:31 pero los que confían en el SEÑOR renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán.

Isaías 41

"No temas, porque yo estoy contigo"

Isa 41:1

El amparo de Israel

«¡Callen en mi presencia, costas lejanas! ¡Naciones, renueven sus fuerzas! Acérquense y hablen; reunámonos para juicio.

Isa 41:2 »¿Quién ha hecho venir desde el oriente a aquel que siempre sale victorioso? Pone a las naciones en sus manos; ante él los reyes se rinden. Con su espada los vuelve polvo, con su arco los dispersa como paja.

Isa 41:3 Con paso firme los persigue por una senda que nunca antes pisó.

Isa 41:4 ¿Quién realizó esto? ¿Quién lo hizo posible? ¿Quién llamó a las generaciones desde el principio? Yo, el SEÑOR, soy el primero, y seré el mismo hasta el fin.»

Isa 41:5 Lo han visto las costas lejanas, y temen; tiemblan los confines de la tierra. ¡Ya se acercan, ya vienen!

Isa 41:6 Cada uno ayuda a su compañero, y le infunde aliento a su hermano.

Isa 41:7 El artesano anima al joyero; y el que aplana con el martillo le dice al que golpea el yunque: «¡Es buena la soldadura!»; luego asegura el ídolo con clavos para que no se tambalee.

Isa 41:8 «Pero tú, Israel, mi siervo, tú Jacob, a quien he escogido, simiente de Abraham, mi amigo:

Isa 41:9 Te tomé de los confines de la tierra, te llamé de los rincones más remotos, y te dije: “Tú eres mi siervo.” Yo te escogí; no te rechacé.

Isa 41:10 Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa.

Isa 41:11 »Todos los que se enardecen contra ti sin duda serán avergonzados y humillados; los que se te oponen serán como nada, como si no existieran.

Isa 41:12 Aunque busques a tus enemigos, no los encontrarás. Los que te hacen la guerra serán como nada, como si no existieran.

Isa 41:13 Porque yo soy el SEÑOR, tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice: “No temas, yo te ayudaré.”

Isa 41:14 No temas, gusano Jacob, pequeño Israel —afirma el SEÑOR—, porque yo mismo te ayudaré; ¡el Santo de Israel es tu redentor!

Isa 41:15 »Te convertiré en una trilladora nueva y afilada, de doble filo. Trillarás las montañas y las harás polvo; convertirás en paja las colinas.

Isa 41:16 Las aventarás y se las llevará el viento; ¡un vendaval las dispersará! Pero tú te alegrarás en el SEÑOR, te gloriarás en el Santo de Israel.

Isa 41:17 »Los pobres y los necesitados buscan agua, pero no la encuentran; la sed les ha resecado la lengua. Pero yo, el SEÑOR, les responderé; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.

Isa 41:18 Haré brotar ríos en las áridas cumbres, y manantiales entre los valles. Transformaré el desierto en estanques de agua, y el sequedal en manantiales.

Isa 41:19 Plantaré en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivos; en áridas tierras plantaré cipreses, junto con pinos y abetos,

Isa 41:20 para que la gente vea y sepa, y considere y entienda, que la mano del SEÑOR ha hecho esto, que el Santo de Israel lo ha creado.

La vanidad de los ídolos

Isa 41:21 »Expongan su caso —dice el SEÑOR—; presenten sus pruebas —demanda el rey de Jacob—.

Isa 41:22 Acérquense[a] y anuncien lo que ha de suceder, y cómo fueron las cosas del pasado, para que las consideremos y conozcamos su desenlace. ¡Cuéntennos lo que está por venir!

Isa 41:23 Digan qué nos depara el futuro; así sabremos que ustedes son dioses. Hagan algo, bueno o malo, para verlo y llenarnos de terror.

Isa 41:24 ¡La verdad es que ustedes no son nada, y aun menos que nada son sus obras! ¡Abominable es quien los escoge!

Isa 41:25 »Del norte hice venir a uno, y acudió a mi llamado; desde el oriente invoca mi nombre. Como alfarero que amasa arcilla con los pies, aplasta gobernantes como si fueran barro.

Isa 41:26 ¿Quién lo anunció desde el principio, para que lo supiéramos? ¿Quién lo anunció de antemano, para que dijéramos: “Tenía razón” ? Nadie lo anunció ni lo proclamó; nadie les oyó proclamar mensaje alguno.

Isa 41:27 Yo fui el primero en decirle a Sión: “¡Mira, ya están aquí!” Yo fui quien envió a Jerusalén un mensajero de buenas noticias.

Isa 41:28 Miro entre ellos, y no hay nadie; no hay entre ellos quien aconseje, no hay quien me responda cuando les pregunto.

Isa 41:29 ¡Todos ellos son falsos! Sus obras no son nada; sus ídolos no son más que viento y confusión.

Salmo 118

Para siempre es su misericordia

Sal 118:1

Den gracias al SEÑOR, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.

Sal 118:2 Que proclame el pueblo de Israel: «Su gran amor perdura para siempre.»

Sal 118:3 Que proclamen los descendientes de Aarón: «Su gran amor perdura para siempre.»

Sal 118:4 Que proclamen los que temen al SEÑOR: «Su gran amor perdura para siempre.»

Sal 118:5 Desde mi angustia clamé al SEÑOR, y él respondió dándome libertad.

Sal 118:6 El SEÑOR está conmigo, y no tengo miedo; ¿qué me puede hacer un simple mortal?

Sal 118:7 El SEÑOR está conmigo, él es mi ayuda; ¡ya veré por los suelos a los que me odian!

Sal 118:8 Es mejor refugiarse en el SEÑOR que confiar en el hombre.

Sal 118:9 Es mejor refugiarse en el SEÑOR que fiarse de los poderosos.

Sal 118:10 Todas las naciones me rodearon, pero en el nombre del SEÑOR las aniquilé.

Sal 118:11 Me rodearon por completo, pero en el nombre del SEÑOR las aniquilé.

Sal 118:12 Me rodearon como avispas, pero se consumieron como zarzas en el fuego. ¡En el nombre del SEÑOR las aniquilé!

Sal 118:13 Me empujaron[a] con violencia para que cayera, pero el SEÑOR me ayudó.

Sal 118:14 El SEÑOR es mi fuerza y mi canto; ¡él es mi salvación!

Sal 118:15 Gritos de júbilo y victoria resuenan en las casas de los justos: «¡La diestra del SEÑOR realiza proezas!

Sal 118:16 ¡La diestra del SEÑOR es exaltada! ¡La diestra del SEÑOR realiza proezas!»

Sal 118:17 No he de morir; he de vivir para proclamar las maravillas del SEÑOR.

Sal 118:18 El SEÑOR me ha castigado con dureza, pero no me ha entregado a la muerte.

Sal 118:19 Ábranme las puertas de la justicia para que entre yo a dar gracias al SEÑOR.

Sal 118:20 Son las puertas del SEÑOR, por las que entran los justos.

Sal 118:21 ¡Te daré gracias porque me respondiste, porque eres mi salvación!

Sal 118:22 La piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular.

Sal 118:23 Esto ha sido obra del SEÑOR, y nos deja maravillados.

Sal 118:24 Éste es el día en que el SEÑOR actuó; regocijémonos y alegrémonos en él.

Sal 118:25 SEÑOR, ¡danos la salvación! SEÑOR, ¡concédenos la victoria!

Sal 118:26 Bendito el que viene en el nombre del SEÑOR. Desde la casa del SEÑOR los bendecimos.

Sal 118:27 El SEÑOR es Dios y nos ilumina. Únanse a la procesión portando ramas en la mano hasta los cuernos del altar.[b]

Sal 118:28 Tú eres mi Dios, por eso te doy gracias; tú eres mi Dios, por eso te exalto.

Sal 118:29 Den gracias al SEÑOR, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.