Día 219
Malaquías 3
Mal 3:1 El SEÑOR Todopoderoso responde: «Yo estoy por enviar a mi mensajero para que prepare el camino delante de mí. De pronto vendrá a su templo el Señor a quien ustedes buscan; vendrá el mensajero del pacto, en quien ustedes se complacen.»
Mal 3:2 Pero ¿quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién podrá mantenerse en pie cuando él aparezca? Porque será como fuego de fundidor o lejía de lavandero.
Mal 3:3 Se sentará como fundidor y purificador de plata; purificará a los levitas y los refinará como se refinan el oro y la plata. Entonces traerán al SEÑOR ofrendas conforme a la justicia,
Mal 3:4 y las ofrendas de Judá y Jerusalén serán aceptables al SEÑOR, como en tiempos antiguos, como en años pasados.
Mal 3:5 «De modo que me acercaré a ustedes para juicio. Estaré presto a testificar contra los hechiceros, los adúlteros y los perjuros, contra los que explotan a sus asalariados; contra los que oprimen a las viudas y a los huérfanos, y niegan el derecho del extranjero, sin mostrarme ningún temor —dice el SEÑOR Todopoderoso—.
Roban a Dios
Mal 3:6
Fidelidad en las ofrendas
»Yo, el SEÑOR, no cambio. Por eso ustedes, descendientes de Jacob, no han sido exterminados.
Mal 3:7 Desde la época de sus antepasados se han apartado de mis preceptos y no los han guardado. Vuélvanse a mí, y yo me volveré a ustedes —dice el SEÑOR Todopoderoso—. »Pero ustedes replican: “¿En qué sentido tenemos que volvernos?”
Mal 3:8 »¿Acaso roba el hombre a Dios? ¡Ustedes me están robando! »Y todavía preguntan: “¿En qué te robamos?” »En los diezmos y en las ofrendas.
Mal 3:9 Ustedes —la nación entera—están bajo gran maldición, pues es a mí a quien están robando.
Mal 3:10 »Traigan íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto —dice el SEÑOR Todopoderoso—, y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde.
Mal 3:11 Exterminaré a la langosta, para que no arruine sus cultivos y las vides en los campos no pierdan su fruto —dice el SEÑOR Todopoderoso—.
Mal 3:12 Entonces todas las naciones los llamarán a ustedes dichosos, porque ustedes tendrán una nación encantadora —dice el SEÑOR Todopoderoso—.
Mal 3:13
Insolencia de Judá
»Ustedes profieren insolencias contra mí —dice el SEÑOR—. »Y encima preguntan: “¿Qué insolencias hemos dicho contra ti?”
Mal 3:14 »Ustedes han dicho: “Servir a Dios no vale la pena. ¿Qué ganamos con cumplir sus mandatos y vestirnos de luto delante del SEÑOR Todopoderoso
Mal 3:15 si nos toca llamar dichosos a los soberbios, y los que hacen lo malo no sólo prosperan sino que incluso desafían a Dios y se salen con la suya?” »
El libro de memoria
Mal 3:16 Los que temían al SEÑOR hablaron entre sí, y él los escuchó y les prestó atención. Entonces se escribió en su presencia un libro de memorias de aquellos que temen al SEÑOR y honran su nombre.
Mal 3:17 «El día que yo actúe ellos serán mi propiedad exclusiva —dice el SEÑOR Todopoderoso—. Tendré compasión de ellos, como se compadece un hombre del hijo que le sirve.
Mal 3:18 Y ustedes volverán a distinguir entre los buenos y los malos, entre los que sirven a Dios y los que no le sirven.
Malaquías 4
El gran día del Señor
Mal 4:1
El día del SEÑOR
»Miren, ya viene el día, ardiente como un horno. Todos los soberbios y todos los malvados serán como paja, y aquel día les prenderá fuego hasta dejarlos sin raíz ni rama —dice el SEÑOR Todopoderoso—.
Mal 4:2 Pero para ustedes que temen mi nombre, se levantará el sol de justicia trayendo en sus rayos[a] salud. Y ustedes saldrán saltando como becerros recién alimentados.
Mal 4:3 El día que yo actúe ustedes pisotearán a los malvados, y bajo sus pies quedarán hechos polvo —dice el SEÑOR Todopoderoso—.
Mal 4:4 »Acuérdense de la ley de mi siervo Moisés. Recuerden los preceptos y las leyes que le di en Horeb para todo Israel.
Mal 4:5 »Estoy por enviarles al profeta Elías antes que llegue el día del SEÑOR, día grande y terrible.
Mal 4:6 Él hará que los padres se reconcilien con sus hijos y los hijos con sus padres, y así no vendré a herir la tierra con destrucción total.»
Salmo 64
Ocúltame de los malvados
Al director musical. Salmo de David.
Escucha, oh Dios, la voz de mi queja; protégeme del temor al enemigo.
Sal 64:2 Escóndeme de esa pandilla de impíos, de esa caterva de malhechores.
Sal 64:3 Afilan su lengua como espada y lanzan como flechas palabras ponzoñosas.
Sal 64:4 Emboscados, disparan contra el inocente; le tiran sin temor y sin aviso.
Sal 64:5 Unos a otros se animan en sus planes impíos, calculan cómo tender sus trampas; y hasta dicen: «¿Quién las verá?»
Sal 64:6 Maquinan injusticias, y dicen: «¡Hemos tramado un plan perfecto!» ¡Cuán incomprensibles son la mente y los pensamientos humanos!
Sal 64:7 Pero Dios les disparará sus flechas, y sin aviso caerán heridos.
Sal 64:8 Su propia lengua será su ruina, y quien los vea se burlará de ellos.
Sal 64:9 La humanidad entera sentirá temor: proclamará las proezas de Dios y meditará en sus obras.
Sal 64:10 Que se regocijen en el SEÑOR los justos; que busquen refugio en él; ¡que lo alaben todos los de recto corazón!