Día 173

10 Los Profetas del Exilio

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Jeremias 18

El alfarero y el barro

Jer 18:1

Parábola del alfarero

Ésta es la palabra del SEÑOR, que vino a Jeremías:

Jer 18:2 «Baja ahora mismo a la casa del alfarero, y allí te comunicaré mi mensaje.»

Jer 18:3 Entonces bajé a la casa del alfarero, y lo encontré trabajando en el torno.

Jer 18:4 Pero la vasija que estaba modelando se le deshizo en las manos; así que volvió a hacer otra vasija, hasta que le pareció que le había quedado bien.

Jer 18:5 En ese momento la palabra del SEÑOR vino a mí, y me dijo:

Jer 18:6 «Pueblo de Israel, ¿acaso no puedo hacer con ustedes lo mismo que hace este alfarero con el barro? —afirma el SEÑOR—. Ustedes, pueblo de Israel, son en mis manos como el barro en las manos del alfarero.

Jer 18:7 En un momento puedo hablar de arrancar, derribar y destruir a una nación o a un reino;

Jer 18:8 pero si la nación de la cual hablé se arrepiente de su maldad, también yo me arrepentiré del castigo que había pensado infligirles.

Jer 18:9 En otro momento puedo hablar de construir y plantar a una nación o a un reino.

Jer 18:10 Pero si esa nación hace lo malo ante mis ojos y no me obedece, me arrepentiré del bien que había pensado hacerles.

Jer 18:11 Y ahora habla con los habitantes de Judá y de Jerusalén, y adviérteles que así dice el SEÑOR: “Estoy preparando una calamidad contra ustedes, y elaborando un plan en su contra. ¡Vuélvanse ya de su mal camino; enmienden su conducta y sus acciones!”

Jer 18:12 Ellos objetarán: “Es inútil. Vamos a seguir nuestros propios planes”, y cada uno cometerá la maldad que le dicte su obstinado corazón.»

Jer 18:13 Por eso, así dice el SEÑOR: «Pregunten entre las naciones: ¿Quién ha oído algo semejante? La virginal Israel ha cometido algo terrible.

Jer 18:14 ¿Acaso la nieve del Líbano desaparece de las colinas escarpadas? ¿Se agotan las aguas frías que fluyen de las montañas?[a]

Jer 18:15 Sin embargo, mi pueblo me ha olvidado; quema incienso a ídolos inútiles. Ha tropezado en sus caminos, en los senderos antiguos, para andar por sendas y caminos escabrosos.

Jer 18:16 Así ha dejado desolado su país; lo ha hecho objeto de burla constante. Todo el que pase por él meneará atónito la cabeza.

Jer 18:17 Como un viento del este, los esparciré delante del enemigo. En el día de su calamidad les daré la espalda y no la cara.»

Jer 18:18 Ellos dijeron: «Vengan, tramemos un plan contra Jeremías. Porque no le faltará la ley al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni la palabra al profeta. Ataquémoslo de palabra, y no hagamos caso de nada de lo que diga.»

Jer 18:19 ¡SEÑOR, préstame atención! ¡Escucha a los que me acusan!

Jer 18:20 ¿Acaso el bien se paga con el mal? ¡Pues ellos me han cavado una fosa! Recuerda que me presenté ante ti para interceder por ellos, para apartar de ellos tu ira.

Jer 18:21 Por eso, entrega ahora sus hijos al hambre; abandónalos a merced de la espada. Que sus esposas se queden viudas y sin hijos; que sus maridos mueran asesinados, y que sus jóvenes caigan en combate a filo de espada.

Jer 18:22 ¡Que se oigan los gritos desde sus casas, cuando de repente mandes contra ellos una banda de asaltantes! Han cavado una fosa para atraparme, y han puesto trampas a mi paso.

Jer 18:23 Pero tú, SEÑOR, conoces todos sus planes para matarme. ¡No perdones su iniquidad, ni borres de tu presencia sus pecados! ¡Que caigan derribados ante ti! ¡Enfréntate a ellos en el momento de tu ira!

Jeremias 19

La vasija quebrada

Jer 19:1 Así dice el SEÑOR: «Ve a un alfarero, y cómprale un cántaro de barro. Pide luego que te acompañen algunos de los ancianos del pueblo y de los ancianos de los sacerdotes,

Jer 19:2 y ve al valle de Ben Hinón, que está a la entrada de la puerta de los Alfareros, y proclama allí las palabras que yo te comunicaré.

Jer 19:3 Diles: “Reyes de Judá y habitantes de Jerusalén, escuchen la palabra del SEÑOR. Así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: ‘Haré venir tal calamidad sobre este lugar, que a todo el que se entere le zumbarán los oídos.

Jer 19:4 Porque ellos me han abandonado. Han profanado este lugar, quemando en él incienso a otros dioses que no conocían ni ellos ni sus antepasados ni los reyes de Judá. Además, han llenado de sangre inocente este lugar.

Jer 19:5 Han construido santuarios paganos en honor de Baal, para quemar a sus hijos en el fuego como holocaustos a Baal, cosa que yo jamás les ordené ni mencioné, ni jamás me pasó por la mente.

Jer 19:6 Por eso vendrán días en que este lugar ya no se llamará Tofet, ni Valle de Ben Hinón, sino Valle de la Matanza —afirma el SEÑOR—.

Jer 19:7 En este lugar anularé los planes de Judá y de Jerusalén, y los haré caer a filo de espada delante de sus enemigos, es decir, a manos de los que atentan contra su vida, y dejaré sus cadáveres a las aves del cielo y a las bestias de la tierra, para que les sirvan de comida.

Jer 19:8 Convertiré a esta ciudad en un lugar desolado y en objeto de burla. Todo el que pase por ella quedará atónito y se burlará de todas sus heridas.

Jer 19:9 Ante el angustioso asedio que les impondrán los enemigos que atentan contra ustedes, haré que se coman la carne de sus propios hijos e hijas, y que se devoren entre sí.’”

Jer 19:10 »Rompe después el cántaro en mil pedazos, a la vista de los hombres que te acompañaron,

Jer 19:11 y adviérteles que así dice el SEÑOR Todopoderoso: “Voy a hacer pedazos esta nación y esta ciudad, como quien hace pedazos un cántaro de alfarero, que ya no se puede reparar; y a falta de otro lugar, enterrarán a sus muertos en Tofet.

Jer 19:12 Así haré con este lugar y con sus habitantes —afirma el SEÑOR—; esta ciudad quedará tal y como quedó Tofet.

Jer 19:13 Todas las casas de Jerusalén y todos los palacios de los reyes de Judá, es decir, todas esas casas en cuyas azoteas se quemó incienso a los astros de los cielos y donde se derramaron libaciones a otros dioses, quedarán tan impuras como quedó Tofet.” »

Jer 19:14 Cuando Jeremías regresó de Tofet, adonde el SEÑOR lo había enviado a profetizar, se paró en el atrio de la casa del Señor y dijo a todo el pueblo:

Jer 19:15 «Así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: “Como esta ciudad y todos sus pueblos vecinos se han obstinado en desobedecer mis palabras, voy a mandarles toda la calamidad que les había prometido.” »

Jeremias 20

Jeremías maltratado por Pasur

Jer 20:1

Jeremías y Pasur

Cuando el sacerdote Pasur hijo de Imer, que era el oficial principal de la casa del SEÑOR, oyó lo que Jeremías profetizaba,

Jer 20:2 mandó que golpearan al profeta Jeremías y que lo colocaran en el cepo ubicado en la puerta alta de Benjamín, junto a la casa del SEÑOR.

Jer 20:3 A la mañana siguiente, cuando Pasur liberó a Jeremías del cepo, Jeremías le dijo: «El SEÑOR ya no te llama Pasur, sino “Terror por todas partes” .

Jer 20:4 Porque así dice el SEÑOR: “Te voy a convertir en terror para ti mismo y para tus amigos, los cuales caerán bajo la espada de sus enemigos, y tú mismo lo verás. Entregaré a todo Judá en manos del rey de Babilonia, el cual los deportará a Babilonia o los matará a filo de espada.

Jer 20:5 Además, pondré en manos de sus enemigos toda la riqueza de esta ciudad, todos sus productos y objetos de valor, y todos los tesoros de los reyes de Judá, para que los saqueen y se los lleven a Babilonia.

Jer 20:6 Y tú, Pasur, irás al cautiverio de Babilonia junto con toda tu familia. Allí morirás, y allí serás enterrado, con todos tus amigos, a quienes les profetizabas mentiras.” »

Jer 20:7

Quejas de Jeremías

¡Me sedujiste, SEÑOR, y yo me dejé seducir! Fuiste más fuerte que yo, y me venciste. Todo el mundo se burla de mí; se ríen de mí todo el tiempo.

Jer 20:8 Cada vez que hablo, es para gritar: «¡Violencia! ¡Violencia!» Por eso la palabra del SEÑOR no deja de ser para mí un oprobio y una burla.

Jer 20:9 Si digo: «No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre», entonces su palabra en mi interior se vuelve un fuego ardiente que me cala hasta los huesos. He hecho todo lo posible por contenerla, pero ya no puedo más.

Jer 20:10 Escucho a muchos decir con sorna: «¡Hay terror por todas partes!» y hasta agregan: «¡Denúncienlo! ¡Vamos a denunciarlo!» Aun mis mejores amigos esperan que tropiece. También dicen: «Quizá lo podamos seducir. Entonces lo venceremos y nos vengaremos de él.»

Jer 20:11 Pero el SEÑOR está conmigo como un guerrero poderoso; por eso los que me persiguen caerán y no podrán prevalecer, fracasarán y quedarán avergonzados. Eterna será su deshonra; jamás será olvidada.

Jer 20:12 Tú, SEÑOR Todopoderoso, que examinas al justo, que sondeas el corazón y la mente, hazme ver tu venganza sobre ellos, pues a ti he encomendado mi causa.

Jer 20:13 ¡Canten al SEÑOR, alábenlo! Él salva a los pobres del poder de los malvados.

Jer 20:14 ¡Maldito el día en que nací! ¡Maldito el día en que mi madre me dio a luz!

Jer 20:15 ¡Maldito el hombre que alegró a mi padre cuando le dijo: «¡Te ha nacido un hijo varón!»!

Jer 20:16 ¡Que sea tal hombre como las ciudades que el SEÑOR destruyó sin compasión. Que oiga gritos en la mañana y alaridos de guerra al mediodía!

Jer 20:17 ¿Por qué Dios no me dejó morir en el seno de mi madre? Así ella habría sido mi tumba, y yo jamás habría salido de su vientre.

Jer 20:18 ¿Por qué tuve que salir del vientre sólo para ver problemas y aflicción, y para terminar mis días en vergüenza?

Jeremias 21

Jerusalén caerá ante Nabucodonosor

Jer 21:1

Dios rechaza la petición de Sedequías

Ésta es la palabra del SEÑOR, que vino a Jeremías cuando el rey Sedequías envió a Pasur hijo de Malquías, y al sacerdote Sofonías hijo de Maseías, a que le dijeran:

Jer 21:2 «Consulta ahora al SEÑOR por nosotros, porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos está atacando. Tal vez el SEÑOR haga uno de sus milagros, y lo obligue a retirarse.»

Jer 21:3 Jeremías les respondió: «Adviértanle a Sedequías

Jer 21:4 que así dice el SEÑOR, el Dios de Israel: “Yo haré retroceder tus tropas, las que pelean contra el rey de Babilonia y contra los caldeos, que desde fuera de los muros los tienen sitiados. Haré que tus tropas se replieguen dentro de la ciudad.

Jer 21:5 Yo mismo pelearé contra ustedes. Con gran despliegue de poder, y con ira, furor y gran indignación,

Jer 21:6 heriré a hombres y animales, y los habitantes de esta ciudad morirán por causa de una peste terrible.

Jer 21:7 Después de eso entregaré a Sedequías, rey de Judá, y a sus oficiales y a la gente que haya quedado con vida después de la peste, la espada y el hambre —afirma el SEÑOR—. Los entregaré en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y de los enemigos que buscan matarlos. Sin ninguna piedad, clemencia ni compasión, Nabucodonosor los herirá a filo de espada.”

Jer 21:8 »Y a este pueblo adviértele que así dice el SEÑOR: “Pongo delante de ustedes el camino de la vida y el camino de la muerte.

Jer 21:9 El que se quede en esta ciudad morirá por la espada y la peste, o de hambre. Pero el que salga y se rinda a los caldeos que los están sitiando, vivirá. Así salvará su vida.

Jer 21:10 Porque he decidido hacerle a esta ciudad el mal y no el bien —afirma el SEÑOR—. Será entregada en manos del rey de Babilonia, quien le prenderá fuego.”

Mensaje para la casa de David

Jer 21:11 »Di también a la casa real de Judá que escuchen la palabra del SEÑOR.

Jer 21:12 Adviértele a la dinastía de David que así dice el SEÑOR: »“Hagan justicia cada mañana, y libren al explotado del poder del opresor, no sea que mi ira se encienda como un fuego y arda sin que nadie pueda extinguirla, a causa de la maldad de sus acciones.

Jer 21:13 ¡Yo estoy contra ti, Jerusalén, reina del valle, roca de la llanura! —afirma el SEÑOR—. Ustedes dicen: ‘¿Quién podrá venir contra nosotros? ¿Quién podrá entrar en nuestros refugios?’

Jer 21:14 Yo los castigaré conforme al fruto de sus acciones —afirma el SEÑOR—; a su bosque le prenderé fuego, y ese fuego consumirá todos sus alrededores.” »

Jeremias 22

Jer 22:1

Juicio contra reyes malvados

Así dice el SEÑOR: «Ve a la casa del rey de Judá, y proclama allí este mensaje:

Jer 22:2 “Tú, rey de Judá, que estás sentado sobre el trono de David, y tus oficiales y tu pueblo, que entran por estas puertas, escuchen la palabra del SEÑOR.

Jer 22:3 Así dice el SEÑOR: ‘Practiquen el derecho y la justicia. Libren al oprimido del poder del opresor. No maltraten ni hagan violencia al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derramen sangre inocente en este lugar.

Jer 22:4 Si de veras cumplen con esta palabra, entonces por las puertas de este palacio entrarán reyes que ocuparán el trono de David; entrarán en carros y a caballo, acompañados por sus oficiales y su pueblo.

Jer 22:5 Pero si no obedecen estas palabras, juro por mí mismo que este palacio se convertirá en un montón de ruinas. Yo, el SEÑOR, lo afirmo.’” »

Jer 22:6 Porque así dice el SEÑOR acerca de la casa real de Judá: «Para mí, tú eres como Galaad y como la cima del Líbano, pero juro que te convertiré en un desierto, en ciudades deshabitadas.

Jer 22:7 Enviaré contra ti destructores, cada uno con sus armas, que talarán tus cedros más hermosos y los echarán en el fuego.

Jer 22:8 »Gente de muchas naciones pasará por esta ciudad, y se preguntará: “¿Por qué habrá tratado así el SEÑOR a esta gran ciudad?”

Jer 22:9 Y se le responderá: “Porque abandonaron el pacto del SEÑOR su Dios, adorando y sirviendo a otros dioses.” »

Jer 22:10 No lloren por el que está muerto, ni hagan lamentaciones por él. Lloren más bien por el exiliado, por el que nunca volverá ni verá más la tierra en que nació.

Mensaje a los hijos de Josías

Jer 22:11 Así dice el SEÑOR acerca de Salún hijo de Josías, rey de Judá, que ascendió al trono después de su padre Josías y que salió de este lugar: «Nunca más volverá,

Jer 22:12 sino que morirá en el lugar donde ha sido desterrado. No volverá a ver más este país.

Jer 22:13 »¡Ay del que edifica su casa y sus habitaciones superiores violentando la justicia y el derecho! ¡Ay del que obliga a su prójimo a trabajar de balde, y no le paga por su trabajo!

Jer 22:14 ¡Ay del que dice: “Me edificaré una casa señorial, con habitaciones amplias en el piso superior” ! Y le abre grandes ventanas, y la recubre de cedro y la pinta de rojo.

Jer 22:15 »¿Acaso eres rey sólo por acaparar mucho cedro? Tu padre no sólo comía y bebía, sino que practicaba el derecho y la justicia, y por eso le fue bien.

Jer 22:16 Defendía la causa del pobre y del necesitado, y por eso le fue bien. ¿Acaso no es esto conocerme? —afirma el SEÑOR—.

Jer 22:17 »Pero tus ojos y tu corazón sólo buscan ganancias deshonestas, sólo buscan derramar sangre inocente y practicar la opresión y la violencia.»

Jer 22:18 Por eso, así dice el SEÑOR acerca de Joacim hijo de Josías, rey de Judá: «Nadie lamentará su muerte ni gritará: “¡Ay, mi hermano! ¡Ay, mi hermana!” Nadie lamentará su muerte ni gritará: “¡Ay, señor! ¡Ay, Su Majestad!”

Jer 22:19 Será enterrado como un asno, y lo arrastrarán y lo arrojarán fuera de las puertas de Jerusalén.»

Jer 22:20 «¡Sube al Líbano y grita; levanta tu voz en Basán! ¡Grita desde Abarín, pues todos tus amantes han sido destruidos!

Jer 22:21 Yo te hablé cuando te iba bien, pero tú dijiste: “¡No escucharé!” Así te has comportado desde tu juventud: ¡nunca me has obedecido!

Jer 22:22 El viento arrastrará a todos tus pastores, y tus amantes irán al cautiverio. Por culpa de toda tu maldad quedarás avergonzada y humillada.

Jer 22:23 Tú, que habitas en el Líbano,[a] que has puesto tu nido entre los cedros, ¡cómo gemirás cuando te vengan los dolores, dolores como de parturienta!

Jer 22:24 »¡Tan cierto como que yo vivo —afirma el SEÑOR—, que aunque Jeconías[b] hijo de Joacim, rey de Judá, sea un anillo en mi mano derecha, aun de allí lo arrancaré!

Jer 22:25 Yo te entregaré en manos de los que buscan matarte, y en manos de los que tú más temes, es decir, en poder de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y de los babilonios.

Jer 22:26 A ti y a la madre que te dio a luz los arrojaré a un país que no los vio nacer, y allí morirán.

Jer 22:27 Jamás volverán al país al que tanto anhelan volver.»

Jer 22:28 ¿Es Jeconías una vasija despreciable y rota, un objeto que nadie desea? ¿Por qué son arrojados él y su descendencia, y echados a un país que no conocen?

Jer 22:29 ¡Tierra, tierra, tierra! ¡Escucha la palabra del SEÑOR!

Jer 22:30 Así dice el SEÑOR: «Anoten a este hombre como si fuera un hombre sin hijos; como alguien que fracasó en su vida. Porque ninguno de sus descendientes logrará ocupar el trono de David, ni reinar de nuevo en Judá.»

Salmo 18

"Jehová, roca mía y castillo mío"

Sal 18:1

Al director musical. De David, siervo del SEÑOR. David dedicó al SEÑOR la letra de esta canción cuando el SEÑOR lo libró de Saúl y de todos sus enemigos. Dijo así:

¡Cuánto te amo, SEÑOR, fuerza mía!

Sal 18:2 El SEÑOR es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, el peñasco en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva, [a] ¡mi más alto escondite!

Sal 18:3 Invoco al SEÑOR, que es digno de alabanza, y quedo a salvo de mis enemigos.

Sal 18:4 Los lazos de la muerte me envolvieron; los torrentes destructores me abrumaron

Sal 18:5 Me enredaron los lazos del sepulcro, y me encontré ante las trampas de la muerte

Sal 18:6 En mi angustia invoqué al SEÑOR; clamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; ¡mi clamor llegó a sus oídos!

Sal 18:7 La tierra tembló, se estremeció; se sacudieron los cimientos de los montes; ¡retemblaron a causa de su enojo!

Sal 18:8 Por la nariz echaba humo, por la boca, fuego consumidor; ¡lanzaba carbones encendidos!

Sal 18:9 Rasgando el cielo, descendió, pisando sobre oscuros nubarrones

Sal 18:10 Montando sobre un querubín, surcó los cielos y se remontó sobre las alas del viento

Sal 18:11 Hizo de las tinieblas su escondite, de los oscuros y cargados nubarrones un pabellón que lo rodeaba

Sal 18:12 De su radiante presencia brotaron nubes, granizos y carbones encendidos.

Sal 18:13 En el cielo, entre granizos y carbones encendidos, se oyó el trueno del SEÑOR, resonó la voz del Altísimo

Sal 18:14 Lanzó sus flechas, sus grandes centellas; dispersó a mis enemigos y los puso en fuga

Sal 18:15 A causa de tu reprensión, oh SEÑOR, y por el resoplido de tu enojo,[b] las cuencas del mar quedaron a la vista; ¡al descubierto quedaron los cimientos de la tierra!

Sal 18:16 Extendiendo su mano desde lo alto, tomó la mía y me sacó del mar profundo

Sal 18:17 Me libró de mi enemigo poderoso, de aquellos que me odiaban y eran más fuertes que yo

Sal 18:18 En el día de mi desgracia me salieron al encuentro, pero mi apoyo fue el SEÑOR

Sal 18:19 Me sacó a un amplio espacio; me libró porque se agradó de mí.

Sal 18:20 El SEÑOR me ha pagado conforme a mi justicia; me ha premiado conforme a la limpieza de mis manos,

Sal 18:21 pues he andado en los caminos del SEÑOR; no he cometido mal alguno ni me he apartado de mi Dios

Sal 18:22 Presentes tengo todas sus sentencias; no me he alejado de sus decretos

Sal 18:23 He sido íntegro con él y me he abstenido de pecar

Sal 18:24 El SEÑOR me ha recompensado conforme a mi justicia, conforme a la limpieza de mis manos.

Sal 18:25 Tú eres fiel con quien es fiel, e irreprochable con quien es irreprochable;

Sal 18:26 sincero eres con quien es sincero, pero sagaz con el que es tramposo

Sal 18:27 Tú das la victoria a los humildes, pero humillas a los altaneros

Sal 18:28 Tú, SEÑOR, mantienes mi lámpara encendida; tú, Dios mío, iluminas mis tinieblas

Sal 18:29 Con tu apoyo me lanzaré contra un ejército; contigo, Dios mío, podré asaltar murallas.

Sal 18:30 El camino de Dios es perfecto; la palabra del SEÑOR es intachable. Escudo es Dios a los que en él se refugian

Sal 18:31 ¿Quién es Dios, si no el SEÑOR? ¿Quién es la roca, si no nuestro Dios?

Sal 18:32 Es él quien me arma de valor y endereza mi camino;

Sal 18:33 da a mis pies la ligereza del venado, y me mantiene firme en las alturas;

Sal 18:34 adiestra mis manos para la batalla, y mis brazos para tensar arcos de bronce

Sal 18:35 Tú me cubres con el escudo de tu salvación, y con tu diestra me sostienes; tu bondad me ha hecho prosperar

Sal 18:36 Me has despejado el camino, así que mis tobillos no flaquean.

Sal 18:37 Perseguí a mis enemigos, les di alcance, y no retrocedí hasta verlos aniquilados

Sal 18:38 Los aplasté. Ya no pudieron levantarse. ¡Cayeron debajo de mis pies!

Sal 18:39 Tú me armaste de valor para el combate; bajo mi planta sometiste a los rebeldes

Sal 18:40 Hiciste retroceder a mis enemigos, y así exterminé a los que me odiaban

Sal 18:41 Pedían ayuda; no hubo quien los salvara. Al SEÑOR clamaron,[c] pero no les respondió

Sal 18:42 Los desmenucé. Parecían polvo disperso por el viento. ¡Los pisoteé[d] como al lodo de las calles!

Sal 18:43 Me has librado de una turba amotinada; me has puesto por encima de los paganos; me sirve gente que yo no conocía

Sal 18:44 Apenas me oyen, me obedecen; son extranjeros, y me rinden homenaje

Sal 18:45 ¡Esos extraños se descorazonan, y temblando salen de sus refugios!

Sal 18:46 ¡El SEÑOR vive! ¡Alabada sea mi roca! ¡Exaltado sea Dios mi Salvador!

Sal 18:47 Él es el Dios que me vindica, el que pone los pueblos a mis pies.

Sal 18:48 Tú me libras del furor de mis enemigos, me exaltas por encima de mis adversarios, me salvas de los hombres violentos

Sal 18:49 Por eso, SEÑOR, te alabo entre las naciones y canto salmos a tu nombre.

Sal 18:50 El SEÑOR da grandes victorias a su rey; a su ungido David y a sus descendientes les muestra por siempre su gran amor.